sábado, 14 de julio de 2012

El corte de digestión, entre el mito y la realidad

El corte de digestión realmente, se trata de un cambio de temperatura y no tiene que ver tanto con la comida, como se puede pensar. Científicamente se llama hidrocución y lo que lo que coloquialmente denominamos 'corte de digestión' es la consecuencia de un cambio brusco de temperatura de la piel en contacto con el agua fría.

De este modo, el presidente de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), el doctor Enrique Domínguez Muñoz, define lo que es el corte de digestión.
"Ese cambio térmico brusco produce una reacción cardiovascular con una disminución de la frecuencia cardiaca que puede hacer que la persona que la padece sienta náuseas, a veces vómitos, se maree e incluso pierda el conocimiento", explica. Esto, científicamente, se llama síncope de hidrocución.
Este especialista, quiere dejar claro que el riesgo de padecerlo es independiente de la edad. Incluso, detalla el doctor, la gravedad de este cuadro es más elevado en personas de edad avanzada o con problemas de corazón.
Domínguez especifica que el corte de digestión es más probable cuando la temperatura del agua es especialmente baja o cuando la del cuerpo es especialmente alta. Del mismo modo, las doctoras Milagros Marín Ferrer y Carmen Medina, adjunto de Pediatría y jefe de la misma sección, respectivamente, del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, indican que ocurre, principalmente, en días muy calurosos y con el agua muy fría. "Son más frecuentes en los lugares en los que el agua está muy fría, como pozas o piscinas de la sierra", afirman.
Por tanto, el corte de digestión es más probable que ocurra después de hacer ejercicio físico o tras una larga exposición al sol. "Si después de estar un tiempo haciendo estas dos actividades, entras al agua de golpe, hay un riesgo de producirse", señala el doctor, ya que "el cuerpo pasa de estar de 40ºC a 20ºC en cuestión de segundos". Por eso es frecuente en niños, afirman los especialistas, porque éstos pasan de estar jugando a pleno, a "tirarse rápidamente al agua", sin "conciencia ninguna". Experimentando así, un cambio de temperatura muy brusco.
Dominguez Múñoz reitera que este cuadro tiene que ver con un cambio de temperatura y no tanto con la comida. Asegura que el proceso de digestión puede llegar a durar hasta cuatro horas, por lo que a pesar de meterte en el agua, el proceso de digestión sigue su curso. Es cierto que si las comidas son más copiosas, el proceso de digestión puede ser aún más largo. Por tanto, recomienda siempre entrar en el agua poco a poco, mojándose primero la cabeza. "Nunca hay que tirarse de golpe", aconseja.
No obstante, el especialista destaca que es más probable que después de comer se pueda producirse un corte de digestión, ya que después de la comida la sangre se acumula en el aparato digestivo y llega menos sangre a las otras partes del cuerpo, como el cerebro. "En esta situación es más fácil que un cambio brusco de temperatura y la reacción cardiovascular que conlleva produzcan mareo o pérdida de conocimiento, es decir, lo que llamamos 'corte de digestion", afirma.
Por otro lado, las pediatras del Hospital 12 de Octubre, afirman que la peor situación para los niños es si acaban de comer y el proceso de la digestión está en marcha. Por eso ellas sí recomiendan, para los más pequeños, desde que terminan de comer hasta que se bañen esperar 1,5 o dos horas, pero afirman del mismo modo que aunque no se cumplan estas normas, muchas veces no pasa nada.
Las doctoras del área de Pediatría del 12 de Octubre aconsejan que los niños no permanezcan directamente al sol durante mucho tiempo, que se pongan siempre gorros y que estén a la sombra durante y después de las comidas.
El máximo responsable de la FEAD, por su parte, aconseja entrar poco a poco en contacto con el agua e ir mojando el cuerpo progresivamente y sobre todo la cabeza antes de zambullirse. Si a pesar de todo comienza a sentir mareo, visión borrosa o náuseas, no corra riesgos innecesarios y salga inmediatamente del agua. "Mejor tener un poco más de paciencia que ser protagonista del susto del verano", concluye.
Juan Jesús Hernández, médico y responsable del Plan de Salud de Cruz Roja Española, explica que siempre que no exista peligro para nosotros, hay que sacar al afectado fuera del agua.
Si los síntomas son más leves, y la persona sale sin problemas del agua, y presenta náuseas y vómitos, el doctor asegura que lo mejor es mantener reposo digestivo durante unas horas.
Por el contrario, si los síntomas son exagerados, si se mantiene el mareo o no se controlan los vómitos, aconseja acudir a un centro sanitario para su valoración, según informa 'El Mundo'.

