domingo, 21 de julio de 2013

El verano reduce el dolor de la articulación en pacientes con artrosis

La artrosis es una patología crónica que afecta a más de siete millones de pacientes en España, inicialmente el cambio de estación sobre el desarrollo de la enfermedad no tiene repercusiones, sin embargo puede tener consecuencias negativas, ya que se ha comprobado que estos pacientes suelen reducir la adherencia al tratamiento; y positivas, puesto que el calor afecta a la inflamación reduciendo el dolor de la articulación. 

   "El calor en la artrosis, en determinadas circunstancias, puede ser beneficioso; se puede decir que el verano es beneficioso para las complicaciones articulares. Con el frío, en invierno, las personas con artrosis están infinitamente peor", según ha explicado la presidenta de la delegación madrileña de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la doctora Carmen Valdés.
   Valdés, que admite que es en esta época cuando los médicos de Atención Primaria reciben menos quejas de estos pacientes por el estado de su enfermedad, recomienda a los artrósicos aprovechar las buenas temperaturas estivales para pasear, y, en el caso de ir a la playa, sobre todo para recorrer la orilla, siempre a un ritmo adecuado pero sin excesos.
   Lo contrario sería contraproducente ya que, ante una enfermedad crónica articular degenerativa como la artrosis, la persona "no se puede ponerse a hacer caminatas".
   En caso de sumergirse en el mar, aconseja tener precaución con los desniveles del fondo, que "no favorece para nada la articulación"; sin embargo recomienda nadar porque "favorecer muchísimo la agilidad articular", solo hay que tener cuidado con que el agua no esté muy fría y con la humedad, por esto último recomienda secarse bien tras salir del baño.
Por lo demás, destaca que el pacientes seguirá viéndose afectado por los síntomas de la enfermedad (dolor y falta de funcionalidad de la articulación), sobre todo "cuando se pasa del reposo a la movilización".
   De cara a las vacaciones, Valdés aconseja a estos pacientes hidratarse y comer poco, ya que "se tiene tendencia a tener una vida sedentaria en esta época", asimismo reitera que es indispensable caminar "a buen paso, por superficie llana y calzado cómodo, con un poco de tacón mejor que el zapato plano", y, evidentemente, perder peso que "ayudará al paciente a estar más ágil y a tener más movilidad".
   El lado negativo del verano, destaca la experta, es que aumenta la falta de adherencia al tratamiento. Actualmente, se sabe que más de la mitad de los pacientes con artrosis, al menos entre el 60 y el 65 por ciento, ponen en riesgo la buena evolución de su enfermedad al no cumplir la adherencia al tratamiento.
   Este porcentaje se ve aumentado en esta época, algo que para Valdés habría que evitar, ya que "una persona que tiene un tratamiento pautado con Sysadoa no debería dejar el tratamiento aunque no le duela, quizá puede reducir el numero de analgésicos pero no un tratamiento que lo que hace es regenerar el tejido articular"; sin embargo, se lamenta de que ésta sea una contaste en gran parte de los tratamientos crónicos.  
   En cuanto a las pautas que deben de seguir estos pacientes para no dejar el tratamientos, destaca "mantener el régimen terapéutico que siguen en su vida el resto del año", por eso "si están acostumbrados a tomar sus tratamientos en la comida o en el desayuno sigan esa pauta, "independientemente de que se vayan a la playa o a la montaña".
   "La falta de adherencia terapéutica es uno de los mayores fracasos en las enfermedades crónicas; compramos medicamentos, no los usamos, no los tomamos, como consecuencia de ello gastamos y no nos curamos", ha advertido.

Los trabajadores en turno de noche podrían tener más facilidad para desarrollar diabetes

Los trabajadores en turno de noche podrían tener "más facilidad" para desarrollar diabetes, según ha asegurado la neuróloga especialista de la Unidad del Sueño de la Clínica La Luz, de Madrid, la doctora Isabel Villalibre.

   A su juicio, desempeñar una actividad profesional durante la noche y, por lo tanto, dormir en horario matinal podría provocar en el trabajador "peor control del metabolismo del azúcar" y hacer que pueda "desarrollar diabetes con mas facilidad". Para ella, esta situación "al final se traduce en una privación crónica de sueño".
   Además, la experta, que sostiene que, estas "personas pueden tener más tendencia al sobrepeso", señala que también podrían sufrir "molestias gastrointestinales, somnolencia diurna, cansancio, irritabilidad o falta de concentración". Por ello, manifiesta que son consecuencias de salud "a tener en cuenta".
   Todas estas circunstancias se producen porque los trabajadores nocturnos "tienen más dificultades para iniciar el sueño en la mañana y duermen menos cantidad de horas", lo que provoca que no haya "una recuperación", explica Villalibre. A ello se une el hecho de que ese descanso "se ve interrumpido por pequeños despertares", añade.
   Según aporta la experta, estos efectos son aún más acusados "a partir de los 50 años", y es que "los jóvenes se adaptan mejor". De cualquier forma, indica que se pueden realizar ciertas acciones para mitigar las consecuencias.
   Así, señala que, en el ambiente laboral, "lo ideal es intentar tener la máxima luminosidad posible para que la melatonina, que es la principal hormona que induce el sueño, este muy inhibida". Tras ello, apuesta por salir de las instalaciones laborales con gafas de sol, las cuales permitan estar en un ambiente un poco más oscuro "para que la melatonina vaya subiendo".
   No obstante, afirma que antes de esta última medida es preciso desayunar en el mismo lugar de trabajo y de manera no copiosa "para que dé tiempo a la digestión hasta que se llegue a casa y la persona se acueste". Además, esto es preciso para mantener los horarios de comida "y llevarlos acompasados con el sueño", declara.
   Villalibre considera necesario que el trabajador coma cuando se levante, ya que el almuerzo es para estas personas "la comida más importante del día", a diferencia del resto de la población donde es el desayuno el que cobra mayor protagonismo.
   De cualquier forma, el profesional del turno de noche no suele dormir más de siete horas, por lo que lo hace "dos horas menos de lo normal y necesario", asegura. La explicación a ello la encuentra en que "ni los ciclos de temperatura, ni de cortisol favorecen que el sueño se prolongue".
   Unido a ello se encuentran los factores externos al sueño y de ruido, los cuales "no lo permiten", ya que "la ciudad está viviendo cuando quieren dormir", explica al tiempo que subraya que también se duerme menos "para compensar con la vida social".
   En relación a los problemas para conciliar el sueño, Villalibre sostiene que "sí que puede estar indicada la toma de hipnóticos", aunque lo mejor es solucionarlo con métodos más naturales, como la valeriana. Por contra, indica que la ingesta de estimulantes para mantenerse despiertos en la actividad laboral "ha estado hasta ahora más controvertida", a pesar de que existen algunos trabajos que ya empiezan a aconsejar su consumo.
   Otro aspecto que se ve perjudicado por estos hábitos distintos a los tradicionales es la eficiencia, y es que la privación crónica de sueño "va arrastrando una disminución en la concentración, sobre todo, en la capacidad de reacción rápida". Por ello, se muestra partidaria de "tener descanso entre los días de trabajo".
   Por último, asegura que existen personas, como las que tienen patologías cardiovasculares, que no pueden desarrollar su profesión durante la noche, ya que necesitan "mantener un horario de sueño más o menos regularizado".
   A éstas se adhieren las que ven empeorada su calidad de vida ostensiblemente a pesar de no padecer ninguna patología. De hecho, concluye que, a veces, la capacidad para poder descansar, una vez que termina el periodo de vida laboral, también se ve influido, ya que "a la mayoría les cuesta volver a adaptarse".