MADRID.- El gran problema actual del cáncer es la
metástasis, que se produce cuando las células salen del tumor primario y
empiezan a diseminarse a otros órganos. Hoy la tasa de muerte asociada a
la enfermedad se explica principalmente por esta causa. Esto es así
porque normalmente las terapias van dirigidas al tumor original y las metástasis no siempre responden de la misma forma.
La metástasis cerebral es uno de los grandes retos de la oncología al ser considerada intratable
en la mayoría de los pacientes. Se estima que entre el 10% y el 40% de
los tumores primarios genera metástasis en el cerebro, lo que empeora su
pronóstico.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Medicine muestra
cómo la administración en pacientes con este tipo de lesiones en el
cerebro de silibinina –una sustancia natural que se encuentra en el
cardo mariano– reduce las lesiones sin causar efectos indeseados, tal como recoge El Español.
Manuel Valiente, jefe del grupo de Metástasis
Cerebral del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha
liderado este ensayo preliminar, de uso compasivo, que supone una prueba de concepto de que este compuesto podría ser una nueva alternativa para tratar la metástasis cerebral.
"No tenemos las mismas estrategias para atacar la
metástasis que para abordar el tumor primario", explica Valiente. "Con
este terapia hemos demostrado que podemos tratar con éxito cualquier tipo de metástasis cerebral, independientemente del tumor inicial que la generó", añade.
De momento, los avances en su tratamiento son
escasos y se siguen tratando con cirugía o radioterapia. Es cierto que
en los últimos años han aparecido algunas alternativas dentro de las
terapias dirigidas o la inmunoterapia, pero el porcentaje de pacientes
que se puede beneficiar de ellas es del 20% en el mejor de los casos.
"En muchas ocasiones se ha considerado el cerebro
como un santuario para la metástasis porque muchos de los medicamentos
que tenemos hasta ahora no pueden entrar. Una vez que la célula
metastásica ha llegado allí, el tratamiento es complicado", apunta
Valiente.
El 'truco' para crecer en el cerebro
El trabajo del CNIO abre una nueva vía.
En él los investigadores han analizado cómo una célula de cáncer de
pulmón, mama o melanoma es capaz de crecer en uno de los órganos más
diferentes respecto a su composición y función, como es el cerebro. La
hipótesis es que estas células necesitan un mecanismo de adaptación para
colonizar.
"Debe haber un proceso de adaptación de esa célula
cancerígena para crecer en un ambiente que es tan diferente", subraya
Valiente. Mientras que en los estadios más iniciales de la metástasis el
cerebro todavía no se ha modificado, en las fases más avanzadas se han alterado diferentes componentes, como los astrocitos, que son células del sistema nervioso central.
"De una manera sencilla, la célula
cancerígena 'engaña' al astrocito para que favorezca su crecimiento",
afirma Valiente. "Hemos testado qué valor tendría cortar esa 'ayuda
extra' que le proporcionan los astrocitos alterados y
hemos visto que cuando 'apagamos' ese cambio, la célula cancerígena
empieza a sufrir. De hecho hay una reducción de la metástasis".
Tal y como muestra este trabajo, la activación del
gen STAT3 –muy ligado al desarrollo del cáncer– ocurre de manera notable
en estos astrocitos reactivos. Cuando se elimina el gen de esos
astrocitos, la viabilidad de las metástasis en el cerebro se ve comprometida.
A partir de ahí, el grupo de Valiente utilizó una nueva estrategia de
cribado de fármacos desarrollada por ellos mismos y denominada
METPlatform.
Esta herramienta analiza el comportamiento de
cientos de compuestos de manera simultánea sobre las células
metastáticas. Así los expertos vislumbraron la eficacia de la silibinina, cuya capacidad antitumoral había
sido establecida previamente por Joaquim Bosch, del Instituto Catalán
de Oncología (ICO) de Gerona y autor también de este estudio.
"En 2016 reportamos respuestas cerebrales en dos
pacientes sin más opciones de tratamiento al recibir silibinina, pero
desconocíamos cómo funcionaba. Gracias a este nuevo trabajo hoy
entendemos su mecanismo de acción en el cerebro", indica Bosch.
Resultados favorables, pero con cautela
Los expertos primero consiguieron resultados exitosos bloqueando el gen con silibinina en ratones y luego llevaron a cabo un pequeño estudio en 18 pacientes con carcinoma de pulmón y metástasis cerebrales en los que se autorizó el uso compasivo de este fármaco en combinación con el tratamiento estándar.
El 75% reaccionó positivamente a nivel de las
metástasis cerebrales, tres de ellos (20%) mostraron una respuesta total
y 10 (55%) una respuesta parcial. La supervivencia media se situó en
15,5 meses mientras que en el grupo control fue de cuatro meses.
"Tras los buenos resultados obtenidos, ahora queremos hacer un ensayo clínico más grande para confirmar estos resultados en más pacientes de una manera controlada",
puntualiza Valiente, que se mantiene cauto al respecto. Los
investigadores llevan meses intentando ponerlo en marcha pero no han
encontrado la financiación necesaria para hacerlo.
"El objetivo es que el cáncer deje de ser una enfermedad mortal
y eso pasa por controlar la metástasis. Pero hay que ser conscientes de
que aunque alargamos la supervivencia del paciente, aún no curamos el
cáncer", puntualiza Valiente.
En el futuro, los científicos pretenden analizar si
estos resultados se podrían usar en otro tipo de patología que afecte
al cerebro, ya que muchas de las enfermedades neurodegenerativas –como
alzhéimer o párkinson– han descrito este tipo de astrocito.