lunes, 4 de febrero de 2013

Descubren mutaciones ligadas a la recaída de la leucemia infantil

Científicos del NYU Langone Medical Center's Cancer Institute, en Estados Unidos, han detectado una serie de mutaciones genéticas que podrían estar ligadas a la resistencia y a las recaídas de la leucemia linfoblástica aguda, el cáncer infantil más común.

   Según han explicado los autores en el último número de la revista 'Nature Genetics', es la primera vez que la reaparición de estos tumores se asocia a una anomalía genética, aún cuando reciben dosis muy altas de quimioterapia o reciben un trasplante de médula ósea.
   Esta leucemia afecta cada año a cerca de 6.000 personas en Estados Unidos y es responsable de más de uno de cada cuatro casos de cáncer en niños, por lo que los autores de dicho hallazgo defienden que podría ayudar a los médicos a detectar precozmente las células resistentes a la quimioterapia para cambiar a una estrategia terapéutica diferente antes de que la enfermedad empeore.
   Gracias a los últimos tratamientos se ha conseguido que la tasa de curación de estos pacientes se acerque a casi un 80 por ciento. En cambio, aún sigue habiendo algo más de un 20 por ciento de los afectados cuyo pronóstico es especialmente y acaban recayendo de la enfermedad.
   Los investigadores sospechaban de que la reaparición de la enfermedad podía deberse a la resistencia a los medicamentos, pero los estudios realizados no confirmaron tal relación. En esta ocasión, Carroll y su equipo analizaron durante tres años varias muestras de médula ósea de pacientes pediátricos para obtener más pistas sobre la progresión de la enfermedad.
   Con la ayuda del Children's Oncology Group, un consorcio multi-institucional de ensayos clínicos financiado por el Instituto Nacional del Cáncer, los investigadores analizaron la secuenciación completa del ARN de 10 niños con leucemia linfoblástica de células B, el subtipo más común de todas las leucemias.
   Para cada paciente, el equipo reconstruyó la secuencia completa del ARN extraído de la médula ósea en tres momentos: el momento del diagnóstico, durante la remisión y, en caso de recidiva, algunos meses o años más tarde.
   En total, el proyecto requirió que los investigadores secuencia, o explicar, a 100.000 millones de letras del ARN. Al comparar el antes y después de las secuencias, el equipo encontró que cada paciente había adquirido entre uno y seis mutaciones que cambiaban el código genético en el curso de la enfermedad.
   En algunos casos, los investigadores fueron capaces de detectar estas mutaciones en un subconjunto muy pequeño (0,01 por ciento) de las muestras de tejido en el diagnóstico, lo que hace probable que estas células se expandieran por sus propiedades resistentes a los medicamentos.
   En total, el equipo documentó 20 mutaciones relacionadas específicamente con una recaída, que previamente habían estado implicadas en todas las recurrencias. Curiosamente, dos pacientes albergaban una mutación en el mismo gen, NT5C2, que codifica una proteína que regula normalmente algunos bloques de construcción usados para construir ADN, pero también puede afectar a una clase importante de fármacos llamados análogos de purina utilizados en todos los tratamientos.
   Cuando los investigadores secuenciaron el gen completamente NT5C2 en 61 casos pediátricos en los que todos los pacientes habían recidivado, encontraron cinco mutaciones más que alteran la región codificante del gen.
   Otros experimentos realizados sugieren que estas mutaciones NT5C2  aumentan la actividad enzimática de la proteína, lo que hace que las células cancerosas sean más resistentes a un tratamiento de quimioterapia diseñado para forzar la apoptosis o muerte celular.
   Tras estos datos, Carroll admite que ahora los médicos pueden estar mejor equipados para identificar a pacientes con probabilidad de recaída. "Tenemos la intención de probar un posible cribado mediante técnicas de secuenciación para detectar mutaciones en los genes NT5C2 u otras que indiquen una alteración relevante". Asimismo, también trabajan en nuevas terapias que puedan inhibir tales modificaciones genéticas.

Descubren una proteína que contribuye a disminuir la proliferación de gliomas

Científicos del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) de la Universidad de Salamanca han determinado que el aumento de una proteína llamada conexina 43 contribuye a disminuir la proliferación de gliomas, el tumor cerebral más frecuente en España.

