jueves, 6 de septiembre de 2012

La eliminación de una enzima reduce el 90% de los compuestos involucrados en el desarrollo del Alzheimer

Un equipo de científicos ha descubierto que la eliminación de una enzima,  en ratones con síntomas de la enfermedad de Alzheimer, conduce a la reducción de un 90 por ciento de los compuestos responsables de la formación de las placas relacionadas con la enfermedad. Esta es la reducción más espectacular de estos compuestos reportada hasta la fecha. El hallazgo ha sido publicado en 'Neuron'.

   Los compuestos eliminados son unos péptidos llamados beta-amiloides, como proteínas, pero más cortos en longitud. Cuando estos péptidos beta-amiloides se acumulan en cantidades excesivas en el cerebro, pueden formar placas características de la enfermedad de Alzheimer.
   "Hemos trabajado en ratones con el modelo de la forma más agresiva de la enfermedad de Alzheimer, que produce la mayor cantidad de beta-amiloides. La reducción del 90 por ciento observada es la mayor hasta la fecha", señala Sung Ok Yoon, profesor de Bioquímica Molecular y Celular de la Universidad Estatal de Ohio y autor principal del estudio.
   La clave para reducir estos péptidos fue la eliminación de una enzima llamada jnk3; esta enzima estimula una proteína que produce péptidos beta-amiloides, lo que sugiere que cuando la actividad de jnk3 es alta, aumenta la producción de péptidos beta-amiloides, aumentando las posibilidades de su acumulación y la formación en placas.
   Los investigadores también observaron que la actividad de jnk3 en el tejido cerebral de pacientes con enfermedad de Alzheimer se incrementa de un 30 a un 40 por ciento, en comparación con el tejido normal del cerebro humano. La actividad de jnk3 normalmente permanece baja en el cerebro, pero aumenta cuando surgen anomalías fisiológicas.
   Los resultados sugieren que jnk3 podría ser una nueva diana para tratar la enfermedad de Alzheimer. Por el momento, algunos medicamentos pueden retardar la progresión de la enfermedad, pero no hay cura. La enfermedad de Alzheimer afecta a más de 5 millones de estadounidenses y su causa se desconoce. Aunque los científicos no han determinado todavía si los péptidos beta-amiloides presentes en las placas causan Alzheimer, o son una consecuencia de la enfermedad, la presencia de las placas está ligada a una disminución cognitiva progresiva.
   En este estudio, Yoon y sus colaboradores eliminaron jnk3, genéticamente, en ratones con un modelo de la enfermedad que contiene mutaciones encontradas en pacientes con enfermedad de Alzheimer de aparición temprana. En seis meses, la supresión de la enzima había rebajado la producción de péptidos en un 90 por ciento, además, el efecto persistió en el tiempo, mostrando una reducción del 70 por ciento a los 12 meses.
   Los investigadores observaron que la eliminación de jnk3 redujo drásticamente el nivel de péptidos beta-amiloides en los ratones y también descubrieron que su supresión mejoró significativamente la función cognitiva. Además, el número de células cerebrales, o neuronas, en ratones con enfermedad de Alzheimer se incrementó con la eliminación de jnk3.
   Los científicos examinaron si los patrones de expresión de ARN en el cerebro de los ratones con Alzheimer cambiaron cuando jnk3 se hubo eliminado -este patrón indica a los científicos si las células se comportan de la forma esperada. Los resultados fueron sorprendentes: la expresión de los genes necesarios para la producción de la nueva proteína, o de su síntesis, se redujo significativamente en los cerebros del modelo de la enfermedad de Alzheimer, en comparación con los cerebros de ratones normales.
   Los experimentos de cultivos de neuronas mostraron que los péptidos beta-amiloides detienen la producción de la proteína mediante la activación de otra enzima, llamada quinasa AMP (AMPK). AMPK se activa normalmente cuando las células están hambrientas de nutrientes, como justo antes de una comida. Por esa razón, la AMPK es un objetivo popular en enfermedades asociadas con el uso del cuerpo de la glucosa y las grasas, como la diabetes tipo 2.
   Una vez activada, la AMPK eventualmente silencia una potente secuencia de reacciones químicas llamada vía de mTOR, que controla la síntesis de nuevas proteínas en una variedad de tipos de células. Este fenómeno puso en marcha una respuesta al estrés en el retículo endoplasmático -la maquinaria que realiza la síntesis de las proteínas en cada célula.
   Los investigadores trataron el tejido cerebral  de ratones vivos con un fármaco que bloquea la vía mTOR, u otro medicamento que induce estrés en el retículo endoplasmático. Ambos tratamientos aumentaron dramáticamente la producción de péptidos beta-amiloides, pero sólo cuando jnk3 estaba presente.
   Según Yoon, la demostración de que los péptidos beta-amiloides bloquean la producción de nuevas proteínas revela nuevas formas de pensar sobre el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.
   Yoon añade que "el hecho de que se descubriera que la síntesis de proteínas está enormemente afectada en la enfermedad de Alzheimer abre una puerta para probar una variedad de fármacos que ya están desarrollados para otras enfermedades crónicas progresivas, que comparten este carácter común de producción de la proteína afectada.
   Yoon espera poner a prueba si los inhibidores de moléculas pequeñas de jnk3 pueden mejorar la función cognitiva en modelos de Alzheimer de ratón.

