En un nuevo estudio publicado en 'Proceedings
of the National Academy of Sciences', investigadores de la Universidad
Johns Hopkins (Estados Unidos) han descrito cómo una proteína
responsable de la supervivencia celular a bajos niveles de oxígeno puede
provocar la propagación de las células cancerosas al sistema linfático,
en un modelo de ratón de cáncer de mama.
La invasión de las células cancerosas de los vasos linfáticos que
conectan la mama a los ganglios circundantes es el primer paso que
conduce a la metástasis en todo el cuerpo, la causa principal de muerte
por cáncer de mama. Es sorprendente lo poco que se sabe sobre el control
de este proceso y cómo podría ser interrumpido para prolongar la vida
de las mujeres con cáncer de mama.
Los investigadores sabían que las células de cáncer de mama pueden
crecer tan densamente que terminan por quedarse sin oxígeno. Para
sobrevivir, las células de cáncer desencadenan el crecimiento de nuevos
vasos sanguíneos mediante la activación de una proteína llamada factor
inducible por hipoxia 1, o 1-HIF. "Sabíamos que los mayores niveles de
HIF-1 se asocian con el aumento de los vasos del tumor y con la
mortalidad de los pacientes", señala Gregg Semenza, profesor en John
Hopkins y miembro del Instituto McKusick-Nathans de Medicina
Genética. Semenza afirma que, en el nuevo estudio, "hemos descubierto
que HIF-1 es directamente responsable de la propagación del cáncer de
mama a los vasos linfáticos".
La investigación se realizó en ratones inyectados con células
humanas de cáncer de mama que, sin tratamiento, se convierten en tumores
que se propagan desde la mama a los pulmones. El equipo de Semenza ya
había observado anteriormente que al bloquear HIF-1 en estos ratones se
redujo el crecimiento del tumor primario y se evitó la metástasis. "Así
que, por supuesto, nos dispusimos a averiguar si el bloqueo de HIF-1
podría afectar también a la metástasis en los ganglios linfáticos",
apunta el investigador.
En los nuevos experimentos, los investigadores inyectaron a
ratones con células humanas de cáncer de mama modificadas genéticamente
para bajar los niveles de proteína de HIF-1 y, después de 24 días, se
examinaron los ganglios linfáticos de los ratones para comprobar si las
células humanas de cáncer de mama se habían extendido. Los expertos
descubrieron que, en comparación con los ratones cuyos niveles de HIF-1
se dejaron intactos, los ganglios linfáticos con bloqueo del HIF-1
contenían un 76 por ciento menos de células humanas de cáncer de mama.
Para entender mejor cómo la proteína HIF-1 provoca que esto
suceda, el equipo de Semenza dejó a las células humanas de cáncer de
mama sin oxígeno para ver cuál de los genes implicados en el crecimiento
de los vasos linfáticos podría responder a HIF-1. Se observó entonces
que el gen B de factor de crecimiento derivado de las plaquetas - PDGF-B
- se mostraba cinco veces más activo cuando el oxígeno era deficiente.
Por otro lado, la secuencia de ADN de todo el gen PDGF-B mostró regiones
de ADN que se unen a la proteína HIF-1; los expertos pusieron a prueba
esto en las células y descubrieron que, en efecto, HIF-1 se une a la
proteína del gen PDGF-B y la activa.
Posteriormente, el equipo analizó PDGF-B para saber cómo funciona
una vez que el gen está activo, descubriendo que el PDGF-B producido por
células de cáncer de mama sale de la célula y estimula el crecimiento
de los vasos linfáticos.
El tratamiento de los ratones, ya sea con digoxina - que bloquea
la actividad de HIF-1 --o con imatinib, un fármaco contra el cáncer--
redujo el tamaño del tumor en un 78 por ciento y la metástasis de los
ganglios linfáticos en un 94 por ciento - aunque los investigadores
enfatizaron que se necesitan más ensayos para determinar si estos
medicamentos serán eficaces en el tratamiento de pacientes con cáncer de
mama.
El primer estudio sobre la administración de digoxina en mujeres
con cáncer de mama comenzará a finales de este año en el Centro
Oncológico Johns Hopkins.
No hay comentarios:
Publicar un comentario