   En concreto, según han explicado en la revista 'Glia', han detectado que el aumento de la expresión de esta proteína contribuye a disminuir en las células madre del glioma el oncogén c-Src, un gen que ayuda a convertir una célula normal en tumoral.
   Este hallazgo puede servir para lograr nuevos tratamientos contra los tumores cerebrales. "Trabajamos con líneas celulares de gliomas intentando disminuir su proliferación", ha confirmado Ester Gangoso, una de las responsables de esta línea de investigación
   En concreto, el interés del grupo, que lideran José María Medina y Arantxa Tabernero, se centra en las células madre de glioma, que "son las más resistentes a las terapias actuales de quimioterapia o radioterapia".
   Por el momento, ha explicado Gangoso en declaraciones a DiCYT, ya se ha logrado disminuir la proliferación de estas células aumentando los niveles de expresión de conexina 43, una proteína "muy importante en la comunicación de los astrocitos, células del sistema nervioso central".
   Los científicos han conseguido describir como el aumento de la expresión de conexina 43 disminuye la actividad del oncogén y esto "crea una cascada de señales que hacen que disminuyan factores de transcripción en la célula madre" y, a su vez, la proliferación celular.
   Según su opinión, se encuentran ante una posible diana terapéutica en el futuro, ya que la estimulación de esta proteína podría inhibir el proceso tumoral.
   Esto puede resultar clave ya que una de las características de los gliomas es que no tienen comunicación entre las células gliales o astrocitos, y lo que hace la conexina 43 es aumentar la comunicación entre estas células y parece que esta es la vía que inhibe la activación del oncogén. De hecho, "cuanto más maligno es un tumor, menor es la expresión de conexina 43", ha comentado Gangoso.
   Los investigadores han realizado experimentos que consisten en introducir la conexina 43 en células madre de los gliomas y el resultado ha sido la disminución de su proliferación. Aunque se trata de un trabajo 'in vitro', ya se ha realizado una parte 'in vivo' con ratones.
   "Al provocar daño neuronal en ratones, los astrocitos reaccionan y hace que cambien algunas proteínas, entre ellas, la conexina 43. Cuando se produce un daño cerebral, los astrocitos disminuyen esta molécula y vimos que de esta forma aumentaban los niveles del oncogén. En definitiva, es lo mismo que habíamos visto en cultivos celulares", según esta experta.
   A partir de aquí, el objetivo es seguir experimentando con las células madre y "ver si somos capaces de eliminarlas, sería un experimento que remataría este trabajo".
   Además, teniendo en cuenta la parte de la conexina 43 que realmente interviene, pretenden trabajar también con péptidos que en teoría podrían producir los mismos resultados.

Los lácteos se asocian con una mayor densidad mineral ósea en la cadera

La ingesta de productos lácteos se asocia con una mayor densidad mineral ósea en la cadera, "pero no en la columna vertebral", tal y como ha evidenciado una investigación realizada por el Instituto de Investigación del Envejecimiento (IFAR, pos sus siglas en inglés) de Boston (Estados Unidos).

   Este centro, que es filial de la Escuela Médica de Harvard (Estados Unidos), ofrece de esta forma nuevas evidencias de la relación entre el consumo de lácteos y la salud de los huesos. Para sus investigadores, "no todos los productos lácteos son igualmente beneficiosas para promover la resistencia ósea", tal y como publica la revista 'Archives of Osteoporosis'.
   En concreto, sostienen que la leche y el yogur son más beneficiosos, mientras que otros, como la crema, "puede estar asociada con baja densidad mineral ósea total". En este sentido, el autor principal de este trabajo y miembro del equipo de investigación de Trastornos Musculoesqueléticos de IFAR, el doctor Shivani Sahni, señala que ésta, al igual que los helados, "tienen menores niveles de nutrientes y mayores niveles de grasa y azúcar".
   Para llegar a estas conclusiones, los expertos han realizado un cuestionario sobre hábitos alimenticios a 3.212 personas bajo el paraguas del estudio 'Framingham Offspring'. En él, se ha evidenciado que el consumo de leche baja en grasa o yogur, en lugar de el de crema, "puede aumentar la ingesta de proteínas, calcio y vitamina D y limitar la de grasas saturadas", exponen.
   De cualquier forma, los investigadores dejan claro que una nutrición adecuada con lácteos incluidos en la dieta "puede ayudar a combatir las fracturas de huesos y la osteoporosis ". Actualmente, esta enfermedad es considerada "una amenaza para la salud pública de 44 millones de estadounidenses", lo que supone "la mitad de las personas mayores de 50 años", subrayan.
   Sin ir más lejos, la osteoporosis ya está afectando a diez millones de personas en este país, de los cuales la mayor parte son mujeres. Además, de los que sufren una fractura de cadera, "un 25 por ciento mueren al cabo de un año de producirse la lesión", concluyen.

