LONDON.- El
recientemente descubierto entusiasmo del mundo farmacéutico por los
grupos de medicamentos en desarrollo más pequeños ha puesto fin a los
medicamentos para la obesidad que alguna vez fueron prometedores.
Tanto
Sanofi como Novartis han detenido su trabajo en tratamientos
experimentales para perder peso, de modo que su rival Novo Nordisk A/S
ha quedado con poca competencia en el campo.
La
presión creciente por podar las ramas y concentrarse en futuros éxitos
en ventas en campos como el cáncer podría demorar los esfuerzos para
abordar uno de los problemas de salud más generalizados del mundo.
A
pesar de los intentos por controlar la epidemia, las tasas de obesidad
se han triplicado desde 1975, con unos 700 millones de pacientes en
mayor riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes y cáncer.
La medicina
suprema para derretir la grasa, un objetivo potencialmente lucrativo que
los investigadores han perseguido durante décadas, ha sido difícil de
alcanzar.
El
mes pasado, Sanofi descartó un medicamento para la obesidad que estaba
probando en pacientes con diabetes, junto con una segunda combinación de
dos medicamentos que también se ha mostrado prometedora para reducir el
peso.
Los pacientes sufrieron demasiadas náuseas y vómitos, de acuerdo
con John Reed, nuevo jefe de investigación de Sanofi.
"Los
primeros intentos de no alcanzaron el objetivo", dijo Reed en una
entrevista. La obesidad es una "frontera emocionante, aunque no sin sus
desafíos".
Los
medicamentos existentes generalmente logran una pérdida de peso de
entre 5 y 10 por ciento. Para tener un impacto profundo tanto en los
pacientes como en las ganancias, la próxima generación puede necesitar
subir a los dos dígitos.
Eso se acercaría a la cirugía para perder peso,
operaciones que a menudo reducen el tamaño del estómago y pueden ayudar
a los pacientes a perder aproximadamente un tercio de su masa.
El
tratamiento que Novartis abandonó el año pasado en las pruebas de etapa
intermedia no logró suficientes pérdidas de peso para justificar
trabajos adicionales, informó en octubre Jay Bradner, jefe de
investigación de Novartis.
El medicamento fue diseñado para bloquear dos
proteínas involucradas en la absorción de azúcar en los riñones.
La
gigante farmacéutica suiza se está expandiendo en el mercado de las
terapias genéticas que pueden curar enfermedades devastadoras y espera
tener siete programas en fase clínica durante el próximo año. Su rival
francés, Sanofi, está acelerando sus esfuerzos en áreas como la
oncología.
No
hay garantía de que sus medicamentos contra la obesidad hubieran
funcionado si la investigación hubiera persistido. Uno de los
principales desafíos para el campo es descubrir cómo estimular de manera
segura la cantidad de energía que el cuerpo quema mientras se reduce el
apetito, según Novo Nordisk, de Dinamarca, que también suspendió el
trabajo con un par de medicamentos experimentales para perder peso el
año pasado.
Incluso
antes de los recortes, el conjunto de medicamentos para la obesidad de
la industria era "sorprendentemente pequeño", según un informe de
Sanford C. Bernstein & Co. el año pasado.
Más competencia podría
proporcionar una chispa y fortalecer el argumento de que la obesidad es
una enfermedad que requiere tratamiento médico, no solo dieta y
ejercicio, asegura el director de ciencia de Novo, Mads Krogsgaard
Thomsen.
La mayoría de los medicamentos en el campo son variaciones en las hormonas humanas involucradas en el apetito y el metabolismo.
Superar
la tendencia del cuerpo a resistir la pérdida de peso y minimizar los
efectos secundarios digestivos se encuentran entre los obstáculos para
los investigadores, explica Fatima Cody Stanford, médico y especialista
en obesidad de la Universidad de Harvard. Además, la falta de cobertura
entre las aseguradoras y la percepción de la obesidad como un problema
de estilo de vida han obstaculizado el progreso.
"La mayor parte del mundo todavía tiene que aceptar la obesidad como una enfermedad", dice.