jueves, 8 de noviembre de 2018

Descubren por qué envejece la piel y abren la puerta a poder revertir el proceso

BARCELONA.- Científicos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y el Centro Nacional de Análisis Genómica del Centro de Regulación Genómica (CNAG-CRG) han descubierto que la piel envejece porque sus células se "olvidan" de cuál es su función y deja de secretar colágenos y otras proteínas.

La investigación, realizada en ratones y que publica este jueves la revista Cell, abre nuevas vías para desarrollar productos cosméticos, pero también para medicamentos que mejoren la cicatrización de heridas en personas mayores.
El estudio ha demostrado que la piel envejece y deja de tener la capacidad de regenerarse porque las células pierden su identidad celular, como si “olvidaran” lo que son, y este hecho altera su función y afecta al tejido. 
El estudio revela rutas celulares y moleculares que se modifican con el paso del tiempo y que, según los investigadores, si se modulan se podría retrasar o incluso revertir el envejecimiento de la piel.
Según ha explicado el investigador del IRB Salvador Aznar Benitah, los fibroblastos dermal son esenciales para producir los colágenos y otras proteínas que conforman la dermis y que permiten que la piel mantenga su función de barrera de forma adecuada y para reparar las heridas.
“A medida que envejecemos, la dermis pierde la capacidad de mantener la producción de colágenos y, en consecuencia, su capacidad de reparar heridas queda muy mermada”, ha señalado Aznar. 
“Esto conlleva muchos problemas para las personas mayores que no cicatrizan bien y la barrera de su piel es deficiente, lo que hace aumentar la predisposición de infecciones tanto de la misma piel como sistémicas”, ha añadido.
Según Aznar, “que la pérdida de la identidad celular sea una de las causas del envejecimiento es un concepto muy interesante que creemos que no se había observado antes”.
Holger Heyn, investigador del CNAG-CRG y colíder de este estudio, ha especificado que “las tecnologías de hoy permiten el análisis molecular célula a célula. En este trabajo, hemos utilizado estos métodos avanzados para seguir en alta resolución los fibroblastos a medida que envejecen”.
El estudio, cuya primera autora es la estudiante de doctorado del IRB Marion Salzer, muestra que durante el envejecimiento, los fibroblastos de la piel van adquiriendo muchas características de adipocitos (células de la grasa). “Esto conlleva que pierdan su identidad celular y que, además, dejen de producir y secretar colágenos como deberían hacerlo”, según Salzer.
El análisis unicelular confirmó esta pérdida de identidad de los fibroblastos en ratones de edad avanzada.
Aunque se trata de una investigación básica, Aznar ha remarcado que “este nuevo conocimiento no sólo podría tener aplicaciones cosméticas, como para cremas anti-arrugas, sino mucho más importante, para aplicaciones terapéuticas destinadas a que la piel de las personas mayores cicatrice mejor después de una herida o una operación”.
El estudio ha recibido fondos del Consejo Europeo de Investigación (ERC), del Ministerio de Ciencia a través de fondos FEDER, del Instituto de Salud Carlos III, de la Unión Europea a través de una beca Marie Curie-Sklodowska y de Böheringer Ingelheim mediante otra beca de doctorado internacional a María Salzer.

Quemamos más calorías al final de la tarde que por la mañana

BOSTON.- Las personas en reposo queman un 10% más de calorías al final de la tarde y temprano por la noche que en las primeras horas de la mañana, según un estudio publicado este jueves en la revista especializada Current Biology.

“Nos sorprendió el hecho de que hacer lo mismo en un momento del día quemara más calorías que en otro momento diferente”, señaló la autora principal, Kirsi-Marja Zitting, de la Facultad de Medicina de Harvard (EE.UU.).
Este hallazgo, según los investigadores, “refuerza el importante papel del reloj circadiano en el gobierno del metabolismo y ayuda a explicar por qué las irregularidades en los horarios de comer y dormir pueden aumentar la probabilidad de que las personas aumenten de peso”.
Para determinar los cambios a lo largo del día en el metabolismo, Zitting y sus colegas estudiaron a siete personas en un laboratorio sin ninguna pista sobre qué hora era en realidad: no había relojes, ventanas, teléfonos, ni internet.
Los participantes del estudio fueron asignados horas para ir a la cama y despertarse. Cada noche, esas horas se modificaron a cuatro horas más tarde, el equivalente a viajar hacia Alaska (EE.UU.) desde el Este a través de cuatro zonas horarias cada día durante tres semanas.
“Debido a que estaban haciendo el equivalente a dar vueltas alrededor del globo cada semana, el reloj interno de su cuerpo no podía seguir el ritmo”, detalló la coautora Jeanne Duffy, de la misma división que Zitting. Con estos ajustes, los expertos fueron capaces de medir la tasa metabólica en todos los diferentes momentos biológicos del día.
Los datos mostraron que el gasto de energía en reposo es más bajo en la fase circadiana que los investigadores catalogaron como “0°”, correspondiente a la caída de la temperatura corporal en la noche biológica tardía.
El gasto de energía fue mayor en la fase circadiana “180°”, aproximadamente 12 horas después, en lo que sería la tarde biológica hasta la noche. Los investigadores encontraron además que el cociente respiratorio de los participantes, que refleja la utilización de macronutrientes, también varía según la fase circadiana. Esta medida fue más baja en la noche y más alta en la mañana biológica.
Este descubrimiento ofrece la primera caracterización de un perfil circadiano en el gasto energético en reposo en ayunas y el cociente respiratorio en ayunas, sin contar los efectos de la actividad, el ciclo sueño-vigilia y la dieta.
“No solo lo que comemos, sino cuándo comemos y descansamos afecta la cantidad de energía que quemamos o almacenamos como grasa. La regularidad de los hábitos como comer y dormir es muy importante para la salud general”, sentenció Duffy.