miércoles, 14 de septiembre de 2016

¿De qué enfermedades moriremos en 2030?


GINEBRA.- Una infografía realizada con datos de la Organización Mundial de la salud muestra cuál será la esperanza de vida y qué causas de muerte preocuparán a la población mundial en el año 2030.

En base a datos de 2015, se ofrece una aproximación de cómo evolucionará la salud en los próximos 14 años.
De acuerdo con la información, recopilada por Medigo, la esperanza de vida cambiará considerablemente. En promedio, si en 2015 la esperanza de vida había sido de 72 años, en 2030 subirá a los 75. Si Sudáfrica es el país con menos esperanza de 2015 pasará ser Namibia, con 51, en 2030. Japón, tanto en 2015, como en 2030, seguirá teniendo el podio como el país con mayor esperanza de vida.
Respecto a las causas de muerte, la infografía recuerda que en 2015 murieron en todo el mundo 50 millones de personas. Más de la mitad de estas muertes se produjeron por las siguientes enfermedades: enfermedad de las arterias coronarias, derrame cerebral, cáncer, neumonía, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, insuficiencia cardiaca, cirrosis del hígado, VIH o diabetes.
Para 2030, las enfermedades que causarán más muertes, por continente, son la enfermedad de las arterias coronarias, que será la primera causa en Europa, Oriente Medio, América y Sudeste asiático y el derrame cerebral también estará presente en todos los continentes.


miércoles, 7 de septiembre de 2016

Los problemas de salud más comunes del pene


BOSTON.- Los problemas de salud en el pene, que no sólo están relacionados con la salud sexual del individuo, continúan siendo un tabú debido, en la mayoría de las ocasiones, al miedo o el pudor de acudir al médico ante cualquier trastorno que, sin embargo, puede ser indicativo de un problema de salud oculto.

Enfermedades del pene
Además, estos problemas pueden afectar otras áreas de su vida, causando estrés o problemas de relación y dañar su confianza en sí mismo. Por ello, es fundamental conocer los signos y síntomas de problemas del pene y qué se puede hacer para proteger su salud. En la web de la prestigiosa Clínica Mayo en Rochester (Estados Unidos) resuelven todas las dudas:

1.- Qué puede afectar a la salud del pene. Hay varios factores, unos modificables y otros no. Entre ellos figuran:
- El sexo sin protección: se puede contraer una infección de transmisión sexual.
- Las enfermedades del corazón, la diabetes y la hipertensión: todas ellas pueden causar disfunción eréctil.
- Algunos medicamentos y tratamientos: por ejemplo, la extirpación quirúrgica de la glándula prostática y el tejido circundante como tratamiento para el cáncer de próstata podría causar incontinencia urinaria y disfunción eréctil.
- Fumar: también aumenta las probabilidades de tener disfunción eréctil.
- Los niveles hormonales: Los desequilibrios hormonales, especialmente la deficiencia de testosterona, se han relacionado con la disfunción eréctil. La obesidad también puede provocar niveles bajos de testosterona.
- Problemas psicológicos: si alguien que experimenta un problema de erección teme que le vuelva a pasar es muy probable que le cause ansiedad y depresión que, a su vez, pueden provocar problemas de erección.
- Enfermedades neurológicas: un ictus, lesiones en la médula espinal o la espalda, la esclerosis múltiple o la demencia pueden afectar a la transmisión de los impulsos nerviosos desde el cerebro al pene, causando la disfunción eréctil.
- El envejecimiento: la disfunción eréctil y otras disfunciones sexuales son más comunes a medida que se envejece, ya que los niveles de testosterona disminuyen con el tiempo.
- Piercings: una perforación del pene puede causar una infección de la piel y también interrumpir el flujo urinario. Dependiendo de dónde se coloca la perforación, también podría empeorar su capacidad de lograr una erección o el orgasmo.

