viernes, 12 de septiembre de 2014

Desarrollan un parche con docenas de microagujas, capaces de inocular medicamentos sin dolor

SINGAPUR.- Las inyecciones pueden encontrar pronto una solución más rápida, más eficaz y además, indolora. La clave está en un pequeño parche adhesivo cubierto con agujas minúsculas, diseñado por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS).

Este equipo, dirigido por el doctor Kang Lifeng del Departamento de Farmacia de la NUS, ha desarrollado con éxito una técnica simple para encapsular la lidocaína, un analgésico común, o el colágeno en estas diminutas agujas unidas a un parche adhesivo. Cuando se aplica a la piel, las microagujas administran el fármaco o el colágeno rápidamente sin ninguna molestia para el usuario.
Esta innovación podría ser utilizada clínicamente para administrar analgésicos de forma no invasiva a pacientes, o en centros de atención domiciliaria para pacientes que sufren de enfermedades como diabetes o cáncer. Además, este novel sistema de administración transdérmica también podría ser utilizado para fines cosméticos, como demostraron los investigadores con la aplicación de colágeno.
Una administración más rápida de los analgésicos es la clave para gestionar eficazmente situaciones de dolor agudo y crónico. Actualmente, estos fármacos se administran principalmente a través de inyecciones, o mediante el uso de parches transdérmicos convencionales, que puede tener una eficacia limitada debido a la variabilidad de la absorción del fármaco entre los distintos individuos.
Para hacer frente a este problema, Kang y los miembros de su equipo utilizaron un proceso de fotolitografía para fabricar un parche transdérmico con microagujas poliméricas. Las diminutas agujas se encapsularon con lidocaína, un analgésico común.
Los experimentos de laboratorio mostraron que el nuevo parche de microagujas puede empezar a administrar la lidocaína a los cinco minutos, mientras que un parche de lidocaína convencional tarda 45 minutos hasta que el medicamento penetra en la piel.
Por tanto, es posible acortar el tiempo de administración de fármacos ya que estas microagujas crean canales porosos en la piel para hacerlo rápidamente. Y como las agujas son aproximadamente de 600 micrómetros de longitud, no causan ningún dolor perceptible en la piel.
El parche también incluye un sistema de depósito para actuar como soporte, evitando el cierre prematuro de los poros en miniatura creados por las microagujas. Esto facilita que los fármacos sigan penetrando en la piel después de un tiempo. Además, el tamaño del parche es fácilmente ajustable, a fin de poder encapsular diferentes dosis de fármacos.
Mediante una administración más rápida de los analgésicos, los pacientes podrían, potencialmente, experimentar un alivio más rápido de su dolor. Además, esto podría reducir también el tiempo necesario de aplicación, lo que reduciría la probabilidad de desarrollar irritación de la piel a causa del parche.
Los investigadores publicaron todos estos resultados en la última edición de la revista científica Molecular Pharmaceutics.
Kang cree que este parche podría tener también aplicaciones pediátricas. "Una aplicación potencial es la vacunación para los bebés. El parche se puede aplicar en el brazo del bebé cinco minutos antes de la vacuna, para inocular el analgésico. De esta manera, la vacunación puede ser potencialmente indolora para los bebés".
Dado que este sistema de administración transdérmica es fácil de fabricar y comercialmente escalable, el equipo de investigadores está ahora en contactos con la industria para lograr comercializar su trabajo.

Investigadores hallan una estrategia no tóxica para tratar la leucemia

BOSTON.- Un estudio que compara cómo las células madre de la sangre y las células de leucemia consumen nutrientes revela que las cancerosas son mucho menos tolerantes a los cambios en el suministro de energía que sus contrapartes normales. Los resultados sugieren que podría haber maneras de dirigir el metabolismo de la leucemia para que mueran las células cancerosas sin que los otros tipos de células se vean afectadas.

   Los científicos del Instituto de Células Madre del Centro de Medicina Regenerativa del Hospital General de Massachusetts y el Departamento de Células Madre y Biología Regenerativa de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, realizaron el trabajo, publicado en la revista 'Cell', en colaboración con investigadores del Instituto Koch de Investigación del Cáncer en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos.
   "Se ha sabido durante décadas que las células cancerosas utilizan la energía de manera diferente que la mayoría de los tipos de células", explica el autor principal de la investigación, David Scadden. Su equipo comenzó examinando las células madre de la sangre y sus descendientes directas, células progenitoras de sangre que tienen una capacidad más limitada para diferenciarse.
   Los investigadores modificaron la forma en la que las células toman los nutrientes de dos maneras: a través de un encendido y apagado de la glucosa (azúcar) y por medio de sutiles ajustes que aumentan o reducen la glucosa, como un control de volumen. Los expertos encontraron que apagar el interruptor de la glucosa hizo que las células madre murieran mientras que elevar el control del volumen de la glucosa afectó a la producción normal de energía en las células descendientes, de alguna manera para mejor.
   "Ésa fue una interesante distinción entre estos dos tipos de células", subraya Scadden, profesor de Medicina en la Universidad de Harvard Gerald. "Ellas tienen funciones muy diferentes y es posible imaginar que van a usar sus nutrientes de manera muy distinta, pero nadie había definido antes esta cuestión", agrega.
   Los investigadores introdujeron después genes corruptos para hacer que las células madre de la sangre y sus descendientes se vuelvan cancerosas (que respectivamente dan lugar a la leucemia aguda y crónica) y sometieron a las células cancerosas a las mismas manipulaciones de glucosa que sus contrapartes normales. El equipo encontró que, independientemente de en qué células comenzaran, las células de leucemia fueron sensibles tanto al encendido y apagado de la glucosa como al control del volumen.
   "Uno de los principales obstáculos para la terapia del cáncer es que mientras que los medicamentos son eficaces para matar las células cancerosas, también son tóxicos para las células normales", subraya el primer autor del trabajo, Ying-Hua Wang, becario postdoctoral en el laboratorio de Scadden. "En este estudio, hemos encontrado una manera de diferenciar la sensibilidad entre las células normales y malignas, lo que sugiere un potencial ángulo terapéutico".
   "Las células cancerosas no son como las normales en un montón de maneras, pero una de ellas es que se quedan encerradas en un modo concreto de comportamiento", afirma Scadden. "Estas células son tan singulares en la forma en que manejan la glucosa que crean una oportunidad única para intervenir. Las células normales no consiguen esa alteración porque tienen otros mecanismos de energía en su lugar", matiza.
   Las empresas privadas han desarrollado fármacos que actúan sobre el metabolismo del cáncer, pero principalmente en los tumores sólidos. Scadden espera que este estudio pueda abrir la puerta a asociaciones de la industria y la generación de nuevos tratamientos. Además, se necesita más investigación para determinar si los cánceres no sanguíneos tienen diferencias similares en la sensibilidad del metabolismo.