MADRID.- El cáncer es un amargo indicador del desarrollo socioeconómico, como muestra el último informe mundial
de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Sus
estimaciones calculan que en 2018 habrá 18,1 millones de nuevos casos y
9,6 millones de muertes a causa de esta enfermedad en el planeta. Uno de
cada cinco hombres y una de cada seis mujeres en el mundo desarrollan
un tumor a lo largo de su vida. Y uno de cada ocho hombres y una de cada
11 mujeres morirá por la enfermedad, pero el panorama es brutalmente
diferente por regiones, publica hoy el diario El País.
Europa registra el 23% de los casos y el 20% de las muertes, con solo
el 9% de la población mundial. América cuenta con el 21% de la
incidencia y el 14% de los fallecimientos, con el 13% de los habitantes
del planeta. África, con casi 500 millones de habitantes más que Europa,
no llega al 6% de los casos.
“En sociedades más desarrolladas la
esperanza de vida es más alta y hay mayor incidencia de cáncer. En
países menos desarrollados viven menos y mueren más por causas
infecciosas [VIH/sida y malaria]”, explica Rafael Marcos-Gragera, epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, dependiente
de la Organización Mundial de la Salud, publica sus estimaciones
periódicamente, basándose en los escasos datos de los registros
nacionales y en extrapolaciones. En su anterior informe, de 2012,
calculó 14,1 millones de nuevos casos (un 28% menos que ahora) y 8,2
millones de fallecimientos (un 17% menos).
“La incidencia del cáncer y
la mortalidad están creciendo rápidamente en todo el mundo. Las razones
son complejas, pero reflejan tanto el envejecimiento como el crecimiento
de la población, así como los cambios en la prevalencia y la
distribución de los principales factores de riesgo, varios de los cuales
están asociados con el desarrollo socioeconómico”, señalan los autores
del nuevo informe, encabezados por el epidemiólogo Freddie Bray.
El presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica, Josep Tabernero,
recuerda que “el 40% de los casos de cáncer se podría evitar adoptando
hábitos saludables”, como reducir el tabaquismo, la obesidad y el
consumo de alcohol.
Tabernero, director del Vall d’Hebron Instituto de
Oncología, urge a las autoridades a poner en marcha “campañas de
educación y políticas que penalicen el tabaco, las bebidas azucaradas y
las grasas saturadas”. En opinión del experto, “tratar es muy caro, hay
que luchar por prevenir”.
El nuevo informe calcula que en el mundo ya hay casi 44 millones de
personas que siguen vivas cinco años después del diagnóstico de un
cáncer, un tiempo que en muchos casos se considera curación.
“Cuantos
más haya, mejor, pero hay que recordar que los curados o los largos
supervivientes a veces son estigmatizados o sufren secuelas por los
tratamientos. Hay muchas personas curadas que ya no vuelven a conseguir
un trabajo”, advierte Tabernero.
El tabaquismo sigue siendo el enemigo público número uno.
El cáncer de pulmón es el tumor más habitual, con el 11,6% de los
casos, y es la principal causa de muerte, con más del 18% de los
fallecimientos, sumando hombres y mujeres. El cáncer colorrectal
(881.000 muertes, 9,2%), el cáncer de estómago (783.000, 8,2%), el
cáncer de hígado (782.000, 8,2%) y el cáncer de mama (627.000, 6,6%) son
los siguientes tumores malignos más letales.
“La mortalidad aumenta menos que la incidencia, lo que quiere decir
que la mortalidad disminuye”, apunta Tabernero. En los países ricos, la
supervivencia al cáncer a los cinco años del diagnóstico ha aumentado de
manera generalizada en las últimas décadas.
En España, por ejemplo,
alcanza el 90% en próstata, el 87% en melanoma, el 85% en mama y el 65%
en cuello de útero. La desigualdad, sin embargo, es escandalosa por países,
según demostró un estudio internacional publicado en enero. La
supervivencia a los cinco años de un niño diagnosticado con un tumor
cerebral es del 36% en México, del 66% en España y del 80% en Suecia.