sábado, 28 de abril de 2012

Consumir mucha sal eleva el riesgo de ictus

Los mayores con una alimentación elevada en sal correrían más riesgo de padecer un ictus, según un estudio sobre más de 2.000 personas realizado en Estados Unidos. Aunque es bien sabido que a medida que se incrementa el consumo de sal también es probable que aumente la presión sanguínea, está menos claro que una dieta salada pueda generar mayor riesgo de sufrir un ictus o un ataque cardíaco.

Pero los investigadores del nuevo estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista Stroke, dijeron que de los casi 2.700 mayores que examinaron, aquellos que consumían mucho más sodio del recomendado eran casi tres veces más propensos a sufrir un ictus en 10 años que quienes cumplían con los consejos de la Asociación Estadounidense del Corazón.
"La ingesta elevada de sodio fue prevalente y estuvo asociada con un mayor riesgo de ictus independientemente de los factores de riesgo vasculares", escribió Hannah Gardener, experta de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami, que dirigió el estudio.
A diferencia de la presión sanguínea, que cambia rápidamente, el ictus y la enfermedad cardíaca son complicaciones de largo plazo, por lo que estudiar la relación entre el consumo de sodio de las personas y su riesgo de sufrir estas dolencias es más difícil.
La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA por sus siglas en inglés) sugiere que las personas limiten su ingesta de sodio a no más de 1.500 miligramos (mg) diarios. Esta cantidad es un poco más estricta que otras recomendaciones, incluyendo la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pone el límite en 2.000 mg.
Los participantes en el nuevo estudio, fundamentalmente negros e hispanos neoyorquinos, consumían habitualmente cantidades muy por encima de esas recomendaciones, con una media de 3.031 mg de sal por día.
Los resultados se basaron en 2.657 adultos a los que se entrevistó sobre su salud y estilo de vida, y que completaron cuestionarios sobre alimentación. Tenían, de media, 69 años cuando comenzó la investigación.
En los siguientes 10 años, se registraron 235 ictus en el grupo. Las personas que ingerían al menos 4.000 mg de sodio al día hacia el final del estudio eran casi tres veces más proclives a padecer uno que aquellos que mantenían el consumo diario por debajo de los 1.500 mg.
Entre las 558 personas cuyo consumo de sodio alcanzó los 4.000 mg por día, hubo 66 ictus frente a los 24 que se dieron entre los 320 mayores que cumplían con las pautas de la AHA.
Gardener advirtió que no se podían sacar conclusiones definitivas sobre la relación causa-efecto, dado que las personas que mantenían su consumo de sal a raya también serían más saludables en otros aspectos.
La autora y su equipo tuvieron en cuenta su consumo de tabaco, la práctica de ejercicio, la educación y otras condiciones de salud que pudiesen contribuir a los ictus, pero aún así hubo una fuerte correlación entre el consumo de sodio y el riesgo de ictus.

Convierten tejido cicatrizal en músculo cardíaco sin utilizar células madre

Científicos de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han conseguido transformar el tejido cicatrizal que se forma después de un ataque al corazón, en células del músculo cardíaco, usando un nuevo proceso que elimina la necesidad del trasplante de células madre.

   El estudio, publicado en la revista 'Circulation Research', usó moléculas -llamadas microARN- para desencadenar la conversión del tejido cardíaco, en un plato de laboratorio y, por primera vez, en un ratón vivo, lo que demuestra el potencial del sencillo proceso para la regeneración de tejidos.
   Si estudios adicionales confirman este enfoque en células humanas, éste podría dar lugar a una nueva forma de tratar a los 23 millones de personas en todo el mundo que sufren insuficiencia cardíaca -a menudo causada por el tejido cicatrizal que se desarrolla después de un ataque al corazón. Además, el enfoque también podría tener beneficios más allá de las enfermedades del corazón.
   "Este es un hallazgo significativo, con muchas implicaciones terapéuticas", afirma Víctor J. Dzau, autor principal del estudio, y profesor de Medicina en la Universidad de Duke. "Si podemos hacer  esto en el corazón, podremos hacerlo en el cerebro, los riñones y otros tejidos", añade el investigador.
   Para iniciar la regeneración, el equipo de Dzau utilizó los microARN, que son moléculas que actúan como reguladores, y controlan la actividad de múltiples genes. Los microARN fueron depositados en células -llamadas fibroblastos- del tejido cicatrizal. Una vez desplegados, los microARN reprogramaron los fibroblastos para convertirlos en células similares a los cardiomiocitos -que forman el músculo del corazón. El equipo de Duke no sólo demostró este concepto en el laboratorio, sino que también probó que la conversión de células puede ocurrir en el interior del cuerpo de un ratón.
   Los investigadores afirman que utilizar los microARN para la regeneración de tejidos tiene varias ventajas potenciales sobre los métodos genéticos, o el trasplante de células madre, que han sido difíciles de manejar en el interior del cuerpo. Cabe destacar que el proceso de microARN elimina los problemas técnicos, como alteraciones genéticas, al mismo tiempo que evita los dilemas éticos planteados por las células madre.

