lunes, 30 de marzo de 2020

La OMS asegura que el coronavirus no se transmite por el aire

GINEBRA.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado un nuevo informe técnico en el que asegura que el nuevo coronavirus no se transmite por el aire, sino por el contacto de gotas respiratorias de pacientes afectados por la enfermedad.

Para que se lleve a cabo la transmisión ambas personas tienen que estar a una distancia de un metro y, el infectado, tiene que toser o estornudar. Asimismo, el organismo de Naciones Unidas ha admitido de que el nuevo coronavirus también se puede contagiar si el paciente toca una superficie y, acto seguido, lo hace una persona sana, o que ésta última utilice objetos del paciente como, por ejemplo, un termómetro.
En este sentido, la OMS ha informado de que la transmisión por el aire se produce cuando hay una presencia de microbios dentro de los núcleos de gotas, las cuales pueden permanecer en el aire durante largos períodos de tiempo y transmitirse a otros a distancias superiores a un metro.
Sin embargo, el organismo ha insistido sobre la escasa evidencia científica que existe sobre la posibilidad de que el nuevo coronavirus se transmita por el aire, si bien ha reconocido que la transmisión aérea sí puede ser posible en circunstancias y entornos específicos en los que se realizan procedimientos o tratamientos de apoyo que generan aerosoles.
Por ejemplo, se puede transmitir cuando se ha producido una intubación endotraqueal, broncoscopia, succión abierta, administración de tratamiento nebulizado, ventilación manual antes de la intubación, cuando se ha colocado al paciente en decúbito prono, cuando se le ha desconectado del ventilador, o cuando se practica ventilación no invasiva con presión positiva, traqueotomía y reanimación cardiopulmonar.
Por ello, la OMS ha rechazado el uso de las mascarillas por parte de la población sana que no esté en contacto con pacientes, y ha insistido en la necesidad de tener una higiene adecuada de manos, se realicen tareas de desinfección y se mantenga el distanciamiento físico.
Precisamente, la directora adjunta del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, María José Sierra, ha asegurado de que "no hay riesgo" de contagiarse del virus si no se lleva mascarilla por la calle.
En este sentido, Sierra ha recordado que las mascarillas pueden ser de varios tipos como, por ejemplo quirúrgicas, las cuales sirven para evitar que se transmitan las gotas respiratorias del paciente con coronavirus, y proteger a los profesionales sanitarios.

Los beneficios de acostar boca abajo a pacientes graves

NUEVA YORK.- Un estudio realizado en el Hospital Wuhan Jinyintan (China) en 12 pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) grave relacionado con la infección por el nuevo coronavirus, y asistidos por ventilación mecánica, ha evidenciado los beneficios que conlleva para sus pulmones acostarles boca abajo.

El trabajo, publicado en el 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine', ha sido realizado durante la semana del 18 de febrero por profesionales sanitarios del centro hospitalario que atendieron a los pacientes objeto del estudio.
"Este trabajo es la primera evidencia del comportamiento de los pulmones en pacientes con Covid-19 grave que requieren ventilación mecánica y reciben presión positiva, y demuestra que algunos no responden bien a esta presión y sí cuando se les coloca mirando hacia abajo", han detallado los investigadores.
Y es que, durante el trabajo se colocó boca abajo a los pacientes durante 24 horas y en los momentos en los que tenían niveles bajos de oxígeno en sangre, el cual se midió, junto al volumen pulmonar y la presión de la vía aérea, mediante dispositivos colocados en los respiradores de los pacientes. 
También se midió la aireación de sus vías respiratorias.
Siete pacientes recibieron al menos una sesión de posicionamiento boca abajo, otros tres también se colocaron así pero recibieron soporte vital para reemplazar la función pulmonar y cardiaca, y otros tres fallecieron.
Los pacientes que no se situaron boca abajo tuvieron una deficiente capacidad pulmonar, mientras que los que alternaron la posición boca arriba y boca abajo mejoraron este parámetro. 
"Es solo un pequeño número de pacientes, pero nuestro estudio muestra que muchos pacientes pueden estar expuestos a más daño que beneficio al tratar de aumentar la presión, ya que hemos visto que el pulmón puede mejorar cuando el paciente está boca abajo", han zanjado los investigadores.

viernes, 27 de marzo de 2020

Así se ve el COVID-19 atacando a una célula humana mediante micrografía electrónica de barrido coloreada


NUEVA YORK.- Un trabajo impresionante y compartido en formato Creative Commons a través de Flickr está haciendo con la comunidad el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés).

Resulta que los investigadores de este centro sacaron fotografías microscópicas del coronavirus atacando células humanas, mostrando detalles nunca antes vistos.
Las distintas imágenes del COVID-19 se obtuvieron con un microscopio de electrones y después fueron coloreadas artificialmente para mostrar diferentes detalles del patógeno.
Por ejemplo, la imagen más impresionante es la que tiene la siguiente descripción de la NIAID: “Micrografía electrónica de barrido coloreada de una célula apoptótica (azul) muy infectada con partículas del virus SARS-COV-2 (amarillo), aislada de una muestra de paciente. Imagen capturada y mejorada en color en el Centro de Investigación Integrada (IRF) del NIAID en Fort Detrick, Maryland”.
Este microorganismo que tiene al mundo en cuarentena es solo una cadena de ARN, un hilo de proteínas formando un ovillo y que está recubierto de una capa de lípidos con espinas de proteínas que recuerdan a una corona, de ahí el nombre que adopta.
Cómo funciona atacando al ser humano según NIAID “el patógeno usa esas espinas para adherirse a las proteínas de la membrana celular. Cuando lo logra, usa la maquinaria interna de la célula para crear copias de si mismo hasta que la célula infectada implosiona y se rompe, liberando más virus para que infecten las células cercanas. 
El proceso destroza las células del tejido pulmonar, causando la flema, la inflamación, la fiebre y todos los problemas respiratorios asociados a la enfermedad”.
El coronavirus mide entre 120-160 nanómetros de diámetro. Esto significa que son demasiado pequeños para ser vistos con un microscopio óptico y solo observables con un microscopio electrónico.
Las fotografías completas, la NIAID las ha publicado en dos galerías disponibles en Flickr bajo licencia Creative Commons.
Sin duda una contribución no solo a la comunidad científica, sino que al mundo que hoy quiere entender más de este virus que está atacando con tanta rapidez, poniendo los sistemas de salud de los países en riesgo.

jueves, 26 de marzo de 2020

EEUU usará la sangre de quienes superaron el coronavirus para tratar a enfermos

WASHINGTON.- El Gobierno de EEUU ha autorizado a médicos de todo el país a usar el plasma de la sangre de pacientes que se recuperaron del coronavirus para tratar a aquellos en estado crítico, en lo que supone para algunos expertos la mejor solución a la espera de una cura.

