El Instituto de Obesidad está alertando acerca
de los riesgos de la drunkorexia, una enfermedad que mezcla la anorexia
y el alcoholismo, ya que los afectados remplazan las calorías de la
comida por las que aportan las bebidas.
De esta forma, esta institución advierte acerca de este nuevo
trastorno alimenticio, que es "una de las múltiples variantes de la
obesidad y el sobrepeso". Éste repercute en los jóvenes que deciden no
ingerir alimentos "con el objetivo de poder beber alcohol sin aumentar
de peso", explican.
Por ello, la drunkorexia está compuesta por una serie de
alteraciones en la alimentación diaria, sostenida con el abuso de
alcohol, "creyendo que las calorías no ingeridas por los alimentos
tradicionales se compensarán con las calorías de las bebidas
alcohólicas". A tenor de este comportamiento, al reconocido perjuicio
para la salud del consumo desmesurado de alcohol "se suma el aporte de
energía de todas aquellas bebidas alcohólicas", indican.
En cuanto a los efectos que esta enfermedad tiene en el organismo,
los expertos del Instituto de Obesidad destacan que el hígado femenino
sufre más por el alcohol, "aunque ingiera menos cantidad y durante un
tiempo más corto que el hombre". Así, bebiendo la misma cantidad que un
varón, "la sangre de una mujer absorbe entre un 30 por ciento y un 50
por ciento más", señalan.
Además, el corazón femenino también es más vulnerable, ya que "con
un 60 por ciento menos de alcohol pueden sufrir la misma cardiopatía",
observan. A pesar de ello, la drunkorexia se está extendiendo, "sobre
todo, entre las chicas jóvenes", lamentan.
Para atender a estos jóvenes debe intervenir un psicólogo con el
objetivo de "tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta
errónea adquirida", sostienen. Además, será necesaria la participación
de un nutricionista, "para restaurar el equilibrio nutricional perdido" y
un médico de cabecera, concluyen.
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