lunes, 15 de octubre de 2012

Marie Monique Robin: 'La cadena de alimentos está contaminada'


PARÍS.- El veneno nuestro de cada día” es el título del último libro de la periodista francesa Marie Monique Robin quién se hiciera muy conocida luego de la publicación de un estudio anterior cuyo título era “El mundo según Monsanto”, donde denunciaba las maniobras de la transnacional que acaba de anunciar la construcción de nuevas plantas de producción en Argentina. En el nuevo libro, que de alguna manera es continuación del anterior. "La cadena de alimentación está contaminada", mantiene esta periodista especializada en agroalimentación y que acaba de publicar en España ese libro, una investigación sobre las sustancias químicas que llegan a nuestro plato.

En el nuevo libro esta investigadora analiza con detalle las moléculas químicas a las que estamos expuestos en nuestro entorno y en nuestra alimentación. Las analiza, según explica en una entrevista, partiendo de "lo más simple y de lo menos discutible", como las "intoxicaciones agudas y después crónicas de los agricultores expuestos directamente a los pesticidas" hasta llegar a lo más complejo: los efectos a dosis pequeñas de los residuos de productos químicos que "todos tenemos en el cuerpo".
Dos años de investigaciones por Asia, Norteamérica y Europa, testimonios de expertos, multitud de informes de miembros de agencias de regulación alimentaria y estudios científicos avalan este nuevo trabajo, en el que la periodista sostiene que miles de moléculas químicas han invadido nuestra alimentación desde la Segunda Guerra Mundial y que "solo un diez por ciento de ellas ha sido estudiadas seriamente"
"Esta invasión química está vinculada al desarrollo de la sociedad de consumo, que ha provocado la salida al mercado de miles de productos de consumo corriente cuya fabricación o transformación se basa en unos procesos químicos cuya toxicidad está muy mal evaluada", según la periodista.
Una crítica que realiza Robin tras analizar el sistema de evaluación de los productos químicos tal como lo practican las agencias de reglamentación nacionales o europea, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que se basan en el principio de Paracelso, el médico suizo del siglo XVI que afirmó que solo la dosis hace el veneno.
Inspirándose en este principio, según cuenta la autora, las agencias de reglamentación desarrollaron una norma llamada ingesta diaria admisible (IDA), que "es la dosis de veneno químico que se supone que podemos ingerir cada día sin enfermar".
Esta IDA es "un engaño que no protege a los consumidores, sino a los fabricantes", según la autora de “El mundo según Monsanto”, un ensayo sobre esta multinacional de semillas transgénicas a la que acusa de practicas "mafiosas".
¿Y cómo afecta esta "invasión" a nuestro cuerpo? Para responder a esta pregunta Robin parte por explicar qué son lo que los científicos llaman "perturbadores endocrinos", una clase de productos químicos particularmente peligrosos, moléculas químicas que son hormonas de síntesis o que imitan la acción de las hormonas naturales.
"Están en todas partes, como el bisfenol A en los biberones, en los recipientes de plástico duro o en las latas de conservas, los taflatos en los plásticos blandos o el PFOA en las sartenes antiadherentes (teflón), los cosméticos, los detergentes, y, por supuesto, los pesticidas", según la especialista. 
En el caso de estas moléculas, según la periodista, no es "la dosis la que hace el veneno", sino el momento de exposición. "La epidemia del cáncer no se debe al envejecimiento de la población. Las estadísticas demuestran que la tasa de incidencia aumenta en todas las franjas de edad, tanto en los jóvenes como en las personas mayores. Por lo tanto, estamos ante una auténtica 'epidemia', por retomar las palabras de la OMS", según Robin.
Esta epidemia, a su juicio, se debe al "medio ambiente y al modo de vida", como dice que le explicó Christopher Wild, director del Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, en sus siglas en inglés), que depende de la OMS.
En los últimos 30 años, tal y como señala, el índice de cáncer ha aumentado más de un 40% y el incremento de enfermedades como la leucemia y los tumores cerebrales en niños ha sido aproximadamente del 2%.- Además, en los países desarrollados, también se han multiplicado los problemas de origen neurológico (Parkinson y Alzaheimer) y las disfunciones en la reproducción.
Ante esta situación, Robin urge a tomar medidas para prohibir estos "perturbadores endocrinos", que "tienen además la capacidad de interactuar en nuestros organismos a unas dosis extremadamente bajas", como un residuo de pesticidas que se encuentra en una fruta o verdura
Mientras se espera a que se retiren del mercado cientos de moléculas "extremadamente tóxicas, lo mismo que muchos pesticidas", habría que informar, según Robin, a las mujeres embarazadas para que eviten todos los alimentos procedentes de la agricultura química o los productos transformados de la industria agroalimentaria, o los cosméticos no biológicos (en particular los desodorantes).
¿Qué podemos hacer para liberarnos de esta contaminación química?: Robin lo tiene claro, fomentar una transición generalizada a la agricultura biológica".
 "Hay que comer productos bio, y sobre todo los niños más pequeños", concluye. Ecoportal.net

