jueves, 28 de junio de 2012

Las células madre pueden combatir la diabetes

  Científicos de la Universidad de British Columbia, en Canadá, han logrado invertir la diabetes en ratones usando células madre, allanando así el camino para el tratamiento de una enfermedad que afecta a casi uno de cada cuatro canadienses.

   La investigación dirigida por Timothy Kieffer, profesor en el Departamento de Ciencias Celulares y Fisiológicas, y los científicos de la sede en Nueva Jersey de BetaLogics, una división de Janssen Research & Development, ha sido la primera en mostrar que los trasplantes de células madre humanas pueden restaurar con éxito la producción de insulina e invertir la diabetes, en ratones. El estudio ha sido publicado en la revista científica 'Diabetes'.
   Después del trasplante de células madre, los ratones diabéticos fueron desprovistos de  insulina, un procedimiento diseñado para imitar las condiciones clínicas humanas. De tres a cuatro meses más tarde, los ratones fueron capaces de mantener niveles saludables de glucosa en la sangre, a pesar de haber sido alimentados con cantidades grandes de azúcar.
   "Estamos muy emocionados por estos resultados, pero se necesita investigación adicional antes de que este enfoque pueda ser sometido a pruebas clínicas en seres humanos", explica Kieffer, quien añade que "los estudios se realizaron en ratones diabéticos que carecían de un sistema inmune adecuado, que de otro modo habría rechazado las células. Ahora, es necesario  identificar una forma adecuada de proteger las células de un ataque inmunológico, de modo que el trasplante, en última instancia, se pueda realizar en ausencia de cualquier inmunosupresión".
   La diabetes surge de la producción insuficiente de insulina por el páncreas. La insulina permite que la glucosa se almacene en los músculos del cuerpo, los lípidos, y el hígado, y sea así utilizada como energía. La escasez de insulina provoca que el azúcar en la sangre aumente el riesgo de ceguera, ataques al corazón, derrame cerebral, e insuficiencia renal.
   Actualmente, las inyecciones regulares de insulina son el tratamiento más común para el tipo 1 de esta enfermedad, que afecta a menudo a los niños pequeños. Aunque los trasplantes experimentales de células pancreáticas sanas procedentes de donantes humanos han demostrado ser eficaces, el tratamiento está severamente limitado por la disponibilidad de donantes.

La respuesta inmune a un ataque al corazón empeora la aterosclerosis

Un ataque cardiaco no sólo daña el tejido muscular del corazón, cortando su suministro de sangre, sino que también pone en marcha una cascada inflamatoria que agrava la aterosclerosis subyacente, aumentando el riesgo de un ataque al corazón en el futuro. Estos resultados, publicados en 'Nature', sugieren una nueva estrategia terapéutica para la prevención de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, que tienen lugar cuando las placas ateroscleróticas se rompen y bloquean vasos sanguíneos importantes.

"Hemos sabido desde hace mucho tiempo que los pacientes que han sufrido un ataque cardiaco están en mayor riesgo de sufrir un segundo ataque al corazón, o un derrame cerebral, y ahora sabemos por qué", afirma Matthias Nahrendorf, del Hospital General de Massachusetts, y autor principal de la investigación, en la que participaron científicos de los EE.UU., Canadá, Alemania y los Países Bajos. Según Nahrendorf, "la respuesta inmune al infarto puede acelerar la enfermedad subyacente, por el hecho de aumentar el tamaño y la inflamación de la placa aterosclerótica".
   El estudio fue diseñado para probar la hipótesis de que la inflamación sistémica, causada por el daño al músculo cardíaco, podría empeorar la aterosclerosis preexistente. Usando un modelo de ratón, genéticamente programado para desarrollar aterosclerosis, los investigadores realizaron una serie de experimentos que muestran que un ataque al corazón produce los siguientes efectos: un aumento de la actividad, en las placas ateroscleróticas, de las enzimas que descomponen la placa fibrosa; la acumulación de monocitos y otras células inmunitarias inflamatorias en las placas ateroscleróticas; un aumento de la generación de los progenitores de monocitos, junto con cambios en la función de las células inmunes; y un aumento de la liberación de células madre de la sangre, por parte de la médula ósea, provocado por una mayor activación del sistema nervioso simpático.
"Las respuestas a las lesiones estimulan la actividad de las células inmunes que intervienen en la cicatrización de heridas. Sin embargo, cuando la herida se encuentra en el corazón, y es causada por la aterosclerosis, el aumento de esta actividad acelera la enfermedad subyacente", explica Nahrendorf, quien añade que, "si bien la mayor parte de este trabajo fue realizado en ratones, tenemos indicios de que algo similar puede ocurrir en pacientes humanos -por ejemplo, encontramos un mayor número de células madre de la sangre en pacientes que habían muerto poco después de un ataque al corazón".
   Ralph Weissleder, coautor del estudio, agrega que estos resultados sientan las bases para un enfoque totalmente novedoso para tratar la enfermedad cardiovascular. Las terapias dirigidas a los lugares de producción de glóbulos blancos, incluyendo la médula ósea o el bazo, podrían prevenir que el sistema inmune exacerbe la aterosclerosis.