La mala salud mental conduce a conductas poco saludables

  La mala salud mental conduce a comportamientos poco saludables, como beber en exceso, fumar y consumir drogas, en los adultos de bajos ingresos y no al revés, según un nuevo estudio realizado por la doctora Jennifer Walsh y sus colegas de los Centros de Medicina del Comportamiento y Preventiva del Hospital Miriam en Estados Unidos y publicado en la revista 'Translational Behavioral Medicine'.

   En esta investigación, el estrés y la ansiedad predice posteriores comportamientos que comprometen la salud, como fumar, beber en exceso, el uso ilegal de drogas, relaciones sexuales sin protección y las dietas poco saludables. La posible explicación que dan los autores a estos resultados es que los comportamientos de salud comprometedores pueden ser utilizados como mecanismos de afrontamiento para manejar los efectos del estrés y la ansiedad.
   Walsh y su equipo exploraron la relación entre los comportamientos que comprometen la salud y la salud mental en el contexto de desventaja socioeconómica para determinar si los problemas de salud mental provocan posteriores comportamientos no saludables o si estos conducen a problemas de salud mental.
   En el estudio participaron 482 adultos que reciben atención en una clínica de infección de transmisión sexual, a los que se les pidió que completaran una entrevista al comienzo del estudio y luego a los tres, seis, nueve y 12 años. Los investigadores evaluaron una serie de comportamientos: el consumo de sustancias (excesivo de alcohol, tabaquismo, drogas ilegales), el ejercicio, así como los comportamientos sexuales, alimentarios y del sueño, y midieron los niveles de ansiedad, depresión y estrés.
   Comprometer la salud con diversos comportamientos, incluyendo el uso de sustancias, el sexo sin protección, la mala alimentación y el sueño insuficiente o excesivo, era común entre los pacientes que acudían a la clínica. Los participantes en el estudio con muy bajos ingresos registraron un mayor número de acciones contra la salud, así como más síntomas de depresión y ansiedad y mayores niveles de estrés en comparación con los de mayores ingresos.
   Los autores encontraron que los síntomas de depresión y ansiedad, así como el estrés percibido, predijeron posteriores niveles de comportamientos poco saludables, cuando se tomaron en cuenta el estatus socioeconómico y los comportamientos anteriores. Por el contrario, las conductas no saludables no predijeron la salud mental posterior, por lo que estos resultados muestran que los comportamientos no saludables siguen a la depresión, la ansiedad y el estrés en vez de dar lugar a ellos.

Uno de cada dos países no está preparado para prevenir el cáncer

  Con motivo de la celebración del Día Mundial Contra el Cáncer, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha realizado una encuesta por la que ha advertido de que uno de cada dos países no está preparado para prevenir y gestionar los diferentes tipos de cáncer y que, por tanto, no cuentan con un plan de control eficaz contra esta enfermedad.

