jueves, 27 de febrero de 2020

Investigadores españoles evitan que los tumores más agresivos generen resistencia a la quimioterapia

MADRID.- Uno de los problemas más frecuentes cuando se trata un cáncer es que los tratamientos, en cierto punto, dejen de ser efectivos. Para evitarlo, un equipo de científicos españoles ha diseñado una estrategia para impedir que los tumores más agresivos, como el cáncer de páncreas, generen resistencia a la quimioterapia.

La descripción de esta nueva estrategia probada en ratones se publica en Cancer Cell, en un artículo liderado por científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), con sede en Madrid, en colaboración con el Centro Weill Cornell Medicine y Pfizer, ambos en EEUU.
Una de las características propias del cáncer es la alteración del ciclo celular, es decir, la alteración de la actividad normal relacionada con el crecimiento, maduración y muerte de las células. Existen unas moléculas llamadas CDK4 y CDK6 que están implicadas en el crecimiento celular descontrolado que acaba generando una masa tumoral; la actividad de estas dos moléculas están alteradas en más del 80 % de los tumores, explica Marcos Malumbres, jefe del grupo de División Celular y Cáncer del CNIO e investigador principal de este proyecto. Lo están en cánceres como el de mama, pulmón, páncreas o leucemia, añade este investigador.
En el mercado existen fármacos que inhiben la acción de esas dos moléculas pero solo para cáncer de mama hormono-positivo metastásico; junto al tratamiento hormonal estos se han convertido en estrategia estándar desde hace tres años, según Malumbres.
Pero, ¿por qué estos inhibidores no funcionan en otro tipo de cánceres agresivos y metastásicos?
La mayor parte de los pacientes con metástasis acaban recibiendo quimioterapias que actúan solo sobre las células tumorales que se están dividiendo. El problema aparece porque el mecanismo de acción de estos inhibidores es precisamente impedir que las células tumorales se dividan lo que hace que la quimioterapia no actúe.
Por tanto, apunta Malumbres, "si inhibimos CDK4/6 y evitamos que las células se dividan, impedimos que las quimioterapias funcionen correctamente. Por este motivo, hasta ahora se había creído que no se podían combinar inhibidores de CDK4/6 con quimioterapia (en cáncer de mama funciona porque se combina con hormonoterapia).
Sin embargo, este trabajo plantea una nueva estrategia que hace posible la combinación de estos fármacos con quimioterapia.
Los investigadores del CNIO, entre ellos Beatriz Salvador, decidieron diseñar una nueva estrategia que consiste en utilizar estos dos tratamientos pero no al mismo tiempo, es decir, posponer la ingesta de los inhibidores para después de la quimioterapia.
¿Y cuánto después? Para Malumbres, el protocolo que parece más adecuado es el tratamiento con quimioterapia y la aplicación de los inhibidores al menos uno o dos días después de la quimioterapia.
Esto es lo que se ha concluido de los experimentos con ratones, pero ahora hay que probarlo en ensayos clínicos con humanos, recalca el científico del CNIO, quien apunta que como los inhibidores son pastillas orales con efectos secundarios menores, estas se podrían dar de manera casi continuada -dependiendo de la respuesta de cada paciente- hasta la nueva dosis de quimioterapia.
El trabajo se ha desarrollado tanto en modelos de ratón modificados genéticamente como en ratones con injertos de pacientes con adenocarcinoma de páncreas, uno de los tumores más agresivos y de peor pronóstico, y el protocolo descrito evitó en estos dos cosas: el crecimiento del tumor y la aparición de la metástasis.
La quimioterapia clásica sigue siendo el tratamiento más frecuente para los pacientes con cáncer metastásico, así que poder usar inhibidores de CDK4/6 para impedir que las células tumorales se recuperen puede abrir nuevas vías para mejorar la eficacia de estas terapias en diversos tipos de cáncer. 
"Es difícil predecir en cuáles de ellos funcionará mejor o peor hasta que se estudien en detalle, pero ahora mismo tenemos evidencias -en células de cultivo- para cáncer de mama, pulmón y páncreas", resume Malumbres, para quien estos hallazgos podrían impactar positivamente en miles de pacientes, aunque primero hay que hacer ensayos clínicos, para lo que ya están en conversaciones.

miércoles, 19 de febrero de 2020

El calentamiento y la mala alimentación, una "amenaza inmediata" para la salud infantil

LONDRES.- La infancia está desprotegida en todo el mundo frente a la "amenaza inmediata" que suponen para su salud el cambio climático y la mala alimentación, según un informe de la ONU publicado este miércoles en la revista médica británica The Lancet

Los avances realizados en los últimos 20 años en el ámbito de la salud de los más jóvenes se encuentran "hoy en día en punto muerto" e incluso "amenazados", afirman los autores del informe encargado por la OMS y UNICEF.
El grupo de 40 expertos independientes en salud infantil sostuvo que ningún país está protegiendo a estas generaciones de los nocivos impactos de las emisiones de dióxido de carbono, la destrucción de la naturaleza y de los alimentos procesados y altamente calóricos. 
El calentamiento global, provocado esencialmente por los países ricos, "amenaza el futuro de todos los niños", al suponer un nuevo riesgo para su salud: desde las olas de calor hasta la propagación de enfermedades tropicales.
El informe también denuncia la publicidad de los alimentos grasos, azucarados, del alcohol y del tabaco y su efecto pernicioso entre el público infantil.
"El mensaje principal es que ningún país está protegiendo la salud de los niños hoy en día ni su futuro", según Anthony Costello, director del Instituto de Salud Global del University College de Londres.
"Cuando analizamos el impacto de la contaminación del aire en los pulmones de los niños, nos damos cuenta de que tenemos poco tiempo para arreglar esta cuestión", dijo.
"Tenemos las soluciones, pero nos falta el liderazgo político y la voluntad de aplicarlas", dijo.
El informe incluye una clasificación de 180 países en función de los índices de mortalidad infantil, educación y alimentación. Países pobres como República Centroafricana y Chad se sitúan a la cola, mientras que Noruega y Holanda encabezan la lista.
Sin embargo, este escalafón prácticamente se invierte cuando se analiza el impacto de la contaminación del aire respecto a las emisiones de dióxido de carbono per capita.
"Los líderes mundiales están fallando a los niños y a la juventud: no protegen su salud, sus derechos ni su planeta", deploró el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Unos 250 millones de niños menores de cinco años en países con ingresos bajos y medios corren el riesgo de sufrir retrasos debido a la malnutrición y otros impactos de la pobreza, según los autores del informe.
Al mismo tiempo, el número de niños obesos en el mundo se multiplicó por 11 desde 1975 y alcanzó los 124 millones.
En algunos países, los niños ven hasta 30.000 anuncios en televisión cada año. Y pese a las regulaciones, un estudio mostró por ejemplo que los niños en Australia están expuestos a 51 millones de anuncios sobre bebidas alcohólicas. "La regulación de la industria fracasó", según Costello.
"Y la realidad podría ser peor: tenemos nuevos datos sobre la enorme expansión de la publicidad en las redes sociales y los algoritmos destinados a nuestros hijos".
Los autores instan a los gobiernos a reducir radicalmente las emisiones de dióxido de carbono en acorde a los objetivos del Acuerdo de París y a endurecer la regulación de la publicidad.

martes, 11 de febrero de 2020

Desarrollan un método para detectar el cáncer en sus primeras etapas

NUEVA YORK.- Un nuevo método para detectar el cáncer en sus primeras etapas utilizando un agente de contraste de resonancia magnética dirigido que se une a las proteínas ha sido identificado por un equipo de investigadores dirigido por la profesora de regentes de la Universidad Estatal de Georgia Jenny Yang, según publican en la revista 'Science Advances'.

Yang y sus colegas de Georgia State y Emory University describen un biomarcador recientemente identificado para la detección de metástasis hepáticas. Con las pruebas actuales como las biopsias, el cáncer en el hígado a menudo se detecta en etapas avanzadas, lo que puede limitar las opciones de tratamiento y disminuir las tasas de supervivencia general.
El descubrimiento podría tener impactos de amplio alcance, que incluyen un diagnóstico más efectivo y un tratamiento de precisión y un menor riesgo para los pacientes.
"Este es un cambio de juego. Tiene la posibilidad de muchas más aplicaciones, realmente para cualquier tipo de cáncer --augura Yang--. Ya lo estamos aplicando a 10 tipos diferentes de cáncer en el laboratorio".
Los investigadores, cuyo trabajo es financiado por el Instituto Nacional del Cáncer, desarrollaron un agente que puede dirigirse a ciertos receptores, en este caso, el receptor 4 de quimiocinas (CXCR4). El receptor se sobreexpresa en órganos de metástasis comunes, como el hígado, entre las personas que tienen cáncer.
Se espera que el agente de contraste de resonancia magnética basado en proteínas dirigido a CXCR4 supere las principales barreras en el diagnóstico temprano al mostrar incluso pequeños casos de células cancerosas en escáneres multicolores llamados IRM de precisión (pMRI), una nueva metodología de imagen.
Usando esta tecnología, los agentes de contraste llevan el elemento gadolinio para mejorar las imágenes. Durante su trabajo anterior analizando el calcio, Yang decidió probar cómo un metal, como el gadolinio, interactuaría con las proteínas. La proteína envuelve el elemento y lo lleva al sitio para obtener imágenes. El equipo de Yang descubrió que el diseño de proteínas es mucho más efectivo para atacar los signos de enfermedad.
"Actualmente, es difícil ver las primeras etapas de la enfermedad en el hígado, incluso en una biopsia invasiva --explica Yang--. Las pruebas de diagnóstico que usan este agente de contraste no solo pueden identificar la presencia de enfermedades sino también diferenciar las etapas de la enfermedad con alta sensibilidad y precisión. Esa es la belleza de este trabajo".
Los resultados son tan prometedores que la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) ahora está acelerando el agente de contraste de proteínas dirigido en el primer paso hacia los ensayos clínicos para evaluar su eficacia en humanos.
"Ya nos hemos reunido con la FDA, por lo que tenemos un plan --anuncia Yang--. Esperamos que dentro de 18 meses a dos años podamos realizar nuestros primeros ensayos clínicos en pacientes".
Yang, quien también es directora asociada del Centro de Diagnóstico y Terapéutica, posee 17 patentes estadounidenses y 18 extranjeras en ingeniería de proteínas. Recientemente se convirtió en la primera profesora de la universidad en recibir una beca de la Academia Nacional de Inventores. Su nueva empresa, InLighta Biosciences, ha sido un canal clave para permitirle competir por importantes fondos y traer nuevos descubrimientos al mercado.
Su investigación se basa en un estudio de 2019 publicado en la revista 'Nature Communications', en el que el equipo de Yang ya identificó la primera detección temprana de fibrosis hepática utilizando un agente de contraste de proteínas dirigido al colágeno.
Combinados, estos estudios representan el trabajo de más de una docena de científicos de universidades de los Estados Unidos, y sus descubrimientos podrían ayudar a transformar una industria de 300 millones de dólares que ha visto pocos avances en las últimas décadas.
"Hemos estado utilizando los mismos agentes de contraste durante 30 años con pocos avances --admite Yang--. Creo que esta es mi mayor contribución científica. Y espero que haya muchas más por venir".

lunes, 10 de febrero de 2020

Seguridad de las herramientas CRISPR para futuros tratamientos contra el cáncer

BARCELONA.- Esta semana pasada hemos descubierto datos esperanzadores para el futuro uso de las herramientas CRISPR de edición genética como potenciadoras de las estrategias inmunoterapéuticas para tratar a pacientes con cáncer. Sí, futuro uso, porque lo que hemos conocido tras el experimento abordado por el equipo de Carl June (Universidad de Pensilvania, Filadelfia, EEUU), publicado en la revista Science, no son los resultados de un tratamiento, sino los primeros datos de un ensayo clínico para evaluar su factibilidad y seguridad (toxicidad), que son dos temas bien diferentes, dice Lluis Montoliu https://montoliu.naukas.com.