Las frutas del bosque ayudan a mantener la agudeza mental y evitar la pérdida de memoria

  Investigadores del Brigham and Women's Hospital de Boston, en Estados Unidos, aseguran que un consumo elevado de fresas, cerezas, arándanos u otras frutas del bosque ayuda a mantener la agudeza mental y a reducir la pérdida de memoria, según los resultados de un estudio publicado en la revista 'Annals of Neurology'.

   En concreto, dicha investigación involucró a más de 121.000 mujeres de entre 30 y 55 años, y los resultados han mostrado como estos alimentos, ricos en antiinflamatorios y antioxidantes, pueden retrasar hasta 2,5 años el deterioro cognitivo propio del envejecimiento.
   Aunque estudios previos ya habían demostrado como estos alimentos pueden ofrecer muchos beneficios para la salud, esta investigación ha analizado de forma detallada y extensa esta vinculación.
   Todas las mujeres participantes formaron parte de un estudio con enfermeras iniciado en Estados Unidos en 1976, en el que se sometieron a varios cuestionarios para responder a preguntas sobre su salud y estilo de vida.
   A partir de 1980 respondieron a dichos cuestionarios cada cuatro años a fin de registrar la frecuencia de su consumo de alimentos y, entre 1995 y 2001, las participantes de más de 70 años fueron sometidas a pruebas de memoria cada dos años.
   Los resultados mostraron que las mujeres que comían niveles altos de frutas del bosque, en particular fresas y arándanos azules, tuvieron una pérdida de memoria más lenta --un retraso de 2,5 años de media-- en comparación con quienes no los comían.
   "Entre las mujeres que consumían dos o más porciones de fresas y arándanos azules cada semana vimos una reducción modesta en la pérdida de memoria", ha asegurado a la BBC la doctora Elizabeth Devore, autora de la investigación.
   Al parecer, este efecto puede alcanzarse con modificaciones "relativamente simples" en la dieta, según esta experta, que ha aclarado que si se realizan durante los primeros años de la edad adulta podría ofrecer beneficios más adelante.
   Este efecto podría deberse al papel que juegan los flavonoides, unos compuestos que se encuentran de forma natural en los vegetales y tienen poderosas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
   En este sentido, se cree, por ejemplo, que estas sustancias son capaces de prevenir la oxidación, una reacción química que puede dañar o matar a las células.
   Como este proceso de estrés oxidativo parece ser una parte esencial en muchas enfermedades, desde hace tiempo los investigadores estudian a estos compuestos por su potencial tratamiento para varios trastornos, incluido el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
   Los estudios han demostrado que las capacidades cerebrales que incluyen el razonamiento, la memoria y la comprensión, comienzan a deteriorarse desde los 45 años.
   Por eso, dicen los expertos, cualquier medida que ayude a reducir el riesgo de desarrollar demencia más tarde en la vida es positiva.
   Así, la doctora Devore ha reconocido que este hallazgo "tiene implicaciones importantes de salud pública, ya que incrementar el consumo de frutas del bosque es una modificación dietética simple para reducir el deterioro de la memoria en los adultos mayores".

Una técnica evita cirugías en el tratamiento de la enfermedad de Dupuytren

El Hospital Universitario Infanta Leonor de la Comunidad de Madrid ha incorporado una nueva técnica para mejorar el tratamiento de la enfermedad de Dupuytren que evita la cirugía y permite acortar los plazos de recuperación en los pacientes.

