martes, 7 de abril de 2015

Incorporar la práctica deportiva facilita llegar a la madurez en la mejor condición física posible

MADRID.- La inactividad física es la causa principal de aproximadamente un 21-25 por ciento de los cánceres de mama y de colon, del 27 por ciento de los casos de diabetes y aproximadamente del 30 por ciento de la carga de cardiopatía isquémica, según los datos de la Organización Mundial de la Salud.

El coordinador de la Unidad de Medicina Deportiva del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, el doctor Álvaro Herrera, ofrece una serie de consejos para realizar ejercicio con seguridad a partir de los 35 años:
1. Realizar un reconocimiento médico-deportivo previo. Además, es conveniente hacerlo con una amplitud adecuada a la actividad a realizar. En esos reconocimientos se puede consultar con el médico cuál es el tipo de actividad física o deporte más adecuado para cada uno.
2. Es importante realizar revisiones odontológicas regulares para constatar una buena salud bucal.
3. Hay que contar con un equipamiento deportivo adecuado, cómodo, seguro y de calidad.
4. Cuidar la alimentación y la hidratación, ya que han de ser adecuadas a la actividad que se realice.
5. Progresividad en la intensidad, duración y frecuencia. Hay que combinar actividades de impacto y actividades de bajo impacto. Además, hay que recordar que la constancia y la regularidad reportarán mayores beneficios.
6. Al inicio es importante realizar un calentamiento global y específico del deporte a practicar, y al finalizar es fundamental los estiramientos para prevenir lesiones de todos los grupos musculares importantes, sea cual sea el tipo de deporte.
7. Evitar actividades físicas en condiciones de elevado calor, sobre todo si la humedad es alta, o hay frío intenso.
8. No realizar ejercicio durante o en los días posteriores a cuadros infecciosos o febriles.
9. Ante cualquier síntoma anormal hay que cesar la actividad y acudir al médico.
10. No olvidar el asesoramiento cualificado que proporcionan médicos, entrenadores y fisioterapeutas.
Por otro lado, a partir de los 65 años es importante tener en cuenta que el 85 por ciento de la población presenta alguna enfermedad crónica y el 45 por ciento alguna cardiopatía. Además, hay una elevada prevalencia de hipertensión arterial, un alto porcentaje toma algún tipo de medicación y, por último, en muchos casos existen antecedentes de alguna patología.
Por eso es conveniente que este grupo de población realice un reconocimiento médico anual, lo más completo posible y adecuado a la persona y el tipo de actividad a realizar; evite la actividad física muy prolongada o intensa; realizar actividades de bajo impacto; evitar deportes de riesgo; practicar actividades físicas o deportivas en grupo para que sean más lúdicas, y tener en cuenta que la actividad física desproporcionada para la edad aumenta los riesgos cardiovasculares.
Incorporar la práctica deportiva facilita llegar a la madurez en la mejor condición física posible. Este hábito puede iniciarse a edades tempranas, a partir de los 6-7 años, ya que "permitirá que los pequeños crezcan sanos desde el punto de vista físico, mental y emocional", ha señalado el doctor Herrera.
De esta forma, los niños que realizan algún tipo de actividad física de manera regular fortalecen su autoestima; aprenden a controlar sus emociones; mejoran su desarrollo psico-motor, la coordinación y sus habilidades sociales; favorecen el rendimiento académico; mejoran su conciencia corporal y su cuidado, y desarrollan un sistema músculo-esquelético más fuerte, aumentando la elasticidad de los tejidos y permitiendo un crecimiento más saludable.
Además, la práctica deportiva en los más pequeños también hace que mantengan mejor su peso corporal, previniendo la obesidad; mejoran la calidad del sueño; disminuyen el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo II, HTA y otros factores de riesgo cardio-vascular, y favorece el que no se inicien en hábitos tóxicos, como el tabaquismo.
Por último, el doctor Herrera, ha señalado que incrementar la actividad física en la madurez reporta beneficios como:

1. Mejorar la calidad de vida, tanto desde el punto de vista físico como psíquico.
2. Ayudar a mejorar la alimentación, mantener un peso adecuado y prevenir la obesidad.
3. Favorecer la prevención/eliminación de hábitos tóxicos como el tabaquismo.
4. Reducir las cifras de tensión arterial.
5. Mejorar la ansiedad, la depresión y el estrés.
6. Mejorar la autoestima.
7. Prevenir la elevación de las cifras de glucosa y reducir la necesidad de insulina en los diabéticos.
8. Aumentar los niveles de colesterol HDL (bueno) y reducir las cifras de colesterol LDL (malo) y triglicéridos.
9. Mejorar la calidad del sueño, la agilidad, los reflejos, la resistencia aeróbica, la fuerza muscular, la velocidad, la movilidad articular, o el sistema inmunológico.
10. Disminuir el riesgo de padecer osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y demencias seniles.

