domingo, 8 de diciembre de 2019

Así es como debemos cenar para tener buena salud

BARCELONA.- De grandes cenas están las sepulturas llenas’ dice el refrán. De todas las comidas del día, es la cena la que es capaz de marcar una mayor diferencia en función de si la hacemos bien o mal. Pero, ¿cuáles son las claves para que la última comida no nos pase factura? Desde la clínica Opción Médica de Barcelona nos dan algunos consejos.

La hora importa. No cenar tarde o no acercar la cena a la hora de irse a dormir tiene grandes beneficios para la salud. Es aconsejable dejar pasar un mínimo dos horas entre la finalización de la cena y la hora de acostarse. Espaciar al máximo la hora de la cena con la de descanso influye en la capacidad metabólica de cada individuo. 

Llevar a cabo la recomendación de cenar pronto y esperar un tiempo prudencial antes de irse a descansar puede ayudar significativamente a no ganar peso y, además, a gozar de una mejor calidad de sueño. 

Además, nuestro organismo funciona distinto de día y de noche. No estamos preparados para comer de noche, de ahí que sea más difícil metabolizar los alimentos; a partir de las siete de la tarde nuestro organismo empieza a prepararse para el reposo, ralentizando la asimilación de la comida.

Cenar temprano se relaciona con un 20% menos de riesgo de cáncer de próstata y mama. Investigadores del Instituto Global de Barcelona (ISGlobal) también han demostrado que cenar temprano disminuye un 20% el riesgo de sufrir cáncer de próstata o cáncer de mama, dos de los más prevalentes. Comer antes de las nueve de la noche o dejar pasar, al menos, dos horas entre la cena y acostarse, puede protegerte ante estas enfermedades. Esta cifra aumenta un 5% si además se combina comer temprano con espaciar la comida y hora de irse a dormir. 

Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y primer autor del estudio publicado en el Internacional Journal of Cancer, asegura que “la hora a la que se realizan algunas actividades puede afectar a nuestra salud, nuestro reloj biológico está regulado por ciclos de día y noche y el segundo factor que más influye es la dieta. El reloj central está en la base del cráneo y está influido básicamente por la luz, pero en el intestino y otros órganos también hay relojes que tienen ciclos condicionados con la hora a la que comemos”.

Cuanto más ligero, mejor. De la misma forma que adelantar la hora de la última comida del día, para que una cena se convierta en un hábito saludable debemos cuidar especialmente la dieta durante este momento, las cenas tienen que ser ligeras. Merendar una pieza de fruta, un puñadito de frutos secos o un yogurt nos ayudará a llegar a la cena con menos hambre.

Hay alimentos que conviene evitar. Aquí hay que tener en cuenta diferentes aspectos. Por un lado, es conveniente no repetir los mismos alimentos que en la comida ya que necesitamos variar la dieta. Además, es importante prescindir de embutidos y fritos ya que dificultan la digestión por la noche.

Y otros que viene bien comer. Seleccionar frutas de temporada lo más maduras posibles y combinarlas con yogurt, por ejemplo, es una buena idea. Otra opción son los cereales integrales, que ayudan a conciliar el sueño gracias a su alto contenido en vitamina B. También es interesante el arroz integral, otra buena opción ya que es un diurético natural y combinado con ensalada es un plato muy equilibrado.

Ojo a las combinaciones. El consumo de proteínas como huevo, queso freso, legumbre o pescado puede ayudar a quemar grasas pero siempre debe de combinarse con hortalizas y cocinar con muy poco aceite. Una persona que esté es un proceso de adelgazamiento o simplemente quiera mantener su peso tiene que prestar mucha atención a su alimentación en las cenas, el metabolismo se ha ralentizado y no se quema tan fácilmente, es más fácil acumular grasas.

Cuál es el dolor más intenso que puedes sentir, según la ciencia

MADRID.- Durante nuestra vida llegamos a experimentar episodios de dolor debido a diferentes afecciones. Generalmente suele haber quorum a la hora de determinar cuál o cuáles son los más intensos que solemos sufrir. Cólicos, partos, dolor de muelas, etc, suelen copar los primeros puestos, ¿pero son los hay peores? 