El nuevo tratamiento fue autorizado ya por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, en inglés), la agencia gubernamental que se encarga de aprobar el uso de nuevos medicamentos, vacunas y otros productos relacionados con la salud pública.
En su web, la FDA anunció que este método podrá usarse solo en pacientes que están en estado crítico y cuya vida corre peligro y, además, los doctores que lo administren tendrán que pedir autorización previa.
La decisión de la agencia es inusual, porque normalmente tarda meses en autorizar nuevos tratamientos y lo hace solo cuando ha comprobado que el método es seguro y efectivo.
Esta vez, en su web, la FDA admitió que, “aunque es prometedor, el plasma no ha demostrado ser efectivo en las enfermedades estudiadas”.
Antes que el COVID-19, esta técnica fue utilizada para luchar contra la “gripe española” de 1918, cuando el uso de vacunas no estaba extendido, y recientemente también se aplicó contra el virus del ébola y el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), otro tipo de coronavirus que dejó 774 muertos en China entre noviembre de 2002 y julio de 2003.
En el caso del SARS, el plasma permitió mitigar los síntomas de los pacientes y acortar sus instancias hospitalarias, según estudios científicos posteriores.
Además, en China algunos doctores también inyectaron plasma para pacientes graves y los resultados parecen ser prometedores, de acuerdo a los estudios iniciales.
El tratamiento surge de la idea de que, cuando una persona se enferma, el cuerpo genera anticuerpos que luchan contra la infección. De esa manera, cuando ese sujeto se recupera, los anticuerpos se quedan flotando en su sangre, especialmente en el plasma, que es la parte líquida de la sangre.
Por tanto, el tratamiento consiste en recolectar esos anticuerpos que quedan flotando en el plasma para inyectárselos a una persona enferma y ayudarle a luchar contra el virus.
Un grupo de científicos de EEUU, liderados por un equipo de la Universidad Johns Hopkins, han estado presionando para conseguir la aprobación de la FDA y comenzar a estudiar el uso del plasma en pacientes contagiados con el nuevo coronavirus.
Uno de esos investigadores es Arturo Cassadeval de la Johns Hopkins, quien en febrero, en un artículo de opinión en ‘The Wall Street Journal’, consideró que el uso de plasma podría ayudar a contener la pandemia a la espera del descubrimiento de una vacuna, algo que podría tardar entre 12 y 18 meses.
En el estado de Nueva York, uno de los más golpeados por el virus, su gobernador, Andrew Cuomo, ya adelantó que esta semana se darán los primeros pasos para comenzar a usar este método.
En EEUU más de 44.000 personas han contraído el coronavirus y al menos 544 han muerto, según el recuento oficial.

martes, 24 de marzo de 2020

El COVID-19 afecta por igual a hombres que a mujeres pero ellos mueren más en España

MADRID.- El coronavirus no entiende de sexos y ataca prácticamente por igual a hombres que a mujeres, con una ligera ventaja en los varones, pero es menos letal en ellas, ya que fallecen un 3,1 por ciento de las contagiadas frente al 5,3 por ciento de los afectados.

Son datos del Ministerio de Sanidad de España obtenidos del análisis sobre 18.918 casos notificados con información de sexo, de los que 9.736 son hombres (51,4 %) y 9.182 mujeres (48,5 %).
Estas cifras constatan que las mujeres ingresan menos en los hospitales y también en las UCI que los hombres.
Por edades, en el caso de las mujeres el mayor número de contagiadas se encuentra entre las mayores de 80 años (1.348), seguido del grupo de entre 59 y 69 años.
En los hombres, el coronavirus afecta más a los que tienen entre 69 y 79 años (1.894), por delante de los mayores de 80 años (1.666).
Entre los más jóvenes, casi 10 de cada 100 de las contagiadas tienen menos de 30 años mientras que en los hombres el porcentaje se sitúa en el 7,4 %.
En cuanto a la mortalidad, del total de casos analizados, fallecieron 805 personas, de las que 287 eran mujeres, lo que supone un 3,1 % de las afectadas, y 518 hombres (5,3 % de los contagiados).
El 75,6 % de las mujeres fallecidas tienen más de 80 años; en los hombres de esa edad es un 62,5. 
Solo se registra un fallecido de entre 10 y 19 años, que es mujer. Se observan diferencias también en la hospitalización, que es más baja en mujeres, 2.795, que suponen el 30,4 % de todas las afectadas, que en hombres, 4.167, un 42,8 %.
También los varones ingresan más en las UCI: un 8,3 % de todos los hospitalizados está en una de estas unidades frente al 5,4 % en el caso de las mujeres.
Asimismo, del total de mujeres ingresadas en UCI, un tercio de ellas (32,5 %) tienen entre 59 y 69 años; en los hombres el mayor porcentaje (36,5 %) tienen entre 69 y 79 años.

sábado, 21 de marzo de 2020

Un estudio en 2007 advirtió del peligro de los coronavirus de murciélagos

HONG KONG.- Un estudio de la Universidad de Hong Kong en octubre de 2007 ya advirtió de que la presencia de un gran reservorio de virus como el SARS-CoV en murciélagos de herradura (rinolófidos), junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en el sur de China, era una "bomba de relojería" para la aparición de nuevos virus similares, como ha ocurrido con el SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19.

"Los coronavirus se someten a una recombinación genética, lo que puede dar lugar a nuevos genotipos y brotes. No debe ignorarse la posibilidad de que el SARS y otros nuevos virus reaparezcan en animales o laboratorios y, por consiguiente, la necesidad de estar preparados", alertaban los investigadores en una investigación publicada en la revista 'Clinical Microbiology Reviews'.
El coronavirus del SARS, conocido como SARS-CoV, causó la primera gran pandemia de este siglo, provocando un brote en 2003 que afectó a 8.098 personas y mató a 774, principalmente en China, con una tasa de mortalidad bruta del 10 por ciento. Su capacidad para la transmisión de persona a persona, la falta de conciencia en el control de infecciones hospitalarias y los viajes aéreos internacionales facilitaron la rápida difusión mundial de este virus, de una forma similar al del Covid-19.
El importante impacto en los sistemas sanitarios, las economías y las sociedades de los países afectados en tan solo unos pocos meses a principios de 2003 no tuvo precedentes, hasta esta nueva pandemia por el SARS-CoV-2, que ya ha causado más de 10.000 muertes y 200.000 casos, con un impacto mucho mayor ya que el del SARS.
El SARS-CoV saltó de los animales al hombre gracias al "gran número y variedad de civetas en jaulas hacinadas y la falta de medidas de bioseguridad en los mercados húmedos", detallaban entonces los responsables del estudio, añadiendo que el "rápido crecimiento económico" en China dio lugar a una creciente demanda de proteínas animales, lo que aumentó la caza e ingesta de mamíferos salvajes.
Nuevamente, las similitudes con la aparición del virus del Covid-19 son patentes: las investigaciones hasta el momento avanzan que el virus proviene de murciélagos de herradura y, posteriormente, pasaron a otro animal (huésped intermedio), que finalmente lo ha transmitido a los humanos. Además, el foco de nacimiento es el mercado de mariscos de la ciudad china de Wuhan, según los primeros resultados científicos.
"Los hallazgos de que los murciélagos de herradura son el reservorio natural del virus similar al del SARS-CoV y de que las civetas son el huésped de amplificación ponen de relieve la importancia de la fauna silvestre y la bioseguridad en las granjas y los mercados húmedos, que pueden servir como fuente y centros de amplificación de infecciones emergentes", pronosticaba con tino el estudio publicado hace 13 años.
Antes de la aparición del SARS en 2003, solo se conocían otros 12 coronavirus animales o humanos. El carácter explosivo de la pandemia, su elevada mortalidad, su reaparición transitoria un año después y las perturbaciones económicas llevaron a acelerar la investigación de sus aspectos epidemiológicos, clínicos, patológicos, inmunológicos, virológicos y otros aspectos científicos básicos del virus y la enfermedad.
En este sentido, los investigadores explicaban en 2007 que el "notable aumento" de la comprensión del virus y la enfermedad en tan poco tiempo permitió el desarrollo de pruebas de diagnóstico, modelos animales, antivirales, vacunas y medidas epidemiológicas y de control de la infección que "podrían resultar útiles" en los ensayos de control aleatorios si el SARS o un virus similar volviera a aparecer.
Y así se está demostrando: el ensayo clínico puesto en marcha en Estados Unidos esta semana para encontrar una vacuna contra el Covid-19 ha aprovechado las investigaciones iniciales de un grupo científico que buscaba una vacuna contra el SARS y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), otro coronavirus en humanos surgido en 2012. Gracias a estos conocimientos previos, estos investigadores estadounidenses han podido desarrollar tan rápidamente una vacuna, que ya está siendo probada en humanos, aunque su llegada a los pacientes de forma general no se espera en un futuro cercano.

