lunes, 9 de septiembre de 2024

Científicos, molestos porque la propaganda de la vacuna COVID ya no funciona

 

LONDRES.- Los miembros del público ya no prestan atención a las "recomendaciones" sobre vacunas y otros métodos de prevención contra el COVID-19, lo que ha generado malestar entre los expertos en enfermedades infecciosas, cuatro años después de la pandemia de coronavirus.

Un informe del periódico de tendencia izquierdista The Guardian revela que los expertos en enfermedades infecciosas expresan su preocupación por el hecho de que el COVID-19 continúa representando una amenaza significativa para la población. 

Además, enfatizan la importancia de que las personas se vacunen con refuerzos cada vez que se presente la oportunidad.

El informe destaca que, según los expertos en enfermedades infecciosas, muchas personas en Estados Unidos no están tomando con la seriedad necesaria la última ola de Covid-19. A pesar de una ola de verano más intensa y anticipada, se observa que no se están vacunando ni utilizando medicamentos antivirales al enfermarse.

Según los epidemiólogos, aunque los síntomas de esta ola son menos severos que los de cepas anteriores, el virus continúa representando un riesgo, sobre todo para las personas mayores y aquellos con condiciones de salud preexistentes.

Los funcionarios de salud pública recomiendan a las personas que se apliquen un refuerzo de inmediato, salvo que hayan contraído Covid recientemente; en tal caso, se sugiere esperar entre tres y cuatro meses. 

Además, se aconseja realizarse una prueba rápida si presentan síntomas. En caso de dar positivo por Covid, es importante consultar a los médicos sobre las opciones de tratamientos antivirales.

Varios expertos en enfermedades infecciosas son citados en el artículo, incluyendo a Jennifer Nuzzo, quien es epidemióloga y directora del Centro de Pandemias de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Brown; Justin Lessler, profesor de epidemiología en la Universidad de Carolina del Norte; y Bill Hanage, epidemiólogo en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard.

Un grupo de expertos, que en su momento promovieron erróneamente las ventajas del uso de mascarillas y desestimaron la posibilidad de efectos secundarios graves de las vacunas contra el COVID-19, ahora exhorta a la población a considerar el virus con mayor seriedad.

El periódico de centroderecha The Telegraph reconoció recientemente que "las vacunas contra el Covid pueden haber ayudado a impulsar el aumento del exceso de muertes", mientras que The Guardian exhorta a la población a continuar recibiendo las inyecciones de COVID.

Los amplios reportajes de The Gateway Pundit han puesto de manifiesto, en varias ocasiones, los posibles efectos secundarios y la ineficacia de las vacunas COVID, así como los métodos totalitarios que intentaron imponer al pueblo estadounidense el régimen de Biden y los funcionarios demócratas, lo cual se refleja en tales titulares.

El médico español que cambió la historia de la Humanidad con una épica misión sanitaria



MADRID.- La Medicina ha acumulado decenas de protagonistas que, con sus contribuciones, lograron cambiar al ser humano para siempre. Descubrimientos, avances tecnológicos o, como en este caso, decisiones altruistas que hicieron que nada fuera nunca más lo mismo. Es la oportunidad seguida por un médico español, nacido en Alicante (España), y que logró dar un vuelco al rumbo de la Humanidad.

Hablamos del doctor Francisco Javier de Balmis y Berenguer, quien además era cirujano militar español y botánico. Su nombre estará relacionado para siempre con la vacuna de la viruela. Pese a que no fue él su descubridor, sino Edward Jenner, este médico alicantino logró hacer algo inaudito. 

De Balmis, una vez acabados sus estudios, entró en el Hospital Militar de Alicante, en el cual se desarrollaría como un excelente cirujano. En 1775 marchó con el general conde Alejandro de O'Reilly, ordenados por Carlos III y desde entonces fue aumentando sus capacidades y acumulando méritos en sus diferentes misiones.

Su vida cambió a finales de siglo, y es que una vez graduado en la Real Universidad de Toledo, consiguió que Carlos IV aceptara enviar una expedición a América y Asia para así propagar la recién descubierta vacuna de la viruela. En 1803, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, con Balmis a la cabeza, partió para cumplir con su misión.

A su llegada a algunas de las recónditas regiones, muchos no le hacían caso y las autoridades no estaban por la labor de colaborar. Ya en 1810, con la misión ya avanzada, regresó para comprobar la evolución y constatar que, efectivamente, se estaba suministrando con éxito.

En sus últimos años de vida fue reconocido y homenajeado por su labor y logros alcanzados a lo largo de su carrera y, por ello, es considerado hoy en día como uno de los médicos más importantes de la historia de la Humanidad.

Según el Foro Económico Mundial, el COVID-19 fue una prueba de obediencia pública al Nuevo Orden Mundial


DAVOS.- La reciente revelación del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) ha suscitado controversia al insinuar que la pandemia de COVID-19 funcionó como un experimento para evaluar el grado de cumplimiento del público con lo que ellos denominan un "Nuevo Orden Mundial".

A través de una publicación en la página "My Carbon" del WEF, se reveló esta sorprendente admisión, en la que se aborda el concepto de ciudades inteligentes de 15 minutos. La propuesta de estas ciudades busca la conveniencia y la sostenibilidad, pero plantea la pregunta: ¿a qué precio?

