jueves, 16 de julio de 2020

Confinamiento contradictorio / Juan Mariano Pérez Abad *

Sea por lo que sea, la infección por coronavirus está perdiendo su fuerza. Será el calor, será porque sabemos tratarlo mejor, será porque con los ciclos reproductivos el virus está perdiendo las mutaciones (naturales o artificiales) que lo convirtieron en un asesino, pero el hecho está ahí: a pesar del goteo de nuevos rebrotes, las UCIs no se llenan, las morgues siguen vacías, ya no están cayendo ni jóvenes ni mayores.

No se trata de que ya no haya nuevos contagios. Todo lo contrario, estamos en pleno rebrote y cada día aparecen más y más nuevos casos. Muchos de ellos son asintomáticos y sabemos que lo tienen tan solo porque dan positivo en los análisis. 

Los cirujanos no entendemos de epidemias porque no se operan los virus, pero sí que tenemos una receta infalible para momentos como estos: “Si el paciente no tiene un problema, no intentes arreglárselo”.

Como ya estamos tan saturados de información, todos conocemos que la inmunidad alcoronavirus es como la del sarampión y que, salvo raras excepciones, solo se pasa una vez.

¡Qué momento tan oportuno para contagiarse! Ahora que no mata, ahora que en muchos pacientes ni siquiera produce síntomas, ahora que en los hospitales ya saben manejarla… Sería como vacunarse de forma natural, con un virus que se ha atenuado por sí solo y, en estos momentos, no es peligroso.

Nos evitaría la necesidad de vacunas artificiales, con sus miedos, sus riesgos sus polémicas, sus chips… Nos evitaría un nuevo gastazo en favor de las multinacionales farmacéuticas. Nos evitaría hundirnos aún más en la ruina a causa de nuevos confinamientos, de pánicos colectivos, de recelos mutuos y de conflictos sociales.

España no ha destacado por su buena gestión de la epidemia del coronavirus, sino todo lo contrario. Hemos sido testigos de la instrumentalización política del Estado de Alarma, de las medidas de protección, de la información a la opinión pública y hasta de los muertos.

Ha habido muchos errores e incontables casos de corrupción en las compras de material sanitario. Todo eso nos ha llevado al record mundial en tasa de mortalidad por habitante.

Manipulando abiertamente la información que recibimos, nos han llevado a un estado de pánico colectivo que no tiene sentido. Quisiera pensar que lo dicen por error, que tan solo se trata de la torpeza de nuestros políticos, de esa lengua que tienen tan poco prudente y esa cabeza tan poco instruida. 

Nos están dando a entender que nos van a llevar de cabeza a nuevo un nuevo confinamiento. De momento, ya nos han obligado a llevar mascarilla aun cuando andemos por la calle vacía solitos. Quisiera pensar que este error no es intencionado, que no es para buscar su provecho, que no es para buscar nuestra ruina.

¿Conspiranoico? ¡Tal vez! Pero no permitiré que me vacunen. Que me dejen contagiarme ahora que ya nadie se muere, antes de que nos fumiguen de nuevo con una nueva remesa de virus fresco o de que llegue el invierno o de que, por lo que fuera, volviera a ser peligroso.



(*) Médico cirujano

viernes, 10 de julio de 2020

El ‘síndrome del corazón roto’ aumentó durante la pandemia de covid-19, sugiere un pequeño estudio

CHICAGO.- Un estudio publicado el jueves encontró un aumento significativo en el “síndrome del corazón roto” en dos hospitales de Ohio entre algunos pacientes que no tienen coronavirus, lo que sugiere que los estresores físicos, sociales y económicos de la pandemia han causado estragos físicos.

