martes, 1 de mayo de 2012

Identifican genes implicados en el tamaño del cráneo

El Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (Creal) y el Centro de Regulación Genómica (CRG) han participado en una investigación internacional para identificar genes implicados en el tamaño del cráneo y en la obesidad infantil.

   En un comunicado, el CRG ha señalado que la identificación de estos genes, que publica en sendos artículos la revista 'Nature Genetics', puede ayudar a entender los mecanismos que participan en el neurodesarrollo, así como en el retraso mental y en problemas cognitivos y conductuales.
   Los estudios han estado liderados por el consorcio Early Growth Genetics (EGG) y se han realizado a más de 10.000 niños de Europa, y con ellos se han identificado dos variantes genéticas en los genes Sbno1 y Hmga2 asociadas al perímetro craneal en los individuos de entre seis meses y dos años y medio.
   Dichos genes ya se habían asociado con la altura alcanzada en la edad adulta, a la vez que se ha hallado otra asociación con una variante en la región donde se encuentra el gen Mapt, relacionado con el volumen intracraneal en enfermedades neurodegenerativas y de parkinson.
   Asimismo, las investigaciones han evidenciado que existe solapamiento entre los genes asociados a la obesidad en adultos y a la obesidad en niños, pues de los nueve genes identificados de forma robusta en el caso de los menores, siete también están presentes en la edad adulta.

Más de un estadounidense de cada dos se duerme en cualquier lugar

El 55% de los estadounidenses, al menos una vez por semana, no llega a su lecho y se da un revolcón en la oficina, la iglesia e incluso en su pupitre de educadores, según un sondeo de una asociación de vendedores de colchones.

Los hombres son más propensos que las mujeres a dormirse en cualquier parte, según el estudio realizado interrogando a 1.000 adultos para la asociación Por un sueño mejor, que declaró mayo "el mes de un sueño mejor".
Una de cada 10 personas admite dormirse en el trabajo, 7% en la iglesia, 6% en el transporte colectivo y 4% en el baño.
"Nos sorprendió", dijo Karin Mahoney, portavoz de la asociación en un comunicado de prensa, saber que "un hombre se durmió sobre un techo, otro mientras entrevistaba a un solicitante de empleo e incluso un profesor sobre su escritorio delante de su clase".
El mismo sondeo, que tiene un margen de error de 3%, afirma que seis estadounidenses sobre 10 "prefieren el sueño al sexo" y un porcentaje no precisado de ellos confiesa haberse dormido mientras que hacía el amor.

La vacuna contra el papilomavirus humano llegará a los países en desarrollo en 2013

Tras haber ayudado a introducir ocho vacunas en 73 países en desarrollo en una década, la Alianza Mundial para la Vacunación y la Inmunización (GAVI) está lanzando ahora el proceso para poder introducir la vacuna contra el papilomavirus humano (HPV), que mata a más de 275.000 mujeres al año.

"El HPV es uno de los virus más virulentos. Mata cada año a más de 270.000 mujeres, una cifra que va en aumento. En los países en desarrollo es un problema enorme, porque no existen ni intervenciones para prevenirlo ni cura", explicó en una entrevista con Efe el director ejecutivo de GAVI, Seth Berkley.
En los países desarrollados, la visita anual al ginecólogo que realizan la mayoría de mujeres permite detectar anomalías, entre ellas la presencia y virulencia del HPV, realizar un diagnóstico y aplicar un tratamiento para curarlo.
Un patrón de actuación que no existe en los países en desarrollo, por lo que el cáncer, si se detecta, ya está en un estado muy avanzado y es muy difícil luchar contra él.
De hecho, el 85 por ciento de las 275.000 muertes anuales causadas por el HPV suceden en países en desarrollo.
"Por estas razones, si bien la vacuna es muy importante para todo el mundo, es mucho más para los países en desarrollo", aseveró Berkley.
No obstante, la introducción de la vacuna del HPV en los sistemas nacionales de inmunización es más complicada que con otras vacunas porque ésta debe administrarse a niñas preadolescentes y no a bebés, como es más usual.
"Es por ello que a los países que no tienen experiencia en vacunar a adolescentes les pediremos que lleven a cabo un proyecto piloto. Escojan un barrio, demuestren que pueden vacunar al 50 por ciento de las niñas, tanto dentro como fuera de la escuela, etc, para demostrar que son capaces de implementar un plan a nivel nacional".
No obstante, GAVI ve la "anomalía" de vacunar a adolescentes como una "oportunidad" para lograr otras intervenciones.
"En la sesión de vacunación se puede aprovechar para hacer educación salud materno-infantil, planificación familiar" y otras acciones.
La vacuna del HPV fue introducida en 2006 por primera vez en Estados Unidos y Canadá; cinco años después, 37 países en el mundo la habían incorporado a sus programas nacionales de vacunación, incluyendo algunos que hasta la fecha sólo han aplicado programas piloto, como la India, Perú, Uganda y Vietnam.
Otras naciones en desarrollo, como Nigeria o Tanzania, están organizándose para introducir la vacuna del HPV lo antes posible porque sus gobiernos son conscientes de su vital importancia.
En Tanzania el cáncer de cuello de útero es la causa de más del 50 por ciento del total de muertes de mujeres por cáncer.
GAVI ha lanzado ya el proceso para que los países interesados pidan ayuda para implementar el programa de vacunación; las naciones tienen hasta el 31 de agosto de este año para presentar su candidatura, en la que se pedirá el resultado concreto del proyecto de demostración.
Como estaba previsto, los países que hasta la fecha han mostrado su interés provienen de Sudamérica, África, Asia central y del sur, y el sudeste asiático.
Los resultados se conocerán a finales de diciembre y se espera que a principios de 2013 los países comiencen a recibir las vacunas.
Como es un producto nuevo, la vacuna es muy cara -130 dólares por dosis y son necesarias tres dosis para ser efectiva- pero GAVI ha logrado un precio de 5 dólares por dosis.
"Esperamos que una vez que la demanda aumente consigamos un mejor precio", auguró Berkley, confiando en la bondad de las farmacéuticas y el compromiso de algún nuevo donante.
Los expertos predicen que si no se actúa con prontitud, el cáncer de cuello de útero podría matar en 2030 a 430.000 mujeres.

