Investigadores de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Stanford (Estados Unidos) han descubierto una nueva
manera de diseñar las células claves del sistema inmunológico para que
sean resistentes a la infección por el VIH, el virus que causa el sida,
según un nuevo estudio publicado en 'Molecular Therapy'. La
investigación describe el uso de un tipo de tijeras moleculares que
cortan y pegan una serie de genes resistentes al VIH en las células T,
las células inmunes especializadas dirigidas al virus del sida.
El genoma editado se realizó en un gen que el virus utiliza para
conseguir entrar en la célula. Al desactivar un gen receptor e insertar
otros genes anti-VIH, el virus bloquea la entrada de las células, lo que
le impide destruir el sistema inmunológico, dijo Matthew Porteus,
profesor asociado de Pediatría de la Universidad de Stanford y
hematólogo y oncólogo pediátrico en el Hospital de Niños Lucile Packard.
"Inactivamos uno de los receptores que utiliza el VIH para entrar y
añadimos nuevos genes para proteger contra el VIH, por lo que tenemos
varios niveles de protección, lo que llamamos apilamiento", explicó
Porteus, investigador principal del estudio. A su juicio, se puede usar
esta estrategia para hacer que las células resistentes a los dos tipos
principales de VIH.
En este sentido, añadió que el nuevo enfoque, una forma de terapia
génica a medida, podrían acabar por sustituir el tratamiento
farmacológico, en el que los pacientes tienen que tomar varios
medicamentos diariamente para mantener el virus bajo control y prevenir
las infecciones potencialmente mortales provocadas por el sida.
"Proporcionar a una persona infectada con células T resistentes no
curaría la infección viral. Sin embargo, se les proporcionaría un
conjunto protector de células T para mantener a raya el colapso inmune
que normalmente da lugar al sida", afirmó Sara Sawyer, profesora
asistente de Genética Molecular y Microbiología de la Universidad de
Texas en Austin (Estados Unidos) y coautora del estudio.
Uno de los grandes retos en el tratamiento del sida es que el
virus muta, por lo que los pacientes deben ser tratados con un cóctel de
drogas, conocido como terapia antirretroviral de gran actividad o
TARGA. Los investigadores fueron capaces de sortear el problema con un
nuevo ataque en varios frentes genéticos que bloquean el VIH y esperan
imitar el tratamiento a través de la manipulación genética.
El virus entra en las células T típicamente por engancharse a una
de las dos proteínas de superficie conocidas como CCR5 y CXCR4. Algunas
de las últimas drogas ahora se utilizan en el tratamiento trabajan para
interferir la actividad de estos receptores y hay un pequeño número de
personas portadoras de una mutación en CCR5 que los hace naturalmente
resistentes al VIH. Así, una paciente con leucemia y sida, ahora
conocida como la paciente de Berlín, fue curada del VIH al recibir un
trasplante de médula ósea de un donante que tenía el gen resistente a
CCR5.
Científicos de Sangamo BioSciences en Richmond, California
(Estados Unidos), han desarrollado una técnica que utiliza una proteína
que reconoce y se une al gen del receptor CCR5, genéticamente modificado
para imitar la versión naturalmente resistente. Para ello, se usa una
nucleasa dedos de zinc, una proteína que puede dividir piezas de ADN,
para inactivar eficazmente el gen del receptor y la compañía está
probando sus genes CCR5 resistentes en ensayos en fase 1 y 2 en
pacientes de sida de la Universidad norteamericana de Pennsylvania.
Los investigadores de Stanford utilizaron un enfoque similar, pero
con un toque añadido: la misma nucleasa desde cero en una sección no
dañada de ADN del receptor CCR5. Según explicó Porteus, se creó una
ruptura en la secuencia y en mediante edición genética se pegó en tres
genes conocidos para conferir resistencia al VIH y esta incorporación de
los tres genes de resistencia ayudó a proteger a las células de la
entrada del VIH a través tanto de CCR5 como de CXCR4. La desactivación
del gen CCR5 por la nucleasa y la adición de los genes anti-VIH crearon
varias capas de protección.
El bloqueo de la infección por VIH a través de tanto de CCR5 como
de CXCR4 es importante, según Porteus, ya que no se ha logrado
anteriormente a través de la edición por genoma. Para probar las
capacidades de las células T protectoras, los científicos han creado
versiones en las que insertan una, dos y tres genes y luego se exponen a
las células T al VIH.
Estas células trillizas tenían una protección de más de 1.200
veces contra el VIH que el receptor CCR5 y más de 1.700 veces más que el
receptor CXCR4, informaron los investigadores. Las células T que no
habían sido alteradas sucumbieron a la infección a los 25 días.
Entre las posibles desventajas de esta estrategia, Porteus señala
que, si bien la nucleasa está diseñada para crear una ruptura en un solo
lugar, posiblemente podría causar una ruptura en otro lugar, lo que
llevaría al cáncer o una aberración de otra célula, además de que existe
la posibilidad de que las células no toleren el cambio genético.
Sin embargo, cree que ambos problemas son técnicamente superables,
por lo que apuesta por probar la estrategia en las células T
procedentes de pacientes de sida y luego pasar a la experimentación
animal. Así, este investigador espera comenzar los ensayos clínicos
dentro de tres a cinco años y confía en poder adaptar estas técnicas
para luchar contra otras enfermedades, como la anemia de células
falciformes.