viernes, 22 de agosto de 2014

Investigadores revelan cómo se desarrollan los "guardianes" celulares del intestino

NUEVA YORK.- Una nueva investigación de la Universidad de Rockefeller, en Nueva York, Estados Unidos, arroja luz sobre el desarrollo de una clase única de células inmunes conocidas como linfocitos intraepiteliales (LIE). Los resultados, publicados este jueves en 'Immunity', pueden ayudar a conseguir nuevos conocimientos sobre las enfermedades inflamatorias del intestino, como la enfermedad inflamatoria intestinal y la enfermedad celíaca, así como el cáncer.

   Incluso la comida elegida más cuidadosamente puede contener sorpresas, por lo que el cuerpo, para defenderse de los microbios infecciosos, virus y otros riesgos potenciales, posee un contingente específico de células inmunes que vigila dentro de la capa delgada de tejido que divide el contenido del intestino del propio cuerpo.
   "IEL pueden originarse directamente en un órgano conocido como el timo o ser inducidos por otros linfocitos, totalmente maduros. Nuestra investigación ha descubierto la vía necesaria para la generación de los llamados IEL naturales e inducidos", resume el autor del estudio, Daniel Mucida, profesor asistente y jefe del Laboratorio de Inmunología de la Mucosa en Rockefeller.
   "El descubrimiento de esta vía hace posible explorar exactamente cómo los IEL protegen el intestino, algo que nadie hasta ahora ha sido capaz de abordar de una manera concluyente", agrega. IEL vigila la capa de las células del epitelio intestinal, una fina frontera de unos 400 metros cuadrados que permite a los nutrientes entrar y a los desechos salir.
   Casi todos los IEL pertenecen a un grupo de linfocitos (un tipo de células blancas de la sangre) conocido como células T, producidas por el timo, un órgano por debajo del esternón. Los IEL se generan de dos maneras: "naturales", que no requieren activación adicional después de que el timo las produzca, e "inducidas", fabricadas cuando dos tipos de células T maduras, las células CD4 y CD8, adquieren nuevos rasgos y se mueven en el epitelio intestinal, convirtiéndose en IEL.
   Durante una respuesta inmune, las células CD4 envían señales a otras células inmunes, adquiriendo el nombre de células T ayudantes. En una investigación publicada el año pasado, Mucida y sus colegas descubrieron cómo las células CD4 pierden gran parte de su función auxiliar y adquieren características más comúnmente asociados con las células CD8 e IEL, que son menos propensas a promover la inflamación.
   La nueva investigación analizó más detalladamente esta vía y se centró  en dos proteínas, T-bet y Runx3, factores de transcripción que regulan la expresión de genes que se producen en altos niveles en IEL, y que se sabe que juegan un papel en el desarrollo y la función de las células T. "Utilizando ratones modificados genéticamente, junto con otras técnicas, se determinó la jerarquía entre estos dos factores de transcripción: T-bet induce la expresión de Runx3", describe uno de los primeros autores del trabajo, Bernardo Reis.
   "Al exponer las células T maduras de la sangre a condiciones como las del intestino, encontramos que el ambiente intestinal en sí puede desencadenar esta interacción y dar lugar a la inducción de LIE", añade. Aunque estos IEL y la vía que conduce a ellos son cruciales para la salud intestinal, a veces, su mal funcionamiento puede contribuir a la enfermedad.
   Por ejemplo, una respuesta desequilibrada de IEL al gluten puede conducir a la enfermedad celíaca y una disminución de la función de IEL también puede dejar al intestino más vulnerable a la infección. "Ahora que entendemos la vía IEL y los genes implicados, podemos diseñar estudios que exploren con más detalle la fisiología de IEL, su función protectora y su lado negativo", concluye Mucida.

Los niños con autismo tienen exceso de sinapsis en el cerebro

NUEVA YORK.- Los niños y adolescentes con autismo tienen un superávit de sinapsis en el cerebro, un exceso que se debe a la disminución de un proceso de "poda" existente en un cerebro normal durante el desarrollo, según un estudio realizado por neurocientíficos del Centro Médico de la Universidad de Columbia (CUMC, por sus siglas en inglés), en Nueva York, Estados Unidos.

