Los programas nacionales en Europa de hacer mamografías a
mujeres mayores de 50 años aportan más beneficios que perjuicios, si se
comparan los tumores en fase inicial que se detectan con un posible
exceso de diagnosis en algunas mujeres.
En la primera revisión global de los programas de mamografías que se
ha hecho, los autores del informe han encontrado que por cada 1.000
mujeres de edades comprendidas entre los 50 y 69 años que se someten a
las pruebas cada año, se salvan entre siete y nueve vidas.
En ese grupo de mujeres a las que se hacen mamografías de forma
rutinaria, cuatro de ellas podrían haber resultado
«sobrediagnosticadas». Eso quiere decir que se les haya podido encontrar
un tumor benigno que no habría supuesto un problema nunca.
Según Stephen Duffy, profesor de pruebas diagnósticas en la
Universidad Queen Mary de Londres y uno de los investigadores que ha
dirigido el estudio, el daño que puede causar esa sobrediagnosis lo
supera con creces el número de muertes que las momografías evitan. «Es
una buena noticia -ha dicho- que las vidas salvadas por las mamografías
superen los casos de sobrediagnosis en una relación de dos a uno».
El «sobrediagnóstico» se da cuando se detectan turmores que no
habrían dado síntomas durante la vida de la mujer. Al ser conocido lleva
a hacer pruebas innecesarias y a que la paciente sufra un estrés
psicológico viéndose diagnosticada de un cáncer que más tarde descubrirá
no le va a causar ningún daño.
Los investigadores han encontrado que por cada mil mujeres
analizadas, a 170 le confirmarían el resultado negativo antes de
practicar otras pruebas más invasivas, pero 30 se habrían sometido a una
biopsia antes de verificar que el tumor carecía de importancia.
Estos falsos positivos han protagonizados debates entre pacientes de
cáncer y especialistas en Europa desde 2009, cuando en Estados Unidos
las autoridades sanitarias cuestionaron el valor de las mamografías
sistemáticas a partir de los 40 años y sugirieron que se hicieran a
partir de los 50 años.
El cáncer de mama es el más común entre las mujeres. En 2008 fueron
diagnosticadas 1,38 millones según la Organización Mundial de la Salud
(OMS). En Europa, ese año se dieron 425.000 nuevos casos y 129.000
mujeres murieron por su causa.
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