Tras leer algunos de los muchos artículos que se han publicado sobre este experimento creo que es oportuno intentar explicar lo que han conseguido estos investigadores estadounidenses y qué repercusión real puede tener en futuros tratamientos contra el cáncer.
A tres personas adultas, mayores de 60 años, dos mujeres y un hombre, las tres pacientes de cáncer (uno con sarcoma y los otros dos con mieloma múltiple, un cáncer que afecta a las células de la sangre) les han reinyectado linfocitos T (un tipo de glóbulos blancos que tenemos en la sangre) previamente extraídos de cada uno de ellos, tras modificarlos y seleccionarlos en el laboratorio. Se trata pues de una terapia celular ex-vivo (realizada fuera del paciente, con células de la sangre extraídas de los pacientes). 
En el laboratorio los investigadores aislaron linfocitos T de la sangre de los pacientes, y, sobre ellos, aplicaron una estrategia de edición genética para inactivar, mediante las herramientas CRISPR-Cas9, tres genes importantes del sistema inmunológico: los genes de las cadenas alfa y beta del receptor de las células T y el gen del receptor PD-1. Cada uno de estos genes está en un cromosoma diferente (los seres humanos tenemos 23 pares de cromosomas). Por ejemplo, el gen que codifica la cadena alfa del receptor de células T está en el cromosomas 14, el que codifica la cadena beta en el 7 y el que porta la información genética del receptor PD-1 está en el cromosoma 2. La inactivación específica de genes es la aplicación más sencilla, y la más eficiente también, que permite la edición genética con CRISPR. Los investigadores usaron RNPs (ribonucleoproteínas), esto es, la proteína Cas9 recombinante combinada con guías de ARN complementarias a los tres genes mencionados, llamados técnicamente TRAC, TRBC y PDCD1, respectivamente.
¿Por qué querían inactivar estos tres genes? Brevemente, para que los linfocitos T resultantes fueran capaces de luchar más eficazmente contra las células cancerosas. Los linfocitos T usan unas proteínas que disponen en el exterior de la célula (se llaman receptores) para reconocer otras células y decidir si deben atacarlas o dejarlas en paz. Esta labor de reconocimiento la realiza habitualmente el receptor de células T, que tiene dos cadenas proteicas, alfa y beta, codificadas por los genes TRAC y TRBC. Hay muchos tipos de receptores de células T. Sin embargo los investigadores querían suprimir toda esta diversidad de receptores para dotar a esos linfocitos T de un receptor transgénico (diseñado en el laboratorio), capaz de detectar específicamente las células tumorales. Y, claro, para evitar que coexistieran en un mismo linfocito T sus propios receptores con el nuevo diseñado en el laboratorio (y para evitar también que se mezclaran sus cadenas alfa y beta) decidieron inactivar los dos genes endógenos TRAC y TRBC, mediante edición genética con CRISPR, produciendo así unos linfocitos T sin receptores T.
¿Por que inactivaron, además, el otro gen, PDCD1? El receptor PD-1 fue descubierto por Tasuku Honjo, quien, junto a James Allis recibió el premio Nobel de Medicina en 2018 por sentar las bases de la inmunoterapia del cáncer. El receptor PD-1 actúa como un regulador negativo del sistema inmunológico. Viene a ser un “freno” para la respuesta inmune. Honjo descubrió que inhibiendo al receptor PD-1 se podía conseguir una respuesta más eficaz de los linfocitos T en su lucha contra el cáncer. Al eliminar el “freno” se desataba una respuesta más importante. Por eso el equipo de Carl June decidió inactivar también el gen PDCD1 en los linfocitos T de estos pacientes. La inactivación del receptor PD-1 en linfocitos T para potenciar su respuesta frente a tumores fue una estrategia que ya plantearon y llevaron a cabo investigadores chinos en 2016.
Una vez inactivados los tres genes mediante CRISPR los linfocitos T fueron nuevamente modificados genéticamente, pero esta vez mediante el uso de unos vectores virales, unos lentivirus. Estos virus llevaban en su interior la información genética para producir un nuevo receptor de células T (recordemos que los linfocitos tenían inactivados los dos genes necesarios para generar un receptor de células T propio). Y no era un receptor cualquiera. Era un receptor diseñado para reconocer y eliminar las células cancerosas. En concreto, un receptor programado para reconocer un antígeno (una molécula que las células tumorales muestran en su exterior, expuesta) característico de sarcomas, melanomas y mielomas múltiples (los tres pacientes del ensayo tenían precisamente sarcoma y mieloma múltiple), tres tipos de cáncer muy agresivos, llamado NY-ESO-1. Un linfocito T equipado con un receptor de células T que detecta el antígeno tumoral NY-ESO-1 localizará y eliminará las células cancerosas marcadas con esta señal. Los lentivirus son un tipo de retrovirus que necesitan integrar su carga genética en el genoma de las células que infectan. Así pues, los lentivirus recombinantes portadores de los dos genes para las dos cadenas alfa y beta del receptor contra NY-ESO-1 se insertaron en el genoma de estos linfocitos T.
Estos linfocitos T así modificados (primero editados y luego transfectados con lentivirus) fueron analizados y reinfundidos a cada uno de los tres pacientes del estudio. Cada paciente recibió sus propios linfocitos T previamente extraídos, pero ahora ya modificados. Todo este proceso formaba parte de un ensayo clínico aprobado NCT03399448 que registró el equipo del Dr. Carl June, de UPENN en Filadelfia. Inicialmente reclutaron 6 pacientes de cáncer (que ya no respondían a tratamientos convencionales de quimioterapia), pero solo obtuvieron linfocitos T modificados con éxito en cuatro. De estos 4 uno no pudo continuar en el estudio al cambiar su estado clínico, que ya no era compatible con los criterios del estudio. Los tres restantes son los que recibieron sus linfocitos T editados y modificados genéticamente: dos pacientes con mieloma múltiple avanzado y uno con sarcoma.  Unos días antes de recibir la reinfusión de sus linfocitos T modificados los tres pacientes finalmente seleccionados recibieron sendas dosis de las drogas ciclofosfamida y fluradabina, para eliminar sus propios linfocitos T presentes en el cuerpo, antes de reinyectarles los linfocitos T modificados en el laboratorio.
