martes, 24 de junio de 2014

Un estudio asocia un intervalo corto entre embarazos con el parto prematuro

CHICAGO/NUEVA YORK.- Un estudio muestra que las mujeres que vuelven a quedar embarazadas menos de 18 meses después de tener un bebé son más propensas a que el segundo parto sea prematuro.

Los autores señalan que más de un tercio de los embarazos en Estados Unidos ocurren en ese intervalo.
El estudio "recuerda la importancia de espaciar los embarazos adecuadamente como una manera modificable de que las mujeres, en especial de alto riesgo, reduzcan las posibilidades de tener un bebé prematuro", dijo la autora Emily DeFranco, del Hospital de Niños de Cincinnati, en Ohio.
"Las mujeres con alto riesgo de parto prematuro son las que ya tuvieron un bebé prematuro, así que (para ellas es) especialmente importante optimizar el intervalo gestacional", agregó DeFranco.
Los resultados sugieren que un intervalo corto también está asociado con el riesgo de que el bebé nazca una o dos semanas antes de término, aunque no técnicamente prematuro. Estos partos tempranos, con 37 y 38 semanas de gestación (39-40 semanas es a término), pueden ser negativos para la salud materna.
El equipo de DeFranco analizó datos del período 2006-2011 de los registros de nacimientos de Ohio. Los autores pudieron determinar el intervalo gestacional de unos 450.000 bebés de mujeres que habían tenido hijos previamente.
Un 11 por ciento de los nacimientos habían ocurrido después de entre 12 y 18 meses de un parto previo y el 2 por ciento, antes de los 12 meses.
El 53 por ciento de las mujeres con el intervalo más breve daban a luz antes de las 39 semanas de gestación, comparado con el 38 por ciento de las mujeres con un intervalo de por lo menos 18 meses.
El 20 por ciento de las mujeres con los intervalos más cortos tuvieron bebés prematuros (antes de la semana 37 de gestación), comparado con el 10 por ciento de las madres que habían esperado entre 12 y 18 meses y el 8 por ciento de aquellas con un intervalo mayor entre embarazos.
Las madres afroamericanas eran más propensas a tener intervalos gestacionales cortos y partos prematuros, aun cuando los embarazos ocurrían con 18 meses o más de intervalo, según publica el equipo en BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynaecology.
DeFranco comentó que aún no hay certeza del motivo de estos resultados, pero lo atribuyó probablemente a deficiencias nutricionales, que están asociadas con múltiples complicaciones gestacionales.
Por eso, recordó la importancia del uso de un método anticonceptivo y la planificación del intervalo gestacional adecuado.
"Me encanta este estudio y pienso que demuestra que debemos prestarle atención al intervalo gestacional y tratar de ayudar a nuestras pacientes a definir cuáles son sus planes", dijo la doctora Mary Rosser, obstetra y ginecóloga del Centro Médico Montefiore, en Nueva York, quien no participó del estudio.

Superar el estigma de la enfermedad mental

MADRID.- Ansiedad, depresión, trastorno bipolar, fobia, adicción, son enfermedades tan comunes como diabetes, hipertensión, insuficiencia renal o asma y los fármacos que las tratan se encuentran como los de estas últimas entre los más vendidos. Sin embargo, la carga de prejuicios que rodea los trastornos de salud mental determina el apoyo social que reciben quienes las sufren e incluso impide que busquen tratamiento.

El estigma consiste en una imagen negativa que una persona genera sobre otra porque ésta posee una característica peculiar o personal que se piensa, o en realidad es, desventajosa (un estereotipo negativo). "Por desgracia, las actitudes y creencias negativas hacia la gente que tiene un trastorno de salud mental son comunes", continúan los especialistas norteamericanos.
El estigma puede conducir a discriminación y ésta puede ser directa, como un comentario negativo sobre la enfermedad mental o el tratamiento, o sin intención o sutil, como la evitación porque piensan que la persona podría ser inestable, violenta o peligrosa debido a su trastorno. Incluso el paciente puede juzgarse a sí mismo.
Entre los efectos perjudiciales del estigma, se encuentran la reticencia a buscar ayuda o tratamiento; la carencia de comprensión por parte de familia, amigos, colegas de trabajo u otras personas en sus círculos; menores oportunidades de trabajo, actividades sociales o escolares o problemas buscando alojamiento; acoso, violencia física o hostigamiento; asistencia sanitaria que no cubre de forma adecuada el tratamiento de la enfermedad mental y la creencia de que nunca se conseguirán ciertos retos o que la situación no mejorará.
Especialistas sugieren que las medidas para combatir el estigma podrían ser admitir la necesidad de tratamiento y conseguirlo; no avergonzarse ni crear dudas acerca de la capacidad personal; no aislarse; no denominarse a sí mismo despectivamente con el nombre de la enfermedad; acudir a grupos de apoyo; lograr ayuda en la escuela en el caso de tratarse de niños; hablar en contra del estigma y educar al público sobre la enfermedad mental.

Un reloj inteligente mide el azúcar en sangre sin necesidad de un pinchazo

VALENCIA.- Una de las opciones que muchas compañías e instituciones llegan persiguiendo tiempo es de crear aparatos que sirvan para medir las constantes vitales de pacientes crónicos de la manera menos intrusión posible, como pueden ser los diabéticos. 

ImasD Tecnología, una empresa de ingeniería valenciana, parece haber dado con la clave y ha patentado una tecnología que ahorre a estos enfermos el incómodo pero necesario pinchazo para controlar el nivel de azúcar en sangre. Además de la glucosa, el reloj también permitirá supervisar el oxígeno o el pulso.
"El primer dispositivo orientado a convertirse en un dispositivo médico", aclara Pedro Peláez, uno de los responsables de la compañía, que hoy presentó el proyecto en el foro The App Date que se celebra en Madrid. "En principio queríamos crear un sistema para monitorizar enfermos de Alzheimer o con cardiopatías pero acabamos yendo más allá", recuerda Peláez.
"Los sensores para el cardio ya estaban bastante probados y desarrollados pero vimos que en el caso de la glucosa había una oportunidad, ya que, a pesar de que se había intentado, no se logró todo", confiesa este ingeniero.
El sistema calienta la piel del usuario para abrir los poros de manera "casi imperceptible" y se deja caer dentro una microgota que posteriormente se recupera y proporciona los datos.
"Es una tecnología similar a la que se utiliza en los cabezales de las impresoras. De la misma manera que un cartucho puede disponer la tinta sobre el papel, también se puede hacer sobre la piel", explica. El reloj cuenta con un consumible que se tiene que cambiar cada siete días, a razón de cuatro o cinco mediciones al día.
La información se podrá consultar desde el 'smartphone' pero es completamente autónomo: "Si el usuario tiene 80 años y no sabe utilizar el móvil, no hay ningún problema".
También reconoce que, a pesar de todo el trabajo para patentarlo y desarrollarlo, ellos no tiene la capacidad para comercializarlo y conseguir la bendición de las autoridades sanitarias para que sea homologado con un dispositivo médico. "Es prácticamente imposible que nosotros hiciésemos ese negocio", admite. "Solamente las certificaciones cuestan muchísimo", aclara a la par que recuerda que todavía quedan "muchas pruebas de campo".
De momento ya han desarrollado un prototipo de gran tamaño y se han reunido con dos grandes farmacéuticas interesadas en el mismo. Ahora el próximo paso es reducir la escala hasta convertirlo en un dispositivo 'weareable'. "Lo bonito de todo esto es poder llevarlo en la muñeca y poder programarlo desde una web de manera sencilla", afirma.