2.- ¿Cuáles son los problemas más comunes del pene?
- Problemas de erección o eyaculación: Estos podrían incluir la incapacidad para lograr y mantener una erección lo suficientemente firme para tener relaciones sexuales (disfunción eréctil) o, excepcionalmente, una erección persistente y dolorosa que usualmente no es causada por la estimulación sexual o la excitación (priapismo). Otras preocupaciones están relacionadas con la eyaculación, especialmente la eyaculación precoz,con numerosas variantes.
- Anorgasmia: en algunos casos, el paciente podría no ser capaz de lograr un orgasmo a pesar de la estimulación adecuada. Esto podría reflejar problemas hormonales, tales como la deficiencia de testosterona, o indicar un problema subyacente con los nervios. También determinados medicamentos o enfermedades como la diabetes también pueden tener este efecto secundario.
- Cambios en la libido: la reducción del deseo sexual (libido) pueden deberse a varias condiciones, incluyendo un desequilibrio hormonal, problemas de relación o incluso la depresión. Pero también puede producirse bruscos aumentos en la libido, particularmente en hombres mayores, que podrían estar relacionados con alguna medicación. Por ello, estos expertos recomiendan comentarlo con el médico.
- Infecciones de transmisión sexual: diversas infecciones de transmisión sexual pueden afectar el pene, incluyendo las verrugas genitales, gonorrea, clamidia, sífilis y herpes genital. Los signos y síntomas incluyen dolor al orinar, secreción del pene, y llagas o ampollas en el pene o en el área genital.
- Fimosis: se produce cuando el prepucio no se puede retirar totalmente, lo que puede conducir a infecciones y causar dolor al orinar o en las erecciones. La parafimosis ocurre cuando el prepucio no puede ser devuelto a su posición normal después de haber sido retraída. Esta condición puede causar una inflamación dolorosa del pene y la disminución del flujo sanguíneo.
- Otras enfermedades y condiciones: una infección por levaduras pueden causar una erupción rojiza y manchas blancas en el pene. La inflamación de la cabeza del pene (balanitis) podría causar dolor y una secreción falta. La enfermedad de Peyronie, una enfermedad crónica que implica el desarrollo de tejido cicatrizal anormal en los tejidos internos del pene, podría dar lugar a erecciones dolorosas o dobladas.
- El cáncer de pene: podría comenzar como una ampolla en el prepucio, la cabeza o el cuerpo del pene.

3.- Signos o síntomas de problemas del pene.
Los doctores de la Clínica Mayo recomiendan consultar lo antes posible si se detecta:
- Cambios en la forma en que la eyaculación.
- Sangrado durante la micción o la eyaculación.
- Verrugas, golpes, lesiones o una erupción en el pene o en su área genital.
- Cuando el pene esta ostensiblemente doblado o la curvatura provoca dolor o interfiere en la vida sexual.
- Sensación de ardor al orinar.
- Secreciones no habituales.
- El dolor severo después de un trauma en el pene.
- Modificaciones en el deseo sexual, especialmente en hombres mayores.
dolor pene.
4.- Qué hacer para mantener su salud.
- Tener una vida sexual responsable.
- Vacunarse contra el virus del papiloma humano (VPH): los doctores lo recomienda para hombres de 26 años o más jóvenes prevenir las verrugas genitales.
- Mantenerse físicamente activo: la actividad física moderada puede reducir significativamente el riesgo de la disfunción eréctil.
- Hábitos de higiene correctos.
- Conocer los posibles efectos secundarios de los medicamentos que toma y hablarlo con el médico si es necesario.
- Prestar atención a la salud mental: buscar tratamiento para la depresión y otras enfermedades mentales.
- Dejar de fumar y limitar la cantidad de alcohol: tanto fumar con el exceso de alcohol pueden disminuir los niveles de testosterona. Los expertos recomiendan que los hombres no tomen más de dos bebidas alcohólicas al día.
- Tomar decisiones saludables: mantener un peso y un estilo de vida saludables pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar alteraciones del colesterol, la presión arterial alta y la diabetes tipo 2 y, por tanto, prevenir la disfunción eréctil.
No se pueden prevenir todos los problemas del pene. Sin embargo, un examen rutinario permite una mayor conciencia de su estado de salud y ayudar a detectar cambios. Por ello, los chequeos regulares permiten detectar y diagnosticar problemas lo antes posible.