   Debido a que las sinapsis son los puntos en los que las neuronas se conectan y se comunican entre sí, un exceso de sinapsis puede tener efectos profundos en el funcionamiento del cerebro, como señala el estudio, cuyos resultados se publican este jueves en la edición digital de la revista 'Neuron'.
   Un medicamento que restaura esta poda sináptica normal puede mejorar los comportamientos similares al autismo en ratones, tal y como descubrieron estos investigadores, incluso cuando se administra el fármaco después de que hayan aparecido esos comportamientos típicos de la enfermedad.
   "Éste es un hallazgo importante que podría conducir a una nueva estrategia terapéutica y muy necesaria para el autismo", afirma Jeffrey Lieberman, profesor y catedrático de Psiquiatría en CUMC y director del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, que no participó en el estudio.
   Aunque el fármaco rapamicina tiene efectos secundarios que pueden impedir su uso en personas con autismo, el hecho de que se puedan ver cambios en el comportamiento sugiere que el autismo todavía puede ser tratable después de que se diagnostique a un niño, si los científicos encuentran un medicamento mejor, considera el investigador principal del estudio, David Sulzer, profesor de Neurobiología en los Departamentos de Psiquiatría, Neurología y Farmacología de CUMC.
   Durante el desarrollo normal del cerebro, se produce en la infancia una explosión de la formación de sinapsis, en particular en la corteza cerebral, una región implicada en comportamientos autistas; pero el proceso de "poda" elimina aproximadamente la mitad de estas sinapsis corticales durante la adolescencia tardía. Las sinapsis son conocidas por estar afectadas por muchos genes relacionados con el autismo y algunos investigadores han planteado la hipótesis de que las personas con autismo pueden tener más sinapsis.
   Para probar esta idea, el coautor Guomei Tang, profesor asistente de Neurología en CUMC, examinó los cerebros de niños con autismo que habían muerto por otras causas. Trece cerebros pertenecían a menores de entre 2 y 9 años y 13 cerebros procedían de niños de 13 a 20 años, que se compararon con 22 cerebros de niños sin autismo.
   El doctor Tang midió la densidad de sinapsis en una pequeña sección de tejido en cada cerebro contando el número de pequeñas espinas que se ramifican a partir de estas neuronas corticales; cada una conectándose con otra neurona a través de una sinapsis. Vio que, a finales de la infancia, la densidad de espinas se redujo a la mitad en los cerebros de control, pero sólo al 16 por ciento en los cerebros de pacientes con autismo.
   "Es la primera vez que alguien ha buscado y visto una falta de poda durante el desarrollo de los niños con autismo", afirma el doctor Sulzer, "a pesar de que se ha detectado un menor número de sinapsis en algunas áreas de cerebros de pacientes de edad avanzada y en ratones con comportamientos similares al autismo".
   Además, se hallaron indicios de lo que causó el defecto de poda en los cerebros de los pacientes: las células del cerebro de los niños autistas se llenaron de partes viejas y dañadas y eran muy deficientes en una vía de degradación conocida como "autofagia". Las células utilizan la autofagia para degradar sus propios componentes.
   Utilizando modelos de ratón con autismo, los científicos encontraron el defecto de poda en una proteína llamada mTOR, de forma que cuando ésta está hiperactiva, las células del cerebro pierden gran parte de su capacidad de autofagia. Sin esta capacidad, los cerebros de los ratones contenían exceso de sinapsis. "Aunque la gente suele pensar que el aprendizaje exige la formación de nuevas sinapsis --subraya Sulzer--, la eliminación inapropiada de sinapsis puede ser igual de importante".
   Los investigadores pudieron restaurar la autofagia normal y la poda sináptica revirtiendo comportamientos similares al autismo en los ratones mediante la administración de rapamicina, un fármaco que inhibe la proteína mTOR. El medicamento fue eficaz incluso cuando se administra a los roedores después de que desarrollen comportamientos autistas, lo que sugiere que este enfoque puede usarse para tratar a los pacientes incluso después de que el trastorno se haya diagnosticado.
   Debido a que también se encontraron grandes cantidades de mTOR hiperactiva en casi todos los cerebros de los pacientes con autismo, pueden producirse los mismos procesos en niños con autismo. "Lo que es notable acerca de los hallazgos --apunta Sulzer-- es que cientos de genes se han relacionado con el autismo, pero casi todos nuestros sujetos humanos tenían mTOR hiperactiva y disminución de la autofagia, y todos parecen poseer una falta de poda sináptica normal".
   A su juicio, los resultados señalan que muchos, quizá la mayoría, de los genes pueden converger en esta vía mTOR/autofagia. "mTOR hiperactiva y la reducción de la autofagia, puede ser una característica común de autismo", resume este experto.
   Alan Packer, científico senior en la Fundación Simons, que financió la investigación, considera el estudio un importante paso adelante en la comprensión de lo que sucede en los cerebros de las personas con autismo.
   "La visión actual es que el autismo es heterogéneo, con potencialmente cientos de genes que pueden contribuir a desarrollarlo. Eso es un espectro muy amplio, por lo que el objetivo ahora es comprender cómo estos cientos de genes se agrupan en un número menor de vías, lo que nos dará mejores pistas sobre posibles tratamientos", sentencia Packer.
   "La vía mTOR parece una de estas vías. Es posible que la detección de mTOR y de la actividad de autofagia proporcione un medio para diagnosticar algunas características del autismo y la normalización de estas vías podría ayudar a tratar la disfunción sináptica y la enfermedad", concluye este investigador.

