sábado, 23 de junio de 2012

El 80% de los pacientes que van a las clínicas de estética tienen importantes alteraciones en cuello y escote por el sol

La Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) ha alertado de que ocho de cada diez pacientes que acuden a una clínica de medicina estética tienen importantes alteraciones en la piel del cuello y el escote como consecuencia de la sobreexposición al sol. Por ello, la asociación ha iniciado una campaña para informar a la sociedad sobre los peligros que tienen los rayos del sol en estas partes del cuerpo.

   "Estamos viendo que cada vez vienen a nuestras clínicas personas con un rostro bien cuidado y una piel brillante, mientras que en cuello y escote manifiestan síntomas de envejecimiento. La fotoprotección está muy concienciada en la cara y brazos, sin embargo es necesario extenderla al cuello y escote para poder disminuir los procesos de envejecimiento de la piel en estas zonas y prevenir males mayores", ha comentado el miembro de la junta de la SEME Alberto Morano.  
   Además, la Sociedad ha comenzado a diseñar un estudio para conseguir un filtro solar específico para la protección de cuello y escote dada la importancia que está adquiriendo y la diferencia de la calidad de la piel de esta parte del cuerpo con respecto a la de la cara. En este estudio, en fase de diseño, se involucrarán 100 clínicas de Medicina Estética de toda la geografía española y la industria farmacéutica.
   Para evitar estas alteraciones, la Sociedad ha aconsejado iniciar la preparación de la piel del cuello y del escote durante el invierno, aplicando cremas nutritivas y realizando 'peelings' revitalizantes que engrosan la epidermis y la nutren. Además, recomiendan aumentar la producción de antioxidantes que combatan los radicales libres que deterioran y envejecen la piel, realizar una alimentación sana, abundante en vitaminas B, C y E, a base de frutas, verduras, pescados y legumbres, que ayudan a un bronceado natural.
   Comenzar a tomar el sol progresivamente, empezando a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, utilizar las cremas de protección solar, usar sombreros amplios, gorros, pamelas, beber abundantes líquidos  y extremar las medidas de precaución con algunos medicamentos como antibióticos y anticonceptivos, ayudan también a evitar estos problemas en la piel.
   Otras de las recomendaciones que realiza la SEME para cuidar el cuello y el escote es nutrir y calmar la piel tras la exposición solar, mediante cremas regeneradoras, nutritivas y compresas de factores de crecimiento epidérmico o de vitaminas. Por último, avisa de la importancia de acudir al médico si se observa alguna modificación de pequeñas arrugas, manchas o pecas.
  "Quizá en las consultas de nuestros asociados son las personas mayores de 40 años las que presentan más signos de posibles enfermedades derivadas del sol en cuello y escote ya que los jóvenes están más concienciados e informados de la fotoprotección de la piel, aún así, es importante hacer llegar a la sociedad la necesidad de la fotoprotección para estas partes del cuerpo", ha comentado la presidenta de la SEME, Petra Vega.
   Por su parte, el miembro de la Junta de la SEME Alberto Morano, miembro de la Junta de la SEME ha asegurado que cada vez más acuden a las clínicas personas con un rostro bien cuidado y una piel brillante, pero con un cuello y escote que presentan síntomas de envejecimiento. "La fotoprotección está muy concienciada en la cara y brazos, sin embargo es necesario extenderla al cuello y escote para poder disminuir los procesos de envejecimiento de la piel en estas zonas y prevenir males mayores", ha recalcado.

Cada año mueren más de 287.000 mujeres en países en desarrollo por causas relacionadas con en embarazo

Cada año mueren aproximadamente 287.000 mujeres en países en desarrollo por causas asociadas al hecho reproductivo, es decir, derivada de complicaciones durante el embarazo, parto o posparto, según un informe publicado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que destaca el África subsahariana (56%) y Asia Meridional (29%), como los más afectados. 