La miocardiopatía inducida por el estrés o el síndrome de Takotsubo, que a menudo se llama “síndrome del corazón roto”, se produce cuando los músculos del corazón se debilitan, provocando dolor en el pecho y falta de aliento. Se presenta como un ataque cardíaco, pero se desencadena por eventos estresantes, no por bloqueos en el torrente sanguíneo. Puede ser mortal en casos raros, pero los pacientes generalmente se recuperan en días o semanas.
Investigadores de la Clínica Cleveland estudiaron pacientes en dos hospitales con problemas cardíacos que fueron tratados esta primavera, y los compararon con pacientes con problemas similares en los últimos dos años. Los pacientes durante la pandemia tenían dos veces más probabilidades de tener el síndrome del corazón roto, según el estudio, que se publicó en la revista médica JAMA Network Open.
El estudio examinó a 1.914 pacientes de cinco períodos distintos de dos meses, incluida una muestra de más de 250 pacientes hospitalizados en marzo y abril, durante el pico temprano de la pandemia. La investigación concluyó que el aumento probablemente estaba relacionado con el “estrés psicológico, social y económico” causado por la pandemia, que incluye “cuarentena impuesta, falta de interacción social, reglas estrictas de distanciamiento físico y sus consecuencias económicas en la vida de las personas”.
“La pandemia ha creado un entorno paralelo que no es saludable”, aseguró el Dr. Ankur Kalra, el cardiólogo que dirigió el estudio. “El distanciamiento emocional no es saludable. El impacto económico no es saludable. Lo hemos visto como un aumento en las muertes sin coronavirus, y nuestro estudio dice que la miocardiopatía por estrés ha aumentado debido al estrés que ha creado la pandemia”.
La nueva investigación no examinó si había alguna conexión entre el síndrome del corazón roto y el estrés de tener coronavirus, o ver a un familiar sufrir la enfermedad. Los pacientes en el estudio fueron evaluados para covid-19 y ninguna de sus pruebas resultó positiva.
Las autoridades de salud pública en EE.UU. y en el extranjero han dado la alarma sobre el impacto del coronavirus en la salud mental, prestando especial atención al aislamiento de la vida con aislamiento social.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo en mayo: “el impacto de la pandemia en la salud mental de las personas ya es extremadamente preocupante”.
“Nuestro trabajo da crédito a los otros riesgos para la salud que la pandemia ha creado”, afirmó Kalra.
El nuevo estudio no encontró ningún cambio significativo en la tasa de mortalidad entre pacientes pre-pandémicos y aquellos que fueron hospitalizados en marzo y abril de este año, según los investigadores.

Límites a la investigación

Los investigadores solo revisaron los registros médicos de pacientes en el noreste de Ohio, y dijeron que se necesita más trabajo para determinar si estos hallazgos son ciertos en otras partes del país; los investigadores también dijeron que valdría la pena explorar la relación directa entre el covid-19 y el síndrome del corazón roto, que no fue parte de este estudio.
Un experto en el síndrome del corazón roto, formalmente conocido como síndrome de Takotsubo, planteó preguntas sobre la metodología del nuevo estudio y señaló oportunidades para posibles sesgos.
“Puede que tengan toda la razón. No me opongo a la hipótesis. Objeto los métodos estadísticos”, dijo el Dr. John Horowitz, profesor emérito de cardiología en la Universidad de Adelaide en Australia, que ha publicado más de 20 documentos revisados por pares (papers) sobre Takotsubo.
Los investigadores solo estudiaron a pacientes que recibieron un cateterismo cardíaco, un procedimiento mínimamente invasivo que se realiza comúnmente para buscar obstrucciones en las arterias del corazón. Observar solo esta porción de pacientes podría conducir a sesgos en la muestra, dijo Horowitz, porque podría excluir a los pacientes mayores y enfermos del estudio, ya que es menos probable que se sometan a un cateterismo.
“Es bien sabido que con frecuencia los pacientes tienen el síndrome de Takotsubo en momentos de estrés extremo o durante desastres naturales”, indicó Horowitz. “Pero hay problemas con la forma en que se diseñó el estudio. No creo que todos estos casos sean Takotsubo. Es tan simple como eso”.