Nueva técnica para detectar la bacteria de la meningitis en recién nacidos

Científicos de la Agencia de Protección a la Salud de Reino Unido (HPA, en sus siglas en inglés) han desarrolla un análisis que permite detectar de forma "rápida y precisa" la bacteria estreptococo del grupo B (EGB) o 'streptococcus agalactiae', causante de la meningitis en recién nacidos.

   Actualmente la bacteria se detecta tomando muestras de sangre, pero el análisis es lento y no siempre es preciso. Además, si la infección no se trata de forma inmediata con antibióticos puede causar inflamación de las meninges (las membranas que recubren el cerebro), septicemia (envenenamiento de la sangre), neumonía y muerte del recién nacido.
   Sin embargo, esta nueva prueba, que consiste en un análisis que detecta si la bacteria está presente en muestras de sangre o líquido cefalorraquídeo, ofrece resultados en menos de dos horas, según los resultados presentados en la revista 'Journal of Medical Microbiology'.
   Las bacterias de EGB son parte de la flora normal del tracto intestinal y vaginal y se calcula que entre 20 y 40 por ciento de las mujeres las tienen.
   El problema de estos microorganismos es que pueden vivir en estos ambientes sin causar daño y, durante el embarazo, han demostrado su capacidad para transmitirse de la madre al bebé y causar infecciones severas en el recién nacido.
   Como la madre que tiene la bacteria no presenta síntomas, a menudo el patógeno sólo se detecta cuando el niño nace y para entonces es probable que la EGB ya esté causando meningitis, septicemia o neumonía.
   Por ello, según ha reconocido a la BBC la principal autora del estudio, Aruni de Zoysa, "si conseguimos que los médicos diagnostiquen la infección de EGB de forma rápida y precisa, será posible que el tratamiento antibiótico comience más pronto". Esto es posible, según argumenta, a que está basado en la detección de ADN.
   El análisis todavía está en las primeras etapas de desarrollo y aún deberán llevarse a cabo más estudios para que esté disponible en la clínica.
   Pero como ha insistido esta experta, "la detección rápida y precisa de EGB es crucial para reducir el riesgo de muerte de infantes debida a la infección de EGB".
   Actualmente varios equipos de investigadores están trabajando en el desarrollo de una vacuna para proteger a las madres y sus recién nacidos de la infección de EGB y algunos expertos de Reino Unido y Estados Unidos están pidiendo a las autoridades establecer una prueba rutinaria para todas las mujeres durante el embarazo para detectar la presencia de EGB.

La esperanza de vida de las personas con esquizofrenia es de hasta 20 años menos

La esperanza de vida de las personas con esquizofrenia es entre 10 y 20 años menor que la de la población general, aunque su pronóstico depende del tiempo de evolución del trastorno sin tratamiento y, por tanto, de la rapidez del diagnóstico. El problema es que, pese a que las primeras manifestaciones suelen aparecer en la infancia o en la adolescencia, la edad media del diagnóstico son los 25 años.

