miércoles, 30 de enero de 2013

El vegetarianismo puede reducir hasta un tercio el riesgo de enfermedad cardiaca

El riesgo de hospitalización o muerte por enfermedad cardiaca es un 32 por ciento menor en los vegetarianos que en las personas que comen carne y pescado, según un nuevo estudio de la Universidad de Oxford (Reino Unido), publicado en 'American Journal of Clinical Nutrition'.

   Los nuevos resultados sugieren que una dieta vegetariana puede reducir significativamente el riesgo de padecer enfermedades del corazón, que es la principal causa de muerte en los países desarrollados, con 65.000 muertes anuales en Reino Unido solamente.
   "La mayor parte de la diferencia en el riesgo es probablemente causada por los efectos sobre el colesterol y la presión arterial, y muestra el importante papel de la dieta en la prevención de las enfermedades del corazón", explica la doctora Francesca Crowe, autora principal del estudio de la Unidad de Epidemiología del Cáncer de la Universidad de Oxford.
   El análisis se centró en casi 45.000 voluntarios de Inglaterra y Escocia inscritos en la 'Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC)' de Oxford, de los cuales el 34 por ciento era vegetariano. Esta importante representación de los vegetarianos permitió a los investigadores hacer estimaciones más precisas de los riesgos relativos entre los dos grupos.
   Financiado por el Centro de Investigación del Cáncer de Reino Unido y el Consejo de Investigación Médica, el proyecto detectó la cifra de reducción del riesgo de 32 por ciento después de tener en cuenta factores como la edad, el tabaquismo, el consumo de alcohol, actividad física, el nivel educativo y el nivel socioeconómico.
   El profesor Tim Key, coautor del estudio y director adjunto de la Unidad de Epidemiología del Cáncer de la Universidad de Oxford, destacó: "Los resultados muestran claramente que el riesgo de enfermedades del corazón en los vegetarianos es un tercio inferior que en los no vegetarianos".
   Los participantes fueron reclutados para el estudio a lo largo de la década de 1990 y completaron cuestionarios sobre su salud y estilo de vida cuando se unieron, con preguntas detalladas sobre la dieta y el ejercicio, así como otros factores que afectan a la salud como el tabaquismo y el consumo de alcohol.
   Los voluntarios fueron seguidos hasta el año 2009, durante el cual los investigadores identificaron 1.235 casos de enfermedad cardiaca, 169 muertes y 1.066 diagnósticos hospitalarios. Los casos de enfermedades del corazón fueron validados con datos de la isquemia miocárdica en el Proyecto Nacional de Auditoría (MINAP).
   Los investigadores hallaron que los vegetarianos tenían menor presión arterial y niveles de colesterol inferiores que los no vegetarianos. Además, los que no comían carne ni pescado normalmente poseían menores índices de masa corporal (IMC) y menos casos de diabetes, como resultado de su dieta, aunque no se han encontrado que afectaran significativamente en los resultados.
   Si los resultados son ajustados para excluir los efectos de índice de masa corporal, los vegetarianos siguen teniendo un 28 por ciento menos de probabilidades de desarrollar enfermedades del corazón. Así, los resultados refuerzan la idea de que la dieta es fundamental para la prevención de enfermedades del corazón, dicen los investigadores.

Asocian la obesidad abdominal a un aumento del riesgo de cáncer de colon

Los pacientes con obesidad abdominal tienen un 52 por ciento más de riesgo de padecer cáncer de colon que las personas que tienen una relación normal entre cintura y cadera, según ha mostrado el estudio de Investigación Prospectiva Europea sobre Nutrición y Cáncer (EPIC, por sus siglas en inglés).

   No obstante, el exceso de peso no sólo influye en el desarrollo de la enfermedad sino también en el riesgo de mortalidad una vez detectado este tipo de cáncer, primer tumor maligno en incidencia y segundo en mortalidad en España
   Asimismo, los estudios realizados por el Instituto Americano de Investigación sobre el Cáncer (AICR) sitúan en la barrera de 100.000 el número de casos de dicha enfermedad provocados por la obesidad cada año en Estados Unidos.
   En Europa, a comienzos del siglo XXI, se estimaba que más de 70.000 personas desarrollaron la enfermedad debido a problemas de sobrepeso y a su creciente nivel de grasa corporal, mientras que los últimos estudios acercan las cifras a los 125.000 casos.
   Ahora bien, según ha informado el Instituto de Obesidad, los porcentajes varían en función del tipo de obesidad siendo el principal factor de riesgo la obesidad abdominal por encima de la obesidad o sobrepeso generalizado.
   Por otra parte, una reciente investigación publicada en el 'Journal of Clinical Oncology' observó que el riesgo de mortalidad una vez detectada la enfermedad era un 30 por ciento más alto en las personas con obesidad que en las personas con peso normal. Además, si se padece diabetes tipo 2 los pronósticos empeoran aún más.
   Del mismo modo, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha apuntado que el sobrepeso entre la ciudadanía incrementa un 30 por ciento el número de muertes por cáncer. En él, se pone de manifiesto que este elevado porcentaje de muertes provocadas por el cáncer puede evitarse con un cambio en los estilos de vida y con comportamientos más saludables.
   Dicho porcentaje corresponde a fallecimientos atribuidos al sobrepeso, el bajo consumo de frutas y verduras, la falta de actividad física y el consumo de alcohol y tabaco, siendo este último el factor de riesgo más importante y responsable del 20 por ciento de muertes por cáncer en general y del 71 por ciento de las causadas por tumores malignos de pulmón.