La inmunoterapia es ya una realidad para algunos tumores

MELBURNE.- Hace más de un siglo, el cirujano neoyorquino William Coley observó que los tumores con alguna infección tendían a remitir. Las bacterias o los virus en la zona donde las células se estaban multiplicando descontroladamente alertaban al sistema inmunitario, que hasta entonces no se había dado cuenta de la anomalía que estaba ocurriendo. 

Los científicos creen que es muy posible que nuestras defensas frenen muchos tumores antes de que sean detectables; lo que conocemos como cáncer serían aquellos casos en los que las células malignas han burlado a nuestro sistema inmunitario y han conseguido propagarse escondidas de él por varios mecanismos.
Coley experimentó con esta idea inoculando estreptococos a los tumores para avisar a las defensas del cuerpo. Lo hizo con algún éxito, pero sobre todo con fracasos, ya que la toxicidad de la bacteria provocaba más problemas que soluciones. La investigación contra el cáncer tomó otros fueros. Se descubrieron tratamientos terriblemente agresivos, pero más efectivos, como la quimioterapia, que intoxica a las células para matarlas, o la radioterapia, que hace algo parecido, pero de forma más focalizada.
Los efectos secundarios y la carencia de una solución definitiva contra el cáncer provocó que la idea de estimular al sistema inmunitario, que siempre anduvo latente, volviera a cobrar fuerza hace unos años. Los avances que se hicieron en investigación básica le valieron a la inmunoterapia el reconocimiento de hallazgo científico de 2013, según la prestigiosa revista Science. Desde entonces, el campo no hay hecho más que progresar. Solo un 1% de los estudios presentados en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) se basaban en esta técnica hace tres ediciones; la cifra subió al 10% en la siguiente y fueron una cuarta parte de los trabajos los que hablaban de inmunoterapia en el último congreso.
Este crecimiento exponencial da pistas de por dónde va la investigación contra el cáncer. Dos disciplinas que prácticamente se dieron la espalda durante años (la oncología y la inmunología) van ahora de la mano hasta el punto de que estos tratamientos oncológicos han sido uno de los temas estrella en el Congreso Internacional de Inmunología que se ha celebrado la pasada semana en Melbourne.
Aunque para muchos tipos de cáncer los tratamientos inmunológicos son todavía muy experimentales, esta técnica es una realidad relativamente asentada para otros. Un ejemplo viviente es Susanne Harris, que hace nueve años sufrió un extraño melanoma que se resistía a desaparecer con las terapias convencionales. En 2013 se enroló en lo que entonces era un ensayo. Tenía que ir cada tres semanas desde Melbourne, donde vive con su marido, hasta Sidney para que durante media hora le inyectasen un fármaco denominado Keytruda. En menos de dos meses el tumor ya estaba remitiendo. Después de 12 casi no se podía ver. En noviembre hará un año que dejó de recibir tratamiento y el tumor ha desaparecido, tal y como mostró hace un par de semanas el último escáner, que vino a refrendar todos los anteriores. “Todo sin el más mínimo efecto secundario”, relata emocionada.
Su caso aislado podría ser anecdótico o fruto de la casualidad, pero es uno de los cientos que engrosan la evidencia de la efectividad de este tratamiento. Aunque las pruebas de que puede funcionar son robustas, también lo son las de su tremenda selectividad. Solo surte efecto en alrededor de un 24% de los enfermos. Jonathan Cebon, director del Insituto de Investigación del Cáncer Olivia Newton-John —que ha participado en el experimento que salvó la vida de Harris—, reconoce que uno de los grandes retos es saber por qué en los mismos tumores la inmunoterapia funciona en solo en unos pocos sujetos.
En el caso del melanoma, sin embargo, es especialmente esperanzadora. Se ha beneficiado del poco éxito que la quimio y la radioterapia tienen contra este tipo de cáncer. Media docena de tratamientos han sido ya aprobados por la FDA americana. Cebon asegura que combinándolos la efectividad alcanza el 80%. “Pero son cifras que están en constante movimiento en función de los avances que se van presentando”, matiza.