   Estas son algunas de las conclusiones que se han destacado del I Foro Internacional Nuevos Abordajes en el Tratamiento de la Esquizofrenia, que celebra el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) estos días en Madrid, y que cuenta con el aval de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) y con el apoyo de Roche Farma.
   Durante el encuentro ha quedado patente que la esquizofrenia es uno de los trastornos mentales más graves e incapacitantes y tiene un enorme impacto en la calidad de vida de los pacientes y en la de sus familiares y cuidadores. "El coste socioeconómico de esta enfermedad se traduce en gastos derivados de la atención médica y pérdida de productividad laboral de los afectados y sus familiares", ha destacado el doctor Celso Arango, director científico de CIBERSAM.
   El tiempo medio entre la aparición de síntomas y el diagnóstico es de más de 2 años; y para su tratamiento, actualmente, sólo se cuenta con fármacos eficaces para parte de los síntomas del trastorno como los delirios o las alucinaciones, pero no para otros tan importantes como la apatía, la asocialidad o los problemas cognitivos.
   Lo cierto es que algunos de los síntomas relacionados con la enfermedad aparecen a edades tempranas, pero su diagnóstico no se produce hasta varios años más tarde, en gran medida por la estigmatización de la enfermedad mental; el miedo de los padres al rechazo social o, simplemente, la confusión entre las primeras manifestaciones con los efectos provocados del consumo de alcohol y de sustancias tóxicas.
   La edad media del primer diagnóstico suele darse a los 25 años y del mismo modo que los familiares aplazan la consulta con el psiquiatra, el tratamiento también se demora hasta muchos años después.
   "En esta patología, como en el resto de la psiquiatría, es fundamental el diagnóstico precoz y la intervención temprana", afirma Arango, quien destaca que "muchos de los antipsicóticos utilizados en los adultos pueden ser utilizados en los niños y están revelando su eficacia".
   "De cara a reducir el impacto funcional de la enfermedad, es necesario otro tipo de intervenciones, como ajustes en los programas educativos y psicoeducación para desarrollar habilidades sociales o hacer y mantener amistades y entrenar la tolerancia a la frustración", añade.
   La esquizofrenia se ha asociado tradicionalmente a la desconexión y a la confusión de la realidad. Los delirios, las alucinaciones y las alteraciones del pensamiento son los síntomas más visibles, pero no son los únicos ni los más importantes.
   Estos pacientes expresan cierta pobreza afectiva, apatía, desinterés e insociabilidad y/o problemas en la concentración y en la atención, que les obligan a vivir al margen de la sociedad, impidiéndoles llevar una vida normal.
   Entre el 60 y el 80 por ciento de los casos responden a un factor genético, pero no es el único desencadenante. Estudios epidemiológicos recientes relacionan la enfermedad con causas ambientales, como la urbanicidad, la exclusión social o la inmigración.
   Hasta ahora, el tratamiento farmacológico de la esquizofrenia se centraba sobre todo en abordar los síntomas positivos y la prevención de recaídas. Con los nuevos fármacos antipsicóticos, señala el doctor Arango, "hemos variado en el perfil de efectos secundarios, pero a excepción de la clozapina, no hemos mejorado la eficacia antipsicótica en más de sesenta años de síntesis de nuevas moléculas antipsicóticas, con un mecanismo de acción antidopaminérgico".
    Son varios los fármacos actualmente en desarrollo, con innovadores mecanismos de acción, que aspiran a modificar y mejorar la manera en que se trate a los pacientes. Las nuevas líneas de investigación trabajan con moléculas potencialmente eficaces para frenar los síntomas negativos y los relacionados con los déficits cognitivos. Algunas de ellas podrían mejorar esos síntomas negativos apenas considerados hasta ahora y combinarse con terapias estándar, contribuyendo a asentar un abordaje integral de la enfermedad.

Desarrollan una vacuna que bloquea la adicción a la nicotina

Investigadores estadounidenses del Weill Cornell Medical College en Nueva York han desarrollado y probado con éxito en ratones una vacuna innovadora que, con una sola dosis, es capaz de tratar la adicción a la nicotina, ya que bloquea que llegue al cerebro, reduciendo las sensaciones de satisfacción que provoca a los fumadores.

   La investigación, publicada en la revista 'Science Translational Medicine', ha conseguido que la vacuna utilice el hígado como una fábrica para producir continuamente anticuerpos que engullen nicotina en el momento en que entra en el torrente sanguíneo, evitando que el producto químico llegue al cerebro e incluso el corazón.
   "Por lo que podemos ver, la mejor manera de tratar la adicción a la nicotina crónica de fumar es tener estos anticuerpos Pac-man, que sirven para depurar la sangre, según sea necesario antes de que la nicotina puede tener algún efecto biológico", señala el investigador principal del estudio, el doctor Ronald G. Crystal, presidente y profesor de Medicina Genética del Weill Cornell Medical College.
   "Nuestra vacuna permite que el cuerpo produzca sus propios anticuerpos monoclonales contra la nicotina, y de esa manera, desarrollar una inmunidad funcional", explica este experto, que recuerda que otras vacunas con el mismo fin han fracasado  en los ensayos clínicos
   "Aunque sólo hemos probado los ratones hasta la fecha, estamos muy esperanzados de que este tipo de estrategia pueda finalmente ayudar a los millones de fumadores que han intentado dejar de fumar, y han agotado todos los métodos actualmente en el mercado", dice.
   Para conseguir su objetivo un equipo de investigación del centro desarrolló un nuevo tipo de vacunas, lo que se podría considerar una vacuna genética que se probó inicialmente en ratones para tratar ciertas enfermedades de los ojos y algunos tipos de tumores.
   En ratones la vacuna produce altos niveles del anticuerpo continuamente, lo que los investigadores midieron en la sangre. Los investigadores se están preparando para probar la vacuna contra la nicotina en ratas y en primates, un paso necesario antes de que se pueda probar en última instancia, en los seres humanos.
   En caso de tener éxito, el doctor Crystal señala que podría ser usada para prevenir el habito tabáquico, y, por lo tanto, usarla para adelantarse a la adicción a la nicotina en las personas que nunca han fumado, de la misma manera que las vacunas se utilizan ahora para prevenir una serie de infecciones que producen la enfermedad.
   "Así como los padres deciden dar a sus hijos una vacuna contra el VPH, es posible que decidan utilizar una vacuna contra la nicotina. Pero eso es sólo teoría, una opción en este momento", concluye.