Las células de grasa también necesitan dormir

En un nuevo estudio que desafía la noción de que la función principal del sueño es dar descanso al cerebro, un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago (EEUU) ha descubierto que el sueño deficiente tiene un impacto nocivo sobre las células grasas, lo cual reduce en un 30 por ciento su capacidad de respuesta a la insulina. La investigación ha sido publicada en 'Annals of Internal Medicine'.

   La falta de sueño ha sido asociada con la alteración de la función cerebral, causando disminución del estado de alerta y reduciendo la capacidad cognitiva. Ahora, este nuevo estudio ha descrito, por primera vez, un mecanismo molecular que conecta directamente la pérdida de sueño con la alteración de la regulación energética en los seres humanos, un proceso que puede causar aumento de peso, diabetes y otros problemas de salud.
   "Hemos observado que las células de grasa necesitan dormir para funcionar correctamente", señala el coautor del estudio, Matthew Brady, de la Universidad de Chicago.
   Según explica el investigador, "el tejido adiposo almacena y libera energía; en el modo de almacenamiento, las células grasas eliminan ácidos grasos y lípidos de la circulación, donde pueden dañar otros tejidos. Cuando las células grasas no pueden responder de manera efectiva a la insulina, estos lípidos se quedan en la sangre, dando lugar a complicaciones graves".
   La coautora Esra Tasali realizó un estudio con seis hombres y una mujer, todos jóvenes, delgados y saludables. Cada voluntario pasó por dos condiciones de estudio en cuatro semanas. En uno, cada persona pasó 8,5 horas por noche en la cama, durante cuatro noches consecutivas. En el otro, durmieron 4,5 horas durante cuatro noches.
   La mañana después de la cuarta noche, tras haber pasado por las dos condiciones de sueño, los voluntarios fueron sometidos a una prueba de tolerancia a la glucosa intravenosa. Los investigadores realizaron entonces una biopsia, obteniendo células de grasa abdominal de cada voluntario, y midieron cómo respondían estas células de grasa a la insulina.
   Los investigadores evaluaron la sensibilidad a la insulina a nivel molecular mediante la medición de la fosforilación de una proteína llamada Akt, en las células de grasa. Después de cuatro noches de sueño deficiente, la respuesta de insulina en todo el cuerpo disminuyó en un promedio del 16 por ciento, y la sensibilidad a la insulina de las células de grasa disminuyó en un 30 por ciento.
   "Algunas personas dicen que pueden tolerar los efectos cognitivos de la privación del sueño", señala la coautora Eve Van Cauter, de la Universidad de Chicago, "sin embargo, nuestro muestra que la privación de sueño produce un cambio significativo en la sensibilidad a la insulina, por lo que el cuerpo no tolera las consecuencias metabólicas".

Un hospital de Madrid realiza cinco ensayos con células madre adultas

El Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid está realizando cinco ensayos clínicos con células madre adultas para tratar el cáncer refractario en niños, la anemia de Fanconi o, incluso, los tumores cerebrales.