   Según ha informado la Comunidad de Madrid mediante un comunicado, el centro sanitario madrileño aplica una inyección de colagenasa que disuelve la llamada cuerda de Dupuytren, de forma que desaparece o disminuye de forma considerable la contractura creada por la enfermedad y permite iniciar la rehabilitación a las 24 horas, en lugar de las dos semanas habituales en caso de intervención quirúrgica.
   Los profesionales del Servicio de Traumatología del Hospital Universitario Infanta Leonor realizan esta nueva técnica bajo control ecográfico, asegurando una correcta infiltración en la cuerda patológica y mejorando la seguridad y resultados del tratamiento.
   La enfermedad de Dupuytren es una patología del tejido conectivo caracterizada por la aparición de células con capacidad de contraerse y de formar colágeno en la palma y dedos de la mano. El resultado es la formación de nódulos y, posteriormente, cuerdas que provocan la contractura del dedo impidiendo su extensión.
   Los pacientes afectados por esta enfermedad tienen una limitación funcional que les provoca dificultades para realizar tareas cotidianas como lavarse la cara, meter la mano en el bolsillo, conducir o hacer deporte.
   En España esta enfermedad afecta al tres o cuatro por ciento de la población en cualquiera de sus estadios. En cuanto al género, se da mayoritariamente en hombres mayores de 45 años mientras que las mujeres se ven afectadas en edades más avanzadas y con menor intensidad.
   Se desconocen sus causas, aunque existen factores de riesgo asociados como tener antecedentes familiares de la enfermedad, el abuso de alcohol y/o tabaco, la diabetes mellitus y la epilepsia.
   El Hospital Universitario Infanta Leonor ha realizado más de 108.000 consultas de Traumatología desde su apertura en febrero de 2008. Este Servicio ha hecho un total de 5.104 intervenciones quirúrgicas en este periodo, de las cuales 1.271 se han realizado en régimen ambulatorio y 3.833 con ingreso hospitalario.
   El Servicio de Traumatología cuenta, además de la cartera de servicios habitual de la especialidad, con áreas de formación específica como la cirugía mínimamente invasiva y artroscópica; la artroplastia de rodilla asistida por navegador; la patología de impactación coxofemoral; la cirugía de cadera del adulto joven, sobre la que organiza anualmente un congreso internacional; la cirugía artroscópica de pequeñas articulaciones; la cirugía reconstructiva de partes blandas y la microcirugía.

Asocian por primera vez contaminación con pérdida de fertilidad femenina

Un estudio del Institut Marquès de Barcelona relaciona por primera vez la contaminación ambiental y la exposición a tóxicos con la pérdida de fertilidad femenina en mujeres de menos de 40 años, que acusan una menopausia precoz que les impide ser madres.

  La líder del estudio, la jefa de Reproducción Asistida del instituto, Marisa López-Teijón, ha relatado que las mujeres afectadas todavía tienen el período, pero no van a poder ser madres porque han visto reducida radicalmente su reserva ovárica por culpa de tóxicos y contaminantes en un 80%.
   Hasta ahora se había relacionado la contaminación ambiental con la calidad del semen y esterilidad masculina, sin que saliera a la palestra que estos tóxicos también inciden en la fertilidad de las mujeres, ha reseñado la líder del trabajo, pionera en relacionar la polución y la pérdida de la calidad del semen hace 12 años.
   "No hay un mayor índice de menopausia precoz en general, pero si una bajada de las reserva ovárica de mujeres potencialmente fértiles a una edad temprana", por culpa de contaminantes y tóxicos producidas en zonas industrializadas, ha señalado López-Teijón.
   Esta problemática se atribuye en un 20% a factores clásicos como la herencia genética, enfermedades cromosómicas, dolencias autoinmunes, endometriosis y quimio y radioterapia, mientras que el 80% restante se debe a dioxinas, pesticidas, tabaco, plomo, hidrocarburos aromatizados, diseños policromados e irruptores estrogénicos.
   De hecho, esta pérdida de la fertilidad femenina a menudo empieza en el útero, y es que "a los cinco meses el feto (niña) ya tiene toda la reserva ovárica y si en la grasa de la madre se acumulan muchos tóxicos esta reserva es menor y tendrá peor calidad", ha sentenciado López-Teijón.
   La experta ha clamado contra la presencia importante de tóxicos prohibidos en la Unión Europea (UE) desde hace 20 años, como es el caso del compuesto DDT, que se utiliza como base de insecticidas por su bajo precio procedente de países de fuera del territorio europeo.
   "El cuerpo humano no está preparado para metabolizar estos tóxicos y hemos hallado la presencia de DDT en la leche materna de mujeres catalanas y gallegas", ha revelado López-Teijón, quien ha apostado por impulsar una política clara de reciclaje de residuos, así como el cumplimiento del protocolo mundial de Kyoto.