Investigadores de la Universidad de Uppsala
en Suecia han demostrado con éxito en ratones que, si se interfiere la
memoria del miedo en el momento justo y los recuerdos son recientes, se
puede debilitar su impacto en el cerebro, según los resultados de su
estudio que publica la revista 'Science'.
El trabajo ha sido dirigido por el investigador Thomas Agren, que
empleó una técnica de resonancia magnética funcional para observar los
efectos del miedo en personas, descubriendo que, después de un impacto
traumático, el recuerdo y su consolidación se fija en la amígdala
cerebral, al igual que pasaba con los ratones.
"Sabemos que la amígdala cerebral es una estructura de vital
importancia para centralizar el miedo y almacenarlo a largo plazo", ha
explicado este experto en declaraciones al Servicio de Información y
Noticias Científicas (SINC).
De este modo, lo que han conseguido Agren y su equipo ahora ha
sido demostrar que "es posible borrar la huella de los recuerdos
temerosos en la memoria de dichas amígdalas y debilitarlo al interrumpir
el período de reconsolidación en el cerebro".
Para comprobar si el proceso de borrado era igual en humanos, el
equipo de científicos analizó el comportamiento de un grupo de personas a
las que se les presentó varias imágenes que les provocaban temor. Para
activar sus recuerdos les mostraron estas fotografías repetidamente
hasta interrumpir el proceso de consolidación.
"Los sujetos se mostraban conscientes hasta que recibieron el
primer día el estímulo que les produjo el 'shock'. A los cinco días del
experimento, ya no mostraron reacciones de miedo al interrumpir el
proceso de reconsolidación, ya que la memoria se hizo neutra y no incitó
al miedo", asegura el investigador.
El trabajo demostró que este mecanismo de actualización de los
recuerdos en el cerebro puede ser interrumpido de tal forma que la
amígdala ya no reacciona al miedo.
"Por qué un recuerdo se vuelve inestable no está claro.
Posiblemente es un mecanismo de actualización de la memoria que nos
ayuda a añadir nueva información a los recuerdos o cambiar su valor
emocional", concluye Agren.
Según los científicos, esta investigación supone un gran avance
para conocer más sobre la memoria humana y podría ayudar a mejorar los
tratamientos de problemas como la ansiedad o las fobias.