jueves, 19 de marzo de 2020

El coronavirus podría ralentizarse hacia el verano

NUEVA YORK.- Una gran incógnita sobre la pandemia de coronavirus que actualmente recorre el mundo es cómo responderá a medida que el clima se vuelve más cálido.

El virus "desaparecerá en abril", dijo el presidente Donald Trump en una reunión de gobernadores el mes pasado, "a medida que llegue el calor". Tal afirmación, demasiado confiada, ha atraído críticas de virólogos y verificadores de hechos. 
La mayoría de las enfermedades respiratorias, como la gripe y las cepas comunes de rinovirus y coronavirus que causan el resfrío común, se propagan más rápidamente en las condiciones frías y secas de los meses de invierno. 
Pero ha sido imposible señalar con certeza cómo se comportaría el COVID-19 en verano y a finales de primavera por una razón obvia: la tensión no existió hasta alrededor de noviembre del año pasado.
Al mismo tiempo, comienzan a surgir pruebas de que la temperatura y la humedad marcan una diferencia en la capacidad del virus para infectar a un gran número de personas. Esto debería dar a los servicios de salud la esperanza de un respiro a medida que el verano se extienda por las regiones templadas del norte, lo que ayudará a planificarse ante brotes renovados cuando llegue el invierno.
No podemos simular las condiciones estivales en países que actualmente están en pleno invierno, pero podemos hacer algo casi igual de bueno: observar lo que sucede en lugares más cercanos al ecuador donde el clima es más templado.
Ha habido evidencia preliminar en este frente durante cierto tiempo. Irán, que representa alrededor del 90% de los casos de coronavirus en el Medio Oriente, es un caso único en la región porque se encuentra principalmente en una meseta donde las condiciones invernales son similares a las de los países situados más al norte. 
Al mismo tiempo, algunas naciones del sudeste asiático con estrechos vínculos comerciales y turísticos con China han visto sorprendentemente pocos casos, incluso si se supone que a sus sistemas de salud pública menos desarrollados les falta contabilizar infecciones. Tailandia, Indonesia y Filipinas han visto menos casos que Estonia, Eslovenia o Islandia, a pesar de tener una población combinada más de 100 veces mayor.
Un estudio subido al servidor médico de prepublicaciones MedRxiv Monday grafica casos registrados contra las condiciones climáticas para sugerir que existe una correlación significativa entre los brotes y el clima. 
En condiciones de frío extremo y mucho calor y humedad, el virus está "en gran parte ausente", escribieron los investigadores de España, Portugal y Finlandia, lo que implica que es poco probable que las personas en climas tropicales y polares registren la transmisión local de casos.
Las regiones áridas verán una mayor tasa de infecciones, pero las áreas más afectadas serán los países templados y las zonas de gran altitud más cercanas al ecuador. El período comprendido entre junio y septiembre debería observar una tasa de disminución de las infecciones en gran parte de Europa y América del Norte, escribieron, aunque las áreas más cercanas a los polos en Escandinavia, Rusia y Canadá podrían ver el empeoramiento de las condiciones a medida que el clima se calienta lo suficiente como para soportar las infecciones locales.
Otro estudio previo a la publicación realizado por cuatro investigadores con sede en Pekín que se cargaron al servidor arXiv la semana pasada llega a una conclusión similar después de analizar las tasas de infección en 100 ciudades chinas. 
Esta tasa, conocida como R0, es un determinante clave de la propensión de propagación de una infección. Para el COVID-19 actualmente se estima en alrededor de 2,2, pero moverlo por debajo de 1 debería, si se mantiene, ser suficiente para convertir la actual epidemia fuera de control en un brote que se extingue por sí solo.
El aumento de la temperatura en un grado centígrado reduce la tasa R0 en 0,0383 y el aumento de la humedad en un 1% lo presiona a la baja en 0,0224, constataron los investigadores. Esto debería ser particularmente significativo en lugares con veranos calurosos y húmedos, escribieron: en caso de que los Juegos Olímpicos de Tokio sigan adelante, la tasa R0 en la ciudad probablemente estaría en niveles de extinción por debajo de 1, dadas las condiciones normales de verano.
Los resultados no deberían ser demasiado sorprendentes. El mecanismo que hace que la gripe y los resfríos se propaguen más rápido en invierno no se comprende perfectamente. Parece relacionarse con la forma en que las partículas de virus pueden permanecer activas en superficies como botones de elevadores y manillas de puertas durante más tiempo en climas templados; la forma en que las personas muestran una mayor susceptibilidad a las infecciones de garganta al respirar aire frío y seco; y nuestra tendencia a congregarnos en condiciones cálidas y cerradas donde las enfermedades se propagan fácilmente durante el clima invernal. 
Aún así, sería notable si el COVID-19 realmente se comportara de una manera diferente a cualquier otro coronavirus, o de hecho, casi cualquier otro virus respiratorio común.
No comience a planificar vacaciones de verano con la expectativa de que esta enfermedad desaparezca con el sol. Por un lado, ambos estudios siguen siendo solo modelos informáticos, y ninguno de ellos ha sido revisado por pares. 
Además, incluso una tasa reducida de infección solo disminuirá la propagación de esta pandemia, en lugar de detenerla. En la mayoría de los lugares, ni siquiera será suficiente llevar la tasa R0 por debajo de 1, en ausencia de otras medidas como el distanciamiento social.
Aun así, el peor de los casos para esta enfermedad —donde afecta a las regiones de bajos ingresos de África y el sudeste asiático, y sin descanso estacional para que los servicios de salud tomen un respiro antes de la próxima oleada— parece menos probable de lo que parecía hace algunas semanas. Esto aún deja una serie de escenarios muy sombríos, pero en este momento deberíamos aprovechar la comodidad que podamos tener.

