lunes, 4 de abril de 2011

Los adolescentes que practican 'binge drinking' pueden sufrir daños cerebrales

Los adolescentes que practican 'binge drinking' o consumo de alcohol en atracones podrían sufrir cambios en el cerebro que les generaran problemas para adaptarse con éxito a las cambiantes situaciones de la vida adulta. Así lo demuestra un estudio realizado por el Centro Bowles para Estudios sobre el Alcohol de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos. 

La etapa de la adolescencia comprendida entre los 12 y los 20 años representa un periodo clave para el desarrollo cerebral. Se trata del momento en el que el crecimiento del cortex, nuestra materia gris, alcanza un pico y está asociado con una gran reorganización de las neuronas. Algunas teorías apuntan que esta remodelación cerebral durante el desarrollo ayuda al adolescente a adaptarse a las demanda de la vida mientras madura hacia la edad adulta.
Según el profesor de Farmacología y director del Centro Bowles para Estudios sobre el Alcohol de la Universidad de Carolina del Norte, Fulton Crews, "este es también el momento en el que los circuitos neurales en desarrollo del cerebro están más sensibles a los trastornos".
Además, dice, "se ha demostrado que un cortex frontal adolescente en crecimiento es mucho más sensible al daño que un cortex frontal adulto, frente a la misma cantidad de alcohol". "La cuestión es conocer cuál es el impacto que tiene el 'binge drinking' en el cerebro adolescente y cómo puede afectarles de adultos", apunta.
Durante más de una década, el equipo de Crew ha explorado el mecanismo, las características y las consecuencias funcionales del 'binge drinking' sobre el cerebro. Sus últimos descubrimientos, realizados en ratones de laboratorio y publicados este mes de abril en 'Alcoholism: Clinical and Experimental Research', apunta la existencia de sutiles pero persistentes alteraciones en el cortex frontal que podrían afectar a la capacidad de decisión en la etapa adultas.
Entre los cambios cerebrales asociados al 'binge drinking', una imagen de resonancia magnética ha revelado un menor volumen y talla del prosencéfalo en animales adultos. Además, otros experimentos mostraron que los animales expuestos al alcohol presentaban una flexibilidad conductual mucho menor que el resto.
Los neurotransmisores son las sustancias químicas que permiten la transmisión de señales de unas neuronas a otras a través de las terminaciones nerviosas. Este estudio ha revelado también que las reducciones en la actividad de algunos de los mayores genes neurotransmisores 24 horas después de un atracón de alcohol en animales adolescentes. En adultos, los animales demostraron incluso una mayor reducción, próxima al 73 por ciento.
"Nuestros descubrimientos sugieren que los individuos que practican el 'binge drinking' durante la adolescencia podrían tener más posibilidades de sufrir déficits en ser capaces de adaptarse con éxito a las cambiantes situaciones de la vida adulta, posiblemente debido a cambios químicos o estructurales en el cortex frontal", señala Crew, puntualizando que, aunque los cambios cerebrales observados en este experimento son sutiles, sus implicaciones en individuos con un historial de 'binge drinking' podrían ser inmensas.

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