Una dieta mediterránea con adición de aceite
de oliva virgen o frutos secos parece mejorar la capacidad mental de las
personas mayores mejor que una dieta baja en grasa, según concluye una
investigación publicada en la edición 'on line' de 'Journal of
Neurology, Neurosurgery & Psychiatry'.
Los autores de este estudio, investigadores de la Universidad de
Navarra, basan sus conclusiones en análisis de 522 hombres y mujeres de
edades comprendidas entre 55 y 80 años sin enfermedad cardiovascular
pero con riesgo vascular elevado por otras condiciones, como diabetes
tipo 2, presión arterial alta, un perfil de grasa en la sangre
desfavorable, sobrepeso, antecedentes familiares de enfermedad
cardiovascular precoz y ser un fumador.
Los participantes, todos ellos del ensayo PREDIMED que busca la
mejor forma de prevenir la enfermedad cardiovascular, fueron asignados
al azar a una dieta mediterránea con aceite de oliva añadido o frutos
secos o a un grupo de control que recibió consejos para seguir una dieta
baja en grasas normalmente recomendada para prevenir ataques cardiacos y
accidentes cerebrovasculares
La dieta mediterránea se caracteriza por el uso de aceite de oliva
virgen como principal grasa culinaria, alto consumo de frutas, frutos
secos, verduras y legumbres, de moderado a alto consumo de pescado y
mariscos, baja ingesta de productos lácteos y carnes rojas y consumo
moderado de vino tinto. Los participantes tuvieron chequeos regulares
con su médico de familia y controles trimestrales sobre su cumplimiento
de la dieta prescrita.
Después de un promedio de 6,5 años, se pusieron a prueba para
detectar signos de deterioro cognitivo mediante un examen del estado
mini mental y una prueba del reloj, que evalúan las funciones cerebrales
superiores, incluyendo orientación, memoria, lenguaje, habilidades
visuoespaciales y visuoconstrucción y funciones ejecutivas como el
trabajo de memoria, atención y pensamiento abstracto.
Al final del periodo de estudio, 60 participantes habían
desarrollado deterioro cognitivo leve: 18 de los de la dieta
mediterránea suplementada con aceite de oliva, 19 de los del grupo de la
dieta con adición de frutos secos y 23 en el grupo control. Otras 35
personas desarrollaron demencia: 12 en la dieta de aceite de oliva, seis
en la dieta con añadido de nueces y 17 en la dieta baja en grasas.
Las puntuaciones medias en ambas pruebas fueron significativamente
mayores para los que siguen una de las dietas mediterráneas en
comparación con los de la opción baja en grasa. Estos resultados se
mantuvieron independientemente de otros factores influyentes, como edad,
antecedentes familiares de deterioro cognitivo o demencia, presencia de
la proteína ApoE-asociada con el nivel de la enfermedad de Alzheimer,
educativos, niveles de ejercicio, factores de riesgo vascular, ingesta
de energía y depresión.
Los autores reconocen que el tamaño de la muestra era
relativamente pequeño y que debido a que el estudio incluyó a un grupo
de alto riesgo vascular, no necesariamente sus hallazgos son aplicables a
la población general. Pero dicen que se trata del primer ensayo a largo
plazo que examina el impacto de la dieta mediterránea en el poder del
cerebro y se suma al creciente cuerpo de evidencia que sugiere que un
patrón dietético de alta calidad parece proteger la función cognitiva en
el envejecimiento del cerebro.
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