domingo, 22 de enero de 2012

Científicos estudian el secreto de la medicina tradicional china

Las leyendas chinas han exaltado largamente los beneficios de la Tian Shan Xue Lian, una rara flor blanca que se encuentra en las montañas nevadas y que es venerada como la panacea, un elixir tan poderoso que supuestamente puede resucitar a los muertos.

En los laboratorios de Shanghái y Hong Kong, los científicos analizan esta planta, una arrugada flor del tamaño de un aguacate, con la que esperan desarrollar una nueva medicina para tratar latidos cardíacos irregulares o fibrilación atrial, una enfermedad que eleva el riesgo de accidente cerebrovascular.
En la búsqueda de nuevos y mejores fármacos, los científicos en China están reexaminando las medicinas tradicionales chinas (TCM por sus siglas en inglés) - raíces y hierbas que han sido utilizadas durante miles de años - para encontrar y reproducir los ingredientes activos que puedan ser convertidos en medicamentos y ser fácilmente fabricados y consumidos.
Pero a diferencia de muchos fabricantes de medicamentos chinos que ya venden TCM en polvos y cápsulas, los científicos darán un paso más adelante al someter estos medicamentos experimentales a rigurosas pruebas clínicas para que tengan una mayor aceptación a nivel global.
"Esta flor ha sido usada durante miles de años en Xinjiang, en el Tíbet y en India para tratar una serie de enfermedades (...) para los chinos, fue utilizada para el 'latido cardíaco desordenado'", dijo Li Guirong, profesor de cardiología en la Universidad de Hong Kong.
"He trabajado durante ocho años en esto. Nuestra meta es volver a la normalidad un ritmo cardíaco irregular (...) con un medicamento que tiene muy pocos efectos secundarios", explicó.
Mientras Pekín cambia su motor de crecimiento a industrias más limpias y invierte 1.700 billones de dólares (1.300 billones de euros) durante los próximos cinco años para impulsarlas, los científicos chinos están recibiendo un apoyo gubernamental sin precedentes para desarrollar mejores fármacos y herramientas que diagnostiquen enfermedades crónicas como afecciones al corazón y cáncer.
Respaldados por fondos del Gobierno, Li y sus compañeros del Instituto de Materia Médica de Shanghái, comenzaron a estudiar hace ocho años la Tian Shan Xue Lian, o Herba Saussureae Involucratae, que crece a 3.000 metros sobre el nivel del mar en la sierra tibetana.
Extrajeron el ingrediente clave, acacetin, creando su gemelo sintético y tuvieron éxito en los experimentos en perros con fibrilación atrial.
Ahora están refinando el compuesto y esperan empezar con ensayos en humanos dentro de tres años junto con China National Pharmaceutical Group Corp [CNPHG.UL], matriz del mayor distribuidor de fármacos del país: Sinopharm Group.
Coincidiendo con el empuje de China para modernizar su sector interno de medicamentos, las farmacéuticas occidentales están entrando en el país para mantener los márgenes en medio de una caída de patentes y de ingresos en los mercados.
Sólo en los últimos dos meses, Merck & Co, Pfizer y Astrazeneca, anunciaron ambiciosos planes de investigación con compañías chinas para diseñar nuevos medicamentos para pacientes chinos y también dieron a conocer planes de expandir su red de distribución.
La razón es simple: el mercado de prescripciones de China, que se espera sea el segundo más grande del mundo en 2020, estará valorado en más de 110.000 millones de dólares para 2015, desde unos 50.000 millones de dólares registrados en 2010, según varias investigaciones de industrias.
Algunos expertos en el país dicen que gran parte de los recursos se están invirtiendo silenciosamente en la investigación de la medicina tradicional y que los fármacos más efectivos finalmente estarán entre las medicinas más recetadas del mundo.
En los últimos dos años, el Gobierno asignó 6.700 millones de yuanes (unos 800 millones de euros) para apoyar a las compañías biotecnológicas y a la búsqueda de nuevos medicamentos.
Aparte de Sinopharm, cuyo objetivo es competir a nivel mundial con fármacos de calidad, otros notables productores son Yunnan Baiyao Group, que fabrica un polvo que detiene hemorragias, Zhangzhou Pientzehuang Pharmaceutical y Jiangsu Hengruli Medicine, todos dispuestos a poner más recursos en los próximos cinco años.
Beijing Tongrentang se centrará en el desarrollo de productos usando extraños ingredientes naturales que tienen fuertes cualidades medicinales, mientras China Shineway Pharmaceutical Group le dará prioridad a las medicinas patentadas y protegidas por el Estado.
Este cambio de enfoque - que trabaja con elementos de la medicina tradicional para encontrar el componente activo - fue impulsado gracias a uno de sus exponentes más conocidos: el fármaco Artemisinina que combate la malaria.
La artemisinina es un derivado del arbusto del ajenjo dulce que ha sido utilizado durante miles de años para tratar la malaria. Un proyecto del Ejército chino en la década de 1960 consiguió aislar el compuesto activo y desde ese momento se ha convertido en la mejor defensa contra la enfermedad.

No hay comentarios: