lunes, 11 de enero de 2021

El COVID-19 grave tiene una relación con los telómeros cortos


MADRID.- Los pacientes con COVID-19 grave tienen telómeros (extremos de los cromosomas) "significativamente" más cortos, según un estudio en España del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que apunta a la posible utilidad de una terapia en estudio para personas con lesiones pulmonares tras la enfermedad.

Los telómeros son estructuras que protegen los cromosomas, dentro de cada célula, y su longitud es un indicador de envejecimiento. Durante toda la vida las células se dividen constantemente para regenerar los tejidos y, cuando ya no lo hacen porque los telómeros son demasiado cortos, el organismo envejece.

El trabajo, que se realizó con muestras de 89 pacientes ingresados en el Hospital de Campaña Covid-IFEMA de Madrid, ha sido publicado en la revista Aging.

La directora del CNIO, María Blasco, que ha liderado el estudio, dice que no se sabe si los pacientes ya tenían los telómeros más cortos o el virus causa el acortamiento.

Lo que demuestra la investigación -indica- "es que hay una correlación estadística entre tener los telómeros más cortos en el momento de la enfermedad y la severidad de esta".

La hipótesis, según Blasco, es que los pacientes con telómeros cortos antes de la infección son los que van a desarrollar los síntomas más severos.

Ello se debe a que "el virus va a forzar a que se reparen los daños que produce y eso implica que las células se tengan que multiplicar más veces de lo normal, y eso 'agotaría' los telómeros de aquellos pacientes que los tenían ya más cortos de entrada".

Blasco ya estaba poniendo a punto una terapia, basada en la activación de la enzima telomerasa, para regenerar el tejido pulmonar en pacientes de fibrosis y cree que este tratamiento, que tardaría al menos un año y medio en estar disponible, podría ayudar a quienes siguen con lesiones pulmonares tras superar el COVID-19.

En la fibrosis pulmonar el tejido desarrolla cicatrices y se vuelve rígido, lo que provoca una pérdida progresiva de la capacidad respiratoria. Una causa es el daño en los telómeros de las células que deben regenerar ese tejido, los neumocitos alveolares tipo II, precisamente las células a las que infecta el SARS-CoV-2 en los pulmones.

"Cuando leí que en COVID-19 estaban implicados los neumocitos alveolares tipo II, enseguida pensé que los telómeros podían tener un papel", señala Blasco en un comunicado del CNIO.

Los pacientes de mayor edad son los que suelen sufrir un COVID-19 más grave y por sus años, al igual que en la población general, la longitud media de los telómeros es más corta.

Sin embargo, lo "más relevante" y que "no era previsible" es que también resultaran más cortos en los enfermos más graves "independientemente de la edad, en comparación con aquellos con patología leve".

Estos datos apuntan a que "uno de los marcadores del envejecimiento, como es la presencia de telómeros cortos, puede tener un papel en la gravedad de la enfermedad", destacan los investigadores.

El equipo pretende ahora demostrar una relación causal entre menor longitud telomérica y secuelas pulmonares de el COVID-19, explica el CNIO.

Para ello, infectarán con el SARS-CoV-2 a ratones con telómeros cortos e incapaces de producir telomerasa, una enzima sin la que estos no pueden ser reparados y, por lo tanto, no se puede realizar la regeneración de tejido pulmonar.

Si la hipótesis del grupo de Blasco es correcta, los ratones sin telomerasa y telómeros cortos deberían desarrollar fibrosis pulmonar de manera más grave que los otros.

La confirmación de que los telómeros cortos dificultan la recuperación de los pacientes graves abriría la puerta a nuevas estrategias de tratamiento, como una terapia basada en la activación de la telomerasa.

Esta terapia consiste, detalla Blasco, en "introducir el gen que codifica por la telomerasa en células alveolares tipo II del pulmón, lo que haría que se produzca telomerasa en estas células y que se alarguen los telómeros de estas células, aumentando su capacidad de regenerar el pulmón".

Por el momento, "ha sido probada en modelos de fibrosis pulmonar asociada a telómeros cortos en ratones y ha funcionado" y ahora -agrega- se están desarrollando los medicamentos de terapia génica para humanos.

Un estudio revela que hay inmunidad frente a la Covid-19 más allá de los anticuerpos

 NUEVA YORK.- Pese a que los estudios de seroprevalencia arrojan desesperanzadores datos acerca del nivel de inmunidad que existe contra el coronavirus, un estudio reciente revela que el otro gran proveedor de inmunidad, los linfocitos B, tienen efectividad ocho meses después.

Tal y como recoge Science, los linfocitos B son las células que fabrican anticuerpos y proteínas. Estas células deben ser activadas por los linfocitos T (CD4+). En el proceso de activación frente a un nuevo patógeno, hacen falta siete días para iniciar la respuesta inmune de esta manera.

El problema es que recibimos cientos de miles de patógenos cada año, por lo que no es viable que este mecanismo se ponga en marcha una y otra vez. El sistema inmunitario debe decidir entonces qué patógenos requieren la presencia permanente de anticuerpos en el torrente sanguíneo.

En el caso del coronavirus, el sistema inmunitario decide que no es necesario conservar 'movilizadas' las defensas contra él.

Pero por suerte, existe un subtipo de los linfocitos B que reconocen viejas amenazas y generan una respuesta inmunitaria rápidamente.

Un equipo de investigadores australianos ha concluido que en el caso del coronavirus, las células B de memoria fueron aumentando significativamente hasta, al menos, los 150 días. 

Por ello, los expertos dicen que existe "una memoria inmunitaria a largo plazo después de una infección o vacunación contra la Covid-19".