Un estudio desmiente la teoría conspiranoica de que el COVID-19 fue creado en un laboratorio


LA JOLLA.- El coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, es producto de la evolución natural, según los hallazgos de un estudio publicado en la revista Nature Medicine. Esta investigación, realizada por científicos del Scripps Research Institute, no ha encontrado ninguna evidencia de que el virus se haya creado en un laboratorio o se haya diseñado de otra manera.

“Comparando los datos de secuencia del genoma disponibles para las cepas de coronavirus conocidas, podemos determinar con firmeza que se originó a través de procesos naturales“, afirma rotundamente uno de los líderes del estudio, Kristian Andersen.
Los coronavirus son una gran familia de virus que pueden causar enfermedades de muy diversa gravedad. La primera enfermedad grave conocida causada por un coronavirus surgió con la epidemia del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) de 2003 en China. Un segundo brote comenzó en 2012 en Arabia Saudí con el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS).
El 31 de diciembre del año pasado, las autoridades chinas alertaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre un brote de una nueva cepa de coronavirus que causaba una enfermedad grave, que posteriormente se denominó SARS-CoV-2. A 18 de marzo, se han documentado más de 200.000 casos, aunque es probable que muchos más casos leves no hayan sido diagnosticados. El virus ha matado a unas 8.000 personas.
Poco después de que comenzara la epidemia, los científicos chinos secuenciaron el genoma del virus y pusieron los datos a disposición de los investigadores de todo el mundo. Los datos de la secuencia genómica han demostrado que las autoridades chinas detectaron rápidamente la epidemia y que el número de casos de COVID-19 ha ido en aumento debido a la transmisión de persona a persona tras una sola introducción en la población humana.
Estos científicos analizaron el patrón genético de las proteínas de espigas, armaduras en el exterior del virus que utiliza para agarrar y penetrar las paredes exteriores de las células humanas y animales. Más específicamente, se centraron en dos características importantes de la proteína espiga: el dominio de unión al receptor (RBD), una especie de gancho que se agarra a las células huésped; y el sitio de división, un ‘abridor de latas’ molecular que permite al virus abrirse y entrar en las células huésped.

No fue creado en un laboratorio

Los científicos descubrieron que la porción de RBD de las proteínas de espiga del SARS-CoV-2 había evolucionado para atacar eficazmente una característica molecular en el exterior de las células llamada ACE2, un receptor implicado en la regulación de la presión sanguínea. La proteína de la espiga del SARS-CoV-2 era tan eficaz para unir las células humanas que los científicos concluyeron que era el resultado de la selección natural y no el producto de la ingeniería genética.
Esta evidencia de que ha surgido de la evolución natural fue respaldada por los datos de la columna vertebral del SARS-CoV-2: su estructura molecular general. Los investigadores explican que si alguien buscara diseñar un nuevo coronavirus como patógeno, lo habría construido a partir de la espina dorsal de un virus conocido por causar enfermedades.
Pero los científicos encontraron que la columna vertebral del SARS-CoV-2 difería sustancialmente de la de los coronavirus ya conocidos y se asemejaba en su mayoría a los virus relacionados que se encuentran en murciélagos y pangolines. 
“Estas dos características del virus, las mutaciones en la porción de RBD de la proteína de punta y su columna vertebral distintiva, descartan la manipulación en el laboratorio como un origen potencial del SARS-CoV-2”, especifica Andersen.

Los posibles orígenes del virus

Basándose en su análisis de la secuenciación genómica, Andersen y sus colaboradores llegaron a la conclusión de que había dos escenarios para explicar los orígenes más probables del SARS-CoV-2. En el primero de ellos, el virus evolucionó a su estado patógeno actual a través de la selección natural en un huésped no humano y luego saltó a los humanos. 
Así es como han surgido anteriores brotes de coronavirus, con humanos contrayendo el virus después de la exposición directa a civets (SARS) y camellos (MERS).
Los investigadores proponen a los murciélagos como el reservorio más probable para el SARS-CoV-2, ya que es muy similar al coronavirus de los murciélagos. Sin embargo, no hay casos documentados de transmisión directa entre murciélagos y humanos, lo que sugiere que probablemente haya un huésped intermedio entre los murciélagos y los humanos.
En este escenario, ambas características distintivas de la proteína de espiga del SARS-CoV-2 (la porción de RBD que se une a las células y el sitio de división que abre el virus) habrían evolucionado a su estado actual antes de entrar en los humanos. 
En este caso, la pandemia probablemente habría surgido rápidamente tan pronto como los humanos fueran infectados, ya que el virus ya habría desarrollado las características que lo hacen patógeno y capaz de propagarse entre las personas.
En el otro escenario propuesto, una versión no patógena del virus saltó de un animal huésped a los humanos y luego evolucionó a su estado patógeno actual dentro de la población humana. Por ejemplo, algunos coronavirus de los pangolines, mamíferos similares a los armadillos que se encuentran en Asia y África, tienen una estructura de RBD muy similar a la del SARS-CoV-2. Un coronavirus de un pangolín podría haberse transmitido a un humano, ya sea directamente o a través de un huésped intermediario como civetas o hurones.
Luego, la otra proteína de espiga distintiva característica del SARS-CoV-2, el sitio de división, podría haber evolucionado dentro de un huésped humano, posiblemente a través de una circulación limitada no detectada en la población humana antes del comienzo de la pandemia. 
Los investigadores descubrieron que el sitio de división del SARS-CoV-2 parece similar a los sitios de división de las cepas de la gripe aviar que se ha demostrado que se transmiten fácilmente entre las personas. El SARS-CoV-2 podría haber desarrollado un sitio de división tan virulento en las células humanas y pronto dar inicio a la actual pandemia, ya que el coronavirus posiblemente se habría vuelto mucho más capaz de propagarse entre las personas.
Andrew Rambaut, uno de los coautores de esta investigación, advierte de que, en cualquier caso, “es difícil si no imposible” saber en este momento cuál de los escenarios es el más probable. Si el SARS-CoV-2 entró en los seres humanos en su forma patógena actual desde una fuente animal, aumenta la probabilidad de futuros brotes, ya que la cepa del virus causante de la enfermedad podría seguir circulando en la población animal y podría volver a saltar a los seres humanos. Las posibilidades de que un coronavirus no patógeno entre en la población humana y luego desarrolle propiedades similares al SARS-CoV-2 son menores.

lunes, 16 de marzo de 2020

Bill Gates ya pronosticó lo que pasaría con el coronavirus


NUEVA YORK.- Bill Gates, fundador de Microsoft, es una de las voces más respetadas en materia de ciencia y tecnología. Y quizá por serlo, su nombre ha vuelto a los titulares de todo el mundo con la epidemia de coronavirus, ya que hace cinco años, Gates predijo lo que iba a pasar.