Un médico español alerta de que los días de calor extremo crece un 25% el riesgo de muerte

Los días de calor extremo tienen un impacto en la mortalidad y pueden aumentar hasta en un 25% el riesgo de muerte, según un estudio publicado este año con datos españoles, indicó el responsable de Cardiología del hospital USP San Carlos, de Murcia, el doctor Rafael Florenciano.

Las personas mayores, los pacientes con enfermedades del corazón conocidas con o sin insuficiencia cardíaca previa, los obesos y aquellos que toman diuréticos conforman la población de riesgo que debe tener especial cuidado en condiciones de calor, explicó.
A este grupo, Florenciano recomienda mantener los hábitos de ejercicio, pero evitando las horas de más calor o realizando la actividad en lugares frescos, así como tomar frecuentemente bebidas frescas. Asimismo, aconseja pasar los momentos de más calor en habitaciones frescas, si es necesario con aire acondicionado.
Según este especialista, la deshidratación baja el peso, por lo que en días calurosos se deben pesar más a menudo y, si hay un descenso de más de 500 gramos en un día, acudir a su médico, especialmente si toma diuréticos.
Este especialista señaló que existe evidencia de que las temperaturas extremas afectan a la salud.
Un estudio publicado este año con datos españoles demuestra que los días de calor extremo tienen un impacto en la mortalidad diaria, con una subida de la misma de un 25%, especificó Florenciano, que es también jefe del Servicio de Cardiología del hospital USP San Jaime, de Torrevieja, en Alicante.
El aumento del riesgo de muerte está estrechamente relacionado con las enfermedades respiratorias, cerebrovasculares y cardiovasculares. Entre estas últimas destaca el infarto de miocardio y, sobre todo, la insuficiencia cardíaca.
Esta última es la vía final común de varias enfermedades del corazón e implica la falta de capacidad del corazón para responder a las demandas del resto del organismo. Se caracteriza por falta de aire al hacer esfuerzos, cansancio y, frecuentemente, retención de líquidos.
«Los pacientes con insuficiencia cardíaca deben ser extremadamente cuidadosos con las altas temperaturas, puesto que tienen una función cardíaca disminuida que en estas condiciones se pone a prueba», expuso el médico.

Una buena hidratación y usar protección solar, claves para tener un bronceado saludable

La doctora de medicina estética del Hospital USP, en Madrid, Leticia Arregui, ha aconsejado a las personas que quieran disfrutar de un bronceado saludable de cara a las vacaciones estivales que es importante hidratar la piel y usar siempre protección solar.

  La doctora ha alertado de las consecuencias "negativas" de tomar el sol sin protección. "Podemos sufrir fotoenvejecimiento", ha recalcado la especialista.
   "Las partes del cuerpo más  sensibles son el rostro, escote, manos y los empeines, es ahí donde empiezan a notarse los primeros signos del envejecimiento", ha declarado la doctora.
   Además, Arregui ha recomendado el peeling como tratamiento para "combatir" el fotoenvejecimiento y las arrugas causadas por una mala exposición al sol.
   Por último, la doctora ha recordado que el sol tiene efectos "positivos" porque libera endorfinas, en concreto la "hormona de la felicidad".

Agua salada, compresas frías y pomada durante dos días, el mejor tratamiento contra las picaduras de medusas

Llega el verano y como cada año, cuando se producen altas temperaturas y tras un invierno de pocas lluvias, aparecen en las playas españolas sobre todo mediterráneas las medusas que en forma de plagas fondean cerca de la orilla picando a los bañistas. El remedio para las picaduras de estos organismos de cuerpo gelatinoso es agua salada para limpiar la herida, aplicar compresas frías para el dolor y pomada, con antihistamínico o corticoides, para reducir la inflamación.

