miércoles, 17 de mayo de 2017

Cerca del 75% de paros cardiacos se producen en el hogar


MADRID.- La Fundación Español del Corazón, perteneciente a la Sociedad Española de Cardiología (SEC), alerta de la necesidad de educar a la población en el manejo de los paros cardiacos ya que, de los alrededor de 30.000 que se registran en España cada año, el 75 por ciento se producen en el hogar. 

“Una respuesta rápida y eficaz es primordial en estos casos”, ha destacado el médico adjunto de la Unidad Coronaria del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Francisco Javier Noriega, que participa en el V Foro de Salud Cardiovascular para Pacientes y Familiares que se celebra en Madrid.
Ante esta circunstancia, los cardiólogos consideran clave que la población sepa reconocer los principales síntomas que pueden alertar de la presencia de un problema cardiaco, como el dolor torácico, la disnea, la pérdida de conciencia o la crisis hipertensiva.
Si se presenta un dolor parecido a una opresión en el centro del pecho es posible que se esté sufriendo una angina de pecho o un infarto de miocardio, aunque en muchas ocasiones el dolor se irradia a la mandíbula, el cuello o incluso al brazo izquierdo o a los dos brazos.
“Si el dolor se produce con los esfuerzos o el estrés, es probable que se trate de una angina de pecho, mientras que cuando aparece en reposo o persiste tras realizar el esfuerzo, puede ser por un infarto”, ha explicado Noriega.
En el caso de que el dolor torácico se presente muy intensamente y de forma brusca en el centro del pecho y se irradie hacia la espalda, la mandíbula o el estómago, puede deberse a que se está sufriendo una patología de la aorta.
Por el contrario, un dolor torácico de aparición brusca y acompañado de una falta de aire o pérdida de conciencia transitoria puede ser señal de tromboembolismo pulmonar.
En cuanto a la disnea o dificultad para respirar, cuando aparece de forma brusca es otra urgencia cardiológica que hay que vigilar cuando va acompañada de dolor torácico, palpitaciones y/o hinchazón en las piernas los días previos.
Asimismo, las crisis hipertensivas deben preocupar cuando van acompañadas de mareos, cefaleas u otros síntomas. Y aunque no haya otro síntoma, Noriega ha reconocido que si la presión arterial está por encima de 180/110 mmHg hay que acudir al centro de salud o a urgencias ya que puede provocar una angina de pecho o un ictus.

Maximizar la supervivencia y minimizar las secuelas
Especialmente si se ha sufrido un infarto o un ictus, poner en alerta rápidamente al servicio de emergencias es esencial para maximizar las posibilidades de supervivencia y minimizar las secuelas.
“En cuanto llamamos al 112 e informamos de un infarto, se pone en marcha un sistema conocido como ‘Código Infarto’, que permite que el paciente sea trasladado al hospital que mejor puede atenderle en este caso y que se le realice una angioplastia antes de las dos horas desde el inicio del mismo”, afirma el doctor.
Y en el caso de que se haya producido un infarto, y tras haber llamado a urgencias, es muy importante actuar y realizar las maniobras de resucitación, algo que sin embargo sólo es capaz de hacer el 10 por ciento de la población en España, según ha lamentado Noriega.
Actualmente, según datos del Consejo Español de Resucitación Pulmonar, la supervivencia tras una parada está en el 5 por ciento pero con la respuesta correcta y realizando una reanimación cardiopulmonar se puede llegar al 15 por ciento.
Para realizar el masaje cardiaco, se deben colocar las manos entrelazadas encima de la región central del pecho y proceder a la realización de 90 compresiones torácicas por minuto. Se recomienda que las personas no expertas realicen únicamente las compresiones torácicas y de la manera más sostenible posible, dejando la práctica de las ventilaciones (boca a boca) al personal experto.
“Cada minuto que pasa sin actuar las posibilidades de recuperación disminuyen un 10 por ciento, hasta reducirse a la mitad el sexto minuto. Actuar en el menor tiempo posible es esencial para lograr la supervivencia”, ha defendido.

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