Las eficiencias obtenidas de edición genética de los linfocitos T y de transducción con los lentivirus no fueron ni mucho menos del 100%. Es decir, no todos los linfocitos se modificaron tal y como planeaban los investigadores. Los datos que aportan en el artículo en Science indican que inactivaron el gen TRAC en un 45% de ellos, el gen TRBC en un 15% y el gen PDCD1 en un 20% de las células. Por otra parte los datos de expresión del receptor contra NY-ESO-1 indicaron que habían logrado modificar entre un 2 y un 7% de los linfocitos T con este receptor transgénico. A pesar de todo, a pesar de estos valores limitados hicieron unos experimentos cocultivando estos linfocitos T modificados con células cancerosas y observaron la eliminación efectiva de estas últimas. Dado que usaron RNPs con Cas9 sobre esos linfocitos podrían haber quedado restos de la nucleasa Cas9, que ahora sabemos que es inmunogénica en la mayoría de las personas, gracias a los experimentos que llevó a cabo el laboratorio de Matt Porteus (Stanford Uni., California, EEUU). Estos investigadores detectaron cantidades ínfimas de Cas9 en los linfocitos T finales ya modificados y, en cualquier caso, no detectaron respuesta inmunológica a Cas9 en los pacientes tratados (quizás también por el tratamiento inmunosupresor que habían recibido previa a la reinfusión de los linfocitos T modificados).
La reintroducción de los linfocitos T modificada fue tolerada sin serios efectos adversos por los tres pacientes. Los linfocitos T modificados pudieron ser detectados en la sangre de los pacientes  3 meses y hasta 9 meses después de la reinfusión, aunque en número variable y con valores lógicamente decrecientes. El análisis de los linfocitos T editados permitió detectar algunas pocas ediciones no deseadas en secuencias de ADN similares (mutaciones off-target) a alguno de los tres genes inactivados, aunque ninguna capaz de producir el crecimiento descontrolado de estos linfocitos T editados. Sí detectaron también traslocaciones cromosómicas. Al estar situados los tres genes inactivados en tres cromosomas distintos se podían producir uniones anómalas, inesperadas, de los fragmentos resultantes de los cromosomas. Efectivamente así las detectaron en los tres pacientes aunque el número de células T modificadas con traslocaciones cromosómicas también pareció decrecer con el tiempo, indicando que no tenían una ventaja selectiva frente a las células correctamente editadas.
Dos de los tres pacientes tratados manifestaron una situación estable de su enfermedad (sin mejora pero también sin emperoramiento). Uno de los pacientes mostró una regresión inicial de su tumor tras el tratamiento, pero el efecto no se mantuvo más allá de cuatro meses. Finalmente uno de los pacientes (con mieloma múltiple) murió y los otros dos empeoraron y empezaron a recibir tratamientos alternativos.
Podemos constatar que el beneficio para estos tres pacientes ha sido limitado. No se han curado de sus cánceres. Pero hay que recordar en estos momentos que este estudio no es todavía un tratamiento terapéutico para curar el cáncer. Se trata de un ensayo clínico de fase I, cuyos objetivos son validar si el procedimiento es factible y, sobre todo, si es seguro. En este sentido el estudio ha sido un éxito pues el procedimiento se ha podido completar en tres pacientes de los seis inicialmente reclutados y, en los tres pacientes tratados, las células T modificadas se han incorporado sin problemas en los pacientes (y han podido ser detectadas hasta 9 meses tras su reinfusión), sin generar rechazo ni respuestas inflamatorias, y sin generar una respuesta inmunológica debida a la nucleasa Cas9. Es un procedimiento terapéutico factible y seguro, no es tóxico. Y eso es lo relevante. Por eso es un éxito!
Adicionalmente, a pesar de que se detectaron mutaciones off-target y traslocaciones, estas no parecieron afectar a la viabilidad de la mayoría de los linfocitos T modificados. En al menos uno de los pacientes los investigadores interpretaron que los linfocitos T modificados habían pasado ya a formar parte de la memoria inmunológica del paciente. La inactivación del receptor PD-1 puede conllevar la aparición de autoinmunidad, que los linfocitos T ataquen a las propias células sanas del individuo. Sin embargo, los investigadores no detectaron señales de autoinmunidad en estos tres pacientes.
Se trata de unos primeros resultados, esperanzadores, pero todavía preliminares. No son definitivos ni sirven para autorizar tratamientos, todavía. Se necesitarán bastantes más pacientes para acabar de analizar la seguridad y factibilidad del tratamiento. Los investigadores iniciaron la solicitud de ensayo clínico en 2016, y los reactivos que les aprobaron para su uso no son los que tenemos hoy en día, en el año 2020, mucho más evolucionados. Esto es especialmente cierto con los reactivos CRISPR-Cas9, que han evolucionado muchísimo. Con los reactivos y estrategias actuales esperarían unos porcentajes de edición genética mucho mayores.
Por eso el título de este artículo es “Seguridad de las herramientas CRISPR para futuros tratamientos contra el cáncer“, que es nada más y nada menos que lo que han conseguido estos investigadores norteamericanos. Todavía no han curado el cáncer, todavía no podemos hablar de tratamientos para combatir tumores agresivos como los sarcomas o los mielomas múltiples, pero sí podemos decir que estamos hoy un poco más cerca de lograrlo.

