miércoles, 11 de junio de 2014

Sólo un 5% de los tumores de próstata se detecta en fase avanzada

MADRID.- El cáncer de próstata es el tumor más común entre los hombres, explica el jefe de Servicio de Cirugía Urológica del Cancer Center Madrid, el doctor Carlos Núñez, quien recuerda que, siempre que se detecte en fases localizadas, el porcentaje de curación supera el 90 por ciento.
 
   "Afortunadamente la mayoría de los casos se diagnostican en fases localizadas", explica con motivo de la celebración este miércoles del Día Mundial del Cáncer de Próstata, quien recuerda que este tumor se produce cuando las células de la próstata crecen y se multiplican sin control, dañando el tejido circundante e interfiriendo en la función normal de la próstata.
   Esto ocurre en países desarrollados de un modo variable en entre 80 y 170 casos por cada 100.000 varones; en el caso de España, "aunque hay un retraso en la edad de diagnóstico", la media es baja ya que se encuentra en 85 casos por cada 100.000 varones, lo que hace estimar una incidencia que ronda los 20.000 a 22.000 nuevos casos al año.
  "El cáncer empieza a afectar partir de los 50 años, por debajo de esa edad es raro aunque algún caso hay, sobre todo en personas con antecedentes familiares que sí predispone en edades inferiores", explica. En estos casos, sobre todo si se ha detectado en padre o hermano, la recomendación es acudir a realizarse una prueba de cribado a partir de los 45 años.
   La media de diagnóstico se encuentra en torno a los 60 años en países del entorno, sin embargo en España se encuentra en los 69 años, no obstante cada vez más son los que se realizan una prueba de cribado (prueba del antígeno prostático específico (PSA)), que "están bastante establecidos", lo que ha permitido "un aumento del diagnóstico precoz y unas mejores probabilidades de tratamiento".
   No se puede hablar de síntomas que ayudan a detectar el cáncer de próstata, ya que "en fases incipientes no da síntomas", sin embargo sí se pueden producir cambios que son detectados por el paciente derivados por el crecimiento de la próstata por la edad (hiperplasia benigna de próstata) que deben llevar al hombre a acudir al urólogo.
   "Todo varón con síndromes prostáticos debe hacerse una revisión, aunque en realidad el caballo de batalla es cómo diagnosticamos a los pacientes muy precozmente cuándo realmente no tienen síntomas",  explica.
   Por tanto, hay que acudir en los casos de sufrir dolor o escozor al orinar; incapacidad para orinar o dificultad para comenzar a hacerlo; necesidad frecuente o urgente de orinar; dificultad para vaciar la vejiga por completo; sangre en la orina o el semen; y dolor continuo en la región lumbar, la pelvis o los muslos.
   La presencia de estos síntomas ha de llevar a los varones a buscar una evaluación médica, con tacto rectal (TR) de la próstata y determinación de PSA en suero, por parte de un urólogo u otro médico.
   Como cualquier otro cáncer, en la próstata también se pueden producir recidivadas aunque su desarrollo y evolución variará en función del tumor inicial y el tratamiento aplicado. Aquí, hay que tener en cuenta que el tratamiento de elección que más cura es la cirugía, "al quitar la próstata el riesgo de recidivas en enfermedad localizada es mucho menor, en las demás técnicas en las que queda la próstata 'in situ' hay más riesgo de recaída a largo plazo".
   El problema, continúa, "es que en la cirugía se producen mayores efectos secundarios por eso en cada caso hay que hablarlo detenidamente con el paciente y ver qué tratamiento se adecua mejor a la edad del paciente, sus características clínicas y a las características del paciente".
   "En cáncer de próstata el café para todos no vale, hay que hacer un diagnóstico y un tratamiento muy personalizado", destaca como clave en la atención de estos pacientes, junto con aumentar las herramientas que ayuden a prever la progresión de la enfermedad de forma suficientemente oportuna para evitar demoras peligrosas del tratamiento.
   En los últimos años se han desarrollado diferentes sistema de localización espacial que vienen a solventar los problemas que existían con la prueba de PSA", que solo da un diagnóstico de sospecha y obligaba a realiza una biopsia que, por otro lado, se hacía mediante un mapeo de la próstata aleatorio, sin una localización precisa.
   Ahora, nuevos sistemas permiten identificar con mayor precisión dónde está el tumor y aplicar tratamientos menos agresivos. "Hace unos año será impensable hacer un tratamiento focal (crioterapia o ultrasonidos) a una zona concreta, cada vez se ven mejores resultados aunque en pacientes muy seleccionados con un tumor muy focalizado", afirma Núñez.
   A la hora de hablar de nuevas terapias y tratamientos, Núñez destaca los avances en el cáncer de próstata localizado y en el avanzado. En el caso del primero, recuerda, existen los tratamientos clásicos, como son la braquiterapia prostática, la radioterapia externa y la cirugía.
   En el caso de la cirugía, destaca el abordaje por vía laparoscópica que "permite una mejor visión, mejor conservación de la potencia sexual, mejor continencia, he incluso mejores resultados oncológicos que la cirugía clásica, es menos agresiva y más segura sobre todo en los casos que tenemos un conocimiento preciso de la localización del tumor".
   La revolución que va a haber en los próximos años respecto al cáncer de próstata, va a ser en los tratamiento focales, es decir localizar el tumor dentro de la próstata y hacer un tratamiento sobre ese tumor para reducir las secuelas de incontinencia y disfunción eréctil que ahora siguen siendo bastante importantes con cualquier tipo de terapia.
   En cuanto a los tratamientos, "ha habido muchísimos cambios en estos cinco años en el cáncer de próstata". En lo últimos años han salido moléculas como la enzalutamida, un fármaco que bloquea el receptor androgénico - responsable de muchos tipos de estos cánceres-  y evita la proliferación de esta células cuando ya no responden a la terapia hormonal normal.
   "Esto nos abre unas perspectivas de mejora en pacientes con tumores avanzados que ya no responden al tratamiento hormonal normal", afirma el doctor Núñez, quien junto con su equipo han tenido la oportunidad de ratificar las conclusiones del trabajo publicado por la revista 'The New England Journal Medicine' sobre esta nueva molécula, que ya han probado en 20 pacientes.
   Los resultados del estudio PREVAIL en fase III sobre enzalutamida muestran pospone hasta 28 meses el inicio de la quimioterapia - un factor clave para mantener la calidad de vida de los hombres con cáncer de próstata avanzado - y alarga la supervivencia de los pacientes que han participado en el estudio hasta los 35-40 meses.
   "La mejoría en estos pacientes ha sido bastante considerable y es un fármaco que nos abre unas perceptivas que no teníamos antes", añade.
   Actualmente se puede utilizar en postquimioterapia, es decir en pacientes que ya han abandonado la quimioterapia -"donde también ha demostrado una mejoría de la supervivencia que es muy importante"-- pero ahora el paso es intentar darlo antes de la quimioterapia para aumentar la calidad de vida  y retrasar la aplicación de la misma.