Aunque todos los tratamientos con inmunoterapia se basan en ayudar a las propias defensas del cuerpo a localizar y erradicar el cáncer, hay varios mecanismos de acción. En el caso de la Keytruda se basa en neutralizar una proteína de la superficie de las células cancerígenas conocida como PD1, que hace que los linfocitos no luchen contra ellas. Buena parte de la investigación oncológica pasa por neutralizarlos para que el organismo pueda acabar con los tumores.
Otras técnicas pasan por extraer glóbulos blancos del paciente, ya sea del propio tumor o de fuera de él, seleccionar los que tienen mayor actividad antitumoral para cultivarlos y activarlos y, finalmente, implantarlos de nuevo en el enfermo. Es un método algo más experimental que el anterior; los científicos investigan cómo manipular estas células para hacerlas más efectivas contra los tumores.
Una tercera vía de inmunoterapia contra el cáncer son las vacunas. Pero no las preventivas, como las que se usan para frenar al sarampión o a la gripe, sino terapéuticas, cuando el paciente ya tiene la enfermedad o incluso cuando la ha superado. El objetivo es avisar al sistema inmunitario, que por alguna razón no se ha percatado de la existencia del cáncer, de que está ahí. Para ello se suelen extraer células cancerosas que se manipulan para que las defensas puedan dar una respuesta correcta al tumor. La primera vacuna de este tipo se aprobó en Estados Unidos en 2010 y se usa para algunos tipos de cáncer de próstata que se han diseminado.
Pero como el cáncer no es una sola enfermedad, sino un paraguas que engloba a muchos procesos, es complicado hallar una sola vacuna que pueda frenar o tratar el avance de todos los tipos de tumores. Cada uno requiere investigaciones específicas, que toman en consideración cómo se propagan las células, sus características, su estadío…
Las vacunas pueden funcionar deteniendo la proliferación de células cancerosas, reduciendo el tumor, eliminando las que no han conseguido ser erradicadas con otros tratamientos o evitando que reaparezca. Esto último está tratando de conseguirlo con el cáncer de próstata Jay A. Berzofsky, director de la sección de inmunogenética y vacunas del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. Los resultados de las primeras fases de su investigación, que ha presentado en el Congreso Internacional de Inmunología de Melbourne, han mostrado una evolución positiva en un 75% de los pacientes. Se trata, sin embargo, de un estadío muy prematuro, en el que todavía no se ha comparado la efectividad con un grupo de control que esté bajo un tratamiento placebo.
La ventaja que tiene el cáncer de próstata para investigar vacunas en él es que hay un marcador biológico que indica su evolución, el PSA. Lo que ha hecho el equipo de Berzofsky es inocular la vacuna tras eliminar el tumor y observar los niveles de esta sustancia. En tres cuartas partes de los pacientes los niveles redujeron su crecimiento tras la administración de la inmunización, lo que da pistas de su posible efectividad. “De tener éxito, esta misma vacuna podría ser también efectiva contra un tipo de cáncer de mama, lo que sucede es que es más difícil experimentar con él”, relata el investigador.
Pero lo cierto es que el camino que queda por delante es largo. En el escenario más optimista, Cebon calcula que en 10 años la inmunoterapia podrá sustituir a los tratamientos más agresivos en varios tipos de cánceres como próstata, melanoma, estómago y mama. Pero la opinión de la mayoría de la comunidad científica es que incluso en aquellos para los que sea efectiva, tendrá que combinarse a menudo con cirugía, radio y quimioterapia, según señala Robert G. Ramsay, del Instituto de Cáncer Peter MacCallum de Melbourne.
La otra gran pregunta sobre la inmunoterapia que hay que responder es si cura definitivamente el cáncer o simplemente lo trata. Los fármacos son tan nuevos que todavía se está observando a los pacientes que se han beneficiado de ellos para comprobar si los tumores reaparecen. Laurie H. Glimcher, presidenta del Instituto de Cáncer Dana-Farber de Boston, es razonablemente optimista: “Esperamos que estos tratamientos eviten que nuestros hijos y nuestros nietos mueran de cáncer. En el futuro será una enfermedad crónica, y no mortal, como ya sucedió con el VIH”.