   Por el contrario, el internista del Hospital San Camilo de Madrid, el doctor Javier Montero, desmiente que utilizar agua dulce o orina para limpiar la herida pueda servir para mejorar o reducir el dolor. Del mismo modo, afirma, está contraindicado el uso de arena para cubrir o frotar la herida, ya que "solo se va a conseguir extender la erupción cutánea mucho más, porque se va a extender el tóxico".
   Playas de Murcia, Huelva, Cádiz o Málaga son algunas de las que ya han sufrido estas plagas y sus consecuencias que "crean alarma social", pese a ser un problema "general" de todos los veranos. El motivo de su proliferación en ambientes calidos oceánicos como el mediterráneo, es debido a circunstancia medioambientales como la escasez de lluvia, que reduce el agua dulce en las zonas costeras y que tan poco les gusta a estos celétereos. Asimismo, los vientos y el aumento de los vertidos tóxicos, que "pueden crear un nutriente especial que favorezca la alimentación de estas medusas y su proliferación", favorecen su aparición.
   La primera recomendación de este experto es seguir los consejos de los efectivos de Cruz Roja en las playas, o en su defecto de los sistemas de vigilancia que activan el protocolo de información a los usuarios, y que suelen informar de dónde se encuentra los bancos de medusas.
   Una vez que no se ha podido prevenir la picadura de la medusa, Montero recuerda que "se trata de una incidencia menor", provocada por una sustancia tóxica que se encuentran en cápsulas en sus tentáculos y que se inyectan en la piel produciendo una erupción. "El síntoma fundamental es el dolor y el picor local en la zona que entra en contacto con el tentáculo", explica.
   La mayoría de las picaduras suelen producirse en brazos y piernas, donde se observa una urticaria que ocasiona una marca como la que produce un látigo, una erosión con pústulas que "provocan un intenso picor y dolora nivel local donde se encuentra la picadura".
   "Habitualmente los síntomas no van a pasar de ahí", advierte, sin embargo existe un numero reducido de pacientes que pueden presentar un 'shock' anafiláctico por una reacción alérgica al tóxico de la medusa. Asimismo, recuerda, tienen que tener especial cuidado los bebés por tener un sistema inmunológico inmaduro, y las personas mayores, sobre todo aquellas que presentan patologías de base cardiovascular o están polimedicados.
   Las recomendaciones son: lavar la zona con agua salada mejor que con agua dulce para evitar que se extienda; la aplicación de compresas frías para aminorar el dolor y el picor; y si existe algún tentáculo clavado sacarlo utilizando guantes para evitar que se clave en la persona que lo esta extrayendo. Para extraerlo el uso del vinagre puede ser beneficioso porque ayuda a que se desprenda de la piel.
   Además, el paciente "mejorará mucho" si durante las primeras 48 ó 72 se hecha una pomada que contengan antihistamínicos y corticoides. La lesión no dura más de tres días, el dolor intenso entre 30 y 60 minutos, aunque puede llegar a las 6 ó 7 horas, en este caso el consejo es acudir a un centro de salud para aplicar de modo sistémico estos tratamientos ante un posible 'shock' anafiláctico.

Usar tapones en los conciertos, alejarse de los altavoces y no exponerse a otros ruidos previene la pérdida auditiva

Usar tapones en los conciertos, alejarse de los altavoces y no exponerse a otras fuentes de ruido una vez terminado el espectáculo ayuda a prevenir las pérdidas auditivas que se producen en ese tipo de eventos y que, además, pueden provocar problemas "muy severos" en los oídos.

   Y es que, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen que no se debe exponer el oído a ambientes de ruido superiores a los 65 decibelios. En cambio, en los conciertos de música el volumen puede llegar a más de 120 decibelios cuando, según ha comentado  una responsable de protección auditiva, Mari Reina, el daño auditivo irreversible se ocasiona a los 130 decibelios.
   En concreto, las exposiciones a niveles tan altos de ruido producen una descarga auditiva que genera fatiga en las células internas del oído y que producen una especie de "zumbido" y una sensación de presión y de pérdida temporal de la audición. Estos síntomas suelen desaparecer a las 24 horas aunque hay en ocasiones en las que continúan durante más tiempo y se hace necesario acudir a un especialista.
   Por ello, la experta ha insistido en la necesidad de que se utilicen tapones cada vez que se acuda a un concierto y que, inmediatamente después de que finalice, se deje un tiempo prudencial antes de someterse a otras actividades que conlleven elevados niveles de decibelios --como estadios, gimnasios o discotecas--, con el fin de recuperar la fatiga a la que se han sometido dichas células auditivas.
   En este sentido, Reina ha asegurado que el uso de tapones no disminuye la calidad de la música escuchada sino que se percibe con una menor intensidad y, por consiguiente, con un menor riesgo de sufrir una pérdida permanente de audición.
   "Es necesario concienciar a la población de estos peligros y, especialmente, a los más jóvenes porque son los que más se exponen a estos altos niveles de decibelios y no se dan cuenta de que más adelante pueden tener problemas irreversibles en los oídos", ha recalcado.
   De hecho, un reciente estudio publicado en junio por la revista americana 'Otology & Neurotology' y dirigido por doctora del House Clinic y del House Research Institute, M. Jennifer Derebery, señala que el 72 por ciento de los adolescentes que acuden a un concierto de música pop experimentan una reducción en su capacidad auditiva.
   Además, según las cifras de previsión de asistencia a los conciertos estivales que se organizan en España, el número de jóvenes afectados por este fenómeno superará el millón entre los distintos escenarios que, este año, han comenzado a sonar desde el 21 de junio, Día Europeo de la Música.