Descubren material genético que impide que las células cancerosas formen metástasis

MADRID.- Investigadores españoles y de otros países han descubierto un tipo de material genético que impide que las células cancerosas de la piel actúen a distancia y formen metástasis, lo que abre nuevas oportunidades y vías de estudio en el desarrollo de nuevos biomarcadores en cáncer para frenar la metástasis del melanoma.

El estudio, desarrollado en colaboración con el Langone Medical Center de Nueva York, está publicado en la prestigiosa revista Cancer cell' con la participación de especialistas de la Universitat de Valencia, el instituto de investigación sanitaria Incliva y el Hospital Clínico de València, detalla la UV en un comunicado.
En concreto, la investigación gira en torno al ARN circular, un tipo de ácido ribonucleico recientemente descrito. Si bien la mayoría de los ARN son moléculas lineales, algunos se hacen circulares. A diferencia de la mayoría de ARN, el circular ('ARNcirc'), en lugar de producir proteínas, forma parte de sistemas reguladores complejos cuyas funciones aún no están claras.
Esta publicación incluye tanto estudios con cultivos celulares, con modelos animales de ratón, como con muestras tisulares demelanomas humanos. Es la primera en demostrar que la pérdida de un 'ARNcirc' llamado 'CDR1as' favorece la invasión tisular y las metástasis del melanoma. 
El análisis de los tejidos humanos concluye que hay una destacable relación entre bajos niveles de actividad de 'CDR1as' y una corta supervivencia del paciente. El melanoma es el cáncer de piel más agresivo y un modelo significativo para investigar las bases de la metástasis. 
La causa principal de muerte de estos pacientes es la aparición de metástasis o diseminación agresiva de las células cancerígenas, donde reside la relevancia de 'CDR1as'.
La importancia del estudio es doble, ya que no solo revela el papel funcional, pronóstico y predictivo de 'CDR1as' en los pacientes con melanoma, sino que también pone el foco de atención en que los ARN circulares son moléculas clave para los procesos metastásicos, con lo que proporciona nuevos conocimientos sobre el comportamiento agresivo del melanoma.
De hecho, es la primera investigación en mostrar evidencias de que un ARN circular puede actuar como una molécula supresora de metástasis. 
 "Descubrimos que este 'ARNcirc', llamado 'CDR1as', frena una proteína procancerosa ya conocida llamada 'IGF2BP3' y revela una nueva función de 'CDR1as' que puede tener implicaciones terapéuticas", destaca el primer autor del artículo, Douglas Hanniford.
Actualmente, los pacientes con cáncer siguen con una necesidad crítica de identificar quién tendrá mayor riesgo de desarrollar metástasis. Si la enfermedad está avanzada, tener biomarcadores capaces de predecir cuál será su respuesta a la terapia resultaría de gran ayuda para una selección del tratamiento más adecuada, eficaz y personalizada. 
Por tanto, la cantidad de 'CDR1as' representa un valioso biomarcador aplicable al melanoma y a otros tipos de tumores. 
Detrás del trabajo hay un equipo internacional liderado por Eva Hernando y Douglas Hanniford, del departamento de Patología y del Grupo Cooperativo Interdisciplinario del Melanoma del centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (NYU).
Como colaboradores, Beatriz Sánchez (UV) —realizó una estancia en el laboratorio de la Universidad de Nueva York de Eva Hernando con una beca de la Generalitat— y Carlos Monteagudo, jefe de sección de Anatomía Patológica del Hospital Clínico de Valencia y catedrático de la UV, ambos del grupo de investigación en cáncer cutáneo del Incliva.
Este proyecto cuenta con financiación del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación, los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (Feder) y la Conselleria de Educación de la Comunitat Valenciana, a través de sus ayudas para la promoción de la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación.

viernes, 7 de febrero de 2020

La terapia génica con Crispr contra el cáncer supera una nueva etapa

PARÍS.- Científicos estadounidenses han logrado modificar genéticamente el sistema inmunitario de tres pacientes con cáncer utilizando las tijeras genéticas Crispr sin crear efectos secundarios, una novedad para esta herramienta que está revolucionando la investigación biomédica.

Estos muy esperados resultados de un primer ensayo clínico fueron publicados este jueves en la revista Science. Apenas representan una etapa muy preliminar y no prueban que Crispr pueda curar el cáncer, pero demuestran que la tecnología, hasta que se demuestre lo contrario, no es tóxica. 
Investigadores de la Universidad de Pensilvania (Penn) utilizaron Crispr, un mecanismo molecular descubierto a principios de la década de 2010, para suprimir tres genes de ciertas células en el sistema inmunitario de sus pacientes, a fin de que estas células comiencen a reconocer los tumores, que de otra manera suelen crecer de incógnito en el cuerpo. 
Esta técnica pertenece a la gran categoría de tratamientos llamada inmunoterapia, que ha demostrado su eficacia en la última década: ayuda al sistema inmunitario a hacer el trabajo que se supone que debe hacer contra el cáncer. 
A menudo es complementaria a la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia, los otros pilares del arsenal anticancerígeno. 
La inmunoterapia, en particular la terapia CAR T, "ha demostrado ser significativa para los pacientes que ya no tienen opciones", dijo Edward Stadtmauer, médico de la Universidad de Pensilvania y responsable del ensayo. 
"Desafortunadamente, incluso con esta tecnología, algunos pacientes no ven mejoría", dice. 
Los investigadores de la Penn reclutaron a tres de estos pacientes. Tomaron sus células T, un tipo de glóbulo blanco, y luego usaron tijeras Crispr para eliminar genes que les impedían hacer su trabajo de reconocer tumores. 
Luego, las células inmunes genéticamente modificadas fueron reintroducidas en los pacientes. Nueve meses después, estas células todavía estaban allí y sin causar efectos secundarios graves, lo que "demuestra el principio", según Stadtmauer. 
En el caso de un paciente, la duración fue incluso de un año, detalló el médico. 
"La gran pregunta que este estudio no responde es si las células modificadas por Crispr son eficaces contra los cánceres avanzados", escriben dos investigadores, una de ellas la codescubridora de Crispr Jennifer Doudna, en un artículo separado publicado por Science.
"Todo lo que podemos decir es que podemos hacer la modificación genética y reinyectar las células de manera segura", insiste Stadtmauer. 
Los cánceres de los pacientes realmente han avanzado, dijo a la AFP. 
Pero estos resultados demuestran el interés de Crispr, ya utilizado experimentalmente para otras enfermedades, por ejemplo, para tratar a personas con enfermedades de la sangre. 
Pase lo que pase, las tijeras Crispr se confirman como "una técnica revolucionaria", dice Stadtmauer, que afirma que en 2020 se anunciarán muchos más estudios contra el cáncer.

jueves, 6 de febrero de 2020

Un mapa completo del genoma del cáncer para su diagnóstico precoz

LONDRES.- Un esfuerzo conjunto de más de mil investigadores internacionales ha permitido secuenciar el genoma de cerca de 2.700 tumores, lo que contribuirá a comprender el proceso de mutación de las células cancerígenas, facilitar un diagnóstico precoz y diseñar terapias adaptadas a cada paciente.