Desde Gizmodo han consultado a expertos internacionales en dolor y han consultado investigación sobre el tema, llegando a interesantes respuestas.
David C. Yeomans, especialista en Anestesiología, Perioperatorio y Medicina del Dolor de la Universidad de Stanford, considera que el peor dolor que puede sufrir un ser humano es el provocado por lo que se denomina neuralgia del trigémino. Se produce cuando un vaso sanguíneo se dilata y acaba empujando el nervio trigémino, que es el encargado de transmitir toda la información de los diferentes dolores que se producen en la cara, algunos muy intensos como el de muelas o el de cabeza. 
El dolor por neuralgia del trigémino suele manifestarse en un lado de la cara y apenas dura un par de minutos. Su tratamiento puede hacerse mediante cirugía o con medicamentos como el tegratol, aunque en este caso cabe recordar que se trata de un fármaco con efectos secundarios relevantes.
Theodore Price, investigador principal del Grupo de Investigación de Neurobiología PAIN y Profesor de Ciencias del Cerebro y del Comportamiento en la Universidad de Texas, asegura que el peor dolor suele ser el que se da tras lesiones traumáticas, como un accidente o la rotura de una extremidad, y que se alarga en el tiempo aunque la lesión se haya curado. Especialmente dolorosa es la lesión que, pese a curarse, provoca el aplastamiento de un nervio y esto causa dolor neuropático. También destaca entre los dolores más intensos y molestos el que se produce durante años en pacientes con cáncer que ha recibido quimioterapia, generalmente en extremidades. 
Mohab Ibrahim, profesor Asociado de Anestesiología y Farmacología y director de la Clínica del Dolor Crónico de la Universidad de Arizona, establece en este grupo todos aquellos dolores que cumplen ciertos criterios y no se pueden controlar. Especialmente dolorosos son los que entran en la categoría de la fibromialgia. 
También asegura que el peor dolor siempre será aquel que no tenga un diagnóstico conocido tras realizarse todo tipo de pruebas y salir negativas ya que la psicología juega un papel fundamental en el dolor.
James McAuley, científico investigador sénior y líder de grupo en Neuroscience Research Australia y actual presidente del grupo del dolor de espalda de STREAM Health, asegura que depende de la persona y de cómo es interpretado por el cerebro y pone como ejemplo el caso de un un buzo de la Marina de Australia que estaba siendo mordido por un tiburón y no empezó a sentir dolor hasta que se dio cuenta de que era mordido por el animal, algo que no había visto en un primer momento.
Erin Young, profesor asistente y director asistente del Centro para el Avance en el Manejo del Dolor de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Connecticut, está convencido de que el peor de todos es el dolor crónico, pero también dolores agudos como el de un hueso roto, un parto o un postoperatorio especialmente molesto.
Steven Harte, director de Ciencia Sensorial en el Centro de Investigación del Dolor Crónico y la Fatiga de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, también recuerda que el dolor es subjetivo y que suele depender de variables tan dispares como la genética, el funcionamiento del sistema nervioso, el historial de consumo de drogas y las experiencias dolorosas previas, así como las expectativas sociales y culturales. 
Sí que establece un listado con algunos de los que considera como más intensos: parto, accidente traumático, dolor crónico durante años, artritis o el daño nervioso.

El beneficio desconocido de cepillarse los dientes

LONDRES.- Cepillarse los dientes con frecuencia está relacionado con menores riesgos de fibrilación auricular e insuficiencia cardíaca, según un estudio publicado en el European Journal of Preventive Cardiology, la revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC). 

Investigaciones previas sugieren que una mala higiene bucal puede llevar a que bacterias entren en la sangre, causando inflamación en el cuerpo. La inflamación aumenta los riesgos de fibrilación auricular (latidos cardíacos irregulares) e insuficiencia cardíaca (se altera la capacidad del corazón para bombear sangre o relajarse y llenarse de sangre). Este estudio examinó la conexión entre la higiene oral y la aparición de estas dos patologías.
El estudio de cohorte retrospectivo incluyó a 161.286 participantes del Sistema Nacional de Seguro de Salud de Corea de 40 a 79 años sin antecedentes de fibrilación auricular o insuficiencia cardíaca. Los participantes se sometieron a un examen médico de rutina entre 2003 y 2004. Se recopiló información sobre altura, peso, pruebas de laboratorio, enfermedades, estilo de vida, salud bucal y comportamientos de higiene bucal.
Durante una mediana de seguimiento de 10,5 años, 4.911 (3%) participantes desarrollaron fibrilación auricular y 7.971 (4,9%) desarrollaron insuficiencia cardíaca. 
El cepillado dental tres o más veces al día se asoció con un riesgo 10% menor de fibrilación auricular y un riesgo 12% menor de insuficiencia cardíaca durante el seguimiento de 10,5 años. Los hallazgos fueron independientes de una serie de factores, como la edad, el sexo, el estado socioeconómico, el ejercicio regular, el consumo de alcohol, el índice de masa corporal y las comorbilidades como la hipertensión.
Si bien el estudio no investigó los mecanismos, una posibilidad es que el cepillado frecuente de los dientes reduce las bacterias en la biopelícula subgingival (bacterias que viven en el bolsillo entre los dientes y las encías), evitando así la translocación al torrente sanguíneo.
El autor principal, el doctor Tae-Jin Song, de la Universidad Ewha Womans, en Seúl (Corea del Sur), señala que el análisis se limitó a un país y, como estudio observacional, no prueba la causalidad, pero precisa que estudiaron a un grupo grande durante un largo período, lo que agrega fuerza a los hallazgos.