Las personas con anorexia nerviosa y obesidad comparten fenotipos neurocognitivos comunes

Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge y de la Universidad de Barcelona, han encontrado que pacientes con situaciones extremas de peso, como anorexia nerviosa y obesidad, pueden compartir ciertas correlaciones neurobiológicas, relacionadas con las vías de la recompensa y los circuitos neuronales asociados a la comida. 

   "Este es el primer estudio que compara el perfil de las funciones ejecutivas de los grupos con condiciones extremas de peso empleando medidas validadas de toma de decisiones, inhibición de respuesta e impulsividad", ha señalado el investigador principal del análisis, el doctor Fernando Fernández-Aranda.
   Así, los grupos con condiciones extremas de peso pueden compartir factores de riesgo biológicos y fenotipos neurocognitivos, como la disfunción ejecutiva, caracterizada por alteraciones en la capacidad de tomar decisiones, inhibir respuestas no adecuadas y mostrar flexibilidad cognitiva, señala el estudio, publicado en la revista 'PLoS ONE'.
   En concreto, los estudios de neuroimagen indican que las alteraciones en los circuitos de la dopamina están implicadas en algunos comportamientos alimentarios y en el abuso de drogas. Según los autores, comer en exceso es una señal de una disparidad entre los circuitos relacionados con la motivación y la recompensa, y aquellos implicados en la respuesta de inhibición.
   De esta forma, la ingestión de cantidades elevadas de alimentos en personas vulnerables puede perturbar el equilibrio entre circuitos, aumentando el valor de refuerzo de la alimentación y disminuyendo la actividad de los circuitos relacionados con el control y la inhibición, lo que podría resultar en un comportamiento impulsivo y una ingestión alimentaria compulsiva.
   Por un lado, la anorexia nerviosa se asocia con alteraciones atencionales y en el funcionamiento ejecutivo, principalmente en la toma de decisiones. Además, se ha observado una elevada impulsividad en sujetos obesos que corrobora un perfil ejecutivo disfuncional en la obesidad.
   En este sentido, los sujetos impulsivos muestran limitaciones en el aprendizaje de las asociaciones adecuadas entre recompensa y castigo. Como consecuencia, tienen una capacidad reducida para retrasar la gratificación, mostrando una impulsividad caracterizada por comer en exceso y aumentar de peso.
   "Nuestros resultados no sólo confirman la hipótesis de que las personas obesas tienen dificultades para inhibir una conducta automática o dominante, sino que también apuntan a la impulsividad y las dificultades en la inhibición de respuestas como un rasgo distintivo en el perfil ejecutivo de la obesidad en el marco de las condiciones extremas de peso", ha explicado el investigador principal.
   Por otra parte, el comportamiento de los pacientes con anorexia nerviosa es rígido y obsesivo, con una elevada resistencia a los cambios, en contraste con los sujetos obesos.
   De acuerdo con este estudio, en el que han participado mujeres con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años, el tratamiento, tanto para pacientes con anorexia nerviosa como con obesidad, debe centrarse en los problemas de autocontrol, conductas impulsivas o el déficit de toma de decisiones característicos de estos trastornos.

Ejercicio físico, alcohol y antiinflamatorios ayudan a activar alergias alimentarias

El ejercicio físico, la ingesta de alcohol y los antiinflamatorios no esteroidales (Aine) pueden actuar como inductores de reacciones alérgicas alimentarias, según se desprende de un estudio realizado por el Vall d'Hebron Instituto de Investigación (Vhir) de Barcelona.

    El trabajo, que publica la revista 'Allergy', ha recogido pruebas de 74 pacientes que presentaban alergias alimentarias desencadenadas por estos factores entre las dos horas anteriores y las cuatro posteriores a la ingesta del alimento que produce la alergia.
   De hecho, los investigadores han descubierto que el 82,4% de los pacientes no presentaban ninguna reacción alérgica, o si se producía era de carácter leve, si la ingesta se producía de manera aislada, mientras que con la intervención de alguno de los tres factores descritos las reacciones anafilácticas pasaban de afectar al 17,6% de los pacientes estudiados hasta el 85,1%.
   Adicionalmente, el 58% de los casos estaban relacionados con la ingesta de antiinflamatorios, el 52,7% con el ejercicio y el 12,2% con la infesta de alcohol, mientras que el tiempo de aparición de los síntomas depende del tipo de factor que influye, variando desde 75 minutos de media con los medicamentos hasta los 10 minutos con el ejercicio.
   "El trabajo pone de relieve la importancia de evaluar la acción de estos cofactores cuando se trate a pacientes con posibles reacciones alérgicas alimentarias", ha señalado en un comunicado la responsable de la Sección de Alergología del Servicio de Medicina Interna del Hospital Vall d'Hebron, Victoria Cardona.
   Los especialistas han subrayado que las reacciones alérgicas han sido tradicionalmente atribuidas al cofactor cuando la verdadera causa, el alimento, pasaba desapercibida, por lo que apunta a nuevas líneas de investigación futuras para detectar el papel como desencadenantes que pueden jugar determinadas enfermedades, el estrés, el cansancio y la menstruación.

El peso de las mochilas no debe superar el 15% del peso del niño

El peso de las mochilas escolares no debe superar entre el 10 y el 15 por ciento del peso del menor para evitar problemas de espalda en los niños, recuerdan desde la Asociación Española de Productos Para la Infancia (Asepri), con motivo del inicio del curso escolar.

   Entre las recomendaciones que los padres deben tener en cuenta, recuerdan que estos artículos "deben adecuarse a la estatura y al peso de cada niño". Por ello, propone el uso de mochilas prácticas, con diseños anatómicos, respaldo acolchado y correas anchas, así como acolchadas.
   Además, señalan que deben ser llevadas por los dos tirantes a la altura lumbar, repartiendo el peso entre los dos hombros, y que los objetos más pesados se coloquen lo más cerca posible de la espalda.
   Asimismo, ha recomendado el uso de purificadores de aire en las aulas porque eliminan las bacterias, el polen, las partículas de polvo, alérgenos y olores, al tiempo que evitan la aparición de alergias, asma, problemas respiratorios e infecciones.
   En esta línea, el presidente de Asepri, Vicente Mompó Buchón, ha apuntado que en época escolar son "frecuentes las transmisiones de gérmenes e infecciones", por lo que ha advertido a los padres sobre la importancia de la utilización de productos y accesorios específicos que previenen los contagios.
   "Debemos tener en cuenta que el sistema inmunitario de los niños es inmaduro y hay que tomar medidas para asegurar la salud y la higiene de los más pequeños", ha señalado Mompó, quien ha recordado la existencia en el mercado de prendas bactericidas y funguicidas que reducen en un 70 por ciento las colonias de bacterias y hongos.
   Para el inicio del curso escolar, Asepri ha advertido de que se debe tener en cuenta la ropa que se adecue a las necesidades del niño. En esta línea, apunta a prendas de fibras naturales, ligeras, cómodas y que permitan la autonomía de los menores.
   En referencia al calzado, Asepri insiste en la importancia de escoger zapatos adecuados para la etapa escolar con el fin prevenir futuros problemas en el desarrollo de los pies, que sean cómodos, de materiales de calidad, transpirables y que sujeten bien el pie.  Destaca también la necesidad de acertar en la talla, de manera que no quede ajustado ni grande,  ya que en este último caso puede producir torceduras o caídas por falta de sujeción.
   El calzado debe ser de fibras naturales, de piel o lona que permita la transpiración para evitar las irritaciones y la aparición de hongos. Es recomendable el que tenga las suelas antideslizantes y material flexible que no impida sus movimientos. Asimismo, aconseja no usar cada día los mismos zapatos y no utilizar calzado prestado o heredado.

Los problemas de visión están detrás de casi un 30% de fracaso escolar

El Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de la Región de Murcia (COORM) ha advertido que casi un 30 por ciento del fracaso escolar está relacionado con los problemas visuales del niño, por lo que recuerda la importancia de realizar a los escolares revisiones visuales al inicio del curso, antes de su vuelta a las aulas.

   Y es que la vuelta al cole "está aquí al lado" y, además de todas las preocupaciones de los padres por tener a tiempo el material escolar, se suma una recomendación vital para que el rendimiento académico de sus hijos sea el adecuado, "su salud visual", según informaron fuentes de la institución colegial en un comunicado.
   La presidenta del COORM, Ana Belén Almaida, declara que "es necesaria, al menos, una revisión anual de la visión, ya que uno de cada cuatro niños en edad escolar, es decir, un 25 por ciento del total, sufre algún problema visual que no ha sido diagnosticado y que afecta a su rendimiento escolar".
   Los niños "pocas veces se quejan de un problema visual, por lo que, a veces, es complicado detectarlos", según Almaida, quien explica que "existen una serie de síntomas y signos identificativos, ante los cuales, tanto padres como educadores deben estar muy atentos".
   Entre estos síntomas, cita el enrojecimiento de los ojos, el parpadeo excesivo, el picor, escozor o lagrimeo, las malas posturas del cuerpo o la cabeza cuando mira de frente, los dolores de cabeza, durante olores o después de realizar actividades en distancias cercanas, y fruncir el ceño o taparse un ojo cuando lee o escribe.
   De la misma forma, otros síntomas son la excesiva sensibilidad a la luz o fotofobia, la lecto-escritura del niño (sigue la lectura con el dedo), la inversión de palabras, saltos de renglón, la mejor memoria auditiva que visual, así como falta de concentración, y errores de copias y pobres caligrafías, entre otras cosas.
   Si se observa en el niño alguno de estos síntomas es necesario que se realice una visita inmediata al óptico-optometrista, ya que el mejor pronóstico es la detección y corrección temprana. Si no hay ningún defecto visual, basta con una visita anual.