lunes, 3 de septiembre de 2012

Psicólogo clínico asegura que sólo padecen síndrome postvacacional las personas que sufren 'mobbing'

El psicólogo clínico Esteban Cañamares ha explicado que el 'síndrome postvacacional' "es un término que se ha exagerado" y se ha generalizado en la sociedad, ya que argumenta que "la mayor parte de los trabajadores no lo sufre" y que "sólo lo padecen aquellas personas que se hayan visto sometidas a mobbing en su empleo". 

   Según Cañamares, la mayoría de los trabajadores se incorporan al su puesto sin problemas tras su vacaciones, "lo único que se siente es el sueño del primer día y el esfuerzo que hay que realizar al cambiar las rutinas como madrugar o aguantar al jefe, algo que no tiene mayor importancia", añadió el experto.
   Por eso, el psicólogo recomienda a las personas que finalizan sus vacaciones que el primer día de trabajo "piensen en que el empleo nos aporta un sueldo, un contacto con los compañeros y un puesto en la sociedad y, que en tres o cuatro días, se ha pasado".
   El verdadero síndrome postvacacional, según el psicólogo, lo padecen las personas que han sufrido mobbing, quienes "ven el trabajo como una amenaza, como un acoso y como un ataque". En ellos, el síndrome "se detecta por los altos niveles de ansiedad y depresión que presentan" al volver al trabajo.
   En ese caso, las soluciones son más complejas según Cañamares, quien ha asegurado que "quienes verdaderamente sufren el síndrome van a necesitar tratamiento psicológico y hasta farmacológico", y ha aconsejado a los afectados "denunciar a la empresa o al jefe que le está acosando".
Sin embargo, un psicólogo del Hospital USP San Carlos de Murcia, Joaquín Conesa Pérez, opina que más de la mitad de la población activa de España sufre el síndrome postvacacional, que no debe durar más de 10 días.    Los síntomas emocionales que experimentan muchos españoles tras las vacaciones de verano no se consideran una enfermedad, según asegura Joaquín Conesa Pérez. De hecho, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV) jamás ha reconocido el denominado síndrome postvacacional como tal.
   En su opinión, "la irritabilidad y el desánimo que se manifiestan al volver al trabajo se corresponden con un estado de ánimo pasajero y breve más o menos negativo, pero nunca comparable con una enfermedad como la depresión, que presenta un cuadro médico mucho más severo y requiere una recuperación de 6 meses".
   Aunque resulte contradictorio, el psicólogo comenta que "el temor al paro debido a la situación económica que atravesamos no evita el síndrome postvacacional, que por otra parte no debe durar más de 10 días". En caso contrario, es aconsejable acudir a un especialista.
   Los resultados de los estudios acerca de estos síntomas son muy variables. No hay un perfil de persona definido tendente a padecerlo, más bien depende del tipo del puesto de trabajo. Según Joaquín Conesa, "está más relacionado con el número de tareas que con la responsabilidad del cargo". También influye si está expuesto al público y el nivel de estrés.
   Otro factor que aviva estos síntomas es el tiempo de inactividad, "al igual que ocurre con el deporte. A mayor período de vacaciones, mayor esfuerzo lleva la reincorporación". Por ello cada vez menos trabajadores toman un mes seguido de vacaciones.
   La solución, según Joaquín Conesa, radica en un cambio de modelo cultural para convencernos de que el trabajo ayuda y potencia la salud mental. La vuelta a la actividad laboral se debe aceptar como algo natural e intentar llevar una vida ordenada: dormir bien, realizar descansos durante el día de 15 minutos (cinco aproximadamente), mantener una alimentación sana, realizar ejercicio físico y no hablar demasiado sobre el tema para no crear dolencia colectiva.
 
Hasta 15 días
 
Finalmente, el síndrome postvacacional suele afectar al 35 por ciento de la población y los síntomas más frecuentes son cansancio, fatiga, somnolencia, cefaleas, falta de concentración y apetito, dolores musculares o molestias gástricas que, en cualquier caso, no deben durar más de 10 a 14 días.    Así lo ha asegura el neurólogo del Hospital USP San Camilo de Madrid, Antonio Yusta, que reconoce que si los síntomas persisten más tiempo es mejor acudir al médico ya que probablemente "ya no será este síndrome".
   Además, este experto asegura que es más frecuente en personas entre los 45 y 55 años y en las que se ha producido un brusco cambio de sus ritmos biológicos rutinarios.
   Durante el verano cambian las horas de sueño, tanto en número como el momento del sueño, y con la vuelta al trabajo se suele producir un cambio brusco de los ritmos biológicos que "puede producir una intensificación y aumento de la frecuencia de cefaleas en personas migrañosas, así como dificultad para conciliar el sueño".
   Para que los síntomas se resuelvan fácilmente hay que reconocer los síntomas como producidos por un cambio en nuestra rutina de estar de vacaciones a iniciar el trabajo e intentar prevenirlos. Para esto último, lo primero es tener una actitud positiva y pensar que son síntomas pasajeros y que no indican una enfermedad grave.
   De igual modo, Yusta también propone volver a la rutina diaria de manera progresiva, regulando el reloj biológico, empezando a tener los horarios de sueño de los días de trabajo en los últimos días de las vacaciones y evitando las siestas los días previos al inicio del trabajo.
   Asimismo, es recomendable la incorporación progresiva a la intensidad del trabajo, organizar actividades lúdicas los primeros días de trabajo, evitar tomar actitudes negativas de queja continua y decisiones laborales importantes los primeros días de reincorporación al trabajo.

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