martes, 12 de marzo de 2013

Los glóbulos blancos juegan un papel clave en el control de los glóbulos rojos

Investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva y la Escuela de Medicina de Icahn en el Monte Sinaí, ambas en Nueva York, han encontrado que los macrófagos, las células blancas de la sangre que desempeñan un papel clave en la respuesta inmune,  también ayudan a producir y eliminar las células rojas de la sangre del cuerpo (GR).

Este hallazgo, publicado en la edición digital de la revista 'Nature Medicine', podría conducir a nuevas terapias para enfermedades o condiciones en que la producción de glóbulos rojos se descontrola. "Nuestros resultados ofrecen interesantes conocimientos sobre cómo el cuerpo mantiene un equilibrio saludable de las células rojas de la sangre", dijo el líder del estudio, Paul Frenette, profesor de Medicina y Biología Celular y director del Instituto de Investigación L. Ruth and David S. Gottesman sobre células madre y medicina regenerativa de Einstein.
"Hemos demostrado que los macrófagos de la médula ósea y el bazo fomentan la producción de nuevas células rojas de la sangre al mismo tiempo que el envejecimiento de las células rojas de la circulación de la sangre. Esto nos puede ayudar en última instancia a diseñar nuevas terapias para las enfermedades que provocan niveles anormales de glóbulos rojos, como la anemia hemolítica, la policitemia vera y la pérdida aguda de sangre, además de ayudar a la recuperación de la quimioterapia y el trasplante de médula ósea", explica.
   Por ello, el Colegio de Medicina Albert Einstein ha presentado una solicitud de patente conjunta con el Monte Sinaí en relación con esta investigación. Estudios previos realizados en el laboratorio habían sugerido que los macrófagos en la médula ósea actúan como células nodrizas para eritroblastos, que son precursores de los glóbulos rojos. Pero no estaba claro cómo funcionan estas "islas" (macrófagos eritroblásticos rodeados de eritroblastos) en los animales vivos.
   Hace unos años, Andrew Chow, estudiante del Monte Sinaí en los laboratorios de los doctores Frenette y Miriam Merad, profesora de Ciencias Oncológicas e inmunología en ese centro universitario, encontró que los macrófagos de médula ósea expresan una molécula de la superficie celular llamada sialoadhesina o CD169, un objetivo que podría ser utilizado para la eliminación selectiva de los macrófagos de la médula y podría ayudar a identificar el papel de los macrófagos en las islas eritroblásticas en vivo.
   Eso es lo que los doctores Frenette y Merad hicieron en el presente estudio con ratones. Estos investigadores encontraron que la eliminación selectiva de CD169 positivas de los macrófagos en ratones reduce el número de eritroblastos de médula ósea, lo que evidencia que estos macrófagos son de hecho vitales para la supervivencia de los eritroblastos, que se desarrollan en los glóbulos rojos.
"Lo sorprendente es que no pude ver ninguna anemia significativa después", dijo el doctor Frenette. Los investigadores analizaron la duración de vida de las células rojas de la sangre y encontraron que estaban circulando durante un tiempo más largo de lo habitual.
"Después de que se agotaran los macrófagos en la médula ósea, descubrimos que se había agotado también CD169-positivo de los macrófagos presentes en el bazo y el hígado. Resulta que los macrófagos en estos dos órganos son muy importantes en la eliminación de los glóbulos rojos viejos de la circulación periférica. Tomados en conjunto, los resultados muestran que estos macrófagos tienen una doble función: en la producción y eliminación de células rojas de la sangre", dijo.
   Los investigadores también examinaron el papel de los macrófagos en la policitemia vera, una enfermedad genética en la cual la médula ósea produce demasiados glóbulos rojos y que suele llevar a dificultades para respirar, mareos, coagulación sanguínea excesiva y otros síntomas. En un modelo de ratón con la patología, encontraron que con CD169 positivas de macrófagos agotadas en la médula ósea se normaliza el recuento de RBC, lo que apunta a una nueva forma de controlar la policitemia vera", concluye Frenette.

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