Científicos del Laboratorio de
Investigación de la Fondazione di ricerca e cura Giovanni Paolo II, de
la Universidad Católica de Campobasso (Italia), aseguran que la actual
crisis económica está haciendo que las personas con menos ingresos estén
abandonando la dieta mediterránea.
Así se desprende de los resultados de una investigación publicada
en la edición gratuita del 'British Medical Journal' (BMJ) en la que
analizaron los hábitos alimenticios de unos 13.000 personas de la región
de la región italiana de Molise.
A pesar de estar considerada como Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad por la UNESCO y el paradigma de la alimentación por la
comunidad científica, los autores han demostrado como la crisis está
poniendo en peligro su seguimiento en todo el mundo.
"Nuestro objetivo era ver si el coste cada vez mayor de los
principales alimentos y el empobrecimiento progresivo de las personas
podría estar detrás del aumento en los últimos años de la obesidad en
los países del área mediterránea, entre ellos Italia", según ha
explicado Marialaura Bonaccio, una de las autoras del estudio.
Para ello, Bonaccio y su equipo exploraron la relación entre los
ingresos y los hábitos alimenticios de los participantes en el estudio,
evaluados de acuerdo a parámetros específicos de adherencia a la dieta
mediterránea.
De este modo, encontraron que las personas de bajos ingresos
presentaban una adherencia más baja a la dieta mediterránea en
comparación con quienes ganaban más.
De hecho, las personas con más ingresos tenían una probabilidad
del 72 por ciento de estar en la máxima categoría de la adherencia a la
dieta mediterránea. Por contra, cuando los ingresos bajaban menos
saludable era la dieta, con más comida basura o preparada, a menudo más
barata que los alimentos frescos de la tradicional dieta mediterránea.
Además, tras comparar estos datos con los datos de obesidad se
observó como en la categoría de ingresos más bajos había una mayor
prevalencia de obesidad, un 36 por ciento, frente al 20 por ciento en
quienes tenían un nivel de ingresos más alto.
Bonaccio ha reconocido que para el estudio tuvieron en cuenta
todos los factores que pueden sesgar los efectos observados, como el
nivel de educación, que puede influir en el consumo de alimentos. Sin
embargo, se vio como en condiciones educativas similares la adherencia a
la dieta mediterránea era mayor en función del nivel de ingresos.
Por ello, los autores consideran que la influencia de la crisis en la alimentación es "un tema muy serio" sobre el que se debe fomentar un debate, a fin de mejorar la accesibilidad a los alimentos saludables. "Tenemos que ver si todo el mundo puede beneficiarse de la dieta mediterránea", ha explicado.
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