Viajar con medicamentos y dispositivos médicos puede ser abrumador

MELBOURNE/BOSTON.- Para los viajeros internacionales que necesitan trasladarse con dispositivos médicos y medicamentos no es fácil encontrar los requisitos que exigen los países de destino y las embajadas, en general, no ayudan demasiado.


"Todos saben que el problema existe, pero nadie lo expuso como nosotros", dijo Moses Mutie, actor principal de un estudio sobre el tema de la Facultad de Salud de la Universidad de Camberra, Australia.
"La mayoría de las embajadas se concentran en el comercio y el turismo. Las cuestiones de salud nunca son una prioridad", agregó.
El equipo australiano analizó la situación de un viajero que se trasladaba a uno de los 25 países más populares entre los turistas en continentes como Africa, América, Europa, el sudeste de Asia y el Pacífico Occidental.
Se hizo una revisión de los sitios online de las embajadas y de los consulados para determinar las cantidades y los tipos de medicamentos que se podían ingresar en el destino para uso personal, la documentación necesaria, la información aduanera y los detalles de cómo viajar con dispositivos médicos.
Además, enviaron un e-mail a cada embajada con las mismas preguntas.
A las dos semanas, habían respondido 11 embajadas. Dos les habían reenviado las preguntas al Comité de Farmacia del país de origen, pero no ampliaron la contestación, según una publicación del estudio en Travel Medicine and Infectious Disease.
Las recomendaciones de los ocho países que respondieron variaban ampliamente y tendían a ser mucho más estrictas que las guías del Comité Internacional de Control de Narcóticos (INCB, por su nombre en inglés).
Los viajeros deberían llevar una copia de la receta médica, sin más certificaciones ni requisitos para menos de 20 dosis de alguna medicación o menos de 30 días de tratamiento con narcóticos o psicotrópicos, como Ambien o Haldol.
Pero muchas embajadas dijeron que todos los fármacos deben ir acompañados de una certificación especial de propiedad y uso personal, más allá de una receta válida. En algunos países, el viajero tiene que consultar a un médico local para validar la necesidad continua de un medicamento.
Algunos países aclaran que ante la duda, las autoridades podrán negar el ingreso a un viajero o confiscarle los fármacos.
Los fármacos de la Clasificación I de la Ley de Sustancias Controladas de Estados Unidos (alucinógenos o estimulantes sin uso médico, como el THC o la cocaína) nunca se pueden trasladar entre fronteras nacionales.
Ni los sitios online de las embajadas o los consulados ni las respuestas por e-mail mencionaron los dispositivos médicos.
La salud de los viajeros y los viajes con medicamentos son "una gran confusión" y son "tremendamente insatisfactorios", dijo el doctor Irmgard Bauer, de la División de Salud y Medicina Tropical de la Universidad James Cook, Townsville, Australia, y quien no participó del estudio.
Los pacientes deberían concurrir a sus médicos y a una clínica de medicina del viajero porque, según dijo, ambos tienen la obligación de encontrar los requisitos.
"Los viajeros con traslados más prolongados podrían obtener la derivación a un colega del país de destino para continuar con el tratamiento y obtener las recetas necesarias. En algunos casos, eso significa que el viaje no es posible", argumentó Bauer.
La situación es más difícil para los que tienen que viajar a último momento, opinó Mutie. Pero lo ideal es contar con tiempo suficiente para buscar la información online.
La doctora Natasha Hochberg, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Salud Pública de Boston University, sugirió "que los viajeros internacionales con enfermedades crónicas concurran a una clínica especializada cuatro o seis semanas antes de viajar para resolver cuestiones asociadas con el transporte de medicamentos y, también, las vacunas y los medicamentos de profilaxis, además de conocer consejos para cuidar la salud".
Hochberg, que no participó del estudio, dijo: "Quienes viajen con medicamentos deberían hacerlo en su equipaje de mano, en el envase original, con las dosis suficientes para el viaje y algunos días extras en caso de algún cambio de itinerario, y con la documentación adecuada (la receta original y una carta con membrete y firmada por un médico responsable de una clínica de medicina del viajero si es posible)".
En el caso de los dispositivos médicos, Mutie sugirió planificar el traslado y consultar a la aerolínea. Comentó que las aerolíneas publican guías claras en esta área.