   Entre el 70 y el 90 por ciento de estas muertes serían evitables si las mujeres tuvieran acceso a servicios efectivos de salud reproductiva, tal y como se recoge dentro de los Objetivos del Milenio (ODM); sin embargo, a tres años vista de la fecha de su cumplimiento, "sigue siendo la gran asignatura pendiente".
   Dentro del informe, en el que se examina el problema de la salud materna en los países en desarrollo y se analiza el papel que juega la I+D en este campo, la organización realiza una serie de recomendaciones como la de incorporar un componente de investigación en la cooperación internacional en general, y en la española, en particular.
   "A pesar del espectacular aumento de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) en salud durante la última década, los fondos destinados a salud reproductiva y materna se han quedado estancados", ha señalado la directora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva (SMIR) de ISGlobal, Clara Menéndez.
   La mayoría de muertes maternas y perinatales en los países de rentas bajas y medias tiene su origen en la confluencia de uno o varios factores socioeconómicos. Estos son el retraso en la decisión de buscar ayuda cualificada, muchas veces motivada por causas como la falta de autonomía de las mujeres; el retraso en llegar al centro asistencial, sobre todo por la inaccesibilidad física; y, finalmente, el retraso en recibir atención médica apropiada al llegar al centro asistencial, principalmente por la falta de personal cualificado, la organización y gestión inadecuadas.
   Por lo tanto, "el lugar de nacimiento marca el destino de estas mujeres", como muestra que en países como Austria o Islandia mueren 4 madres por cada 100.000 nacidos vivos mientras la tasa en países como Eritrea, Liberia o Afganistán se sitúa en alrededor de las 1.000 fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos.
   A escala mundial, aproximadamente un 80 por ciento de las muertes maternas son debidas a causas directas, es decir, aquellas directamente relacionadas con el embarazo. Las cuatro causas principales son las hemorragias obstétricas (generalmente puerperales), las infecciones (septicemia en la mayoría de los casos), los trastornos hipertensivos del embarazo (eclampsia) y el parto obstruido. Por su lado, las complicaciones derivadas del aborto inseguro contribuyen al 13 por ciento del total de muertes.
   Por otra parte, el informe destaca que hay que tener en cuenta que la mortalidad y morbilidad maternas están estrechamente vinculadas a la supervivencia del recién nacido: las posibilidades de deceso de un neonato tras el fallecimiento de su madre son muy altas.
   Así, denuncia que "la mortalidad materna sigue siendo una de las mayores desigualdades en el disfrute del derecho a la salud a escala internacional".
   Desde ISGlobal señala que es necesaria la innovación para generar nuevas herramientas para una mejor y más efectiva aplicación del conocimiento generado en esos contextos de recursos bajos y medios. Además, el informe muestra que existen aún brechas de conocimiento que "sólo la investigación en el terreno puede ayudar a reducir".
   "Generar más y mejores datos sobre morbi-mortalidad materna para poder planificar, asignar recursos, implementar y evaluar políticas y programas debería ser uno de los ejes sobre los que pivote la política de cooperación en salud materna y por ende de la mujer", señala el informe.
   Por este motivo, piden que en el próximo Plan Director de la Cooperación Española 2013 - 2016 incluya dentro de su articulación un componente de investigación. Al respecto, ISGlobal recomienda la incorporación de un componente de investigación en Salud Materna, Infantil y Reproductiva (SMIR) que genere evidencia en salud y acelere el desarrollo y la introducción de productos de investigación que contribuyan a reducir la mortalidad y la morbilidad en mujeres, neonatos y niños en los países en desarrollo.
   Asimismo, Menéndez explica que, "entre los factores clave para avanzar en la reducción de la mortalidad materna, se requiere una mayor voluntad política, un compromiso financiero efectivo para implementar las soluciones conocidas y una clara agenda investigadora para identificar soluciones nuevas y mejoradas".
   Anna Lucas, coordinadora de la Iniciativa SMIR de ISGlobal y autora de este informe, ha destacado que "se precisa un enfoque científico para identificar, seguir y evaluar las intervenciones más apropiadas que deberían expandirse para fortalecer los sistemas de salud y, de esta forma, acelerar los avances".
 "Este enfoque debería ser uno de los ejes sobre los que pivote la política de cooperación en salud materna y de la mujer", añade.