Ocurrió en abril de 2015, durante una de las charlas TED. El mundo acababa de vivir un brote global de ébola, y aprovechándolo, el fundador de Microsoft advirtió en su charla que la comunidad científica “no estaba lista para la próxima epidemia”. Anunció que el siguiente brote sería “1.000 veces peor”.
“Cuando era niño, el desastre que más nos preocupaba era una guerra nuclear. Por eso teníamos un barril en nuestro sótano lleno de latas de comida y agua. Cuando se produjera el ataque nuclear, se suponía que debíamos bajar las escaleras, agacharnos y alimentarnos del barril. Hoy el mayor riesgo de catástrofe global no se ve así, si algo mata a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, lo más probable es que sea un virus altamente infeccioso en lugar de una guerra. No serán misiles, serán microbios”, dijo Gates.
“Hemos invertido una gran cantidad en elementos disuasorios nucleares, pero en realidad hemos invertido muy poco en un sistema para detener una epidemia. No estamos listos para la próxima epidemia. Miremos el ébola, estoy seguro de que todos lo leyeron en el periódico, grandes y complicados desafíos. Lo seguí cuidadosamente a través de las herramientas de análisis de casos que utilizamos para rastrear la erradicación de la poliomielitis y, al observar lo que sucedió, el problema no era que hubiera un sistema que no funcionara lo suficientemente bien el problema era que no creamos un sistema en absoluto. De hecho, hay algunas piezas clave obvias que faltan“, dijo.
Gates dijo qué medidas harían falta: “No teníamos un grupo de epidemiólogos preparado, para que investigaran y vieran qué era la enfermedad, para averiguar hasta qué punto se había extendido. Los informes de casos llegaron en papeles, se retrasó mucho antes de que se pusieran online y eran extremadamente inexactos. No teníamos un equipo médico listo, no teníamos una forma de preparar a las personas. Luego, gente como Médicos sin Fronteras hizo un gran trabajo orquestando voluntarios. Pero aun así, fuimos mucho más lentos de lo que deberíamos llevando a miles de trabajadores a estos países, y una gran epidemia requeriría que tengamos cientos de miles de trabajadores”.
Con increíble tino, predijo detalles del contagio como los actuales: “Podríamos haber tomado la sangre de los supervivientes, procesarla y volver a poner ese plasma en personas para protegerlos, pero eso nunca se intentó. La falta de preparación podría permitir que la próxima epidemia sea dramáticamente más devastadora que el ébola. La próxima vez, puede que no tengamos tanta suerte, puede ser un virus en el que las personas se sienten lo suficientemente bien mientras están infectadas como para subirse a un avión o ir a un mercado. De hecho, veamos un modelo de un virus que se propagó por el aire, como la gripe española en 1918. Esto es lo que sucedería, se extendería por todo el mundo muy, muy rápidamente y se podría ver morir a más de 30 millones de personas por esa epidemia. Así que este es un problema grave, deberíamos preocuparnos mucho”.
Gates propuso entonces una respuesta global: “La fuente del virus podría ser una epidemia natural como el ébola, o podría ser el bioterrorismo. Por tanto, hay cosas que literalmente empeorarían la situación mil veces. Sin embargo, podemos construir un sistema de respuesta realmente bueno. Tenemos los beneficios de toda la ciencia y la tecnología de la que hablamos. Tenemos teléfonos para obtener información y transmitirla, tenemos mapas satelitales donde podemos ver dónde están las personas y hacia dónde se mueven, tenemos avances en biología que deberían cambiar drásticamente el tiempo de respuesta para observar un patógeno y poder fabricar medicamentos y vacunas que se ajusten a ese patógeno. Podemos tener las herramientas, pero esas herramientas necesitan ser puestas en un sistema global de salud global“.

La OMS confirma más de 152.000 infectados y más de 5.700 fallecidos por coronavirus

GINEBRA.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado que la pandemia de coronavirus ha causado, hasta este domingo por la mañana, un total de 5.720 fallecidos en todo el mundo y el número de casos ha rebasado ya los 150.000, según ha informado su portavoz Fadela Chaib a la agencia oficial de noticias china, Xinhua.

El número exacto de casos confirmados es de 152.428, según las cifras provisionales de una enfermedad que ya ha alcanzado a 141 países.
Europa se ha convertido en el epicentro de la pandemia mundial, ya que registra más casos y muertes que el resto del mundo juntos, excluyendo a China. En el continente europeo se notifican más casos cada día de los que se confirmaron en China durante el pico de la epidemia, según la OMS.
Pese a estos datos, la OMS ha valorado positivamente que muchos países estén siguiendo los puntos básicos recomendados por la OMS para prepararse y responder ante el coronavirus.
“La mayoría de los países tienen ahora un plan nacional; la mayoría están adoptando un enfoque multisectorial y la mayoría tienen capacidad para realizar pruebas de laboratorio”, según la organización, que ha enviado casi 1,5 millones de pruebas de diagnóstico a 120 países, así como equipos de protección a 56 y otros 28 están en camino.

jueves, 12 de marzo de 2020

En España, el coronavirus se controlará en dos meses en el mejor escenario y en cinco en el peor

MADRID.- Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha anunciado en su rueda de prensa diaria que espera que, si todo "va muy bien", en dos meses podría no haber transmisión del Covid-19. Por el contrario, si la situación no evoluciona todo lo bien que se espera, podría alargarse hasta los cuatro o cinco meses.

Cuando haya un descenso de casos, habrá que esperar a que el último paciente dé negativo en dos ocasiones y desde ahí contar hasta dos periodos de incubación (1 mes en total) para asegurar el fin de la transmisión del Covid-19.
El experto ha indicado, además, que en unos nueve o diez días podrían empezar a verse el efecto real de las medidas que se están adoptando para frenar la progresión del coronavirus.

Así se realiza una cuarentena domiciliaria

MADRID.- El número de afectados por el Covid-19 se eleva diariamente en nuestro país. La gran mayoría de ellos están pasando la enfermedad con síntomas leves o incluso asintomáticos. Se trata de pacientes que no tienen enfermedades previas y que no presentan complicaciones. 