   Así lo han explicado el jefe de servicio de Onco-Hematología del Hospital Universitario Niño Jesús, Luis Madero López; el coordinador del laboratorio de investigación Onco-Hematología del mismo centro, Manuel Ramírez Orellana; el director de la Unidad de Terapia Celular del Hospital Universitario de La Paz de Madrid, Damián García Olmo; y el codirector del servicio de Terapia Endovascular y Percutánea del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid, Alfredo Casasco.
   Todos ellos han destacado la importancia que tiene la investigación con las células madre adultas que, según han informado, son de dos tipos: hematopoyéticas, se encuentran en la médula ósea, en la sangre periférica movilizada y, muy abundantemente, en la sangre del cordón umbilical; y mesenquimales que se encuentran en los huesos, la grasa o los cartílagos.
   En concreto, los ensayos que está realizando el Hospital Niño Jesús, y en los que por ahora han participado unos 60 o 70 pacientes menores de 15 años, son para el cáncer de neuroblastoma, la anemia de Fanconi, la prevención de complicaciones de trasplante hemotopoyético, los tumores cerebrales y la inmunoterapia celular para tumores sólidos. De todos estos ensayos uno es de terapia génica, otro es de viroterapia oncolítica y el resto desarrolla estrategias de terapia celular.
   Sin embargo, los datos de estas investigaciones, que han empezado este año, no se podrán conocer hasta dentro de dos años ya que están en fase inicial. Aunque, según han informado los expertos, se ha realizado una terapia combinada con células mesenquimales y virus oncolíticos en un paciente con neuroblastoma --que no estaba dentro del ensayo-- y que ha conseguido recuperarse del cáncer. Y es que, al parecer, este tipo de células son capaces de leer las señales de las células madre dañadas y acudir donde se está produciendo un contagio.
   Por ello, los investigadores, en colaboración el doctor Ramón Alemany, están extrayendo de los pacientes células mesenquimales, a las que se les introducen estos virus --que actúan como medicamentos-- y, posteriormente, se las vuelven a incorporar a estos enfermos. El objetivo, por tanto, es que las propias células acudan a las que están dañadas para poder repararlas.
   Asimismo, el Hospital Niño Jesús y el Centro de Investigaciones Energéticas, Mediambientales y Tecnológicas (CIEMAT), junto con el  Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER), han establecido las bases de un proyecto pionero de terapia génica en pacientes con anemia de Fanconi. En este caso, se extraen las células hematopoyéticas del paciente, se corrigen en el laboratorio y se reintroducen en los pacientes.
   Estas investigaciones van a ser presentadas en el I Simposio 'Terapia celular con células madre adultas. Una realidad hoy. Un futuro lleno de posibilidades', en la que, además, se estudiará la forma en la que estas células pueden curar enfermedades neurológicas gracias a la utilización de la sangre del cordón umbilical, la cual, además, sirve para tratar otras 70 enfermedades genéticas pediátricas.
   "Existen varios estudios que intentan demostrar la utilidad de las células en parálisis cerebral--las primeras investigaciones han sido realizadas en Estados Unidos--, aunque la información de la que disponemos actualmente es prácticamente desconocida a pesar de que hay algunos datos preliminares que reflejan que esta terapia puede mejorar estas patologías", ha comentado el jefe de servicio de Onco-Hematología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús y coordinador del simposio.
   Por último, el director de la Unidad de Terapia Celular del Hospital Universitario La Paz ha destacado que las células mesenquimales consiguen mejorar "extraordinariamente" los procesos de cicatrización y ha asegurado que se ha conseguido curar las fístulas producidas por la enfermedad de Crohn. "Este hecho es muy importante porque la base de la cirugía es la cicatrización, por tanto si se avanza en esta materia la gran mayoría de las especialidades clínicas podrán beneficiarse de este proceso", ha concluido García Olmo.

Hasta el 5% de la población española podría ser ludópata

Hasta el 5% de la población española podría tener un problema de ludopatía, "un trastorno crónico discapacitante que comporta importante consecuencias para las personas que lo padecen y su entorno", ha señalado el doctor Alfonso Sanz, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP).

