BOSTON.- Un
reciente tratamiento contra el cáncer, basado en un sistema inmunitario
que ataca los tumores, podría mejorar a partir de un descubrimiento
realizado por un grupo de investigadores del Massachusetts General
Hospital (MGH, EE.UU.).
Los
científicos detectaron que un tipo de células del sistema inmunitario
entra en conflicto con los fármacos utilizados en esta clase de
tratamiento e impide su funcionamiento, según un estudio publicado hoy
en la revista Science Translational Medicine.
En
uno de estos enfoques, denominado "inhibición de los puntos de control
inmunitario", los expertos suelen suministrar al paciente medicamentos
para bloquear la acción de ciertas proteínas que impiden que el sistema
inmunitario elimine las células cancerosas.
Sin
embargo, estos tratamientos no siempre tienen éxito en todos los
pacientes, por lo que los científicos buscaban la razón de ello.
"Es
muy importante comprender eso y encontrar nuevas formas que nos
permitieran tratar a estos pacientes que no responden", dijo
Mikael Pittet, director del programa de Inmunología del Cáncer del MGH.
"Por
primera vez, hemos sido capaces de saber realmente lo que sucede con
esta terapia, cuando a los pacientes se les suministra esta droga",
agregó.
Al
analizar lo que pasaba en ratones, los científicos hicieron dos
descubrimientos, uno "esperable" y otro "sorprendente", según Pittet.
El
primero fue la constatación de que estos fármacos efectivamente logran
inhibir la acción de estas proteínas, al adherirse a las células T, uno
de los principales componentes del sistema inmunitario.
"Inyectamos
el medicamento y pudimos seguirlo a través de imágenes en animales
vivos, vimos que se adhieren a las células T y eso no fue sorprendente",
puntualizó Pittet.
Lo
que no esperaban era que la interacción entre las células y los
fármacos fuera tan corta, pues tras unos minutos la droga desaparecía.
Los
investigadores se volcaron entonces a descubrir adónde habían ido a
parar esta droga, que parecía "robada" de las células T, relató Pittet.
La
conclusión del estudio es que los macrófagos, componentes del sistema
inmunitario que también suelen estar presentes en los tumores, tienen
receptores que reconocen la presencia de la droga y la quitan de las
células T.
Para
Pittet, una de las principales preguntas que los investigadores deberán
responder ahora es cómo generar mejores fármacos que sean más
eficientes y no se adhieran a los receptores de los macrófagos.