lunes, 6 de enero de 2014

La meditación reduce los síntomas de la ansiedad y la depresión

WASHINGTON.- La meditación puede servir como tratamiento para la depresión o la ansiedad. Es la conclusión alcanzada por el investigador Madhav Goyal, de la Universidad Johns Hopkins (EEUU), después de revisar 47 estudios que incluyeron a 3.515 personas. 

Aunque los efectos son pequeños o moderados, Goyal explica que “estos pequeños efectos son “comparables con los que se pueden esperar de los antidepresivos”, pero “sin las toxicidades asociadas”.  El investigador, que publica sus conclusiones en la revista JAMA Internal Medicine, considera que, aunque por ahora la meditación no se incluye entre los tratamientos habituales para este tipo de dolencias, los médicos deberían saber más sobre sus efectos para la salud mental.
En el estudio también se trató de limitar el efecto de lo que sería algo similar al placebo. En principio, es más probable que una persona que tiene experiencia previa con la meditación se apunte a programas que empleen estas técnicas y perciba beneficios subjetivos. Además, se mencionan algunas limitaciones, como la de que este tipo de tratamientos solo ha tenido efectos sobre las versiones menos extremas de las enfermedades.
El tipo de meditación que tuvo efectividad en los ensayos revisados es una técnica budista que se llama de conciencia plena, que tiene como objetivo centrar la atención en el momento presente y se practica entre 30 y 40 minutos al día. En el análisis se explica que, para poder introducir dentro de los tratamientos la meditación sería necesario educar a los pacientes para que supiesen practicarla de una forma adecuada. 
En cualquier caso, Goyal y su equipo aseguran que los médicos “deberían estar preparados para hablar con sus pacientes sobre el papel que la meditación podría tener en afrontar el estrés psicológico”.
Por otro lado, no se encontró que otros tipos de meditación como los mantras tuviesen efectos y tampoco se hallaron pruebas de que la meditación produzca mejoras en el estrés o en la calidad de vida, y lo mismo sucedió con el estado de ánimo, el uso de drogas o los hábitos alimenticios.