   "El juego patológico, al igual que otras alteraciones del control de los impulsos, hace que los afectados no puedan resistir la tentación de jugar. La persona no puede controlar su voluntad y continúa jugando de forma persistente, recurrente y desadaptativa a pesar de que esto lesione todas las esferas de su vida", ha explicado por su parte, la doctora Elena Ros, psiquiatra del Hospital Universitario Vall d'Hebron (Cataluña).
   En los adultos, este tipo de conductas se asocia desde un punto de visa médico a un déficit cognitivo con pérdida de memoria y a problemas de sueño. Mientras que, en adolescentes, se relaciona con bajo rendimiento, fracaso escolar, irritabilidad, pérdida de interés por la vida y problemas de sueño.
   Durante los últimos años, se ha registrado un aumento de este trastorno patológico en adolescentes. "La mayoría de los jóvenes juega y no tiene problemas a causa de esta conducta. Sin embargo, se ha incrementado la prevalencia de juego patológico en adolescentes, superando las tasas observadas en los adultos", ha indicado Ros.
   De acuerdo con esta psiquiatra, este tipo de conductas está asociado a la mayor aceptación del juego por parte de la sociedad y al incremento de la promoción del mismo a través de Internet. En concreto, entre los 14 y 18 años es la franja de edad en la que se concentra el mayor número de jugadores.
   En la aparición de la ludopatía en adultos y jóvenes intervienen tanto aspectos ambientales como biológicos. "Todavía tenemos mucho que conocer sobre las bases neurobiológicas de las adicciones y dependencias. Se están estudiando ciertos genes que parece que podrían estar implicados en la génesis de este trastorno, de forma que algunos factores predisponentes en el juego patológico podrían estar condicionados genéticamente", ha indicado Sanz.
   No obstante, su papel varía en cada individuo y en función del sexo. "Sabemos, no obstante, que las personas más frágiles constituyen el grupo más vulnerable y este tipo de personalidades se observan, sobre todo, en adolescentes", ha señalado.
   Además, en uno de cada cuatro casos, suele estar asociado a un trastorno psiquiátrico, fundamentalmente depresión, manía y ansiedad, y también al consumo de sustancias adictivas, casi en el 40 por ciento de los casos. Este tipo de conductas se suele manifestar con más frecuencia en personas con antecedentes familiares de adicción al juego.  
   Para la doctora Ros, el problema principal asociado al juego patológico radica en la falta de concienciación sobre que es un problema que exige ser diagnosticado y tratado. "Los ludópatas no suelen acudir al médico y, por tanto, no reciben ayuda que les podría permitir controlar esta adicción, que es tan severa como otras, por ejemplo, aquellas asociadas al consumo de drogas", ha dicho.
   Sin embargo, existen formas de controlar estos impulsos mediante tratamientos basados en estrategias de tipo cognitivo-conductual, de control de los impulsos, con los que parece se logra una disminución de la frecuencia y el deseo de jugar así como un aumento del control.
   En general, este tipo de conductas se producen más en hombres que en mujeres de forma que duplican las tasas de incidencia, "aunque se viene observando un incremento de la prevalencia en las féminas", ha apuntado esta experta.
   Estos trastornos están asociados a la necesidad de contar con una vía de escape frente a la insatisfacción y la frustración de la vida cotidiana. "Por el contrario, los varones buscan en el juego sensaciones y acción", ha matizado. Una teoría que explica que los hombres prefieren las apuestas deportivas y el 'blackjack', y las mujeres, el bingo y las maquinas recreativas.
   También es diferente el momento de inicio en el juego. En las mujeres se produce en etapas más tardías, y en los hombres empiezan en la juventud, con una disminución a medida que se envejece.

Un fármaco usado en trasplantes podría retrasar el desarrollo del Alzheimer

Un fármaco inmunosupresor utilizado habitualmente para evitar el rechazo en trasplantes podría servir para retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, según pone de relieve un estudio que publica este domingo la revista 'Nature'.

   La rapamicina, como se llama el medicamento, no cura el Parkinson, pero sí "puede proteger y retrasar la aparición" de enfermedades neurodegenerativas, ha señalado en un comunicado el jefe del grupo de Neuropatología del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), Isidro Ferrer, que ha participado en el estudio.
   El trabajo ha estado coordinado por investigadores del International School for Advanced Studies (Sissa) de Trieste (Italia), y es fruto de cinco años prolongados de trabajos desde que se descubrió que los pacientes de Parkinson presentan un déficit en la proteína Uchl1.
   Los científicos desconocían el mecanismo que producía dicho déficit, pero gracias a un proyecto europeo llamado Dopaminet, que abordó cómo las células cerebrales cuyo neurotransmisor es la dopamina están implicadas en el Parkinson, adviertieron que la proteína se regulaba mutuamente con su proteína espejo --configurada de manera inversa--.
   De hecho, la investigación contrastó que cuando la proteína espejo se encuentra en el núcleo de la célula no interacciona con la proteína, mientras que si se localiza en el citoplasma sí que lo hace.
   En el caso del Parkinson, la proteína Uchl1 está reducida y su proteína espejo se localiza en el núcleo y no en el citoplasma, por lo que los investigadores buscaron un método para extraer la proteína espejo del núcleo y hacerla interactuar con la proteína original, algo que se consigue con la rapamicina.
   La investigación, desarrollada 'in vitro', ha permitido descubrir un mecanismo "muy nuevo y poco conocido", que pasa por que la proteína espejo de Uchl1 que se acumula en el núcleo pueda salir al citoplasma para unirse a la proteína Uchl1 y, de este modo, interaccionen.
   El Idibell, en todo caso, ha destacado que el descubrimiento "todavía está muy lejos" de su posible aplicación en pacientes, ya que el próximo paso es validar estos resultados en estudios con animales y estudiar los efectos de la rapamicina en combinación con otros fármacos.