Hablar solo, bueno para el cerebro

Casi todo el mundo piensa que hablar a solas es de locos, y cuando lo hacemos nos aseguramos bien de que nadie nos esté escuchando. Sin embargo, parece que esta costumbre estimula el cerebro y ayuda a concentrarse mejor en la tarea o problema a resolver, según indica un estudio recientemente publicado en la revista Quarterly Journal of Experimental Pyschology.

Los investigadores, de las Universidades de Wisconsin y de Pennsylvania (EEUU), realizaron un experimento con 20 voluntarios a los que se pedía que encontraran diferentes objetos dentro de una habitación. Los científicos observaron que las personas que repetían en alto el nombre del objeto mientras realizaban las tareas lograban terminar la prueba en menos tiempo que las demás.
"Si ya sabemos cómo es ese objeto, repetir su nombre en voz alta ayuda a nuestro cerebro a reactivar esa información visual y eso facilita su búsqueda", explican los autores del trabajo. De esta forma, el lenguaje podría estimular la percepción, haciendo que el individuo focalice su atención en la tarea a realizar. Otros estudios previos han demostrado que los niños, cuando repiten en voz alta las acciones que deben hacer para tareas como atarse los zapatos, aprenden el proceso con más eficacia.
En futuras investigaciones los científicos planean obtener imágenes por escáner del cerebro a la vez que se realiza el experimento y estudiar las regiones del cerebro que se activan durante el proceso.

Los bebés adictos a los analgésicos se triplican en 10 años en EEUU

El abuso de analgésicos de receta por parte de las embarazadas hizo que la tasa de bebés nacidos en Estados Unidos con adicción al opio casi se triplicara en una década, según una investigación divulgada ayer lunes.

El estudio, publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), mostró un aumento de cinco veces en el consumo de analgésicos por parte de las mujeres embarazadas entre 2000 y 2009, pasando de 1,19 casos por cada 1.000 nacimientos a 5,63 por cada 1.000 al año.
No todos los bebés, entre 60 y 80%, nacidos de madres que consumen estos fármacos presentan el síndrome de abstinencia neonatal (NAS, por su sigla en inglés), que puede incluir problemas de respiración, temblores y convulsiones, dificultades de alimentación, bajo peso al nacer e irritabilidad.
La tasa de bebés nacidos con síndrome de abstinencia pasó de 1,2 casos por 1.000 nacidos vivos en 2000 a 3,39 por 1.000 en 2009. Estos bebés suelen necesitar 16 días de hospitalización después del parto.
El consumo de analgésicos durante el embarazo no sólo causa problemas de salud y de desarrollo en los bebés, sino que también eleva los costos del sistema de salud, indicó este estudio, basado en los registros de los hospitales públicos de Estados Unidos.
Los costos médicos aumentaron de manera exponencial, con cargos hospitalarios promedio que saltaron de 39.400 dólares en 2000 a 53.400 en 2009, un aumento del 35% tras ajustes por inflación.
Los bebés con NAS tenían muchas más probabilidades de nacer de madres cubiertas por Medicaid (78%), el seguro médico financiado por el gobierno para los pobres, y de vivir en zonas de ingresos más bajos (36%).
Estos aumentos, destacados en el primer estudio nacional representativo en bebés que nacen con síndrome de adicción en todo Estados Unidos, generalmente coincidían con estudios independientes sobre el consumo de analgésicos en la población general.
Las ventas y las muertes relacionadas con analgésicos opiáceos en Estados Unidos se cuadruplicaron entre 1999 y 2008, según un estudio reciente realizado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
"Estos medicamentos proporcionan alivio al cáncer y al dolor crónico, pero se han prescrito en exceso, desviado y vendido ilegalmente, creando una nueva vía de adicción a los opiáceos y una carga de salud pública para la salud materna e infantil", dijo un editorial publicado con el estudio, firmado por Marie Hayes y Mark Brown, ambos médicos de la Universidad de Maine (noreste).