Para evitar el contagio y la propagación del nuevo coronavirus las autoridades sanitarias requieren la a los infectados el aislamiento bien hospitalario, bien en su propio domicilio.
En el caso de la cuarentena hospitalaria, son los propios profesionales sanitarios los que vigilan que el protocolo de actuación sea el correcto. Los pacientes aislados en sus hogares también reciben las indicaciones pertinentes sobre las medidas a adoptar en casa.
Y ¿cuáles son esas medidas? La Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene recuerda las principales pautas sobre cómo realizar una cuarentena domiciliaria de forma efectiva.
No sólo ante el coronavirus de Wuhan, sino ante cualquier enfermedad infecciosa que se transmita a través de las gotas que soltamos al toser, estornudar o al hablar. Nos referimos a enfermedades como la gripe, la tosferina, la difteria y la rubeola, o en la enfermedad neumocócica y meningocócica.
Recordemos que en el caso del Covid-19 las gotas que contienen el virus son las de tamaño medio (50 micras) y que alcanzan distancia de alrededor de un metro, metro y medio. Más o menos la longitud que tiene un brazo extendido.
Por eso, estas medidas no sólo se refieren al paciente sino también a las personas encargadas de su cuidado o que convivan con él.
Así, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, establece que lo ideal en caso de cuarentena domiciliaria es disponer de una habitación de uso exclusivo para el paciente.
Y si además, es posible tener un baño sólo para la persona infectada, mejor. La habitación del paciente es conveniente que tenga una buena ventilación (ventana, balcón).
Una condición esencial de la cuarentena domiciliaria es evitar la presencia en el domicilio del paciente de personas con problemas de inmunidad, enfermos crónicos, embarazadas o personas de edad avanzada.
De lo que se conoce hasta ahora sobre el coronavirus, está clara su especial afección a las personas de edad avanzada. La tasa de mortalidad por Covid-19 en mayores de 70 años se encuentra entre el 8 y el 15%.
En cuanto al equipamiento de la habitación del paciente es importante contar con una papelera o un cubo con bolsa donde se depositará la ropa ya usada.
Esta bolsa con la ropa sucia se deberá cerrar antes de sacarla de la habitación y abrirla en el momento de introducir las prendas en la lavadora, donde se limpiará a una temperatura de entre 60 y 90 grados, siempre que sea posible.
Lo ideal es tener un baño de uso exclusivo para el paciente, pero como en muchos casos esto no es posible, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene también facilita algunas pautas para la correcta utilización de un aseo común.
Lo primero es limpiar regularmente el aseo con lejía y optar por el uso de materiales desechables en el baño (toallas de papel, por ejemplo). Y mejor no compartir toalla y ni otros útiles de aseo.
En cuanto a los utensilios para comer, (platos, vasos, cubiertos) lo mejor para limpiarlos es usar el lavavajillas, ya que los somete a temperaturas más altas que con un lavado manual.
Dos últimas recomendaciones para el paciente: si sale de su habitación para acceder a estancias comunes debe ponerse una mascarilla quirúrgica y lavarse las manos. Y, por supuesto, nada de visitas.
Y para el acompañante la recomendación en la que más se insiste estos días, lavar las manos de forma regular con agua y jabón con soluciones de base alcohólica.
Además, cuando tengan que atender directamente al paciente infectado deben usar mascarillas y guantes desechables si tienen que manipular alguna secreción del paciente.
Para obtener buenos resultados y evitar el contagio de cualquier infección que se transmita por vía aérea, lo más conveniente es seguir al pie de la letra esta guía que ofrecen los expertos en medicina preventiva. Si no, el aislar al enfermo en el hogar no servirá de mucha ayuda para la contención de la enfermedad infecciosa que se pretende prevenir.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Los expertos no confían en el buen tiempo para controlar el coronavirus

BARCELONA.- La creencia de que la llegada de la primavera ayudará a contener el coronavirus no tiene fundamento y puede ser contraproducente al crear una falsa sensación de seguridad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las principales organizaciones científicas que monitorizan la evolución de la epidemia, resume hoy La Vanguardia.

Los epidemiólogos de la OMS y de los centros de control de enfermedades de Europa y EE.UU. no descartan que el virus del Covid-19 tenga una estacionalidad como el de la gripe. Pero al tratarse de un virus nuevo “aún no sabemos cuál será su comportamiento en diferentes situaciones climáticas”, advierte Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS. 
Con lo que se sabe hasta ahora, “es una falsa esperanza decir que el virus desaparecerá” cuando llegue el buen tiempo, declaró Ryan el 6 de marzo en una rueda de prensa. “No podemos hacer esta suposición”. 
Según la OMS, deben continuar las medidas de contención del virus sin presuponer que le afectarán los cambios de estación.  
Fue el Virólogo en Jefe de EE.UU., Donald Trump, el primero en pronosticar en un tuit el 7 de febrero que el coronavirus se “iba a volver más débil, y después desaparecer […] a medida que el tiempo empiece a ser más cálido”.
El pronóstico es verosímil si se presupone que el virus del Covid-19 tendrá un comportamiento similar al de otros virus respiratorios como el de la gripe. Sin embargo, los motivos de la estacionalidad de estos virus se desconocen.
Uno de los escasos estudios sobre la cuestión descubrió en 2007 que el virus de la gripe se transmite mejor en condiciones de poca humedad y baja temperatura. Otra posible explicación es que la radiación solar ultravioleta daña los virus, de manera que resisten menos tiempo al aire libre en verano. 
Una tercera posibilidad es que en invierno los ciudadanos pasan más tiempo en lugares cerrados que favorecen los contagios.
Aun así, la pandemia de gripe A del 2009, cuando surgió un nuevo virus frente al que nadie estaba inmunizado, se inició en primavera y se mantuvo en verano. El coronavirus del MERS, que causa neumonías, no tiene estacionalidad. 
Y el nuevo coronavirus del Covid-19, aunque ha circulado sobre todo en zonas de clima templado, también lo ha hecho en países más cálidos como Irán y Singapur. 
El hecho de que prolifere en el interior del cuerpo humano y sobreviva a la fiebre demuestra que el calor por sí solo no es suficiente para inactivarlo.
Con estas incógnitas, “no tenemos razones para pensar que el virus se comportará de manera diferente a temperaturas diferentes”, declaró el 5 de marzo en rueda de prensa Maria Van Kerkhove, directora técnica del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS. “Sólo conocemos este virus desde hace unas ocho semanas, no sabemos mucho sobre él”.
En esta misma línea, el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades indica en su web que “no se sabe si la transmisión dentro de la Unión Europea se reducirá de manera natural durante el verano en el hemisferio norte”.
Según ha declarado a National Geographic David Heyman, especialista de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres que tuvo un papel decisivo en el control en el control del coronavirus del SARS en 2003, “el riesgo de hacer predicciones sin una base de evidencia científica es que, si resultan ser falsas, podrían tomarse como ciertas y dar una falsa sensación de seguridad”.

Guía básica para actuar ante el coronavirus


BARCELONA.- Información clave para saber cómo actuar ante la epidemia de Covid-19 publicada en El Periódico.

¿Qué son los coronavirus?

Son una extensa familia de virus que afectan al ser humano y varias especies de animales. Hasta ahora había seis conocidos que podían enfermar a una persona: cuatro que causan el resfriado común, el del SARS (surgido en 2002 también en China) y el del MERS (en 2012 en Arabia Saudí).

El periodo de incubación no se conoce con exactitud. Suele considerarse que es de 14 días, pero las autoridades sanitarias chinas han descrito casos de hasta 27 días.

Es un virus insidioso: se puede contagiar incluso sin presentar síntomas. Se han detectado pacientes asintomáticos que están contaminados con el virus. No es frecuente que esto ocurra en otros virus.

En el caso de los productos comerciales de procedencia china, conviene tener en cuenta que el virus sobrevive unos nueve días en superficie.


¿Cuáles son los síntomas y cómo se diagnostica?

