domingo, 6 de marzo de 2011

El pez sapo, un modelo útil para estudiar patologías cardiovasculares o diabetes

Un estudio realizado por investigadores andaluces en Isla Margarita (Venezuela) concluye que el pez sapo ('Halobatrachus didactylus') podría erigirse en un "modelo experimental idóneo" para avanzar en investigaciones básicas y aplicadas, como podrían ser diferentes enfermedades y patologías hepático pancreáticas (cardiología, alteraciones reproductivas, toxicología).
   En una nota, Andalucía Innova explica que este estudio ha sido llevado a cabo por investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Cádiz (UCA) y el Instituto de Investigaciones Científicas de la Universidad de Oriente.
   El trabajo, publicado en 'Acta Histochemica', bajo el título 'Immunohistochemical study of the principal pancreatic islet of the toadfish, Halobatrachus didactylus (Pisces: Batrachoididae)', describe por primera vez las características histológicas e inmunohistoquímicas del páncreas endocrino del pez sapo. En sus investigaciones han hallado hasta cuatro tipos celulares en el denominado 'cuerpo de Brockman': glucagón, la insulina, la somatostatina y el polipéptido pancreático.
   El pez sapo agrupa un conjunto de géneros que se utilizan como modelos experimentales en investigaciones básicas y aplicadas de fisiología, cardiología y toxicología. "Este interés reside en sus características evolutivas porque, aunque en términos generales comparte muchas características con el resto de especies de peces marinos, presenta rasgos más evolucionados", asegura la investigadora Carmen Sarasquete, que apunta que presenta, frente al único riñón de la mayoría de los peces, presenta un par de órganos excretores y hematopoyéticos, es decir, formadores de células sanguíneas.
   Además del rango de experimentación que ofrece esta especie, ofrece soluciones para el estudio de cardiopatías. Así, el electrocardiograma presenta similaridades con el humano, siendo posible inducir arritmias e infartos y recuperaciones cardíacas; su sistema respiratorio mixto utiliza las branquias, pero también se sirve de la piel para respirar, al igual que algunos anfibios. "Esto hace que sea capaz de sobrevivir hasta cuatro horas fuera de su ambiente. Estos cambios singulares, podrían ser adaptaciones al medio en el que habita", apunta la investigadora. En la Península Ibérica este escenario se circunscribe a la Bahía de Cádiz y el Algarve portugués.
Ahora, los investigadores andaluces han iniciado, en el marco de un proyecto de excelencia, un trabajo de investigación básica en el que persiguen encontrar marcadores genéticos, moleculares y celulares con los que diferenciar el sexo, a nivel cromosómico, en estos peces y los mecanismos implicados en procesos de diferenciación sexual. "Hasta el momento, resulta difícil conocer si son machos o hembras, sin técnicas destructivas, es decir, sin sacrificarlos", explica.
   Los investigadores exploran técnicas genéticas, moleculares y celulares para realizar esta diferenciación, en épocas tempranas del desarrollo.
   "Los análisis podrían aportar datos interesantes acerca del papel de estas regiones en la regulación génica, diferenciación y reproducción, que, debido las características de la familia, podrían ser fácilmente extrapolables a otros organismos, como las especies de interés acuícola", explica Sarasquete. 
Asimismo, como en peces no existe un cromosoma diferenciado para el sexo masculino, con este estudio, podría ser posible obtener marcadores sexuales y avanzar en temas evolutivos y en el comportamiento sexual en los vertebrados inferiores, tomando como modelo al pez sapo. Para acometer sus estudios, los expertos obtienen especimenes capturados en aguas de la Bahía de Cádiz, y en la Isla Margarita.

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