lunes, 21 de mayo de 2018

Un sistema de enfriamiento previene la caída del cabello que provoca la quimioterapia

MADRID.- Un sistema de enfriamiento del cuero cabelludo aplicado durante las sesiones de quimioterapia evita la caída del cabello como consecuencia del tratamiento, con una efectividad de entre el 40 y un 90 por ciento dependiendo del tipo de fármaco utilizado (antraciclinas o taxanos).

La pérdida del pelo es uno de los efectos secundarios de la quimioterapia más traumático para los pacientes de cáncer.
De hecho, entre un 8 y un 10 % de éstos se niegan a recibir quimioterapia o la abandonan, ha señalado en rueda de prensa Carmen Yélamos, psicooncóloga y especialista en psicología clínica de GenesisCare.
El procedimiento, que también es efectivo en ceja y pestañas, se aplica mediante un gorro de silicona por el que circula un líquido refrigerante que se conecta a una máquina que mantiene la temperatura óptima.
De esta manera, el cuero cabelludo alcanza una temperatura de entre 19 y 21 grados a nivel de la piel provocando que los tóxicos de la quimioterapia no lleguen o lo hagan en un bajo porcentaje a las células del folículo piloso.
Provoca un doble efecto: por una parte reduce el aporte sanguíneo por vasoconstricción de los vasos sanguíneos (cierre parcial) y, además, produce un cierre de la membrana celular al paso de cualquier tóxico que le llegue.
“Produce una citoprotección frente a los quimioterápicos”, ha señalado el doctor César Sebastián, presidente de Oncobel, la empresa que ha implantado en España el sistema, denominado Paxman.
El procedimiento se inventó en 1997 en Gran Bretaña y se fue depurando hasta que en abril de 2017 obtuvo la certificación de la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos, que admite su plena eficacia y seguridad.
En España está disponible desde 2012 en algunos hospitales privados y centros especializados, aunque también se ha aplicado en uno público (Hospital de Orense), a través de una fundación.
En esos seis años se han tratado casi 300 pacientes, de los que un 90 % son mujeres y un 10 % hombres, esos últimos mayores de 60 años casi todos ellos.
El doctor José Luis González Larriba, jefe de sección de oncología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, ha explicado que el cabello se pierde a las dos o tres semanas de empezar el primer ciclo de quimioterapia y se prolonga hasta seis meses después de terminar.
El tratamiento incrementa el tiempo que el paciente debe permanecer en la sesión de quimioterapia, pues el gorro se coloca aproximadamente media hora antes de la infusión del medicamento y se mantiene hasta hora y media después de acabar el proceso.
Es imprescindible empezar el tratamiento desde la primera sesión de quimio y solo puede utilizarse en tumores sólidos. En el caso de los niños no es aplicable ya que el tipo de cáncer que padecen suele ser líquido (leucemias y linfomas).
Para que sea más efectivo se recomienda que el cabello esté previamente mojado y es muy importante que el gorro esté bien ajustado.
El doctor González Larriba ha asegurado que este procedimiento no aumenta la incidencia de metástasis en cuero cabelludo y tampoco disminuye la eficacia de la quimioterapia.
La pérdida del pelo como consecuencia de la quimioterapia “no es un problema estético, es psicológico”, ya que “puede afectar durante un año y medio de la vida de un paciente y puede ser devastador”, ha advertido la doctora Escarlata López, jefa de servicio de oncología radioterápica de la Fundación Jiménez Díaz.
El tratamiento no cuesta más que una peluca de pelo natural y no se cobra si no funciona, ha asegurado el doctor Sebastián.

Desarrollan una retina artificial para personas ciegas

BARCELONA.- Investigadores de tres centros científicos catalanes están ultimando el desarrollo de una prótesis de retina para implantar en personas ciegas y devolverles la visión cuyo prototipo prevén poder probar en cerdos enanos el próximo otoño.

Según ha explicado el director del Barcelona Institute of Science and Technology (BIST), Gabby Silberman, el avance tecnológico lo están desarrollando conjuntamente científicos del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), del Instituto de Física de Altas Energías (IFAE), del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotrecnología (ICN2) y oftalmólogos de la Clínica Barraquer.
Los investigadores están utilizando materiales de dos dimensiones, como el grafeno, que permiten fabricar sensores muy pequeños, para conectarlos a los estímulos visuales de personas con problemas de visión.
Hasta ahora las prótesis de retina que se han implantado en personas apenas permiten recuperar la visión de luces y sombras e imágenes muy poco definidas, pero este nuevo tipo de implante, que permite hacer sensores mucho más pequeños y multiplicar su número, esperan que pueda dar una visión mucho más efectiva y detallada.
De momento, según Silberman, ya han hecho pruebas ‘in vitro’ del implante de retina en laboratorios con retinas de ratones y en otoño esperan poder hacer implantes ‘in vivo’ en cerdos enanos, cuyo aparato ocular es mucho más parecido al humano.
Ahora están desarrollando el prototipo para adaptarlo al ojo del cerdo para hacer con él las pruebas de eficiencia de esta “retina artificial”.
Silberman ha puesto esta investigación como ejemplo de colaboración entre los centros científicos que agrupa el BIST, que, además del ICFO, el IFAE y el ICN2, son el Centro de Regulación Genómica (CRG), el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), el Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ) y el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC).
Según el director del BIST, cada vez es más necesaria e imprescindible la colaboración entre diferentes disciplinas científicas para poder llevar a cabo investigaciones punteras y desarrollar nuevas tecnologías.