El WEF afirma de manera directa que la pandemia de COVID-19 sirvió como un indicador de la obediencia del público a regulaciones extremas. 

En su publicación, se sostiene que la aceptación mundial de medidas tales como el distanciamiento social, el uso de mascarillas y las campañas masivas de vacunación se interpretó como una demostración de "responsabilidad social". 

La conformidad de miles de millones de personas, según el WEF, evidencia la solidez de la responsabilidad colectiva.

Sin embargo, los críticos sostienen que el verdadero objetivo no era únicamente la salud, sino más bien el control.

Las restricciones impuestas durante la COVID-19 generaron en muchas personas interrogantes que trascendían las preocupaciones relacionadas con la salud. ¿Por qué se autorizó a los consumidores a adquirir productos en grandes cadenas como Lowe's o Home Depot, mientras que las pequeñas empresas y las iglesias fueron consideradas inseguras? 

¿Cómo es que en ciertos estados los clubes de striptease pudieron seguir funcionando, mientras que la población no tenía acceso para comprar semillas para sus jardines?

Las crecientes sospechas surgieron a raíz de estas inconsistencias, sugiriendo que el objetivo real iba más allá de la salud pública y se alineaba con una agenda más amplia y autoritaria.

El mensaje del WEF sugiere que, para alcanzar un futuro "sostenible", es necesario que las sociedades se adapten y sigan las nuevas normas de un orden global. Esto implica una disminución en la cantidad de cuestionamientos y un aumento en la obediencia incondicional. 

No cuestiones el porqué. No pongas en duda la lógica. Simplemente actúa conforme a lo establecido.

A lo largo de la pandemia, diversas reglas fueron percibidas como arbitrarias e incluso absurdas. Algunas personas recibieron con escepticismo el requisito de mantener una distancia de seis pies, el uso de máscaras y la aceptación de vacunas basadas en ARNm. 

Críticos argumentaron que estas medidas parecían más bien instrumentos para evaluar la disposición del público a obedecer que verdaderos esfuerzos destinados a salvaguardar la salud.

El Dr. Anthony Fauci, reconocido como una de las figuras clave en la respuesta a la pandemia en EE. UU., reconoció que la recomendación de mantener un distanciamiento social de seis pies carecía de fundamentos científicos sólidos. 

A pesar de esto, millones decidieron seguirla, ya que cuestionar a las autoridades frecuentemente conllevaba el riesgo de ser excluido socialmente, perder el empleo o ser estigmatizado como un teórico de la conspiración.

La admisión del WEF, casi cinco años después del inicio de la pandemia, suscita interrogantes inquietantes. ¿Realmente fuimos solo participantes en un experimento global? 

Según el WEF, la respuesta es afirmativa. Se estaban evaluando cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a renunciar a nuestras libertades personales a cambio de una "nueva normalidad". 

Para quienes operan tras bambalinas, los resultados podrían considerarse un éxito.

Según la perspectiva del público, la prueba fue reprobada por algunos, mientras que otros la consideraron un gran éxito al mostrar su disposición a aceptar "restricciones inimaginables" sin plantear preguntas.

La aparente carencia de justificación científica para muchas de las restricciones impuestas durante la pandemia es uno de los aspectos más alarmantes de todo este episodio. El Foro Económico Mundial, por su parte, admitió que numerosas medidas carecían de respaldo científico o tenían muy poco.

La preocupación se intensifica al considerar que algunas de las figuras más prominentes en la gestión de la pandemia, como el Dr. Fauci, reconocieron que ciertas medidas, como el distanciamiento social, estaban más relacionadas con la conformidad del público que con la salud pública. 

Esta revelación ha llevado a muchos a dudar sobre la verdadera necesidad de las restricciones impuestas y si, en realidad, solo sirvieron como un medio para evaluar nuestra obediencia.

¿Para qué contar con enemigos de otros países si ya tenemos a nuestros propios ciudadanos?

El desarrollo de ciudades de 15 minutos es parte de la visión futura del WEF, donde todos los servicios esenciales estarían accesibles a una distancia de 15 minutos caminando o en bicicleta. 

Aunque la propuesta sugiere conveniencia y sostenibilidad, surge la inquietud sobre si esto podría ser simplemente otra forma de control. En última instancia, estas "ciudades inteligentes" implicarían que los ciudadanos se ajustaran a un nuevo conjunto de normas, las cuales podrían no favorecer las libertades individuales.

Con el avance de la visión del WEF hacia un futuro sostenible, es evidente que la obediencia se mantendrá como un pilar fundamental de su agenda. Surge entonces la interrogante: ¿qué tan lejos estamos dispuestos a ir en pro de la sostenibilidad? Además, es crucial preguntarse cuánta libertad estamos dispuestos a renunciar en este camino.

La pandemia de COVID-19 se convirtió en una prueba de voluntad, además de ser una crisis de salud. La reciente revelación del WEF indica que estaban monitoreando atentamente la obediencia de las personas ante "restricciones inimaginables". 

Con la finalización de esta prueba, los resultados son evidentes: muchos cumplimos con lo esperado, y esto podría ser justo lo que anticipaban.

El futuro plantea un desafío: ¿seguiremos en este camino de obediencia o empezaremos a poner en duda la autoridad que respalda las restricciones?

 Con la mirada puesta en el futuro, el WEF deja en manos del público la decisión de si desea continuar o luchar por sus libertades.