El cerebro y el corazón se comunican antes de la muerte

NUEVA YORK.- La conexión del corazón y el cerebro supone un reto de futuro, sobre todo en los que tiene que ver con la prevención de enfermedades. Esta relación esta siendo estudiada por investigadores norteamericanos que han descubierto que en los momentos justo antes de la muerte, se cree que hay una desaceleración de los sistemas del cuerpo a medida que el corazón deja de latir y termina el flujo sanguíneo.

Un nuevo estudio de expertos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, Estados Unidos, revela una tormenta de actividad cerebral que entra en erupción a medida que el corazón se deteriora y juega un papel desestabilizador sorprendente en la función del corazón.
"A pesar de la pérdida de la conciencia y la ausencia de signos de vida, internamente el cerebro muestra una actividad mantenida y organizada y una mayor comunicación con el corazón, que se puede interpretar como un esfuerzo por salvar el corazón", dice el autor principal del estudio, Jimo Borjigin, profesor asociado de Neurología y profesor asociado de Fisiología Molecular e Integrativa.
Sin embargo, la señalización del cerebro cercana a la muerte puede, de hecho, acelerar la muerte cardiaca, según el estudio publicado esta semana en la edición temprana de 'Proceedings of the National Academy of Sciences'
Los autores, expertos en ingeniería, neurociencia, fisiología, cardiología, química y farmacología, observaron el mecanismo por el cual el corazón de una persona sana deja de funcionar a los pocos minutos sin oxígeno.
Aunque la investigación en animales examinó el paro cardiaco inducido por asfixia, la muerte cardiaca súbita también puede seguir a arritmias cardiacas fatales, ictus isquémico, lesión cerebral traumática, hemorragia cerebral y epilepsia.
Para el estudio, realizado en ratas, los científicos analizaron el corazón y el cerebro durante la asfixia experimental y documentaron una liberación inmediata de más de una docena de neuroquímicos, junto con una activación de la conectividad del cerebro y el corazón.
Después de una fuerte caída de la frecuencia cardiaca, las señales cerebrales se sincronizan fuertemente con el ritmo cardiaco, como se visualizó latido a latido utilizando una nueva tecnología desarrollada en el laboratorio de Borjigin llamado electrocardiomatriz.
Según el estudio, bloquear el derrame cerebral retrasó significativamente la fibrilación ventricular, en el que las cámaras inferiores del corazón tiemblan y el corazón no puede bombear sangre y se considera la alteración más grave del ritmo cardiaco. "La investigación sugiere que el bloqueo farmacológico de las conexiones eléctricas del cerebro al corazón durante el paro cardiaco puede mejorar las posibilidades de supervivencia en pacientes con paro cardiaco", adelanta Borjigin.
En trabajos anteriores, Borjigin y sus colegas demostraron una significativa activación organizada del cerebro en los animales sometidos a un paro cardiaco. Este nuevo estudio proporciona una base neuroquímica sobre el aumento de la actividad cerebral y una conectividad de cerebro y corazón que puede ser un objetivo para alargar la actividad cerebral detectable.

jueves, 2 de abril de 2015

No dormir las horas necesarias puede traer consecuencias negativas para nuestra salud

MADRID.- Dormir es una de las acciones más placenteras de las que disfruta el ser humano. Pasamos cerca de un tercio de nuestra vida durmiendo y, todos sabemos que buena parte de nuestra salud depende de la calidad del sueño. 

Sin embargo, a pesar de conocer este dato, pocas personas dan prioridad a disfrutar de un buen descanso. Además, para complicar más las cosas, los estimulantes, las bebidas energéticas o los dispositivos electrónicos interfieren en nuestro ritmo cardiaco y, por lo tanto, en la fase de sueño.

Pero, ¿Cuántas horas hay que dormir para tener un buen descanso? Para responder a esta pregunta, un equipo de expertos en sueño de la National Sleep Foundation se ha puesto manos a la obra y ha elaborado un estudio en donde se indican las necesidades de sueño según la edad:

- Recién nacidos (0-3 meses): el estudio recomienda que duerman entre 14-17 horas cada día y no se aconseja dormir más de 18 horas.
- Bebés (4-11 meses): lo ideal es que duerman entre 12-15 horas. Nunca deben dormir más de 16 o 18 horas.
- Niños entre 1 y 2 años: Deben dormir entre 11 y 14 horas. No es recomendable que duerman menos de 9 horas y más de 15 o 16.
- Niños en edad preescolar (3-5): lo adecuado es que duerman entre 10 y 13 horas. Dormir menos de 7 horas y más de 12 no es aconsejable.
- Niños en edad escolar (6-13): lo recomendable sería dormir entre 9 y 11 horas. Nunca menos de 7 ni más de 12.
- Adolescentes (14-17): Lo ideal es dormir entre 8 y 10 horas. No es aconsejable dormir menos de 7 ni más de 11.
- Adultos jóvenes (18 a 25): el estudio recomienda dormir entre 7-9 horas. Nunca menos de 6 ni más de 11.
- Adultos (26-64): el estudio revela que lo ideal es dormir entre 7 y 9 horas. Menos de 6 o más de 10 no es aconsejable.
- Mayores de 65 años: lo ideal es descansar entre 7-8 horas al día. El estudio desaconseja dormir menos de 5-6 horas o más de 9.
Los expertos, no obstante, matizan que no se puede precisar una cantidad exacta de horas de sueño ya que cada individuo es diferente. Aconsejan poner atención a las necesidades individuales y, para ello, proponen una serie de preguntas que debemos hacernos:
- ¿Te sientes productivo, sano y feliz con siete horas de sueño o necesitas al menos nueve para estar en marcha?
- ¿Padeces alguna enfermedad?
- ¿Tienes problemas para dormir?
- ¿Necesitas cafeína para afrontar bien el día?
- ¿Sientes sueño cuando conduces?
Si se responde de manera positiva en alguna o varias de ellas, no debemos descartar pedir ayuda profesional para lograr una buena calidad de sueño.

Consejos para mejorar el sueño

  • Ceñirse a un horario de sueño, incluso los fines de semana.
  • Practicar una rutina para dormir relajado.
  • Evaluar si el dormitorio cumple las condiciones ideales para el sueño (temperatura, sonido, luz)
  • Dormir en un colchón y unas almohadas cómodos.
  • Reducir el consumo de alcohol y cafeína
  • Apagar los aparatos electrónicos antes de acostarse.

miércoles, 1 de abril de 2015

Descubren un mecanismo celular que propicia la metástasis en los cánceres

Científicos del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han descubierto un nuevo mecanismo de comunicación física celular que propicia la metástasis en los cánceres, lo que abre la posibilidad a desarrollar algún tratamiento para atajar la extensión de los tumores.

El descubrimiento ha sido presentado hoy en rueda de prensa por el científico e investigador principal, Xavier Trepat, y por el director del IBEC, Josep Samitier.
Según ha explicado Trepat, a diferencia de numerosos mecanismos descritos hasta ahora y basados en procesos bioquímicos, el nuevo hallazgo se fundamenta en un proceso físico de fuerzas entre células.
El investigador ha recordado que la comunicación entre las células es clave para el funcionamiento coordinado de los órganos del cuerpo, por tanto, la pérdida de esta comunicación es uno de los aspectos característicos de distintas enfermedades como el cáncer o las patologías inflamatorias crónicas.
Tradicionalmente, la pérdida de comunicación entre células había sido entendida como una alteración de señales puramente bioquímicas, como las hormonas.
Sin embargo, el equipo de investigación, dirigido por Xavier Trepat, ha puesto en cuestión la visión tradicional y ha trabajado con la idea de que la comunicación física entre células es tan importante como la química.
En su investigación, publicada en la revista "Nature Cell Biology" y financiada por la Obra Social La Caixa, los científicos han identificado las moléculas involucradas en la comunicación física celular, algunas de las cuales han visto que están alteradas en varios tipos de cánceres, lo que, según Trepat, abre nuevas posibilidades para el control de la metástasis.
"El descubrimiento ha sido posible gracias a la combinación de nanotecnología, matemáticas y biología molecular, y supone una revolución porque es la primera vez que se trata de entender cómo funciona la metástasis desde el punto de vista de la física y de la bioquímica a la vez", ha explicado Trepat.
Para identificar las proteínas responsables de la comunicación, el grupo de científicos ha desarrollado nuevas estrategias experimentales combinando biología molecular, nanotecnología y modelos matemáticas.
A través de las leyes físicas de fuerzas, los científicos han localizado dos moléculas, la 'E-cadherina' y 'P-cadherina', que están presentes en el cáncer de mama más agresivo, y han descubierto que ayudan a las células cancerosas a avanzar y acaparar nuevos tejidos.
"Estas moléculas actúan como sensores y les dan a las células la capacidad de controlar la velocidad y la distancia de su movimiento", elemento clave para la metástasis, ha explicado Trepat.
El grupo de científicos han utilizado células epitaliales de mama para su investigación, aunque Trepat ha declarado que "la mayoría de cánceres epiteliales seguramente seguirán el mismo funcionamiento físico".
Además, el científico ha explicado que el descubrimiento basado en leyes físicas "puede tener muchas aplicaciones más allá del cáncer, como el alzhéimer y muchas enfermedades inflamatorias crónicas". Y ha concluido en que "la física tiene la misma importancia que la química en estos procesos".