Un grupo de investigadores españoles descifra cómo funciona el genoma de la leucemia


BARCELONA.- Investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS han descifrado cómo funciona el genoma completo de la leucemia linfática crónica, el tipo de leucemia más frecuente, lo que abre la puerta a desarrollar nuevos tratamientos contra este cáncer.

El estudio, que publica este lunes la revista ‘Nature Medicine’ y ha sido coordinado por el jefe del grupo de Epigenómica Biomédica del IDIBAPS y profesor de la Universidad de Barcelona, Iñaki Martín-Subero, ha proporcionado un mapa en alta resolución de las funciones del genoma y supone una nueva aproximación a la investigación molecular del cáncer.
Según Martín-Subero, la comparación del mapa de la leucemia con el mapa de las células sanas ha revelado cientos de regiones que cambian su funcionalidad en la leucemia, lo que ayuda a comprender mejor la enfermedad y a desarrollar nuevas terapias.
Hasta ahora, los estudios moleculares de la leucemia, y de otros tipos de cáncer, se habían centrado en analizar moléculas de sólo una capa de información, que proporcionaba una visión parcial y no permitía dibujar un mapa preciso de las funciones del genoma.
“Este es un estudio sin precedentes en la investigación genómica del cáncer -en el que han participado 51 investigadores de 23 centros de 6 países- y subraya la importancia de integrar diferentes capas de información molecular para comprender mejor la enfermedad”, ha dicho el director de Investigación del Hospital Clínic y catedrático de Medicina de la UB, Elías Campo, coautor del estudio.
Usando técnicas de secuenciación de última generación y herramientas de biología computacional avanzadas, han podido hacer un mapa detallado del funcionamiento del genoma de la leucemia.
“Conocer la secuencia del genoma -según Martín-Subero- no era suficiente para saber cómo funciona; para conocer sus funciones y su regulación era necesario el análisis integrador de múltiples capas epigenéticas”.
La investigadora del IDIBAPS Renée Beekman ha detallado: “el reto mas importante al que nos enfrentamos una vez generados los datos era cómo analizar e integrar tantas capas de información”, para lo que contaron con la colaboración del Centro de Computación de Barcelona.
“Han sido tres años intensos de análisis informáticos para poder completar el mapa funcional de la leucemia“, ha destacado Beekman.
Los investigadores han podido identificar con precisión regiones con funciones especificas, como las zonas oscuras del genoma, conocidas como ‘ADN basura‘, pero que en realidad contienen multitud de regiones esenciales para que el genoma funcione.
“De manera similar a un mapa geográfico, donde se representan pueblos, montañas o ríos -ha explicado Martín-Subero-, hemos podido cartografiar por primera vez el mapa completo de las funciones del genoma de la leucemia, definiendo genes activos, genes inactivos, regiones que no contienen genes pero controlan su expresión o grandes desiertos inactivos del genoma”.
“En total -ha concretado- hemos identificado que el mapa del genoma contiene un total de 12 funciones diferentes“.
“También hemos podido observar cómo cambia el mapa de la leucemia en comparación con el mapa de las células sanas, y como las leucemias son capaces de crear una infraestructura molecular muy eficiente para crecer sin control. Por así decirlo, donde antes había un desierto, las células de cáncer crean núcleos industriales“, ha puesto como ejemplo Beekman.
Martín-Subero ha añadido: “además, descubrimos que tan sólo tres familias de proteínas parecen estar encargadas de dicho cambio. Siguiendo con la metáfora, se podría decir que tan sólo tres empresas se encargan de construir y mantener todas las industrias”, por lo que la acción de estas tres familias de proteínas puede ser inhibida con fármacos que ya se están desarrollando.
En este sentido, Elías Campo ha apuntado que “quizás este es el aspecto translacional mas importante del estudio, ya que ofrece una perspectiva terapéutica mediante la cual se puedan revertir las alteraciones funcionales en la leucemia”.
“Este mapa tan completo no sólo nos permite comprender mejor la leucemia a nivel molecular, si no que también ofrece una gran fuente de información para otros investigadores para hallar un mejor tratamiento para los pacientes“, ha concluido Martín-Subero.