Identifican un protooncogén "maestro" que regula la metástasis del cáncer de ovario

Científicos del Centro contra el Cáncer MD Anderson de la Universidad de Texas (Estados Unidos) han descubierto la vía de señalización por la que un regulador "maestro" de las proteínas celulares de cáncer, conocido como Src, conduce a la progresión del cáncer de ovario cuando se expone a las hormonas del estrés. Según informan los propios investigadores en la revista 'Nature Communications', los fármacos betabloqueantes mitigan este efecto y reducen las muertes por cáncer una media del 17 por ciento.

   Src (pronunciado "SARC", abreviatura de sarcoma) es un protooncogén, un gen normal que puede convertirse en un oncogén debido a una mayor expresión, y está implicado en la regulación del crecimiento y la división celular. Conocido por ser un instrumento de los cambios que hacen que las células normales enfermen, este estudio arroja luz sobre su papel como un interruptor molecular clave que afecta a una vía de señalización corriente abajo que impulsa la progresión de la enfermedad.
   Liderados por Anil K. Sood, profesor en los departamentos de Ginecología Oncológica y Biología del Cáncer en MD Anderson, los investigadores detectaron que la noradrenalina (NA, una hormona del estrés) afecta directamente en el crecimiento del tumor y la propagación a través de beta-adrenérgicos (ADRB), receptores expresados en células tumorales.
En concreto, el estudio demostró que ADRB de señalización conduce a la activación de Src a través de una única proteína quinasa A (PKA), que es fundamental para la regulación de la actividad celular y la metástasis del cáncer. Esta es la primera vez que los científicos han sido capaces de demostrar que los receptores ADRB desempeñan un papel directo en la activación de Src por este mecanismo, según los autores del estudio.
"Cuando Src se desencadena por estrés, funciona como un dique dejando salir el agua que causa una inundación aguas abajo. Src, como la presa, es un interruptor regulador principal que causa una reacción en cadena en las células", explicó Sood, que quiso explorar posibles intervenciones contra los efectos del estrés.
Así, los investigadores examinaron los datos sobre los resultados de los pacientes con cáncer tratados con fármacos betabloqueantes del sistema de cobertura de eventos adversos de la agencia norteamericana del medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) y encontraron que la mortalidad en los pacientes tratados con un betabloqueante se redujo en una media del 17 por ciento en todos los tipos de cáncer más importantes. Por otra parte, se observó una disminución de casi el 15 por ciento de la mortalidad entre los pacientes con cáncer de ovario y de cuello del útero.
   Los bloqueadores beta, también llamados betaadrenérgicos, tratan una variedad de condiciones, como enfermedad cardiaca, presión arterial alta, glaucoma y migrañas, y actúan sobre los receptores ADRB, que también se encuentran en el corazón, que hacen que el corazón lata más fuerte y más rápido bajo estrés, y están involucrados en el mantenimiento del flujo sanguíneo.
   Cuando los receptores ADRB en las células cancerosas se activan, se pone en movimiento una cadena de acontecimientos que conduce a la formación de nuevos vasos sanguíneos que alimentan el crecimiento del tumor, un proceso conocido como angiogénesis. La formación de nuevos vasos sanguíneos permite que los tumores crezcan y se diseminan con mayor rapidez y los agentes bloqueantes beta detienen este proceso.
"Antes de nuestro trabajo, el concepto de las hormonas del estrés que impulsan el crecimiento del cáncer era muy nuevo y había muy poca información sobre el efecto de los bloqueadores beta en los resultados del cáncer en los seres humanos", afirmó Guillermo Armaiz-Peña, instructor de Oncología Ginecológica y Medicina Reproductiva y primer autor del estudio, quien subraya que el estudio proporciona "un incentivo para seguir estudiando los bloqueadores beta como un posible suplemento para terapias contra el cáncer tradicionales".

Algunos antidepresivos generan problemas en el ritmo cardiaco

Algunos antidepresivos, conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), están relacionados con un intervalo QT largo, la duración de la actividad eléctrica del músculo del corazón, que es un marcador de alteraciones del ritmo cardiaco, según un estudio publicado este martes en 'British Medical Journal'. Los resultados apoyan las recientes advertencias de la agencia norteamericana del medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) sobre las drogas con citalopram y sugieren que algunos otros antidepresivos pueden tener efectos similares.