Los principales síntomas de una infección por Covid-19 son muy similares a los de la gripe común. Entre los indicios más destacados encontramos:

Fiebre
Tos (a veces con secreciones respiratorias)
Dificultad para respirar
Dolor de cabeza
Fatiga generalizada

El diagnóstico de la enfermedad va más allá de estos síntomas. La infección por coronavirus, sin embargo, solo puede confirmarse mediante pruebas específicas. Por ejemplo, mediante pruebas de ARN con las que se analiza la información genética del virus y se comprueba si este pertenece a la familia de patógenos responsables de este nuevo brote. O, tal y como sugieren recientes estudios, gracias al uso de tomografías computarizadas capaces de detectar con mayor precisión la incidencia de infecciones pulmonares como las que ocasiona el coronavirus.

¿Cómo se contagia el coronavirus?

De la misma manera que ocurre con la gripe común, el SARS-CoV-2. se contagia a través del aire o mediante el contacto humano. La tos o los estornudos, por ejemplo, destacan como las principales vías de transmisión del patógeno. La infección se contagia durante la fase de incubación de la enfermedad, mientras la persona todavía no ha desarrollado los síntomas característicos de una neumonía, como la fiebre. Por eso mismo, los expertos sugieren tener en cuenta más parámetros a la hora de confirmar o descartar un caso sospechoso. También se ha descartado que la enfermedad se transmita de animales a humanos, aunque se estima que el brote se originó en un mercado de marisco de la ciudad china de Wuhan.



¿Qué medidas hay que tomar para prevenir el contagio por coronavirus?

"Las medidas que debe tomar la ciudadanía son la higiene de manos, taparse al toser o estornudar, evitar el contacto con personas que tengan síntomas gripales y evitar viajes a la zona de Wuhan", explica Juan Pablo Horcajada, Jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

La OMS, por su parte, también aconseja reforzar las medidas de higiene como lavarse las manos frecuentemente (también con el uso de desinfectantes a base de alcohol), aumentar la higiene respiratoria (cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar, tirar los pañuelos tras utilizarlos), mantener las distancias con las personas que muestren síntomas o evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.

¿Cómo lavarse bien las manos?

Más allá de esta alerta puntual, se trata de una medida mucho más necesaria, y útil, de lo que pensamos para nuestro día a día. La comunidad científica internacional coincide en que el lavado de manos representa la medida más importante para evitar la transmisión de gérmenes perjudiciales y de evitar las infecciones, el contraer una enfermedad.
Evitar la alarma innecesaria, evitar el contacto cercano con personas que están enfermas.
Quedarse en casa cuando se está enfermo. No abarrotar los servicios de urgencias de forma innecesaria. Los espacios más peligrosos van a ser las consultas médicas y los servicios de urgencias.
Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.

Si tiene tos o estornudos, tosa en un pañuelo o en el hueco del codo, nunca en la mano; si utiliza pañuelo, que sea siempre desechable, luego tírelo a la basura (esto vale también para otros virus como el de la gripe).
Las autoridades sanitarias también recuerdan que se aconseja extremar precauciones en cuanto a higiene alimentaria (evitando el consumo de carne cruda, por ejemplo) y contacto con los animales salvajes o callejeros. Los expertos recuerdan que las personas que muestren algún síntoma sospechoso y que, además, hayan viajado recientemente a una zona de China donde se haya detectado la presencia de este brote o hayan estado en contacto con personas infectadas pueden solicitar atención médica.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Ser mayor de edad, mostrar signos de sepsis y tener problemas de coagulación de la sangre son los factores que más elevan el riesgo de muerte en las personas que ingresan en un hospital infectadas por el coronavirus Covid-19. Esta es la principal conclusión de un estudio de observación realizado con 191 pacientes con Covid-19: 137 fueron dados de alta y 54 murieron en centros hospitalarios de Wuhan, China. Los resultados se publican en la revista The Lancet.

Según este trabajo, concretamente ser de edad avanzada, tener una alta puntuación en la escala SOFA (mide el estado del paciente durante su ingreso en unidades de cuidados intensivos) y tener valores altos en la prueba del dímero D que busca problemas de coagulación sanguínea son factores que podrían ayudar a los clínicos a identificar en etapas tempranas a los pacientes con peor pronóstico.

Coronavirus y gripe: similitudes y diferencias

Tanto el coronavirus chino como la gripe común provocan enfermedades infecciosas agudas de las vías respiratorias que se contagian con facilidad de persona a persona. El cuadro médico de ambos virus es similar. Este parecido dificulta el diagnóstico de la infección sin una analítica.
En ambos casos, la mortalidad se centra sobre todo, pero no exclusivamente, en pacientes mayores de 60 años y/o con otras enfermedades subyacentes.
Ambos virus se transmiten por las vías habituales: partículas expulsadas al toser, contacto de manos (de ahí la importancia de lavárselas frecuentemente), posiblemente las heces...

¿Qué ocurre si me confirman que tengo el virus?

Si los síntomas son leves, Sanidad aconseja el aislamiento domiciliario y extremar las medidas higiénicas para evitar contagiar a más personas.

Si los síntomas son graves, las autoridades recomiendan el ingreso hospitalario. En el caso de la cuarentena hospitalaria, son los propios profesionales sanitarios los que vigilan que el protocolo de actuación sea el correcto. Los pacientes aislados en sus hogares también reciben las indicaciones pertinentes sobre las medidas a adoptar en casa.

Un estudio revela cuáles son los factores de riesgo de morir por el coronavirus

LONDRES.- Ser mayor de edad, mostrar signos de sepsis y tener problemas de coagulación de la sangre son los factores que más elevan el riesgo de muerte en las personas que ingresan en un hospital infectadas por el coronavirus COVID-19. 

Esta es la principal conclusión de un estudio de observación realizado con 191 pacientes con COVID-19: 137 fueron dados de alta y 54 murieron en centros hospitalarios de Wuhan, China. Los resultados se publican en la revista The Lancet.
Alrededor de la mitad de los pacientes -91 en total- tenía además condiciones crónicas subyacentes, siendo las más comunes la hipertensión y la diabetes. La media de edad de los fallecidos fue de 69 años frente a los 52 años de las personas que fueron dadas de alta.
Durante el estudio, los investigadores chinos compararon los registros clínicos, los datos de tratamiento, los resultados de laboratorio y los datos demográficos entre las personas que sobrevivieron y las que no, informa la revista en una nota.
Así, observaron el curso clínico de los síntomas, cómo se va excretando (expulsando) el virus y los cambios en los resultados de laboratorio durante la hospitalización -por ejemplo, análisis de sangre, radiografías de tórax y tomografías computarizadas-.
Según este trabajo, concretamente ser de edad avanzada, tener una alta puntuación en la escala SOFA (mide el estado del paciente durante su ingreso en unidades de cuidados intensivos) y tener valores altos en la prueba del dímero D que busca problemas de coagulación sanguínea son factores que podrían ayudar a los clínicos a identificar en etapas tempranas a los pacientes con peor pronóstico. 
“La edad avanzada, los signos de sepsis en el momento del ingreso o enfermedades subyacentes como la hipertensión arterial y la diabetes fueron factores importantes en la muerte de estos pacientes”, explica Zhibo Liu, del Hospital Jinyintan de China.
Los peores resultados -agrega este investigador- en las personas de edad pueden deberse, en parte, al debilitamiento del sistema inmunológico relacionado con la edad y al aumento de la inflamación que podría promover la replicación viral y respuestas más prolongadas a la inflamación, causando daños duraderos al corazón, el cerebro y otros órganos.
El estudio describe el cuadro completo de la progresión del coronavirus y concluye que la duración media de la fiebre fue en los pacientes de unos 12 días en aquellos que sobrevivieron, un período similar en los fallecidos.
Sin embargo, la tos puede durar mucho tiempo: el 45 % de los pacientes aún tenían la tos al ser dado de alta, según este estudio que también pone de manifiesto que en los supervivientes la disnea -falta de aliento- cesó después de unos 13 días, pero duró hasta la muerte en los que no sobrevivieron a la enfermedad del COVID-19.
En relación a la excreción del virus, el trabajo indica que la duración media de esta fue de 20 días en los supervivientes y que el coronavirus fue detectable hasta el final en las personas fallecidas; la excreción prolongada del virus sugiere que los pacientes todavía pueden ser capaces de propagar el COVID-19.
Los autores señalan que la interpretación de sus conclusiones podría ser limitada, entre otros, por el tamaño de la muestra del estudio y que no todas las pruebas, como la del dímero D, se hicieron a todos los pacientes. No obstante, recomiendan no dar el alta a los pacientes hasta que la prueba del coronavirus no sea negativa.

