domingo, 20 de marzo de 2011

El temor al VIH impulsa levemente la lucha en África

Los mensajes durante años de campañas contra el sida se están finalmente filtrando en las sombrías calles de Johannesburgo, en las que profesionales del sexo ofrecen sus servicios. Pero todo eso puede desvanecerse en un instante en el momento en el que un cliente ofrece un poco más de dinero para no tener que usar condón.

Al menos 5,6 millones de los 50 millones de habitantes de Sudáfrica están infectados con el virus del SIDA, pero nuevos estudios muestran que tanto en el país como en otras partes del continente el temor a la enfermedad y el conocimiento de cómo prevenirla han empezado a cambiar los hábitos sexuales.
Y en algunos lugares incluso redujeron dramáticamente los índices de infección.
"Si no te cuidas, estarás en riesgo. Si me contagio, será culpa mía", dijo una trabajadora sexual que se identificó como Sarah.
Aún así, con alrededor de 14 millones de personas que reciben ayuda del Gobierno y un cuarto de la mano de obra desempleada, habrá otras personas que aceptarán recibir el dinero y correr el riesgo.
"Hay algunas mujeres que son forzadas a hacerlo sin preservativo. Si el cliente deposita una determinada cantidad de dinero sobre la mesa, algunas de ellas no pueden negarse", dijo la trabajadora sexual Dudzai.
El este y sur de África son las zonas más seriamente afectadas por la epidemia del VIH.
Del número total de personas que en 2009 vivían en el mundo con el virus de inmunodeficiencia humano (VIH) que causa el SIDA, un 34 por ciento estaban en 10 países del sur de África, según el programa de la ONU sobre VIH/SIDA (UNAIDS).
Los expertos dijeron que uno de los modos en que el VIH se diseminó por el sur de África fue a través de las relaciones sexuales entre camioneros de larga distancia y prostitutas.
Sin embargo, los nuevos índices de infección del VIH han estado cayendo recientemente en la región y en el África subsahariana, y la incidencia del VIH disminuyó un 25 por ciento entre 2001 y 2009.
"Esperamos que esta disminución del 25 por ciento en los últimos 10 años empiece a acelerarse", dijo en una entrevista con Reuters el vice director de UNAIDS Paul de Lay.
"No está ocurriendo lo suficientemente rápido. Es un progreso, pero si sigue a este ritmo entonces nos enfrentamos a otros 40 a 50 años de esta epidemia hasta que baje a sus niveles más bajos", añadió.
El cambio en Sudáfrica ha sido dramático.
Hace una década, el Gobierno depositaba su fe en aquellos que negaban que el contagio del VIH causara SIDA y financiaba a curanderos tradicionales quienes proponían el ajo y la remolacha como curas mientras negaban drogas probadas para el tratamiento.
Ahora, se entregan preservativos gratuitos en dependencias del Gobierno, las señales de televisión están repletas de anuncios para advertir al público y el Estado ha destinado miles de millones de dólares para el tratamiento y la prevención.
Modernos clubes nocturnos ofrecen preservativos en los sanitarios y los estudiantes universitarios tienen las ideas muy claras en materia de sexo seguro, pero siempre existe el riesgo de que, a medida que el problema del VIH empieza a disminuir, el temor al SIDA también amaine y empiece a adentrarse el conformismo.
"Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos con esta epidemia es que sin una vacuna o una cura, necesitamos mantener el impulso de los programas de prevención en marcha. Estos tienen que ser constantemente renovados debido a las nuevas filas de jóvenes que entran en conductas de riesgo cada cuatro o cinco años", dijo de Lay.
En la vecina Zimbabue, los investigadores han descubierto que el temor al contagio y un masivo cambio social han sido responsables de la enorme disminución en los índices de VIH.
En un estudio aparecido el mes pasado en la publicación PloS Medicine, investigadores británicos dijeron que la epidemia de Zimbabue era una de las peores del mundo hasta que el índice de personas infectadas con VIH se redujo a casi la mitad, de 29 por ciento de la población en 1997 a 16 por ciento en 2007.
Simon Gregson, del Imperial College de Londres y uno de los investigadores del estudio, dijo que pensaba que existirían ciertos factores que podrían indicar por qué el cambio en Zimbabue había sido tan dramático, y por qué se había dado antes que en otros países.
Zimbabue tuvo un problema importante en el inicio de la epidemia, de modo que la concienciación sobre el VIH y el temor al SIDA fueron elevados.
"Zimbabue (además) se destaca por tener altos niveles de educación y un sistema conyugal bastante fuerte. Puede ser que los mensajes que promueven la fidelidad y ceñirse a una pareja sean más fácilmente digeridos y convertidos en acción en un país como Zimbabue", dijo Gregson.
Mientras los activistas aplauden el éxito, su felicidad se ve teñida de incertidumbre en cuanto a cómo mantenerlo.
De Lay apunta a lugares en occidente como Londres y San Francisco, donde altos índices de infección de VIH al comienzo de la epidemia a finales de la década de 1980 se fueron desvaneciendo.
En un reciente programa de una televisión británica en el que se le preguntaba a grupos de adolescentes sobre enfermedades de transmisión sexual, ninguno mencionó el VIH.
Y en un estudio de Francia del año pasado se encontró que entre los hombres homosexuales, los índices de VIH estaban "fuera de control" a pesar de una caída general en el número de nuevos casos de VIH en ese país.
"Lo que estamos viendo es una menor sensación de vulnerabilidad, una menor sensación de la gravedad de la enfermedad. Y eso plantea un dilema sobre lo saludable del alarmismo", dijo de Lay.
"Podemos generar un clima de temor constante, pero al mismo tiempo se debería tener un respeto saludable de la seriedad del asunto", añadió.
Más al norte en el continente africano, en su nación más densamente poblada, Nigeria, parece que lo que domina es el fatalismo y no el temor.
En Lagos, comerciantes de Obalende, un ruidoso mercado que vende todo desde plátanos hasta motocicletas, dijeron haber adquirido una mayor conciencia sobre los peligros del VIH en los últimos años. Pero eso no siempre afecta sus acciones.
"La gente está tomando conciencia. Están viendo cosas en televisión y cuando van a los hospitales", dijo Mohammed Babaji, un comerciante de 42 años que vende pequeñas parrillas para barbacoa.
Babaji dijo que trataba de mantenerse fiel a su esposa y que algunos de sus colegas llevaban sus propias afeitadoras a la peluquería para evitar un posible contacto con sangre infectada.
Sin embargo, todavía persiste una repulsión a los preservativos.
"Sé que se supone que debo usar preservativos para cuidarme, pero la mayoría de los jóvenes aquí no los usa porque no disfrutan tanto", dijo Abdul Abdulkarim, de 25 años y soltero, mientras promocionaba sandalias de cuero dispuestas sobre una mesa de plástico.
"Los hombres aquí tienen muchas novias y contratan los servicios de prostitutas. No creo que los nigerianos le teman realmente a la muerte", añadió.

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