   El intervalo QT se mide con un electrocardiograma (ECG) y varía con la frecuencia cardiaca, que se hace más larga cuando el corazón late más lento y es más corta cuando este órgano va más rápido. Para los hombres, el intervalo QT correcta es normalmente de menos de 420 milisegundos y para las mujeres se establece generalmente un límite correcto menor a los 440 milisegundos, po lo que valores superiores a estos se asocian con un mayor riesgo de graves anomalías en el ritmo cardíaco.
   A la luz de las advertencias de la FDA, un equipo de investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) se propuso explorar este riesgo en una población clínica grande y diversa. Mediante el uso de registros electrónicos de salud, los científicos siguieron a 38.397 pacientes adultos de un gran sistema salud de Nueva Inglaterra con ECG tras una prescripción de antidepresivos y metadona entre febrero de 1990 y agosto de 2011.
   Se tuvieron en cuenta otros factores de riesgo, como edad, raza, sexo, antecedentes de depresión, ataques al corazón, presión arterial alta, problemas del ritmo cardiaco y condiciones preexistentes. La metadona se incluyó en el análisis porque también se sabe que incide en un mayor intervalo QT.
   Entre los resultados, se encontró un intervalo QT pequeño pero significativamente más largo para los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina citalopram y escitalopram, así como para la metadona y el antidepresivo tricíclico amitriptilina, un efecto que se incrementó a dosis más altas, lo que sugiere una asociación entre la dosis y la respuesta.
   Los autores señalan que "casi uno de cada cinco pacientes tratados con estos antidepresivos a los que se les realizó electrocardiografía tuvieron intervalos QT que se consideran anormales", aunque destacan que la importancia clínica de esto es desconocido. En contraste, se detectó un corto intervalo QT para las drogas con bupropión, incluso en dosis altas y otros antidepresivos estándar no resultaron estar asociados con un intervalo QT más largo.
   A pesar de algunas limitaciones, este estudio "confirma una prolongación moderada del intervalo QT con citalopram y se identificaron antidepresivos adicionales con un riesgo observado similar", resumen los autores. Sin embargo, subrayan que mientras el intervalo QT más largo es un factor de riesgo de ritmos cardiacos anormales, estos ritmos anormales son todavía muy raros, y el aumento real de QT observado fue modesto, lo que los beneficios potenciales en el tratamiento de la depresión o ansiedad superarían con creces los riesgos para la gran mayoría de los pacientes,.

El riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta con la severidad de la disfunción eréctil

El riesgo de futuras enfermedades cardiovasculares y de muerte aumenta con la severidad de la disfunción eréctil en hombres con y sin antecedentes de patología cardiovascular, según revela un estudio publicado en 'Plos Medicine'. Mientras que investigaciones anteriores han demostrado una asociación entre la disfunción eréctil y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ésta concluye que la gravedad de la disfunción eréctil se corresponde con el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular y hospitalización por todas las causas de mortalidad.

   Los autores del estudio, Bancos Emily, de la Universidad Nacional de Australia, y sus colegas examinaron la asociación entre la gravedad de la percepción subjetiva hospitalización por disfunción eréctil y las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad en 95.038 hombres de 45 años o más, después de ajustar una serie de posibles factores de confusión.
El estudio incluyó a más de 65.000 hombres sin enfermedad cardiovascular conocida al inicio del estudio y más de 29.000 hombres con enfermedad cardiovascular conocida. Entre ellos, hubo 7.855 admisiones hospitalarias por incidentes de enfermedad cardiovascular durante un promedio de 2,2 años de seguimiento, que terminó en junio de 2010 y 2.304 muertes durante un promedio de 2,8 años de seguimiento, que finalizó en diciembre de 2010.
   Los autores hallaron que, entre los hombres sin enfermedad cardiovascular conocida, los que tienen graves tasas de disfunción eréctil frente a los que no las registran tuvieron un incremento relativo del 35 por ciento del riesgo de hospitalización por todas las enfermedades cardiovasculares y un 93 por ciento más de riesgo de mortalidad por cualquier causa. Entre aquellos con enfermedad cardiovascular conocida al inicio del estudio y severa disfunción eréctil, el riesgo de hospitalización por todas las enfermedades cardiovasculares combinadas fue de un 64 por ciento más y un 137 por ciento más las posibilidades de ingreso por todas las causas de mortalidad.
   Los investigadores resumen: "Los resultados de este estudio ponen de relieve la necesidad de considerar la disfunción eréctil en relación con el riesgo de una amplia gama de enfermedades cardiovasculares". También hacen hincapié en que es poco probable que la disfunción eréctil cause enfermedad cardiovascular, sino que lo que sucede es que ambas son provocadas por similares causas subyacentes como la aterosclerosis, por lo que la disfunción eréctil podría servir como un marcador útil para identificar a los hombres que deben someterse a pruebas adicionales para evaluar su riesgo de patología cardiovascular.