A pesar de la creencia popular de que los
niños acortan la vida de los padres, parece que es al contrario, sobre
todo para las mujeres, ya que la tasa de mortalidad es entre dos y
cuatro veces más alta entre las parejas sin hijos, según concluye un
estudio a gran escala publicado en 'Journal of Edpidemiology and
Community Health'. Incluso, la prevalencia de mala salud mental se
reduce a la mitad también en los padres adoptivos.
Según los autores, no es la primera vez que se relaciona la falta de
hijos con tasas de mortalidad más altas, pero el vínculo
tradicionalmente se ha atribuido a conductas no saludables y la mala
salud física y mental, sin diferenciar entre esterilidad voluntaria e
involuntaria.
Los investigadores basan sus conclusiones en datos obtenidos de
varios registros de población en Dinamarca sobre los nacimientos y las
defunciones, los procedimientos de concepción asistida, los ingresos
hospitalarios, los contactos de servicio psiquiátrico, además de las
estadísticas del mercado de trabajo para el período de 1994 hasta 2008.
Entre 1994 y 2005, se apuntaron a tratamientos de concepción asistida
21.276 parejas sin hijos, nacieron 15.210 niños y se adoptaron 1.564.
Durante el mismo período, un total de 96 mujeres y 200 hombres
murieron, lo que corresponde a una tasa de mortalidad de 51 y 117 por
cada 100.000 personas al año, respectivamente. Y 710.553 mujeres y
hombres fueron diagnosticados con un problema de salud mental, lo que
corresponde a tasas de 385 y 299 por 100.000 personas al año,
respectivamente.
Con todo ello, el análisis mostró que tener un hijo reduce el
riesgo de muerte prematura, particularmente entre las mujeres. En
concreto, la tasa de muerte prematura por enfermedades del aparato
circulatorio, el cáncer y los accidentes entre las mujeres sin hijos era
cuatro veces más alta que entre los que tuvieron a su propio hijo y un
50 por ciento menor entre las mujeres que adoptaron.
Asimismo, las tasas de muerte fueron alrededor de dos veces
mayores entre los hombres que no se convirtieron en padres, ya sea
biológicamente o por adopción. Las cifras de enfermedades mentales
fueron similares entre las parejas con o sin hijos propios, con la
excepción de aquellos con problemas de drogas y alcohol, pero la
prevalencia de enfermedades mentales en las parejas que adoptaron niños
era aproximadamente la mitad que la de otros padres.
"Consciente de que la asociación no es la causalidad, nuestros
resultados sugieren que las tasas de mortalidad son más altas en los que
no tienen hijos. Las tasas de enfermedad psiquiátrica no parecen variar
con la falta de hijos, pero la tasa de enfermedad psiquiátrica en los
padres que adoptan disminuye", concluyen los autores.
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