   De esta forma, y como consecuencia de que el cáncer es la principal causa de muerte en el mundo, ya que cada año se diagnostican unos 13 millones de casos nuevos, de los cuales, más de dos tercios se producen en los países en desarrollo, la OMS ha destacado la "necesidad urgente" de ayudar a estas regiones a reducir estas muertes y a establecer tratamientos a largo plazo.
   "El cáncer no debería ser una sentencia de muerte en cualquier parte del mundo, ya que hay maneras probadas para prevenir y curar muchos tipos de cáncer. Con el fin de reducir la exposición a factores de riesgo que conducen al cáncer y asegurar que todas las personas que viven con cáncer tengan acceso a la atención y al tratamiento adecuado, deben establecerse en todos los países programas integrales de control del cáncer", ha asegurado el subdirector general de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental, Oleg Chestnov.
   En este sentido, la encuesta realizada por la OMS, que incluye respuestas de 185 países, ha revelado que los países en desarrollo tienen serias "lagunas" en la planificación del control del cáncer y en los servicios que dan a estos enfermos. Además, ha mostrado que "muchos países" carecen de la capacidad institucional y de "liderazgo" para garantizar una financiación suficiente que consiga controlar esta enfermedad.
   De hecho, sólo el 17 por ciento de los países africanos y el 27 por ciento de los países de bajos ingresos tienen planes de control del cáncer con un presupuesto para apoyar la implementación. Además, el 50 por ciento de ellos carecen de registros de cáncer, unas bases de datos que, según ha apostillado la OMS, son "esenciales" para conocer los tipos de cáncer que se producen, el número de casos que hay, así como la cifra de fallecimientos. Sólo así, se podrían realizar políticas nacionales eficaces para el control de esta enfermedad.
   Por ello, y con el objetivo de apoyar la capacidad de los Estados miembros para medir la carga del cáncer y recoger datos fiables, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) presentó la Iniciativa Global para el Desarrollo de Registro de Cáncer en países de bajos y medianos ingresos (GICR, por sus siglas en inglés), respaldada por muchos socios internacionales, regionales y nacionales.
   Gracias a ella, se consiguió realizar la primera en Mumbai (India) en 2012 y la segunda en Izmir (Turquía), que entrará en funcionamiento en 2013. Además, la Red Africana de Registros de Cáncer se está expandiendo de manera significativa en el último año, proporcionando un apoyo "muy necesario" a los registros de todo el continente.
   "Esta iniciativa apoya principalmente a los países que carecen de recursos para combatir eficazmente la carga del cáncer avanzado. Conseguir unos mejores datos sobre la incidencia de cáncer ayudará a los gobiernos a aprovechar al máximo sus limitados recursos y fondos directos y las actividades a las áreas donde más se necesitan", ha comentado el director del IARC, Christopher Wild.
   Por otra parte, la OMS ha lanzado un mensaje de ánimo a las personas que padecen cáncer recordando que los cuidados paliativos consiguen aliviar los problemas físicos, psicosociales y espirituales de más del 90 por ciento de los pacientes con esta enfermedad en estado avanzado.
   Se trata de unos tratamientos que, aunque no curan, consiguen mejorar los síntomas de esta enfermedad ayudando a los enfermos a vivir más confortablemente. Por ello, la OMS ha recordado que la promoción de estos cuidados es una "necesidad humanitaria urgente" para las personas que, en todo el mundo, están aquejadas de cáncer o de otras enfermedades crónicas mortales.
   No obstante, la organización ha recordado que a pesar de que estas terapias son necesarias en todo el mundo, lo son más en aquellos lugares donde hay una "gran proporción" de enfermos en fase avanzada y que, por tanto, tienen pocas posibilidades de curarse. Y es que, según datos de 2008, el 70 por ciento de las muertes por cáncer se produjeron en los países de ingresos bajos y medios.
   Asimismo, la OMS ha asegurado que el 30 por ciento de las defunciones se pueden evitar si se modifican o se evitan los principales factores de riesgo como, por ejemplo, el consumo de tabaco, el exceso de peso o la obesidad, las dietas "malsanas", el sedentarismo, el alcohol, las infecciones por papilomavirus humanos (PVH) o por hepatitis B (VHB), la contaminación del aire de las ciudades y el humo generado en las viviendas por la quema de combustibles sólidos.
   Y es que, según ha recordado, el consumo de tabaco es el factor de riesgo más importante y es la causa del 22 por ciento de las muertes mundiales por cáncer y del 71 por ciento de las ocasionadas por cáncer de pulmón. No obstante, en muchos países de ingresos bajos, hasta el 20 por ciento de las muertes se producen por infecciones de VHB y PVH.
   Por todo ello, la OMS ha abogado por aumentar el compromiso político con la prevención y el control del cáncer; coordinar y llevar a cabo investigaciones sobre las causas y los mecanismos de la carcionogénesis en el ser humano; elaborar estrategias científicas de prevención y control del cáncer; generar y divulgar conocimientos para facilitar la aplicación de métodos de control del cáncer basados en datos científicos; y elaborar normas e instrumentos que orienten la panificación y la ejecución de las intervenciones de prevención, detección temprana, tratamiento y atención.
   Por último, la organización ha instado a los países miembros a facilitar la formación de amplias redes mundiales, regionales y nacionales de asociados y expertos en control del cáncer; a fortalecer los sistemas de salud locales y nacionales para que presten servicios asistenciales y curativos a los pacientes con cáncer; y a prestar asistencia técnica para la transferencia rápida y eficaz de las prácticas óptimas a los países en desarrollo.