VIENA.- La
investigadora española de la Universidad de Murcia Patricia Tarín
ha presentado en la Asamblea General de la Unión Europea de Ciencias de
Geofísica los resultados de su último estudio, en el que determina los
efectos para la salud que tiene respirar el contaminante PM 2,5.
Esta asamblea se está celebrando en Viena y cuenta con la asistencia de
más de 15.000 científicos de toda Europa. El estudio realizado por
Tarín determina que entre 1991 y 2010 fallecieron en toda Europa 600.000
personas por enfermedades causadas por esta partícula. En concreto, la
investigación se ha centrado en cuatro causas de mortalidad: cáncer de
pulmón, derrame cerebral, problemas de corazón y problemas
respiratorios.
"Una
de las conclusiones a las que hemos llegado es que la probabilidad de
sufrir estas enfermedades por respirar esta materia particulada aumentan cuanto más joven eres.
Los mayores de 65 años tienen menos posibilidades de tener una de estas
enfermedades por esta causa, pero cuando la desarrollan, su mortalidad
es mayor", explica la investigadora de la Universidad de Murcia.
Este contaminante puede llegar al aire a través de fuentes naturales
como las emisiones de volcanes o las nubes del desierto,
pero principalmente se encuentra en el aire por fuentes producidas por
el hombre, como consecuencia del tráfico y de los efectos de la
producción energética. Los habitantes de las grandes ciudades son los
más expuestos a la materia particulada PM 2,5. Los niños y las
embarazadas son dos de los grupos de población más sensibles a sus
efectos.
La
investigación, elaborada como parte de la tesis doctoral de Tarín y
realizada en el marco de la actividad del Grupo de Modelización
Atmosférica Regional de su Universidad, ha dividido Europa en tres grandes áreas
para conseguir resultados más detallados.
Las
cuestiones que se han tenido en cuenta en esta diferenciación son el
funcionamiento de los diferentes sistemas sanitarios y la economía
basada en producción mediante el uso de combustibles fósiles, así como
sus emisiones en la producción energética.
Con esta premisa, en la región de Europa del Este se habrían producido 370.000 de esas 600.000 muertes;
en la región Centro (Alemania, Dinamarca, Países Bajos y países
escandinavos) se concentran 86.000 de los fallecimientos; y en la región
Oeste (Francia, Reiuno Unido, Portugal, Italia y España) la cifra de
fallecidos por estas cuatro enfermedades llegó a 57.000 durante el
periodo de estudio.
Patricia
Tarín, además, presentó en Viena los resultados de una estimación del
futuro de la salud ambiental en estas tres regiones como consecuencia
del efecto del contaminante PM 2.5 para el periodo comprendido entre
2031 y 2050.
Para esta
estimación, la investigadora ha utilizado como escenario la situación
más catastrófica que plantea el Panel Intergubernamental por el Cambio
Climático. "En este escenario, la mortalidad por este contaminante
aumentaría en los países del Este y en los países de la región Oeste,
mientras que descendería en los de la región Centro", detalla Tarín,
quien apunta a que esta penalización por el cambio climático para la
salud de los europeos parece inevitable salvo una intervención en favor
del desarrollo de energías renovables.
Sus
próximos trabajos van encaminados a determinar cómo cambiaría el
escenario del futuro si se produjera una mayor inversión en estas
energías limpias.
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