La inmunoterapia, ¿la técnica del futuro contra el cáncer?

MADRID.- En este siglo XXI asistimos a una gran proliferación de avances científicos y tecnológicos para la cura y la detección del cáncer, desde diminutos chips al uso del grafeno o de las nanopartículas. Sin embargo, el descubrimiento de la base de la inmunoterapia se remonta cien años atrás, cuando el cirujano neoyorquino William Coley observó que los tumores con alguna infección tendían a remitir.

Este descubrimiento reflejó que las bacterias o virus en la zona donde las células se estaban multiplicando descontroladamente alertaban al sistema inmunitario de la anomalía que estaba ocurriendo. Por este motivo, los científicos creen que es muy posible que nuestras defensas frenen muchos tumores antes de que sean detectables. En su investigación, Coley inoculó estreptococos a los tumores para avisar a las defensas del cuerpo, pero errando en muchos casos debido a la toxicidad de la bacteria.
Así, desde hace varias décadas se llevan poniendo en práctica otros tratamientos para el cáncer más agresivos pero con mayores índices de efectividad como la quimioterapia o la radioterapia. No obstante, en los últimos tiempos la inmunoterapia ha vuelto a cobrar fuerza, como reflejan los estudios de este campo presentados en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO. Hace tres ediciones los estudios de esta clase eran del 1%, la cifra subió al 10% en la siguiente edición y al 25% en el último congreso.

Inmunología y oncología, de la mano

A pesar de que para muchos tipos de cáncer los tratamientos inmunológicos son todavía muy experimentales, esta técnica ya se ha aplicado con éxito en algunos pacientes, como Susanne Harris, que hace nueve años sufrió un extraño melanoma que no desaparecía con las terapias convencionales y que se curo gracias a un tratamiento de inmunoterapia con un fármaco denominado Keytruda.
En cuanto a los porcentajes actuales, la inmunoterapia solo surte efecto en alrededor de un 24% de los enfermos. Jonathan Cebon, director del Insituto de Investigación del Cáncer Olivia Newton-John -participante en el experimento que salvó la vida de Harris-, afirma que uno de los grandes retos es conocer los motivos por los que en los mismos tumores este tipo de terapia funciona en solo en unos pocos sujetos.

La batería comestible que permitirá diagnosticar enfermedades

En el caso de los melanoma -cáncer para el que la quimio y la radioterapia no tienen excesivo éxito-, esta técnica es es especialmente esperanzadora y seis tratamientos distintos ya han sido aprobados por la FDA americana. Cebon asegura que combinando ambas terapias la efectividad alcanza el 80%. “Pero son cifras que están en constante movimiento en función de los avances que se van presentando”.
Si los resultados son optimistas, Cebon calcula que en una década la inmunoterapia podrá sustituir a los tratamientos más agresivos en varios tipos de cánceres como próstata, melanoma, estómago y mama. Sin embargo, la postura generalizada de la comunidad científica es que incluso en aquellos para los que sea efectiva, deberá combinarse a menudo con cirugía, radio y quimioterapia, según señala Robert G. Ramsay, del Instituto de Cáncer Peter MacCallum de Melbourne.

Mecanismos de acción de la inmunoterapia

Existen diversos tratamientos de inmunoterapia, a pesar de que todos ellos comparten el rasgo de ayudar a las propias defensas del cuerpo a localizar y erradicar el cáncer. Algunos son los siguientes:
  • El tratamiento con Keytruda se basa en neutralizar una proteína de la superficie de las células cancerígenas conocida como PD1, que propicia que los linfocitos no luchen contra ellas. Buena parte de la investigación oncológica pasa por neutralizarlos para que el organismo pueda acabar con los tumores.
  • Otras técnicas pasan por extraer glóbulos blancos del paciente, ya sea del propio tumor o de fuera de él, seleccionar los que tienen mayor actividad antitumoral para cultivarlos y activarlos y, finalmente, implantarlos de nuevo en el enfermo. Es un método de carácter más experimental que el anterior.
  • Una tercera vía de inmunoterapia contra el cáncer son las vacunas, no las preventivas, sino las terapéuticas. El propósito es advertir al sistema inmunitario, para lo que se suelen extraer células cancerosas que se manipulan para que las defensas puedan dar una respuesta correcta al tumor. La primera vacuna de este tipo se aprobó en Estados Unidos en 2010 y se emplea para erradicar algunas clases de cáncer de próstata.
  • Otra técnica consiste en extraer glóbulos blancos del paciente, seleccionar los que tienen mayor actividad antitumoral para cultivarlos y activarlos, e implantarlos de nuevo en el organismo del enfermo.

