Investigadores de la Universidad Johns
Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos), encontraron que la función
cardiaca en ratones jóvenes obesos puede ser revertida cuando estos
animales pierden peso con una dieta baja en calorías, mientras que los
ratones más viejos, que habían sido obesos durante un periodo más largo
de tiempo, no volvieron a alcanzar una mejor función cardiaca a pesar de
que llevaron la misma dieta baja en calorías.
"Nuestra investigación indica que cuando los ratones ya son obesos,
mayor es el riesgo de que su daño en el corazón sea irreversible", dice
Majd AlGhatrif, autor principal del estudio, publicado en
'Cardiovascular Translational Research', y profesor asistente de
medicina de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
"No sabemos si el mismo principio se aplica a los seres humanos y, en
caso afirmativo, cuál sería el punto de inflexión. Pero el mensaje
básico es que la pérdida de peso, más temprano que tarde, sería más
beneficiosa", dijo Lili Barouch, autora principal del estudio,
cardiólogo y profesora asistente de medicina de la Escuela de Medicina
de Johns Hopkins. "Sin duda merece más estudios para ver si los
resultados serían similares en las personas", agrega.
Barouch dice que es bien conocido que la obesidad aumenta el
riesgo de enfermedad cardiovascular en las personas y algunos estudios
han demostrado que la reducción de calorías y la pérdida de peso pueden
revertir algunos de los efectos perjudiciales de la obesidad sobre el
corazón. Pero, según este investigador, no ha quedado claro si la
duración de la obesidad en las personas o su edad genera una diferencia
en términos de la capacidad del corazón para recuperarse.
Para arrojar luz sobre esta cuestión, los investigadores
estudiaron los efectos de la restricción calórica en dos grupos de
ratones, uno joven y uno viejo. Los ratones jóvenes tenían dos meses de
edad (similar a los adultos jóvenes), mientras que los roedores mayores
estaban entre los 6 y los 7 meses de vida (similar a la mediana edad en
los hombres).
Todos los ratones fueron manipulados genéticamente para nacer sin
leptina, una hormona que provoca una sensación de estar lleno, por lo
que su deficiencia provoca comer en exceso y obesidad, así que siempre
tenían comida y comían en exceso. Ambos grupos registraban evidencia de
daño cardiaco, incluyendo rigidez diastólica, lo que afecta a la
capacidad del corazón para relajarse y llenarse de sangre y que puede
conducir a insuficiencia cardiaca.
Tanto los ratones jóvenes como los viejos perdieron una cantidad
similar de peso con la dieta restringida en calorías después de cuatro
semanas. Sin embargo, en los más jóvenes, la disminución de calorías
tenía efectos positivos sobre el corazón, incluyendo un retorno a la
función diastólica normal y una reducción de depósitos de grasa en las
células del corazón, mientras que en los más viejos, la función cardiaca
deteriorada se mantuvo a pesar de que se observó una reducción en el
estrés oxidativo que daña el corazón.
A pesar de que los investigadores descubrieron una vía dependiente
de la edad que conduce a la obesidad relacionada con la disfunción
cardiaca reversible sólo en los animales más jóvenes, Barouch dice que
se necesitan más estudios para determinar cuáles son los hallazgos que
podrían ser significativos para la alteración de las enfermedades del
corazón en las personas. Mientras tanto, este experto aconseja que el
estudio anime a las personas obesas a tratar de perder peso lo más
pronto posible con el fin de reducir su riesgo de enfermedad cardiaca
más adelante.
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