La revista Nature publica este miércoles una compilación de 22 artículos que dan cuenta del trabajo coordinado por el Consorcio Pan-Cáncer para el Análisis de Genomas Completos (PCAWG, en inglés). 
"Durante las últimas dos décadas, la comunidad científica se ha dado cuenta de que el cáncer es fundamentalmente una enfermedad del genoma, promovida por la acumulación gradual de mutaciones en las células", describió en una rueda de prensa telefónica Lincoln Stein, del Instituto para la Investigación del Cáncer de Ontario (Canadá).
Esas mutaciones alteran los mecanismos por los cuales las células gradúan su crecimiento e interactúan con su entorno. En un organismo humano se producen miles de millones de mutaciones, pero solo una pequeña cantidad derivan en cáncer. 
Identificar y catalogar esas variaciones ha sido un área en auge en la investigación del cáncer en los últimos años, y el estudio publicado en Nature promete facilitar nuevos avances en el campo.
Las anomalías genéticas son origen del desarrollo de subtipos de cáncer, con lo que la secuenciación de datos de una sola biopsia puede proporcionar una instantánea de los cambios que ocurren en una ubicación específica en un momento determinado. Ahora bien, la secuenciación del genoma completo de una gran cantidad de muestras tumorales ofrece una visión mucho más completa de los factores que contribuyen al desarrollo de la enfermedad.
El conjunto de trabajos publicados en Nature analiza 2.658 muestras cancerígenas, junto con tejidos sanos asociados a cada una de ellas, que cubren 38 tipos de tumores. Las observaciones hechas hasta ahora sugieren que los genomas cancerígenos analizados contienen una media de cuatro o cinco mutaciones relevantes.
En el 91 % de las muestras cancerígenas estudiadas, los científicos identificaron al menos un gen como responsable del cáncer, mientras que en el 5 % de los tumores no han logrado encontrar pistas de las mutaciones que han provocado la enfermedad. "Eso indica que es necesario más trabajo" en ese terreno, subraya la revista Nature.
Stein advierte de que la mayoría de los estudios genéticos sobre cáncer elaborados hasta ahora se han limitado al análisis del exoma, el fragmento del ADN que se encarga de la codificación de proteínas y que representa en torno al 1 % del genoma. 
"Construir un retrato detallado del genoma del cáncer utilizando solo los datos del exoma es como intentar resolver un puzzle de cien mil piezas cuando te faltan el 99 % de la piezas y no tienes la caja del puzzle con la imagen completa para guiarte", describe Stein.
Los datos divulgados ahora permitirán a los investigadores desarrollar técnicas tanto para mejorar los tratamientos como para detectar nuevas oportunidades de detección temprana del cáncer.
El consorcio que ha liderado la investigación destaca que los próximos pasos a seguir serán comparar los datos genéticos con historiales clínicos para valorar la relevancia de cada mutación a la hora de predecir evoluciones y respuestas a tratamientos.

domingo, 2 de febrero de 2020

Científicos italianos consiguen aislar la secuencia del coronavirus

ROMA.- Científicos del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Lazzaro Spallanzani, en Roma, han conseguido aislar la secuencia del nuevo coronavirus, según ha informado este domingo el ministro de Sanidad italiano, Roberto Speranza.

"Haber aislado el virus significa muchas oportunidades para estudiar, comprender y verificar mejor qué se puede hacer para detener la propagación", enfatizó Speranza tras anunciar este logro por televisión.
Desde su cuenta de Twitter, el ministro resaltó que es "un paso para toda la comunidad científica que permitirá acelerar la investigación sobre esta enfermedad".
También el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha calificado esta noticia como "muy importante para el desarrollo de tratamientos" y afirmó que se siente "orgulloso" del Servicio Nacional de Salud, "uno de los mejores del mundo".
Hace diez días se había aislado en China pero, según explican los investigadores italianos, los chinos no lo habían distribuido.
"Ahora, los datos estarán disponibles para la comunidad internacional", ha explicado el director científico del Instituto Spallanzani, Giuseppe Ippolito, en declaraciones recogidas por La Repubblica.
"Hay espacios abiertos para nuevas pruebas de diagnóstico y vacunas. Italia se convierte así en el socio de referencia para esta investigación", ha asegurado.

sábado, 1 de febrero de 2020

Un investigador español apunta que el coronavirus podría ser mutante y haber escapado del laboratorio de Wuhan


ALICANTE.- El investigador español y profesor titular del departamento de Fisiologia, Genética y Microbiologia de la Universidad de Alicante (UA), Francis Mojica, ha afirmado, este viernes, que el coronavirus surgido en la ciudad china de Wuhan podría ser un virus "mutado" que podría haberse escapado del laboratorio ubicado en esa ciudad y que trabaja con patógenos.

"No me extrañaría que simplemente fuera un virus mutante, los virus mutan muchísismo y cuando no se controlan exactamente los vectores no sabes de dónde te pueden atacar, y este puede ser un caso de estos", ha dicho. 
Así, ha reconocido que "mosquea mucho" que haya surgido en una ciudad que cuenta con un laboratorio que trabaja con patógenos y que ha recibido advertencias sobre su seguridad.
Mojica, ex candidato al Premio Nóbel, se ha pronunciado así, a preguntas de los medios sobre el coronavirus chino, durante la conmemoración del 40 aniversario de la Universidad de Alicante (UA) en el marco de la celebración de Santo Tomás de Aquino. Mojica recibió, además, la medalla de oro de la universidad en reconocimiento a su trayectoria.
El investigador ha recalcado que las "novedades asustan mucho", pero ha incidido que "infecciones por microorganismos en general, por bacterias y virus" se están sufriendo "constantemente". 
Por ello, ha pedido "sacar cuentas" de cuánta gente muere por gripe cada año y "a nadie le asusta, y debería probablemente".
Ha estimado como normal que exista "cierta preocupación" sobre el coronavirus porque se desconoce el camino que tomará. Aún así, ha subrayado que los métodos de diagnóstico y para "controlar" este tipo de epidemias "no tiene nada que ver con la de hace unos años".