sábado, 5 de julio de 2014

Joan Massagué cree que en cinco años un análisis de sangre podrá detectar el cáncer

SANTANDER.- El científico español Joan Massagué, una de los primeras autoridades mundiales en la investigación del cáncer, cree que en cinco años será posible detectar muchos tipos de tumores con sólo un análisis de sangre, una revolución, dice, en la detección precoz de una enfermedad que va camino de normalizarse.

"Lo llamo revolución porque puede ir muy rápido, es económico e implementable en todo el mundo, como lo fue en su día Internet o la telefonía móvil", afirma el director del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York.
Según Massagué, esa revolución está en sus comienzos y se empieza a implementar ahora pero va tan rápido que aplicar esta técnica "podría ser cosa de poco tiempo, de cuatro o cinco años".
"Ahora que las técnicas de secuenciación del ADN de los tumores han avanzado tantísimo y son tan económicas, uno puede hacer análisis de sangre para ver si hay restos de ADN de algún tumor que tengamos en el organismo. No sabemos dónde, pero está soltando células, algunas de ellas se deshacen, mueren y su contenido de ADN con sus mutaciones está en la circulación", explica.
El nivel de mutación cancerígena en sangre se puede leer con técnicas "altamente sensibles" y, a partir de esos indicadores, ver la posibilidad de que el paciente esté desarrollando un tumor maligno en alguna parte de su organismo, que habría que localizar después con un chequeo a fondo.
"Esto suena complejo pero vale para decir que estamos probablemente ante una revolución en la detección precoz aplicable a muchos cánceres, no sólo al de mama y al de colon", ha apuntado.
Massagué ha inaugurado esta semana los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) con un mensaje esperanzador: antes de que pasen 50 años el cáncer estará dominado como lo están desde mediados del siglo XX las enfermedades infecciosas.
Y asegura que incluso el horizonte de 2050 es "conservador" porque va a ser antes cuando se llegue "a un nivel de satisfacción bastante importante en nuestra relación con el cáncer y nuestra capacidad de gestionarlo".
Ese objetivo se conseguirá, por un lado, convirtiendo en rutinaria la secuenciación, es decir la lectura completa y a fondo, del tumor que se haya extraído en el quirófano. El oncólogo tiene así una información "exquisita y medicamentos que puede aplicar o no según lo que esta información le dice", apunta.
Otro de los frentes abiertos en la batalla de la ciencia contra el cáncer es la inmunoterapia, que ya ha empezado a aplicarse y "va a aumentar de manera muy importante como terapia normal del cáncer en general".
"Nuestro organismo constantemente hace pequeños errores de intentar generar tumores, no adrede sino por accidente, con tantas células y tantos tejidos que están constantemente renovándose. Y nuestro sistema inmunitario está constantemente limpiándonos de estos prototumores. El cáncer que sale es porque sorteó, se escapó de esta vigilancia", explica.
Y añade: "Si reforzamos el sistema inmunitario para que acabe de atacar aquel cáncer, vamos a eliminar cánceres gracias a nuestras propias defensas".
Luego están los avances que se están produciendo a la hora de entender la metástasis, en como reacciona la prole de un tumor que se ha esparcido por órganos que para las células del cáncer "son muy nuevos y muy hostiles", por lo que se pueden "cazar y atrapar mejor" que cuando forman parte de un tumor que está creciendo activamente.
Es la convergencia de esos tres elementos y de otros la que, a su juicio, ya está transformando la relación del ser humano con el cáncer en "normal" como sucedió con las infecciones, aunque algunas de ellas sean muy serias y causen muchas víctimas.
Massague considera que es hora de un cambio de mentalidad y dice que un ejemplo de la mala relación que aún se tiene con el cáncer es que en los medios de comunicación "las personas todavía dudan en decir tengo un cáncer de tal".
 "¿Por qué? -se pregunta- No es ninguna vergüenza y empezamos a entender la enfermedad".
Recuerda que en el siglo XVI a quien tenía una infección le llamaban apestado y señala que en el cáncer se está saliendo todavía "de la época del oscurantismo". Se debe a que la sociedad "se afana en explicar lo que no conoce y se inventa cosas", explicaciones esotéricas, religiosas o seudocientíficas.
Pero ahí entra la ciencia: "La ciencia explica y una vez explicado eso se ve claro y a nadie le llaman apestado o lo van a decir cosas que todavía se dicen a los pobres pacientes de cáncer".
Massegué cree que le ha tocado vivir "la época más apasionante de la oncología, la gran inflexión", después de décadas de promesas que han causado "frustración" a una sociedad a la que a comienzos de los sesenta se le anunció que comenzaba la gran batalla para acabar con el cáncer. Fue el reto que en 1971 lanzó el presidente estadounidense Richard Nixon y, junto a él, la comunidad internacional.
"Estamos en aquel momento que la promesa había vaticinado", anuncia.

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