miércoles, 20 de abril de 2011

Una molécula de azúcar no humana puede ayudar a predecir y tratar futuros cánceres

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, han descubierto una molécula de azúcar que, aunque no es producida por los seres humanos, sí que puede ser útil como biomarcador para predecir el riesgo de cáncer y, en algunos casos, frenar el crecimiento tumoral.

   Así se desprende de los resultados de una investigación cuyos resultados publicará próximamente la revista 'Cancer Research', en la que se pone de manifiesto el potencial diagnóstico y terapéutico de un tipo de ácido siálico.
   Según explican los autores del estudio, todas las células animales están rodeadas de una especie de moléculas complejas llamadas ácidos siálicos, que sirven de puntos de contacto vital para la interacción con otras células y el medio circundante.
   En el caso de los seres humanos, estos producen un tipo particular de ácido siálico llamado ácido N-acetilneuramínico (Neu5Ac), pero también puede incorporar otro tipo de moléculas no humanas llamadas ácido N-glicolilneuramínico (Neu5Gc), que se obtienen mediante la alimentación, sobre todo por el consumo de carne roja.
   Las estructuras moleculares de estos ácidos siálicos difieren en sólo un átomo de oxígeno, pero esta diferencia es suficiente para que el sistema inmune humano produzca una respuesta contra el anti-Neu5Gc.
   En investigaciones previas, el profesor de Medicina Molecular Ajit Varki y su equipo descubrieron cómo los anticuerpos de baja dosis anti-Neu5Gc podían provocar la inflamación crónica, una respuesta inmunológica asociada con el desarrollo del cáncer y el crecimiento.
   Sin embargo, en este nuevo trabajo han observado también que los pacientes con cáncer tienen niveles elevados de anticuerpos específicos para una cadena de azúcar que contiene Neu5Gc. Este antígeno extraño surge de la incorporación del marcador del cáncer Sialyl-Tn, el primer ejemplo de un biomarcador humano similar a los 'xeno-autoanticuerpos'.
   De este modo, esta molécula propicia una doble respuesta de los anticuerpos que, por un lado, estimulan el crecimiento tumoral a dosis bajas al tiempo que lo frenan cuando se encuentra en dosis más elevadas.
    "Como el trabajo de los anticuerpos terapéuticos en estos pacientes sigue sin estar claro, incluso en tratamientos ya autorizados, es probable que una combinación de la señalización de las células inmunes permita eliminar células cancerosas para que los anticuerpos maten directamente a las células mediante otras proteínas del organismo", han explicado los autores.
   No obstante, los autores reconocen que son necesarios más estudios a largo plazo para saber si los niveles de anticuerpos anti-Neu5Gc son un indicador fiable del riesgo de cáncer en el futuro, "así como si este riesgo se puede reducir, y pueden ser utilizados para la detección temprana de cáncer".

Diseña un programa pionero nacional para estimular el desarrollo psicomotor en prematuros

El Instituto de Neurorehabilitación InPaula, una empresa de base tecnológica de la Universidad de Almería (UAL), está desarrollando un programa, único en España, centrado en la estimulación del desarrollo psicomotor en niños prematuros con el objetivo de mejorar las capacidades cognitivas, motoras, comunicativas y afectivas de niños de cero a tres años. 

   El grupo de expertos de InPaula señala que tanto las técnicas de fecundación artificial como el retraso de la maternidad han provocado el incremento de partos múltiples y, con ello, el incremento de la prematuridad. "Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre un siete y un diez por ciento de los bebés que nacen son prematuros, antes de las 37 semanas de gestación y, en algunos casos, se diagnostican problemas evidentes desde el nacimiento como la parálisis cerebral", explica la directora de InPaula e investigadora del Departamento de Neurociencia y Ciencias de la Salud de la UAL, Pilar Flores Cubos.
   En una nota, Andalucía Innova añade que la dificultad surge en aquellos niños prematuros que, sin tener secuelas evidentes en el periodo perinatal (alrededor del nacimiento), pueden estar abocados al "fracaso escolar y a la exclusión social por las secuelas cognitivas y/o psicopatológicas que se manifiestan tardíamente".
   "Según una Tesis Doctoral realizada en la Unidad de Neonatología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, el 37 por ciento de niños que nacen con menos de 32 de semanas necesita apoyo escolar", añade, tras matizar que el porcentaje se reduce al 18 por ciento en niños nacidos antes de 36 semanas y al siete por ciento en los nacidos con 37 semanas.
   Flores explica que el desarrollo neurológico de los bebés y de los niños, en general, tiene su periodo de formación más importante en los primeros seis años de vida, "etapa de la que depende la totalidad de las aptitudes y actitudes del ser humano". Así, indica que existe evidencia científica que demuestra que la crianza en ambientes enriquecidos mejora la capacidad de los individuos para resolver problemas y enfrentarse a situaciones de estrés en la edad adulta.
   El Programa de Estimulación del Desarrollo Psicomotor elaborado por los profesionales de las distintas áreas terapéuticas del Instituto (Neuropsicología, Logopedia, Terapia Ocupacional y Fisioterapia) y dirigido a niños de cero a tres años se personaliza en función de la edad y de si el niño ha nacido a término (entre 38 y 42 semanas) o de forma prematura, incidiendo, en este caso, en aquellas áreas cognitivas que pueden estar afectadas por la prematuridad.
   "Estos programas proporcionan experiencias de tipo sensorial, cognitivo, motor, comunicativo y social a niños y niñas de temprana edad con el objetivo de conseguir un neurodesarrollo óptimo. Además, pretenden identificar y fomentar las capacidades del niño, respetando su propio ritmo de maduración y aprendizaje", señala la investigadora.
   Por ejemplo, una de las actividades propuestas para niños de entre tres y seis meses consiste en esconder parcialmente un objeto atractivo para el bebé y preguntarle dónde está. Más adelante, el objeto se ocultará totalmente para que el niño pueda encontrarlo. Esta acción se repetirá con juguetes que emitan ruido. En niños de entre nueve y doce meses, se les enseña un juguete invertido, por ejemplo, un oso de espaldas, para comprobar su reacción y, finalmente, se le da la vuelta al objeto.
   El proyecto, en fase de preparación, aún no está siendo aplicado a niños aunque, según su directora "unas diez familias ya han mostrado interés". Los resultados se obtendrán, a partir del año desde el inicio del estudio.