La alopecia androgénica es la causa más común
en la pérdida de cabello y afecta al 50 por ciento de la población
masculina y casi al 50 por ciento de las mujeres mayores de 50 años, ya
que en edades más tempranas la mujer se encuentra protegida por sus
estrógenos.
Ese proceso, que a largo plazo lleva a la calvicie, viene
motivado por la conexión que se produce en la raíz del pelo y la
testosterona que circula en nuestra sangre cuando ésta ordena a nuestro
cabello que se convierta en más pequeño y fino.
Así lo señalan los responsables de un estudio elaborado por el
servicio de Dermatología de Hospital Quirón Valencia que concluye que
la utilización de terapias basadas en factores de crecimiento resultan
"altamente eficaces en la lucha contra la alopecia".
Según ha informado el centro hospitalario, ese estudio ha
recibido el premio a la mejor presentación en tricología dentro del 40º
Congreso Nacional de Dermatología celebrado recientemente en Oviedo.
Se centra en los factores de crecimiento, que son un conjunto
de sustancias que se encuentran en la sangre y cuya función principal
consiste en estimular el desarrollo en procesos celulares de
cicatrización, curación y reparación de los tejidos lesionados.
El servicio de Dermatología de Hospital Quirón ha demostrado
que esa cualidad los hace "altamente efectivos" en la lucha contra la
alopecia. El jefe de ese departamento, José María Ricart, destaca que
"han demostrado su eficacia mejorando la irrigación sanguínea en el
cuero cabelludo, fundamental para un crecimiento sano del cabello".
Según las mismas fuentes, otros de los beneficios probados son
el alargamiento la fase de telegén, que ayuda a prolongar la vida
natural de ese pelo, así como el aumento del número de cabellos en fase
de anagen o crecimiento.
Ricart advierte de que la alopecia androgénica "es un proceso
lento y silencioso del que el paciente no es consciente hasta que ha
perdido mucho pelo, pero lo malo es que ese pelo perdido nunca se
recuperará si no se aplican los tratamientos adecuados".
La mesoterapia plaquetaria o de factores de crecimiento para
el tratamiento de la alopecia surge como algo novedoso en ese campo,
aunque ya su práctica ya es habitual desde hace unos años en el
tratamiento de patologías relacionadas con traumatología.
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