Un nuevo estudio, realizado por investigadores
del Albert Einstein College of Medicine, de la Universidad de Yeshiva
(Estados Unidos), sugiere que las mujeres con VIH pueden beneficiarse de
nuevos métodos para detectar el cáncer de cuello de útero, que reduzcan
la frecuencia de pruebas más invasivas. Los resultados del estudio han
sido publicados en 'JAMA', en un número temático sobre el VIH.
El autor principal Howard Strickler, profesor de Epidemiología y
Salud de la Población, en el Albert Einstein College of Medicine, ha
presentado la nueva investigación, publicada en 'JAMA', en la
Conferencia Internacional sobre el SIDA.
En comparación con la población en general, las mujeres con VIH
tienen un riesgo elevado de cáncer de cuello de útero y, por lo tanto,
son sometidas a pruebas de detección con más frecuencia. Estas pruebas
suponen una carga para las pacientes con VIH, y para el sistema de
salud, debido a las frecuentes biopsias -que, a menudo, no revelan
enfermedades clínicamente relevantes.
En 2009, 1,2 millones de personas mayores de 13 años vivían con el
VIH en los Estados Unidos, según los Centros para el Control y
Prevención de Enfermedades -las mujeres representan aproximadamente una
cuarta parte de las personas infectadas.
En marzo de 2012, los Centros para el Control y Prevención de
Enfermedades revisaron sus directrices sobre el cribado del cáncer de
cuello uterino dirigidas las mujeres sin VIH, mayores de 30 años,
sugiriendo que se realice el cribado una vez cada cinco años, siempre
que tengan una prueba de Papanicolaou normal, y un resultado negativo en
la prueba del virus del papiloma humano (VPH) -el principal responsable
del cáncer de cuello uterino. La prueba de Papanicolaou detecta cambios
cancerosos o precancerosos en el revestimiento del cuello uterino, y la
prueba del VPH detecta el cáncer asociado a los virus.
Sin embargo, estas directrices no han actualizado las
recomendaciones de cribado para las mujeres con VIH. Así, las
recomendaciones actuales para estas mujeres incluyen dos pruebas de
Papanicolaou, a intervalos de seis meses, en el primer año tras el
diagnóstico del VIH y, si es normal, una prueba al año. Sin embargo, no
se recomienda la prueba del VPH a estas pacientes.
Ahora, el presente estudio ha examinado si las pruebas invasivas
para detectar el cáncer cervical podrían reducirse en las mujeres con
VIH con una prueba de Papanicolaou normal, y un resultado negativo en la
prueba del VPH. Los investigadores creen que, en estos casos, el riesgo
de lesiones precancerosas o cáncer cervical será muy bajo durante
varios años, independientemente del estado del VIH.
El estudio analizó datos de 420 mujeres con VIH, y 279 sin VIH,
inscritas en el Estudio Interinstitucional del VIH en la Mujer -el mayor
estudio prospectivo sobre mujeres con VIH en Estados Unidos. Al inicio
de la investigación, las mujeres presentaban una prueba de Papanicolaou
normal, y resultados negativos de los tipos de cáncer relacionados con
el VPH. Las tasas de las lesiones precancerosas y de cáncer de cuello
uterino, en las participantes, se midieron después de tres y cinco años
de seguimiento.
Según los resultados, la incidencia de lesiones precancerosas de
cuello uterino era similar en las mujeres con VIH, y en las mujeres sin
VIH. Por otro lado, no se detectaron casos de cáncer de cuello uterino
en ninguno de los grupos.
Según la coautora Marla Keller, profesora de Medicina y
Obstetricia en el Albert Einstein College of Medicine, estos datos
plantean la posibilidad de que las pruebas del VPH y Papanicolaou puedan
ser utilizadas para reducir el número de biopsias innecesarias, en
mujeres con VIH.