Inmunoterapia, ¿el mejor tratamiento contra el cáncer?


LONDRES.- Según la revista Science, los avances que se hicieron le otorgaron el reconocimiento de hallazgo científico de 2013 y desde entonces sigue creciendo.

Científicos creen que es posible que nuestras defensas frenen los tumores antes de que sean detectables. Sin embargo, los tumores cancerosos serían aquellos en los que las células malignas han conseguido propagarse sin ser descubiertas por el sistema inmunitario.
Este funcionamiento descubierto por William Coley hace un siglo trató de dar los primeros indicios de cura contra el cáncer aunque sin éxito alguno.
Según la revista Science, los avances que se hicieron en investigación básica le otorgaron a la inmunoterapia el reconocimiento de hallazgo científico de 2013 y desde entonces sigue creciendo.
Este crecimiento demuestra que ahora oncología e inmunología están trabajando juntas siendo el principal tema del Congreso Internacional de Inmunología desarrollado en Melbourne, la semana pasada.
Jonathan Cebon, director del Insituto de Investigación del Cáncer Olivia Newton-John advierte que aún no se sabe por qué la inmunoterapia funciona en solo en unos pocos sujetos.

Tratamientos
La mayoría de los tratamientos con inmunoterapia ayudan a las defensas del cuerpo a localizar y erradicar el cáncer. Por ejemplo, el caso en el caso de la Keytruda neutraliza una proteína de la superficie de las células cancerígenas conocida como PD1, para que los linfocitos no luchen contra ellas. 
Hay otra técnica como la de extraer glóbulos blancos del paciente, del tumor o fuera de él, seleccionar los que tienen mayor actividad antitumoral para cultivarlos y activarlos, para así implantarlos de nuevo en el enfermo.
Además, hay otra alternativa como la inmunoterapia. La idea es avisar al sistema inmunitario de que el cáncer está ahí, para lo cual se extraerán las células cancerosas que se manipulan para que las defensas puedan dar una respuesta correcta al tumor. Aunque la primera vacuna de este tipo se aprobó en Estados Unidos en 2010 se usa para algunos tipos de cáncer de próstata.
El cáncer no es una sola enfermedad, sino que debido a su agresividad engloba muchos procesos y cada uno requiere investigaciones específicas y creación de vacunas también, que podrían ayudar a detener la proliferación de células cancerosas, reducir el tumor, eliminar las resistentes o evitar que reaparezcan. 

Experimentos
En el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos se está tratando el cáncer de próstata y según Jay A. Berzofsky, director de la sección de inmunogenética y vacunas, los resultados de las primeras fases de su investigación, presentadas en el Congreso Internacional de Inmunología de Melbourne, demostraron una evolución positiva en 75% de los pacientes.
Afirma que hay gran ventaja en el cáncer de próstata pues hay un marcador biológico que indica su evolución, el PSA. Por ello se inoculó la vacuna tras eliminar el tumor y se observó los niveles de esta sustancia. 
El crecimiento se redujo en tres cuartas partes de los pacientes tras la administración de la inmunización. “De tener éxito, esta misma vacuna podría ser también efectiva contra un tipo de cáncer de mama, lo que sucede es que es más difícil experimentar con él”, asegura el científico.

La técnica del futuro
Cebon calcula que en 10 años la inmunoterapia podrá sustituir a los tratamientos más agresivos en cánceres como próstata, melanoma, estómago y mama. Pero para lograr efectividad tendrá que combinarse con cirugía, radio y quimioterapia, según señala Robert G. Ramsay, del Instituto de Cáncer Peter MacCallum de Melbourne.
Cabe resaltar que los fármacos son nuevos y todavía se está observando a los pacientes que se han beneficiado de ellos.
Por eso Laurie H. Glimcher, presidenta del Instituto de Cáncer Dana-Farber de Boston indica que se espera que estos tratamientos eviten que nuestros hijos y nuestros nietos mueran de cáncer, pues en un par de décadas será una enfermedad crónica, y no mortal, como el VIH.