jueves, 5 de marzo de 2020

La contaminación del aire acorta la esperanza de vida más que el tabaco o las guerras

LONDRES.- La contaminación del aire acorta la esperanza de vida una medida de casi tres años, lo que supone más que el tabaco, el sida, las guerras o enfermedades como la malaria, señala un estudio que publica la revista Cariovascular Research.
 
Los resultados del informe, firmado entre otros por el Instituto Max Planck y la Universidad de Mainz, ambos en Alemania, sugieren que “el mundo se enfrenta a una ‘pandemia’ de contaminación del aire”, indica un comunicado de la Sociedad Europea de Cardiología.
El estudio apunta que la mala calidad el aire afecta en especial a las personas de más edad y que unos dos tercios de las muertes prematuras por contaminación atmosférica son atribuibles a la generada por las personas, principalmente por el uso de combustibles fósiles.
Los expertos usaron para su estudio un nuevo método de modelización de los efectos de diversas fuentes de contaminación atmosférica en las tasas de mortalidad.
El informe se basa en datos de 2015 para cifrar en 8,8 millones el exceso de mortalidad, entendiendo como tal el número de muertes durante un período que no se producirían en ausencia de la exposición a un determinado factor, en este caso la contaminación. Esta cifra se traduce en una reducción media de la esperanza de vida de 2,9 años en todo el mundo, indica el estudio.
El tabaco acorta la esperanza de vida una media de 2,2 años; el sida 0,7 años; enfermedades como la malaria causadas por parásitos o insectos 0,6 años y todas las formas de violencia -incluidas las guerras- 0,3 años, expone el informe.
Los investigadores se centraron en los efectos de la contaminación del aire en seis tipos de enfermedades: infecciones del tracto respiratorio inferior, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón, dolencia cardíaca, enfermedad cerebrovascular y enfermedades no transmisibles como la tensión alta o la diabetes.
Las enfermedades cardiovascuales son responsables de la mayor proporción en la reducción de la esperanza de vida debido a la contaminación del aire, 43 %, en todo el mundo.
La contaminación atmosférica causa daños en los vasos sanguíneos por el aumento del estrés oxidativo, lo que a su vez provoca aumentos de la presión arterial, diabetes, accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos e insuficiencia cardíaca, precisó el líder del estudio, Jos Lelieveld, del Max Planck.
La mala calidad del aire tiene gran efecto en la reducción de la esperanza de vida de la gente de mayor edad. Se estima que el 75 % de los fallecimientos atribuidos a la contaminación atmosférica son de personas de más de 60 años. La única excepción son las muertes de menores de cinco años en países de bajos ingresos en África y el sudeste asiático.
Uno de los autores, Thomas Münzel, de la Universidad de Mainz, consideró que los políticos y la comunidad médica “deberían prestar mucha más atención” a este asunto.
El estudio diferencia entre la contaminación atmosférica evitable, causada por el hombre, y la de origen natural como el polvo del desierto y los incendios forestales, que no se pueden evitar.
Múnzel explicó que “alrededor de dos tercios de las muertes prematuras se pueden atribuir a la contaminación atmosférica provocada por el hombre, principalmente por el uso de combustibles fósiles, cifra que llega hasta el 80 % en los países de altos ingresos. Cinco millones y medio de muertes anuales en el mundo son potencialmente evitables”.
En materia de contaminación del aire hay, sin embargo, grandes diferencias regionales debido a la diversidad de emisiones, precisa el estudio.
Así, en Asia oriental la reducción de la esperanza de vida es como media de 3,9 años; en África de 3,1; en Europa 2,2 años; en América del Norte de 1,4 y en Sudamérica de un año.
El equipo usó datos de exposición de un modelo que simula los procesos químicos atmosféricos y la forma en que interactúan con la tierra, el mar y los productos químicos emitidos por fuentes naturales y artificiales como la generación de energía, la industria, el tráfico y la agricultura.
Después, los aplicaron a un nuevo modelo de exposición global y tasas de mortalidad y a los datos del informe “Global Burden of Disease”, que tiene cifras sobre densidad de población, ubicación geográfica, edad, factores de riesgo de varias enfermedades y las causas de muerte.

Los dentistas pueden ser claves para detectar precozmente la diabetes tipo 2

LONDRES.- Los dentistas podrían desempeñar un papel integral en la identificación de las personas con alto riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, así como en la detección temprana de la condición en aquellos que no están diagnosticados, según una nueva investigación dirigida por investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido).

La revisión sistemática, publicada en la revista ‘Current Oral Health Reports’, encontró que el uso de herramientas de evaluación de riesgos como los cuestionarios para pacientes y los análisis de sangre en el punto de atención en un entorno de cirugía dental podría conducir a mejores resultados para los pacientes y a un mejor manejo de la afección.
La periodontitis grave, o enfermedad de las encías, está significativamente relacionada con la diabetes de tipo 2, una afección que se cree que afecta a aproximadamente 422 millones de adultos en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). 
Como la diabetes tipo 2 es asintomática en sus primeras etapas, muchos pacientes pueden permanecer sin diagnosticar durante muchos años. Sin embargo, con los vínculos establecidos entre el estado glucémico comprometido y la salud oral, los profesionales de la odontología podrían ser vitales en la identificación de la condición, de acuerdo con este trabajo.
“Nuestra revisión identificó actitudes positivas de los médicos, los miembros de los equipos dentales, los pacientes y el público hacia la evaluación de riesgos y la detección temprana de casos de diabetes y prediabetes dentro de la cirugía dental. Los pacientes también apoyaron firmemente la realización de pruebas que ofrecieran resultados inmediatos. Esto no solo demuestra que puede ser beneficioso comprometer al personal dental para identificar estos casos, sino que también muestra la necesidad de un enfoque más unido de las vías de atención entre los médicos y los odontólogos”, detalla uno de los autores, Ian Chapple.